jueves, 10 de diciembre de 2009

DIOS NOS LIBRÓ

EI faraón iba acercándose. Cuando los israelitas se fijaron y vieron a los egipcios pisándoles los talones, sintieron mucho miedo y clamaron al Señor (Éxodo 14: 10).
Cómo actúas tú cuando tienes que enfrentar el desempleo, la quiebra de un negocio, conflictos conyugales, la rebeldía de tus hijos o una enfermedad? En algún momento, todas estamos expuestas, cualquier tipo de situaciones difíciles. Y es que los problemas duelen mas cuando son repentinos. Lo anterior afecta especialmente a las mujeres cristianas, debido a que a veces creemos que, por el hecho de confiar en Dios, estamos exentas de que nos sucedan algunas desgracias.
A veces parece que, como en la época del pueblo de Israel, el enemigo nos pisa los talones y no sabemos qué hacer. Los israelitas estaban acorralados: frente a ellos estaba el mar, a los costados el desierto y detrás venia el ejército más poderoso del mundo. Los egipcios estaban felices y dispuestos a dar a los hebreos un escarmiento ejemplar. Entonces el pueblo clamó al cielo, pidió auxilio y sucedió algo increíble: el mar se abrió y el pueblo de Dios pudo cruzar al otro lado ante el asombro de chicos y grandes. El faraón y su ejército pretendieron seguir la misma ruta que el pueblo de Israel pero entonces el mar retomó su cauce, y Dios desbarató los carros de a caballo y acabó con la tropa mejor pertrechada del momento.
Nuestras quejas y murmuraciones en medio de las pruebas representan falta de fe. Deja de mirar al mundo, a tu antigua esclavitud, no digas: «Nos iba mejor en el mundo, siendo esclavos». Eso no es verdad. Ahora eres libre. Vas rumbo a la tierra prometida. Cualquier problema que tengas hoy no se compara con las dificultades que tenías antes de aceptar la esperanza cristia¬na. Mejor agradece al Señor por sus cuidados hacia ti.
Querido Dios, gracias porque en el pasado nos ayudaste y sabemos que podemos confiar en ti dejando el presente en tus manos.

Patricia Velasco de Aguilar
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

NO SALGAS DE CASA SIN ELLA

Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dada, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. Efesios 6:13.

El paracaidista Ivan McGuire estaba impaciente por llegar al aeropuerto. Él y algunos de sus amigos paracaidistas iban hacer un salto en grupo y estaba ansioso.
Cuando llegó al aeropuerto, Ivan se unió a los otros saltadores mientras comprobaban sus paracaídas. Como él estaba encargado de filmar a la proeza, valiéndose de una cinta adhesiva, fijó a su casco la cámara activada con la voz y siguió a los demás al interior del avión.
Mientras el avión subía a las nubes, los miembros del equipo ensayaban mentalmente el salto. Cuando llegaron a una altitud de 3,200 metros, se alinearon para saltar.
Uno tras otro, sea arrojaron fuera del avión y cruzaron el aire. Ivan iba de último. Encendió la cámara se inclinó hacia delante y dejó que la gravedad tirara de él fuera del avión.
Cuando Ivan se encontró con los otros, ya habían empezado a hacer la formación. Maniobró con el cuerpo hacia la cadena de brazos y se agarró a ella.
Una vez el número estuvo hecho y grabado en la cámara, los saltadores se separaron unos de otros y abrieron sus paracaídas. Ivan buscó la cuerda que abría el suyo. Pero no estaba ahí.
Presa del pánico, dio grandes brazadas en el aire para descubrir que no llevaba paracaídas. Con la excitación por saltar, se había olvidado de lo más importante.
Como Ivan, podemos precipitarnos tanto para empezar el día que nos olvidemos de lo más importante. ¿Cada mañana pasas un tiempo con Jesús? ¿Antes de empezar el día abres una línea directa con el cielo?
La única manera de afrontar con éxitos los desafíos del día es ponernos en manos de Dios. Todos necesitamos su guía y su protección. No salgas de casa sin ella.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

SUJETO A JESÚS TE IRÁ MEJOR

Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. Isaías 40: 31.

Hace un par de años conversaba con un miembro de nuestra iglesia. Me decía: «Creo que si tan solo la iglesia me diera un poco más de libertad, mi progreso sería mayor. Estoy convencido de que las normas y algunas creencias suponen una limitación; dificultan, de hecho, ir más allá de donde me encuentro». Sin duda, no es el único que piensa que ciertas doctrinas le impiden disfrutar de algunos deleites de la vida. He escuchado a algunos decir que el Manual de la Iglesia supone un obstáculo para la realización de cosas que supondrían, según su punto de vista, mayor crecimiento. Y, ¡para qué hablar de la manera en que expresan su opinión acerca de los sabios consejos de Elena G. de White! La gente a menudo teme que la entrega a Jesucristo significa una interminable lista de noes. Algunas personas son vulnerables, sobre todo, a la mentira de que Dios siempre restringirá su creatividad y su desarrollo. Temen que nunca logren alcanzar su pleno potencial si se atan a muchas restricciones religiosas.
Aunque parezca triste, la gran verdad es que ningún ser humano alcanzará su verdadero potencial si no está unido a Jesús. Lo mismo puede decirse de quienes ven en los mandamientos trabas que los privan de realizar todas las cosas que consideran divertidas. Esas personas desconocen que el gozo verdadero y duradero es el resultado de seguir a Jesús y servirlo. ¿Has observado a una cometa volar con el viento? Estoy seguro de que jamás se te ocurriría decir que la cuerda que la sostiene es una carga o que estorbe. La cuerda no está para impedir el funcionamiento de la cometa; de hecho, esta no va a volar a menos que esté asociada a la cuerda. No se puede cortar la cuerda y esperar que la cometa vuele hacia el cielo. Si se corta la cuerda, la cometa se estrellará contra el suelo poco después. La cuerda mantiene la posición de la cometa con respecto al viento, y permite usarlo para su beneficio. Sin el cordel, la cometa estaría a merced de cualquier influencia que pasara por el lugar, y, sin duda, terminaría atrapada en un árbol o destrozada contra el suelo. Cuando llega el momento de que la cometa regrese a tierra, el cordel la atrae con suavidad, evitando las ramas de los árboles.
Piensa hoy que tu entrega diaria a Jesús no es pesada, ni tampoco te quita el gozo verdadero. En su presencia hay deleite. Dios se asegura de que los vientos de la vida soplen a tu favor. Vive unido a Jesús.

Tomado de la Matutina Siempre gozosos.