miércoles, 31 de agosto de 2011

UN SEPULCRO VACÍO

No está aquí, pues ha resucitado, como dijo, Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. (Mateo 28:6).

¿Te gustaría vivir en un cementerio? ¿Te imaginas despertarte cada mañana o irte a dormir cada noche con los nudos propios de un cortejo fúnebre? Parece aterrador, ¿verdad? Sin embargo, hay en nuestros días más de medio millón de personas que viven entre las tumbas y los mausoleos de la Ciudad de los Muertos, nombre con el que se conoce a dos cementerios gemelos localizados en la periferia de la populosa ciudad de El Cairo.
El texto de hoy también nos habla de un sepulcro, pero muy diferente. Un sepulcro que, aunque vacío, infunde presencia y vida. Un sepulcro que, sin ser una protección contra invasiones territoriales, se ha convertido en el símbolo de victoria sobre la muerte y las invasiones satánicas. Ese sepulcro que infunde paz, esperanza y vida es el que nos permite pensar en un futuro glorioso. En medio de un mundo que se autodestruye, ese sepulcro enciende una luz en la oscuridad, y nos proporciona un hogar donde morar.
Las palabras pronunciadas por el ángel a las mujeres aquel día glorioso resuenan todavía hoy en nuestros oídos diciéndonos: «Para ti, mujer moderna, que vienes a encontrarte con el Hijo de Dios, hay una tumba vacía, un sepulcro libre de muerte, enfermedad, dolor y separación. Para ti hay un lugar hermoso, fuera de las aglomeraciones urbanas, lejos de las carencias económicas, lejos de la enfermedad, de la traición, del engaño. Para ti hay un reposo divino en los brazos de ese Jesús que vive y permanece por los siglos. Para ti, que lees esta meditación, así como para mí que la escribo, hay un Cristo que ha dejado la tumba vacía, porque está preparándonos una mansión eterna».
¡Qué mensaje tan maravilloso! Cristo no permaneció en la tumba, sitió que vive y llevará con él a todos lo que anhelen y busquen su presencia. Esa tumba vacía es la razón de ser de nuestra esperanza, la prueba de su resurrección. ¿Eres tú una de esas mujeres que anhela vivir al lado de Jesús?

El sepulcro vacío es una garantía de la tierra nueva.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LAS VERDADERAS RIQUEZAS (PARTE 2)

He aquí, yo estoy a La puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre La puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20.

Las siete iglesias del Apocalipsis representan siete períodos que vivirían los hijos de Dios desde que Jesús ascendió al cielo hasta su segunda venida con poder y gran gloria. Este tiempo que estamos viviendo hoy está representado por la iglesia de Laodicea.
Este período de muchas "luces" y gran discernimiento intelectual y científico, exhibe conocimientos tecnológicos sin precedentes. Se estudian e investigan una infinidad de temas. En las próximas décadas se esperan grandes avances en las comunicaciones, la medicina y la ciencia espacial. Con todo ese conocimiento actual, si el hombre de hoy se compara con el de un siglo atrás, sin lugar a dudas se podría considerar "rico".
Tristemente, a pesar de todo ese conocimiento, el mensaje que perdura, que prolonga la vida y que conduce al cielo, está oculto a la vista de multitudes, sencillamente porque el estudio de la Biblia "no está de moda". Aunque el hombre de hoy diga: "yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad", no sabe que en realidad es un "desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo" (Apoc. 3:17).
¿Qué te quiero decir con todo esto? A lo largo de este mes nos dedicamos a hablar sobre el uso del dinero y del tiempo, y no quiero cerrar este tema sin volver a mencionar que la verdadera riqueza humana consiste en vivir para Dios y para el prójimo. La utilización del tiempo y del dinero con un sentido egoísta solo sirve para un entretenimiento sin horizontes más allá de la muerte. Pero el uso de estos recursos, con Dios en el corazón y poniéndolos en sus manos, es una bendición que supera toda riqueza.
Laodicea creía ser rica por la cantidad de bienes que poseía, pero a la vista divina era muy pobre. No te conformes con el pensamiento laodicense. Acepta la invitación de Jesús que te dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Aceptar esa invitación, es ser realmente rico e invertir correctamente el tiempo.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUÉ HARÁS?

Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Mateo 27:22.

¡Por qué murió Jesús? Él no fue un loco suicida, que había perdido las ganas de vivir; tampoco era un revolucionario social, que pagó el precio osado de sus ideas. No fue un delincuente, condenado por sus delitos. Todo lo que había hecho, mientras vivió en la tierra, fue en favor del ser humano. Entonces, ¿por qué lo crucificaron?
Cuando, aquella tarde, la multitud gritó: "¡Sea crucificado!", no estaba haciendo otra cosa sino cumplir el plan trazado desde antes de la fundación del mundo: Jesús tendría que morir; el justo tendría que entregar su vida por los injustos. Era la única manera de salvar al pecador.
El hombre había caído, y estaba condenado a la muerte. No se trataba solo de la muerte eterna: la vida, en esta tierra, sería, para él, un permanente morir cada día, lentamente, de a poco... Pero, Jesús nos amó tanto que dejó todo en el Reino de los cielos, y vino a sufrir la muerte que nosotros merecíamos.
Pasarán los siglos, y la eternidad no será suficiente para entender la inmensidad del amor de Dios. ¿Por qué tendrías que vivir, entonces, cargando el peso de la culpa o pensando que no tienes el derecho de ser feliz? El precio de tu delito ya fue pagado; tus pecados ya han sido perdonados. Todo lo que falta es que digas qué harás con Jesús, llamado el Cristo.
Pilato preguntó al pueblo lo que él haría con Jesús. ¿Por qué necesitaba preguntar? Nadie te puede decir lo que harás con el Maestro; eres la única persona que puede responder a esta pregunta. ¿Qué harás con su sacrificio? ¿Habrá valido la pena que él muriera por ti?
Es lamentable que, muchas veces, tenemos miedo de asumir la responsabilidad de una respuesta; preferimos que otros decidan. Pero, cuando se trata de la vida espiritual, nadie puede responder por ti. Jesús ocupó tu lugar en la cruz, a fin de que tú no le dieses el lugar de tu responsabilidad a nadie. La respuesta es solo tuya, y de eso depende tu destino eterno.
Hoy es un nuevo día en tu vida. Podrá haber sombras, o tempestad o truenos, pero es un nuevo día; un día para decidir. Decidir es vivir; o morir: depende de lo que harás tú con el sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario.
Sal con este pensamiento, recordando que "Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 30 de agosto de 2011

VEINTICUATRO HORAS AL DÍA

Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis. (Mateó 21:22).

