viernes, 4 de marzo de 2011

ESPEJITO, ESPEJITO... 2 PARTE

La mujer que teme a Jehová, esa será alabada. (Proverbios 31:30).

Si del espejito del cuento de Blancanieves aprendimos la importancia de tener un concepto equilibrado de nosotras mismas, y de apreciar la belleza física con la que nos ha creado el Señor, el espejo de hoy nos mostrará la importancia del reflejo de lo que hay en nuestro corazón.
Somos seres sociales, y eso implica que deseamos ser aceptadas por los demás y sentirnos integradas en la sociedad en que vivimos. Muchas personas sufren porque no se sienten aceptadas, porque consideran que el mundo no las valora.
Cuando veo personas que tienen algún delecto tísico marcado pienso en lo difícil que debe de ser enfrentar las miradas indiscretas, los comentarios y hasta las burlas de los demás. Recientemente leí en un periódico la experiencia de una jovencita que sufría un tipo de enanismo y que se superó hasta tal punto que terminó su carrera universitaria con honores. La medicina había sido siempre para ella el sueño que quería hacer realidad, aunque para muchos fuera una utopía por su situación. He ahí la gran diferencia entre centrar la vida en la belleza física o en la espiritual, entre procurar la alabanza humana o la aprobación divina de un corazón dispuesto a seguir adelante superando todos los obstáculos.
Dios desea bendecirte, pero no te bendecirá porque seas guapa, o porque te gastes casi todo tu dinero en cosméticos para disimular tus imperfecciones. Dios te bendecirá cuando tu corazón sea un recipiente dispuesto a dejarse llenar por él y a desbordar de amor. Esto no significa que debamos descuidar nuestra apariencia física, que siempre debe ser limpia y agradable, como corresponde a un representante del reino celestial.
La mujer que teme a Jehová, de cuyo interior brotan luz, amor, sinceridad, pureza y bondad, será bendecida eternamente. Ese es el tipo de bendición al que debemos aspirar. Por lo demás, mantente siempre bella, pero bella de verdad, a través de una sonrisa que transmita felicidad, y no dejando nunca de alimentar la belleza espiritual. Esa belleza hará de ti una persona única y especial aquí en esta tierra y tendrá para ti consecuencias eternas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SIEMBRA Y COSECHA (PARTE 1)

No os unáis enyugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 2 Corintios 6:14.

Hay una ley inexorable que se da en todos los órdenes de la vida, y es la de la siembra y la cosecha. Como consecuencia de una buena siembra se puede disfrutar de la vida y vivir bien, también es posible sembrar mal y ser desdichado e infeliz. Por esta causa es necesario que prestes mucha atención a las decisiones que tomas en cuanto al amor, porque esas decisiones llevadas a la acción serán la siembra para tu vida.
Nélida había tenido algunos noviazgos pasajeros, pero cuando conoció a Augusto todo cambió; se sintió completamente enamorada y dichosa e iniciaron una linda relación. Si bien ella era adventista y él no, al principio creyó que sería fácil conquistarlo para Cristo, pero con el paso del tiempo notó que él no tenía ningún interés en crecer espiritualmente. La madre le habló al corazón a la joven y le señaló que además de no ser un cristiano practicante, Augusto tenía el vicio de fumar y no pensaba abandonarlo.
Teniendo esto en mente, Nélida recurrió a mí. Me planteó la situación que estaba viviendo y me contó que ya había cortado con Augusto. Y después de eso agregó: "Pero ahora estoy confundida. Siento que lo amo con todo mi corazón, y lo extraño muchísimo, pero a la vez sé que no hago bien en seguir con él, porque además de no ser adventista puede arrastrarme a mí a abandonar la iglesia".
Al verla tan dolida, hubiera deseado decirle que volviera con Augusto, pero mi mente recordó las palabras: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos". En su magna sabiduría, el Señor dejó un mandamiento para que evitemos situaciones dolorosas en el presente y en el futuro. Es posible evitar todo este dolor, si al momento de elegir a una persona con quien compartir tu amor, recuerdas que debe tener los mismos principios religiosos que tú tienes.
El enemigo de las almas intentará que ignores este consejo, que te razones que "aunque no ama a Dios, es mejor que muchos de los que están en la iglesia". El caso es que si sigues en tu relación, tu cariño y atención hacia la otra persona irán en aumento. Y entonces ¿qué harás si te propone matrimonio? ¿Qué pasará con tu vida espiritual ahora y en el futuro? ¿Qué ocurrirá con tu salvación? Si tienen hijos ¿desarrollarán fe en Dios o serán incrédulos?
Cuando el Señor te propone unirte con personas de tu misma fe, lo hace pensando en tu futuro, porque sabe que solo así podrás cosechar el fruto del amor y la felicidad para tu hogar. La felicidad conyugal no es una cuestión de azar, es simplemente el resultado de buenas decisiones con la bendición divina.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

EL PROPÓSITO DE LAS PRUEBAS

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6,7.

El vehículo en el que viajamos sube las montañas del Estado de Washington, para después bajar al valle de Yakima. Corremos contra el tiempo.
Mientras devoramos millas en la carretera solitaria, Max nos cuenta las luchas de su vida. El argentino fuerte, de ojos claros, casado con una dominicana que espera el segundo hijo, es un próspero revendedor de autos usados, en la ciudad de Pasco. Llegó a los Estados Unidos hace apenas siete años. Empezó trabajando en los restaurantes McDonald's, ganando siete dólares por hora.
-No veía futuro. No era para eso que había dejado mi país -me dijo, con los ojos fijos en un punto indefinido, recordando detalles de sus dificultades.
-Mis hermanos y yo nos turnábamos para dormir en la única cama que teníamos. ¡Quién podría imaginar que un día llegaríamos a donde llegamos! -completó emocionado.
"Hubo días en los que no teníamos ni para comer", prosiguió. "Recuerdo un día en que teníamos que pagar cuatro mil dólares al banco, o perderíamos todo lo que habíamos alcanzado. Salimos a la calle. Fuimos tocando puertas, ofreciendo un automóvil usado, pero confiando en el Señor. Eran más de las tres de la tarde cuando un hombre nos preguntó: ¿Cuánto quieren?
"Le pedimos cuatro mil quinientos. Después de regatear, lo vendimos por cuatro mil doscientos. Corrimos inmediatamente hacia el banco, y llegamos cinco minutos antes de que el banco cerrara. Al salir, teníamos lágrimas en los ojos. Habíamos pagado la cuenta, y nos sobraban doscientos dólares para comer aquel día. Si para algo sirvieron los momentos difíciles, fue para probar nuestra fe y enseñarnos a confiar en Dios".
Eso es lo que afirma San Pedro. "Si es necesario", seremos afligidos con el propósito de que nuestra fe se vuelva mucho más preciosa que el oro.
Por eso hoy, si todas las cosas te parecen estar de cabeza, recuerda que "si es necesario, tendréis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón