lunes, 18 de marzo de 2013

ELIGIENDO EL EQUIPO


Lugar: Filipinas 
Palabra de Dios: Juan 15:16

Cuando cursaba sexto año de la primaria, jugábamos al softbol en la clase de Educación Física una vez por semana. No recuerdo si eran los miércoles o los jueves, pero tenía terror a ese día. Parecía que no podía pegarle a la pelota; y, si lograba hacerlo, no la podía disparar muy lejos. Pero, la peor parte de jugar al softbol era cuando se elegían los equipos.
Después de que el profesor decidía quiénes serían los capitanes, estos se paraban en el frente y comenzaban a llamar por nombre. "Joaquín", decía uno de ellos, y Joaquín iba hasta donde estaba el equipo número 1. "Yo quiero a Leroy", y Leroy se unía al equipo 2. "Janella", para el equipo 1. Y así continuaba la elección, hasta que el grupo de los que todavía no habíamos sido elegidos se iba haciendo cada vez más pequeño, y finalmente quedábamos otra persona y yo. "Elígeme a mí, elígeme a mí", pensaba para mis adentros. A veces me elegían, y otras veces yo era la última en ser elegida para unirme a un equipo. ¡Parecía que nadie me quería!
Yo sabía que no era nada personal en contra de mí; solo que no era buena jugando al softbol. Por supuesto, cuando mi curso elegía equipos para alguna otra cosa como, por ejemplo, concursos de ortografía o para una prueba de ciencias, yo era la primera elegida. Y se sentía muy bien ser elegida, el saber que me querían.
Por eso me gusta lo que Jesús dice en el libro de Juan: "No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre".
¡Qué bueno es eso! Dios nos dice que él nos eligió a nosotros: él nos quiere; somos suyos.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

¡CUÍDATE DE LOS ATAJOS!


He andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. 2 Samuel 22:22

Mientras caminemos por los senderos de la existencia, tendremos la tentación de tomar atajos. Estos son los senderos aparentemente más rápidos para obtener las metas que nos proponemos en la vida. ¡Cuántos estudiantes se han sentido tentados a copiar las respuestas de un examen, para evitar el esfuerzo del estudio! Otras personas han recibido la oferta de tomar un atajo fraudulento para hacer fortuna, únicamente con el propósito de evitar caminar por la senda del trabajo esforzado. Son muchas las mujeres que se entregan a relaciones ilícitas, pues les resulta difícil transitar el camino de la pureza y la dignidad. ¡Tengamos cuidado! La Palabra de Dios dice: «Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella» (Mat. 7:13).
Dios nos llama a transitar por caminos rectos. Nosotras, por la posición que ocupamos en nuestros hogares, somos la guía para los que vienen caminando detrás, por eso hemos de ser muy cuidadosas al elegir por qué camino andaremos. No vendas tu honestidad para parecer moderna. No cambies tu sencillez por la frivolidad de tantas mujeres que quieren parecer liberadas. No abandones la senda del dominio propio al enfrentarte a los varones en una lucha egoísta y sin motivos válidos. Recuerda que a nosotras nos ha diseñado nuestro Padre con ciertas características peculiares, para desempeñar una función diferente a la de los hombres. No quieras tratar de imitar al sexo opuesto. Si el Señor hubiese querido que desempeñáramos las mismas funciones, ¿para qué crear dos seres distintos?
Ahora bien, no te canses de caminar por la senda del sacrificio para conducir a tus hijos hasta las puertas mismas de la patria celestial. Continúa en el camino de la fidelidad y haz de Dios tu compañero de viaje. Sigue con decisión por el camino de la abnegación hasta recibir la corona de la vida eterna. Recuerda el consejo del salmista: «Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará» (Sal. 37: 5).
Si hoy alguien o algo te hace pensar que puedes tomar un atajo, considera que «hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte» (Prov. 16:25). La senda recta fue marcada con la sangre de Cristo Jesús camino al Gólgota. ¡Síguela!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

GRAN LIGA DE GLOTONES


Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Lucas 21:34

Jesucristo dijo que la glotonería o gula sería una de las señales del tiempo del fin. En la actualidad, la gula es, de hecho una diversión cuyos torneaos trasmite la cadena ESTM por televisión internacional.
Takeru Kobayafhi, famoso glotón japonés, fue campeón en concurso de comida durante seis años seguidos y el día 4 de julio de 2010 protagonizó una noticia sensacional que divulgaron diversos medios de comunicación.  Ese día se celebraba la competición anual Nathasn´s Hot Dog realizada en Conney Island. Lo malo era que Takeru Kobayafhi había sido excluido del concurso por una disputa con los dirigentes de la Major Leage Eating (“gran liga de comedores”, ¿o glotones?). 
De todos modos, Takeru Kobayafhi asistió al concurso, en el momento cumbre de la competición, su rival Joey Chesnut devoraba centenares de deliciosos perritos caliente y se dirigía hacia la victoria.  El excampeón no pudo soportar la escena.  De repente salió al escenario para comer.
Por supuesto, intervino la policía.  Intentaron arrestarlo por su conducta desordenada, pero Takeru Kobayafhi se opuso al arresto y entonces enfrentó graves cargos judiciales.  
Su mayor temor era que los descalificaran de por vida de los concursos de comida.
Al parecer, este incidente representa una de las características que definen a esta generación, del mismo modo que “comer y beber” fue una característica distintiva del mundo antediluviano.  La misma existencia de los concursos de comida indica una pérdida de equilibrio de la sociedad.  Unos de los resultados de “comer y beber” es la pérdida de sensibilidad espiritual para comprender los peligros de los últimos días.  Recuerda el consejo de Cristo al principio de la lectura de hoy.
La temperancia es otra forma de referirnos al dominio propio y no tiene que ver únicamente con la comida, sino con todos los ámbitos de nuestra vida.  El exceso en la comida, en el trabajo y otros aspectos, apunta a un problema de equilibrio en nuestro ser.
Ponte a pensar en tu propia vida.  ¿Existe algún tipo de desequilibrio en lo que haces?  Piensa cual es la razón por la que exageras en este o aquel ámbito de tu vida.  Ten cuidado, no seas que ganes el primer lugar en la final de la liga de glotones pero pierdas un lugar en el reino venidero. 

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LO PRIMERO, PRIMERO


Vosotros sois la luz del mundo. Mateo 5:14.

Las cosas eternas debieran despertar nuestro interés, y en comparación con cosas temporales, son de importancia infinita. Dios requiere que hagamos de la salud y la prosperidad del alma el asunto de primer grado. Debemos saber que disfrutamos del favor de Dios, que él nos sonríe, y que somos ciertamente sus hijos, y estamos en una posición en la que podemos comulgar con él y él con nosotros. No debemos descansar hasta que estemos en tal posición de humildad y mansedumbre que él pueda bendecirnos sin problema, y seamos traídos a una cercanía sagrada con Dios, en la que su luz pueda brillar sobre nosotros, y reflejemos esa luz a todos los que nos rodean. Pero no podemos hacer esto a menos que nosotros mismos estemos buscando fervientemente vivir en la luz. Dios requiere esto de todos sus seguidores, no solo por su propio bien, sino también por el beneficio de otros que los rodean.
No podemos dejar que nuestra luz brille hacia otros y atraiga su atención a las cosas celestiales a menos que nosotros tengamos la luz en nosotros. Debemos estar imbuidos con el Espíritu de Jesucristo, o no podremos manifestar a otros que Cristo es en nosotros la esperanza de gloria. Debemos tener un Salvador que mora en nosotros, o no podremos ejemplificar en nuestra vida su vida de devoción, su amor, su gentileza, su piedad, su compasión, su negación propia y su pureza. Esto es lo que nosotros deseamos urgentemente. Este debe ser el tema de estudio de nuestra vida: ¿Cómo habré de conformar mi carácter a la norma bíblica de santidad?...
Cristo sacrificó su majestad, su esplendor, su gloria y su honor, y por nosotros se hizo pobre, para que nosotros por su pobreza fuésemos enriquecidos. Se sometió a una vida de humillación, fue sometido al escarnio. Fue detestado y rechazado por los hombres. Soportó el insulto y la burla, y sufrió una muerte sumamente dolorosa de la manera más vergonzosa, para poder exaltar y salvar a los hijos caídos de Adán de una miseria desesperada. En vista de este sacrificio sin paralelo y este amor misterioso manifestado hacia nosotros por nuestro Redentor, ¿acaso debiéramos negarle a Dios nuestro servicio total, que en el mejor de los casos es tan pobre? ¿Usaremos egoístamente, para asuntos de negocio o placer, el tiempo que necesitamos dedicar a los ejercicios religiosos, al estudio de las Escrituras y al examen propio y la oración?...
No hemos basado nuestras esperanzas en este mundo. Nuestras acciones han testificado de nuestra fe, que es la sustancia que perdura en el cielo.— Review and Herald, 29 de marzo de 1870.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White