Un Pastor sabiendo el deseo de la mayoría de sus miembros, se dirigió a su congregación diciendo: «Sé que han venido con el pedido especial de que Dios envíe la lluvia para aplacar esta sequía, pero me gustaría hacerles una pregunta: ¿Dónde están sus paraguas?».
Historias como esta no cesan de mostrar cuan poco sabemos orar. John Bisagno dijo: «Si no estamos dispuestos a hablarle a Dios en un día despejado, de nada servirá que le estemos gritando cuando se desencadene una tormenta. No es posible que un motivo insignificante viva en una oración profundamente importante».
El tema de la oración ha sido tratado por muchos escritores a lo largo de los siglos y todos la han definido con palabras maravillosas; pero yo creo que la pregunta que debernos hacernos es: ¿Cuál es tu propia definición de la oración? Sí, esa que basas no en la teoría, sino en tu experiencia personal.
Una de las definiciones más maravillosas de la oración la encontramos en la carta del 25 de septiembre de 1874 que Elena G. de White dirigió a Edson y Enma While: «La oración es el canal que conduce hasta el trono de Dios nuestra gratitud y los deseos de nuestra alma por recibir la bendición divina, y que nos llega en retribución como la lluvia refrescante de la gracia divina».
Un canal no es más que un tubo, un conducto a través del cual fluye algo. La señora White concluye su carta diciendo: «Muchos permiten que este canal se obstruya, de manera que se interrumpa la conexión con el cielo.... ¡Oh, cuánto deseo que dediquemos más tiempo a permanecer sobre nuestras rodillas, y menos a planificar por nosotros mismos y a pensar que podemos hacer grandes cosas».
Dios desea conectarse con nosotras a través del canal de la oración. Él pone el conducto, él hace que fluya su contenido, entonces ¿qué tenemos que hacer nosotras, que estamos del otro lado? Sería bueno que cada mañana te hicieras a ti misma estas tres preguntas:
1. ¿Con cuánta frecuencia uso la oración?
2. ¿Para qué la utilizo?
3. ¿Cómo lo hago?
Dios desea refrescarte cada día con la lluvia celestial.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LAS VERDADERAS RIQUEZAS (PARTE 1)

Y les dijo: mirad, y guardaos de toda avaricia; porque La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Lucas 12:15.

¿Qué dirección le estás dando a tu vida? ¿Cuál es el propósito que tienes para vivir los años futuros de tu existencia en este mundo? ¿A qué te dedicarás? La vida que lleves dará respuesta a estas preguntas, pero quizá ya hayas reflexionado al respecto y sepas qué sentido le darás a tu futuro. Si ya elegiste la carrera universitaria, tienes una dirección bastante precisa sobre el propósito de tu vida.
Vale la pena que tengas en cuenta un consejo bíblico: "Mirad, y guardaos de toda avaricia". ¡Mira! ¡Observa! ¡Reflexiona! ¡No sigas adelante sin considerar el rumbo que le darás a tu existencia!
La parábola de Jesús narra la vida de un hombre que tenía en claro el propósito de su vida: ganar dinero. Sus campos había producido muchísimo, y encontró que sus graneros eran pequeños para esa tremenda producción. Entonces, después de pensar un momento, decidió: "Derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes". Luego de haber amontonado toda esa riqueza, entonces disfrutaría comiendo, bebiendo y regocijándose (Lúe. 12:18,19).
Estos planes se parecen al de muchas personas de nuestra época. ¡Cuántos hay que pasan su vida ahorrando, haciendo inversiones, depositando en cajas jubilatorias, para disfrutar en algún tiempo futuro! Pero la parábola no termina allí. "Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, y lo que has provisto, ¿de quién será?" (vers. 20).
¿De qué sirve toda una vida de riquezas si se pierde el reino de los cielos? ¿Es un buen negocio pasar setenta u ochenta años viviendo para las riquezas y perder una eternidad al lado de Jesús? Este mal negocio lo hace todo aquel que amontona "para sí tesoro, y no es rico para con Dios" (vers. 21).
Esta parábola no está hablando en contra del ahorro, sino que procura poner freno a la avaricia humana, "porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee".
Las verdaderas riquezas son las que las personas juntan en el depósito celestial. "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mat. 6:33) fue el consejo del Maestro, porque "el reino de Dios y su justicia" son valores eternos, que no se agotan ni están expuestos al robo o a la quiebra bancaria. "El reino de Dios y su justicia" apartan los pensamientos del hombre de sí mismo y los eleva hacia Dios y su prójimo.
Pon tu futuro en las manos divinas, y no dejes de depositar tus bienes diariamente en el banco celestial.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

LO ESCARNECÍAN

Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Mateo 27:29.

Uno de los más bellos discursos que escuché fue pronunciado por quien fuera presidente de la República del Perú, Fernando Belaúnde Terry. Al descender del avión, retornando de Punta del Este después de una reunión de presidentes en la que había sido ovacionando de pie, pronunció las siguientes palabras: "¿Qué me aplaudes, pueblo peruano, si fui a Punta del Este porque tú me enviaste? ¿Y qué laureles me alcanzas, si tú te los ganaste?" ¡Extraordinario! ¡Una joya del discurso! Expresa el valor de una corona de laureles: los seres humanos la buscan desesperadamente porque simboliza éxito, prosperidad y victoria.
Pero, Jesús vino a este mundo a recibir una corona de espinas, que simboliza dolor, sufrimiento y vergüenza. Y lo importante es que, al dejar sus mansiones celestiales y descender a este mundo manchado por el pecado, Jesús sabía a lo que estaba viniendo; sabía lo que le esperaba. Y así mismo, vino.
Desde su niñez, el Salvador del mundo sabía que el camino por recorrer estaba alfombrado de lágrimas y aflicciones; a fin de cuentas, eso es lo que el pecado había introducido en este mundo. ¿Cómo librarnos de las espinas, sin sorber el amargo vaso del dolor?
Aquel día, el universo temblaba en todos sus rincones. Los verdugos se arrodillaban, con sarcasmo, delante de Jesús y lo llamaban rey. Mal sabían ellos que, un día, se volverán a arrodillar; no más para burlarse de él, sino para clamar a las rocas y a los montes que caigan encima de ellos y los oculten de la presencia de aquel que un día despreciaron.
Hoy es el día: o te arrodillas hoy con santo temor y cuando él vuelva te levantas, alegre, para recibirlo, o te levantas hoy para burlarte y te arrodillas, en el día final, para reconocer su señorío.
Nadie puede huir; ningún argumento sirve para postergar la decisión. El Maestro está a la puerta del corazón y llama. Hoy es el día de buena nueva: entrégale el corazón mientras eres joven, mientras puedes andar con tus propios pies. Él está allí, con los brazos abiertos, esperándote. No te olvides: "Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 29 de agosto de 2011

UN BÁLSAMO DE PAZ

Al que te pida, dale; al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues, (Mateo 5:42).

Cuenta la historia que Pericles, el gran líder griego que vivió cinco siglos antes de Cristo, poseía un espíritu perdonador. Un día, mientras se dirigía hacia el Senado para atender sus asuntos políticos, fue acompañado por uno de sus adversarios, quien le gritaba toda clase de improperios. La escena se repitió a lo largo de todo el día. Dondequiera que iba, lo acompañaba aquel hombre como una sombra. Al finalizar la jornada aquel hombre fue detenido por un señor que, farol en mano, le preguntó: «¿Quién es usted?». «Soy un criado de Pericles. Él me pidió que lo acompañara hasta su casa alumbrándole el camino», dijo el hombre. Y Pericles guardó silencio.
¿Entiendes qué quiere enseñarnos Jesús a través del versículo de hoy? irónicamente las personas que descargan su enojo sobre los demás se están haciendo daño a sí mismas. Pericles, siendo el ofendido, no dejó que el mal carácter de aquel adversario dañara su paz. Por el contrario, supo alzarse como todo un gigante al devolver bien por mal.
Cristo pudo decir con toda autoridad moral: «Amad a vuestros enemigos» (Luc. 6: 27). Constantemente en su vida se vio tentado a devolver justicia en lugar de misericordia. Hacia el mismo final de sus días, el enemigo trató de que el amor divino sucumbiera ante el cruel dardo de la ingratitud. Sí, era verdad que los suyos no lo habían recibido, pero esto no alteraba su inmenso amor. Su vida llega hasta nosotras como testigo de que nos dejó ejemplo para que sigamos sus pisadas.
¿Qué hacer entonces cuando se nos trata injustamente? Nuestra naturaleza carnal nos impulsa a devolver mal por mal. Si nuestro esposo nos grita, nos convertimos en sopranos profesionales. Si la vecina nos critica, nos volvemos fiscales. Si en la iglesia nos miran mal, nos transformamos en telescopios. Jesús, sabiendo el mal que genera un espíritu de venganza, nos proporciona la seguridad de que no tenemos que preocuparnos por las injusticias de este mundo, eso le corresponde a él. Más bien deleitémonos en hacer el bien, como dice un proverbio popular, «sin mirar a quién». Entonces viviremos en paz.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL FIN DEL TIEMPO

Y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más. Apocalipsis 10:6.

Si el ser humano no hubiera caído en pecado, ¿existiría el tiempo? ¿Existe el paso del tiempo para quien es eterno y no tiene fin? El lapso de existencia limitada que tiene toda criatura desde que es, hasta que deja de ser, es también una consecuencia del pecado. Los seres humanos no sentiríamos el paso del tiempo si el pecado no hubiera llegado a nuestro mundo, porque seríamos eternos.
Gracias a la intervención divina, volveremos a tener lo que perdimos. Algún día recuperaremos la inmortalidad soñada, y cada salvo por Cristo vivirá por la eternidad. Pasarán los días, las semanas, los meses, los años, los siglos y los milenios en armonía, paz y felicidad, logrando las mayores empresas que la imaginación pueda soñar.
Hemos visto muchos cambios en los últimos años. En la esfera de las comunicaciones, el mundo nunca estuvo tan intercomunicado como lo está hoy. Con Internet, la televisión global y la comunicación telefónica, los habitantes del mundo pueden enterarse instantáneamente de lo que ocurre en cualquier parte.
También hoy, en la era atómica, la humanidad se sorprende por las nuevas armas que están disponibles para su aniquilación. Durante siglos, el hombre se enfrentó cuerpo a cuerpo en las diferentes batallas pero hoy, por la tecnología, el alcance y la potencia que poseen algunas armas, se pueden destruir miles de vidas en un instante.
También la naturaleza ha experimentado muchos cambios con el calentamiento global. Grandes tormentas, huracanes, sequías y el derretimiento de los glaciares son algunos de los indicios que el clima mundial está cambiando. .. para mal.
Seguramente estamos viviendo en el fin del "tiempo del fin". El cumplimiento de las profecías se está realizando velozmente, y el telón de este mundo de pecado se está cerrando por la intervención divina. No pierdas el tiempo en temas mundanales y superficiales, dedícale tiempo al Señor mientras todavía hay oportunidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

NOS VEREMOS DE NUEVO

Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. Mateo 26:29.

Existen varios tipos de despedidas: las breves y cotidianas, con retorno siempre previsto; las que son por poco tiempo, con esperanza cierta de reencuentro; las que son por largo tiempo con vuelta prevista; y finalmente, las que se producen por tiempo indefinido.
En el mundo moderno, aunque quien parte lo haga a las antípodas, los sistemas de comunicación —teléfono, correo electrónico y otros medios por Internet— nos permiten un contacto directo e inmediato. Antes, sin embargo, no era así. En las tres Américas conocemos a muchos conciudadanos, si no es que nosotros mismos nos hallamos en esta situación, con lazos familiares directos con gentes de Europa. Y en muchos casos, como fueron nuestros abuelos o padres, quienes a principios del siglo pasado emigraron hacia el nuevo mundo, nuestros antepasados inmediatos nos hablaron de los tíos y primos que allá quedaron; pero de los que se perdió la pista y ni tan siquiera sabemos los nombres, y si viven y dónde en estos momentos. No digamos ya de quienes llegaron a las «Indias» en el siglo XIX o anteriores, que cuando se despedían de sus seres queridos en Europa, u otros continentes, lo hacían de forma definitiva e irreversible, rompiendo todos sus vínculos con su pasado familiar y cultural. ¡Qué dura y triste puede ser, por lo tanto, una despedida! Por todo ello, si cuando se produce un regreso previsto la alegría es grande, cuando se producía el retorno de los «indianos» a la madre patria las celebraciones eran espectaculares, y las lágrimas que se derramaron a la partida no eran menores que al regreso.
Hubo hace más de dos mil años una despedida de trascendencia inigualable. Fue la de Jesús, cuando en presencia de sus discípulos «fue alzado, y lo recibió una nube que lo ocultó de sus ojos». Se quedaron muy tristes «con los ojos puestos en el cielo» (Hechos 1:9, 10). Ellos no sabían cuando regresaría, pero el tremendo chasco que habían sufrido por su muerte, ahora, después de la resurrección, se convirtió en firme y vivificadora esperanza, porque habían descubierto que el Maestro siempre cumplía sus promesas. Y aunque se iba lejos, muy lejos, no al nuevo mundo terrenal, sino a preparar el celestial, les había prometido solemnemente antes de su muerte redentora: «Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre». ¡Qué gozoso y alegre será, por lo tanto, este reencuentro!

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 28 de agosto de 2011

EL VALOR DE LA NATURALEZA

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los fajos de hijos de Dios. (Romanos 8:19)

Mientras la creación gime y aguarda un cambio para bien, tal vez te preguntes qué lugar ocupamos tú y yo, mujeres atareadísimas, en este escenario. ¿Hasta qué punto tiene que ver con nosotros el ecologismo?
Siempre he admirado a esas personas que dedican sus vidas a defender la naturaleza. Ese fue uno de los encargos que Dios nos dio al principio, pero no hemos sido fieles en cuanto al cuidado del medio ambiente. Cada vez la tierra produce menos, y más animales se encuentran en peligro de extinción, pero la especie humana continúa segando vidas sin compasión. ¿Qué podemos hacer en cuanto a este tema?
Tal vez pienses que no te interesa dedicar tiempo a leer sobre esto, pues llevas una rutina demasiado apretada: te levantas temprano, atiendes a los niños, les proporcionas los alimentos físicos y espirituales antes de que vayan a la escuela, al final del día vuelves a casa y te dejas absorber por un mar interminable de tareas, prácticamente no te queda tiempo ni para ti misma, ¿cómo, pues, vas a pararte a pensar en la naturaleza?
Si eres madre, quiero compartir contigo una idea que te anidará a situarte en el mismo centro de este escenario. En el libro La Conducción del niño leemos: «El desarrollo gradual de la planta a partir de la semilla es una lección objetiva para la educación del niño. Primero hierba, luego espiga, luego grano lleno en la espiga (Mar. 4: 28). El que dio esta parábola, creó la semilla, le dio sus propiedades vitales, y dictó las leyes que rigen su crecimiento» (p. 28).
¿Has captado la idea? Quizás no puedas cuidar de la naturaleza de manera activa por las limitaciones de tiempo que te impone tu rutina diana, pero sí puedes ser la madre de hijos que sepan cuidar y amar al Dios de la naturaleza. No te aísles del mundo en que vives y comparte esta misión especial que Dios te ha dado. Amar la naturaleza es también amar al Dios que la creó.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

TIEMPO VALIOSO

Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido La buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:42.

Si bien a lo largo de este mes hemos dedicado varios días a meditar sobre el buen uso del dinero, el tiempo es otro de los grandes dones que el Señor otorga a sus hijos, y que también requiere la sabiduría celestial para administrarlo correctamente.
Como con el dinero, el enemigo intentará corromper este don y procurará que toda persona malgaste su tiempo en cosas superficiales, que no le beneficien en ningún aspecto permanente de su vida. A veces, incluso nos coloca grandes tareas y realizaciones por delante, para que estas ocupen el tiempo que le corresponde solo a Dios.
El caso de María y Marta ilustra correctamente el segundo aspecto. Ese día se levantaron temprano y procuraron dejar toda la casa limpia y en orden porque esperaban visitas. Que el gran Maestro fuera a visitarlas y a comer en su hogar realmente era un honor, así que todo tenía que estar a punto para cuando él llegara.
Luego de un cordial saludo, Jesús se sentó en una silla porque venía cansado de un largo camino. Marta, como no había terminado sus tareas domésticas, continuó a toda prisa, procurando dejar la casa ordenada hasta el último detalle. María, claramente fascinada, se sentó a los pies de Jesús y escuchó cada palabra que decía. El Maestro de Galilea volcó sobre María grandes bendiciones espirituales, mientras Marta continuaba con sus quehaceres. En determinado momento, viendo la actitud cómoda que había asumido su hermana, Marta le reprochó al Invitado: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude". Jesús miró con cariño a la hermana trabajadora y le respondió: "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Lucas 10:40-42).
La tarea que Marta estaba haciendo era importante, pero mucho más importante era pasar tiempo a solas con Jesús. María tenía la escala de valores correcta: Jesús en primer lugar.
El enemigo pondrá en tu camino mucho estudio, trabajos prácticos, largas investigaciones y monografías, trabajo para ganar dinero y un sinfín de tareas y ocupaciones para que le restes tiempo a Jesús. Pero el gran ejemplo de María debe motivarte a darle el primer lugar a tu Salvador. Si así lo haces, tendrás la aprobación del mismo Maestro, que dirá: "Has escogido la buena parte, la cual no te será quitada".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

PRIMERO LO DE ADENTRO

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. Mateo 23:26.

Lo primero que el escritor necesita, al redactar cualquier artículo, es asir el pensamiento central: este es el fundamento, la espina dorsal que sostendrá las palabras; todo lo demás es complemento. Por más bellas que sean las expresiones, si no existe nada por dentro, es solo una colección de palabras vacías.
La vida cristiana es muy parecida. Pero, el ser humano siempre tuvo dificultad para entender esto. Su preocupación es la apariencia, lo que se puede ver; tal vez, por su incapacidad de discernir lo que existe en el corazón de las personas.
El pueblo de Dios, en los tiempos de Cristo, vivía este drama. Una exagerada preocupación con "parecer" bueno; énfasis en la apariencia. Creía que, cuanto más extensa fuese la cantidad de prohibiciones, más santa sería la vida religiosa. Tal vez, sus intenciones fuesen buenas; quién sabe, fuese sincero. Es lamentable que la sinceridad nunca fue un sinónimo de estar en el camino correcto. El tiempo se encargó de demostrar cómo esa manera de ver las cosas solo conducía a la desesperación, al desencanto y a la frustración espiritual, por no alcanzar lo que se había propuesto.
El Señor Jesucristo lo confrontó con la realidad del Espíritu: "Limpia primero lo de dentro". ¡Qué mensaje! Lo de afuera es consecuencia, resultado, fruto o como lo quieras llamar; lo esencial, lo básico, lo indispensable, lo que realmente vale es lo que hay dentro. Jesús había venido al mundo exactamente con el objetivo de realizar esa obra que ningún ser humano puede lograr: transformar la naturaleza interior; limpiar la fuente de las intenciones y de los sentimientos; curar de verdad, y no solamente colocar un adhesivo para disfrazar la herida.
¡Autenticidad! Esa es la palabra correcta. Una vida auténtica es una vida fundamentada en Cristo; cualquier experiencia que vivas separado de él es cascara, fachada, apariencia. No esperes caer, agonizante, en el camino de la vida para entender un mensaje tan simple.
Haz de este un día de comunión con Jesús. Vive con él todos los días. No te separes del Maestro en ningún momento, y verás que los frutos maravillosos de la vida cristiana aparecerán en tu vida, como un resultado natural de vivir al lado de Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 27 de agosto de 2011

NINGUNA CONDENACIÓN HAY

¡Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús los que no andan conforme, a la carne, sino conforme al Espíritu. 8:1).

Somos conscientes de que nada podemos hacer para cambiar nuestra naturaleza pecaminosa; nacemos, crecemos y morimos siendo pecadores. Sin embargo, el texto de hoy me dice que no hay ninguna condenación para mí, a pesar de que soy pecadora.
¿A qué se debe ese cambio tan radical? A un encuentro personal con Jesús. Pero, ¿cómo puedo andar según el Espíritu, si todavía mantengo mi naturaleza pecadora? El apóstol nos da la respuesta: «Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte» (Rom. 8: 2).
Este concepto se convierte en el centro del mensaje de salvación. Cristo Jesús, esa persona sin pecado que se hizo pecado por ti y por mí, puede y quiere darnos su naturaleza. ¿Cómo lo hace? Por medio de su Santo Espíritu, quien obra una transformación absoluta en nuestro corazón. Por doquier se escuchan testimonios de personas que han sido fumadoras empedernidas durante años y que al encontrarse, con esa tuerza transformadora han sido capaces de rechazar lo que antes tanto les gustaba. Esa es la obra que Dios quiere hacer en el corazón humano.
Si antes te gustaba mantener una apariencia física similar a la del mundo, ahora quieres ser diferente. Sí en el pasado te deleitabas en fiestas promiscuas, en drogas, bebidas y placeres sexuales, ahora tu vida da un giro radical. Y si tu pasado estaba libre de esas barbaridades, Cristo mediante su justicia te muestra que no hay pecados grandes ni pequeños, y que tu aparente vida «santa» también necesita un Salvador.
El consejo inspirado nos exhorta a meditar cada noche, antes de dormir, en el día recorrido. Ahora, al levantarte, piensa en las huellas que dejarás hoy. ¿Cuáles serán sus frutos? ¿Triunfará el mal sobre ti o serás libre de la condena porque caminarás al lado de Cristo por medio de su Espíritu Santo?
Hoy eres libre. Ninguna condenación hay para ti al comenzar a escribir tu página en blanco. Atérrate a esta promesa y camina al lado de Jesús.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL ORO EN LA BIBLIA Y EN EL CIELO

Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: mi confianza eres tu... esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano. Job 31:24, 28.

El oro siempre fue un metal preciado por la humanidad. Desde tiempos remotos, el oro fue utilizado como moneda, para hacer artículos de joyería y en los utensilios del templo. Por su gran valor, es símbolo por excelencia de la riqueza.
En la Biblia hay algunos relatos tristes relacionados con el oro. Uno de ellos fue el que vivió el pueblo israelita cuando Moisés subió a hablar con Dios en el monte Sinaí. Los cuarenta días de espera llevaron al pueblo a la apostasía, y le pidieron a Aarón que les hiciera "dioses" que condujeran al pueblo. Este líder de Israel accedió a la petición y pidió que apartaran "los zarcillos de oro" que estaban en las orejas de las mujeres. Lo más notable es que "todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenía en sus orejas, y los trajeron a Aarón" (Exo. 32:1-3).
Pero aunque este relato muestra el mal uso del oro que hicieron algunos, otros jamás permitieron corromperse por poseer riquezas. Mientras anduvo errante por las tierras cananeas, Abraham era "riquísimo en ganado, en plata y en oro" (Gen. 13:2); y aunque poseía toda esa riqueza, es llamado "el padre de la fe" por su confianza en Dios. David también fue un rey que además de conquistar numerosos reinos, se enriqueció con los botines obtenidos. Al dejarle a Salomón su "legado" para construir el templo, le dijo: "He aquí yo con grandes esfuerzos he preparado para la casa de Jehová cien mil talentos de oro" (1 Crón. 22:14). David no tenía la obligación de guardar todo ese dinero para Dios, pero lo hizo porque amaba más a Dios que a sus riquezas.
Job poseyó muchísimas riquezas, pero tampoco permitió que esta tentación se convirtiera en pecado. Al relatar su experiencia, nos dice: "Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: mi confianza eres tú... esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano". En su escala de valores, Dios estaba en primer lugar; Dios era el oro de su vida.
Es curioso que en el cielo cada redimido poseerá una corona y un arpa de oro. Además, la ciudad de los salvos, la santa Jerusalén, será de "oro puro, semejante al vidrio limpio", y las calles de la ciudad serán de oro puro, transparente como el vidrio" (Apoc. 21:18, 21). Por eso, vive como Abraham, David y Job, para que los grandes tesoros celestiales lleguen a ser tuyos cuando Cristo vuelva.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUÉ SEÑAL?

Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinas, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Mateo 24:3.

La curiosidad es innata en el ser humano; en realidad, es el primer paso hacia el descubrimiento. Nada habría sido descubierto en el mundo, si el hombre no fuese curioso por naturaleza. Pero, la curiosidad debe ser orientada de forma correcta; de otro modo, puede llevar, incluso, a la destrucción. Esa fue la tragedia de nuestros primeros padres.
La pregunta: "¿Qué señal habrá de tu venida?", se encuentra repetida varias veces en la Biblia. El ser humano desea conocer no solo las señales, sino también la fecha exacta del mayor evento de la historia. Pero, por algún motivo especial, Jesús no especificó la fecha de su venida.
Éramos nueve hermanos. Papá trabajaba en las minas, y llegaba a casa cada dos semanas. Antes de viajar, nos dejaba una lista con los deberes que debíamos cumplir antes de su llegada. Eran deberes diarios, pero nosotros dejábamos todo para la última hora. Cuando llegaba el día final, nos distribuíamos las tareas, y en pocas horas teníamos todo listo. Papá se emocionaba al llegar. ¡Pensaba que tenía hijos maravillosos y obedientes! Estaba engañado.
Cierto día, hubo un accidente en las minas. Los trabajos fueron suspendidos, mandaron a todos los trabajadores para la casa, y él llegó antes de lo previsto. Para sorpresa suya, se encontró con la triste realidad: los hijos queridos no eran tan maravillosos como él pensaba.
Esta es apenas una historia, y mi padre solo un ser humano. No tenía la capacidad de conocer el corazón de los hijos. Pero, Dios es Dios, y con él las cosas son diferentes.
Mucha gente se pregunta por qué Jesús no anunció el día exacto de su regreso. Creo que la razón es la naturaleza del corazón humano: si supiésemos el día exacto, viviríamos sin tener en cuenta sus consejos; faltando pocos días, arreglaríamos la vida y trataríamos de prepararnos para ir con él. Esto no le haría ningún bien al ser humano. Por eso, Jesús incluyó el elemento sorpresa; y el énfasis que la Biblia da no es a la fecha, sino a la preparación del ser humano para encontrarse con el Señor.
Haz de este día un día de preparación, recordando que, aunque no sabemos el día ni la hora de la venida de Cristo, todo indica que estamos viviendo los últimos tiempos de nuestra historia en esta tierra.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 26 de agosto de 2011

LA CUEVA DE LA MISERICORDIA

Estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi hijo. (Mateo 2:15).

La vida terrenal de Cristo, muy a pesar de sus oponentes, ha llegado a convertirse en el centro de la historia de la humanidad. Miles de personas visitan cada día los lugares por los cuales anduvo Jesús. Aunque Cristo vino como miembro de la nación judía, me impresiona saber que la salvación que ofrecía era para todo el mundo, sin importar nacionalidad, raza, color o credo.
Egipto, aquella nación que esclavizó al pueblo de Dios durante más de cuatrocientos años, aquella tierra que fue escenario de los juicios divinos y que se convirtió en piedra de tropiezo para muchos israelitas que después de su liberación continuaban siendo esclavos de sus encantos, aquella tierra que vio nacer al gran líder Moisés y que lo vio rescatar al pueblo de Dios, ahora era el lugar escogido para proteger al Príncipe de paz. Dios había provisto que María, junto con José y el niño, huyeran del inminente peligro que se cernía sobre el Mesías prometido.
La conocida «iglesia colgante», erigida en El Cairo, Egipto, sobre una cueva donde, según se cree, se refugió la familia de Jesús cuando huía de Herodes, se levanta como testigo mudo de que la misericordia divina se extiende aún para los que aparentemente no encuentran perdón a sus múltiples pecados.
Puede ser que ahora estés pasando por momentos en los que no entiendas los porqués de las circunstancias que te atan, pero recuerda que Dios tiene muchas maneras de mostrarte su misericordia. ¡Cuántas mujeres viven una vida vacía! Así se encontraba la adúltera María cuando fue a Jesús, esclava del pecado y del remordimiento, sintiéndose vacía y sin esperanza. Pero la salvación divina fue hasta su Egipto particular, y le dio libertad.
Para ti también hay libertad en Cristo Jesús. Libertad de todos tus pecados. Libertad de un pasado equivocado. Cristo puede y quiere ser para ti ese puente de salvación que te da la entrada a las mansiones eternas. Ve a él y experimenta una nueva vida restaurada por su amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN MAL CAMBIO

Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho. Proverbios 16:8.

¿Te ocurrió alguna vez que hiciste un mal cambio? A mí me pasó una vez en los años de mi infancia. Hacía semanas que venía juntado figuritas coleccionables para pegar en un álbum, y obsesionado con ellas, entregué un auto de colección por unas treinta figuritas de un amigo. Luego de haber hecho el cambio, me arrepentí de todo corazón, porque el valor del autito superaba ampliamente al de las figuritas.
Los malos cambios no son solo cosas de chicos, porque en el mundo joven y adulto también se hacen malos cambios. Y eso fue lo que hizo Giezi mientras era siervo de Elíseo.
Naamán había llegado a Israel buscando sanarse de una enfermedad terminal. Luego de que le fue restaurado la salud, regresó a la casa del profeta para agradecerle, confesar su devoción por el Dios de Israel y entregar obsequios costosos a modo de pago. Como el milagro lo había hecho Dios, Elíseo se negó a recibir algún tipo de regalo, y simplemente alentó al general sirio a adorar a Jehová.
Giezi contempló toda la escena y no pudo comprender lo que su amo había hecho. "¿Cómo no iban a aceptar algún regalo de este hombre rico?", se preguntó el siervo ambicioso. Olvidando sus quehaceres, corrió detrás de Naamán, y al alcanzarlo le dijo: "Mi señor me envía a decirte: He aquí vinieron a mí en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos" (2 Rey. 5:22). El general sirio dio con presteza lo que se le pedía y continuó su camino, y Giezi, escondiendo los regalos, se presentó a Elíseo como si no hubiera hecho nada malo.
Dios no pasó por alto esta temeridad, pues su Nombre estaba en juego, y la lepra de Naamán recayó como atroz castigo sobre Giezi. ¡Qué mal cambio hizo este siervo! Cambió su salud por dinero.
Tristemente, en la actualidad también existen personas que hacen esos malos cambios. Por ganar dinero, trabajan muchísimas horas diarias, abandonando a sus familias, la honradez y hasta su salud. Se exigen al extremo, no tienen feriados, días de reposo o vacaciones. Sacrifican todo, incluso su propia vida, para obtener lo que desean.
Nunca permitas que el dios de las riquezas te impulse a hacer malos cambios. Dale el primer lugar a Jesús, y ese será la mejor decisión que habrás realizado en toda tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL CAMINO DE LA GLORIA

Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mateo 23:12.

¿Qué deseaba el Señor Jesús, al hacer una declaración como esta? ¿Filosofar? ¿Presentar un enigma? ¿Simplemente confundir? ¡No! ¡Jamás salió de la boca del Maestro un consejo que no fuese realidad de vida!
Solo que, para entender la practicidad de sus palabras, es necesario, a veces, fracasar. El dolor es un maestro convincente: el dolor trae, bajo sus alas, la vergüenza; el dolor y la vergüenza te conducen a las profundidades penosas del fracaso, tierra fértil para el análisis y la meditación. Entonces, entiendes que podrías haber escalado la cumbre de tus sueños, yendo por un terreno más seguro, aunque quizá más difícil.
El versículo de hoy nos muestra las contradicciones entre el Reino de Dios y el reino de los hombres: en el Reino de Dios, caminas para abajo y, sin embargo, asciendes; diferente del reino de los hombres, en el que tratas de llegar arriba y te descubres en el terreno pantanoso del abismo. El egoísta corazón humano es incapaz de entender las cosas del Espíritu. Por eso, la vida, en este mundo, es la desesperada carrera detrás de la gloria, el poder, las luces y los aplausos. Para alcanzarlos, se echan a un lado los valores, los principios y hasta el respeto propio. Un día, puedes lograr lo que tanto buscas, pero entonces descubres que continúas vacío, y te desesperas y no sabes hacia dónde más correr.
Cuando te dejas guiar por el Espíritu, las cosas son diferentes: tu gloria es el camino de la abnegación, del servicio, de la renuncia y del altruismo. No buscas gloria, tratas de servir. Pero, extraño como parezca, ese camino te conduce a las alturas, y un día te descubres en medio de las pantallas que no buscaste: es el brillo de una noche de sueño tranquilo, la paz de un corazón que no debe, y la quietud del amor de gente querida, a la que supiste hacer feliz.
Hoy es un nuevo día, y una nueva oportunidad para reorientar tus valores y analizar la búsqueda de tu corazón: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué blancos persigues? Déjate guiar por la Palabra de Dios, y haz de este un día de servicio, "porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

jueves, 25 de agosto de 2011

¿TEMOR O MIEDO?

En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: «¡No temas, Sion, que no se debiliten tus manos!» (Sofonías 3:16).

En la Biblia se presentan dos tipos de temores: el temor a Dios y el temor a caer en manos de otros seres humanos. El temor a Dios nace de un corazón reverente, consciente de la superioridad y majestad del Señor que, aunque aborrece el pecado, ama profundamente al pecador. Pero caer en manos de otros es exponerse a la furia inmisericorde de Satanás. La Biblia nos indica que no debemos temer al hombre que solo puede destruir el cuerpo, sino más bien a Dios, pero como humanos que somos, todos tenemos temores con respecto a nuestros semejantes y a su influencia en nuestras vidas.
La envidia, los celos, la desconfianza, la traición, los deseos e incluso nuestro propio corazón nos hacen temer. También podemos hablar del temor a las consecuencias que traen nuestras propias acciones. El rey Belsasar tembló de miedo, sus rodillas chocaban una contra la otra, su voz se colapsó, su respiración se aceleró, ¿Qué estaba sucediendo para que el orgulloso monarca sintiera tanto pánico? Había arrojado su conciencia a las mazmorras y ahora lanzaba un último grito de desesperación. ¿Qué había hecho con su vida? La había malgastado en la lujuria de complacer sus propias inclinaciones pecaminosas. Conocía muy bien la historia de sus antepasados. Sabía que el orgullo de Nabucodonosor había sido castigado, pero con arrogancia se atrevió a desafiar al Dios de! universo. Ahora, frente al juicio divino, no podía menos que temer las consecuencias de sus propias decisiones.
¿A qué le temes? ¿Al jefe despiadado que te hace la vida imposible en el trabajo, donde pasas gran parte de tu tiempo? ¿A la furia incontrolable de un esposo que derrocha en la cantina el dinero que te hace falta para dar de comer a tus hijos? ¿O le temes al pecado que todavía permanece en tu interior? Todos estos temores tienen como única solución otro temor. ¿Otro temor? Sí, porque el antídoto contra el miedo es el temor a Dios (ver Prov. 9: 10). Pero un temor que no se basa en el castigo, sino en el amor y la reverencia.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CUANDO JESÚS LLEGÓ AL CORAZÓN

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Lucas 19:10.

Dios demuestra su poder en la vida de las personas cuando las transforma en auténticos cristianos. Que un ladrón, delincuente, alcohólico, estafador, homicida o cualquiera que haya vivido en pecado abandone su camino y viva como Dios lo pide en su Palabra, realmente es un gran milagro.
Pero, no solo los que cometen actos criminales necesitan el poder transformador del Espíritu Santo, sino que toda persona que pretende llegar al reino de los cielos deberá pasar por esta metamorfosis. "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Juan 3:5), le dijo Jesús a Nicodemo, y la misma afirmación perdura hasta nuestro días.
Zaqueo nació en el pueblo elegido y se crió bajo la enseñanza de los sacerdotes. Como judío, conocía perfectamente la Biblia y sabía lo que Dios demandaba para cada hombre. Sin embargo, decidió seguir su propio camino e ignoró sus conocimientos religiosos. Su única ambición fue acumular tesoros terrenales y en mucha cantidad.
Este tipo de vida le dio lujos, extravagancias y placeres, pero no quitó el vacío que había en su corazón. Con el paso del tiempo se convenció de que no había alcanzado lo que buscaba y se sintió desdichado e infeliz. Estaba dispuesto a dar todo el dinero que poseía con tal de sentirse pleno y disfrutar de la vida. Pero lo que buscaba se encontraba cerca.
Cuando Jesús llegó a su vida, Zaqueo experimentó el nacimiento del Espíritu, y el dinero dejó de ser su dios, para darle el lugar a Cristo. Con profundo arrepentimiento y confesión expresó: "He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadriplicado" (Lúe. 19:8). Jesús, conmovido por las palabras de Zaqueo, expresó su misión: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido".
La tentación de Zaqueo de convertir el dinero en un dios sigue siendo una gran tentación para muchos en la actualidad. Miles de hombres y mujeres se agolpan en la loca carrera de la vida en busca de tesoros mundanales para llenar el vacío de su existencia, olvidando que la historia de este cobrador de impuestos está para que nosotros no cometamos el mismo error. El dinero solo te ayuda a vivir en esta tierra, pero Jesús da vida y salvación en el presente y por la eternidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¡CERCADO!

Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Mateo 22:15.

Mientras Cristian se coloca la corbata antes de dirigirse al trabajo, nota un aire de tristeza en su mirada, y se pregunta: "¿Qué pasa conmigo?" Continúa observando su rostro. Concluye que el motivo de esa preocupación es la insistente persecución de sus compañeros de trabajo. La actitud hostil de sus amigos está afectando su ánimo, y últimamente siente un leve temor inconsciente al ir a la oficina.
Todo empezó cuando Cristian descubrió la Biblia, y quiso compartirla con sus colegas: unos se burlaron, otros se mantuvieron indiferentes y otros, incluso, dejaron de hablar con él. Pero, desde el día en que Cristian se bautizó, las cosas empeoraron: últimamente, los colegas lo cercan, observaban todo lo que él hace y dice, con la intención de hallar alguna falta en sus actitudes y reprocharle que es un hipócrita, al decir que su vida ha cambiado desde que conoce a Jesús.
El versículo de hoy presenta a Jesús, al enfrentar las mismas circunstancias que Cristian. Con una diferencia: los fariseos hacían las mismas cosas que los colegas de nuestro joven no solo con el propósito de burlarse o dejarlo en ridículo, sino con el objetivo de condenarlo y matarlo.
En la vida cristiana, muchas veces vas a pasar por ese tipo de situaciones. Gente que te observa solo con el deseo de encontrar una aparente contradicción entre lo que dices y lo que haces; gente que, muchas veces, va a preguntar sobre tu fe solo para encontrar algún error. Sí dices "Sí", te acusarán y condenarán por la respuesta afirmativa; si dices "No", vendrán contra ti por haber negado. Nada de lo que hagas o dejes de hacer los satisfará. Te arrinconarán en una esquina de la argumentación, con el objetivo de hacerte perder la paciencia y exasperarte.
No les hagas caso; no reacciones defensivamente. Es eso lo que buscan. Pide a Dios mansedumbre, ternura, paciencia. Muchas veces, por detrás de las personas con ese tipo de actitud, hay gente sincera, que es tocada por el Espíritu Santo, mediante la simplicidad y la nobleza de tu reacción.
Sal hoy, sabiendo que vives en un mundo en el cual el camino no está siempre alfombrado de rosas para los hijos de Dios. Pero, a pesar de eso, las mismas espinas que muchas veces hacen sangrar tus pies son las bendiciones que el Señor te está preparando. Así fue con Jesús: "Fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

miércoles, 24 de agosto de 2011

¿LO QUE ES JUSTO O LO QUE ES CORRECTO?

¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, sin darle el salario de su trabajo. (Jeremías 22:13)

¿Te has debatido alguna vez entre lo que crees que es justo y lo que sabes que es correcto? Así se encontraba Alicia, incapaz de tomar una decisión. Con el timón en las manos, trataba de controlar su débil embarcación mientras las olas de la libertad de elección intentaban estrellarla contra la roca de su conciencia. Había sido durante muchos años una fiel cristiana pero sus conocidos, que gozaban de una posición económica mejor que la suya, le susurraban a veces palabras que la hacían dudar: «A tu familia le falta chispa, sagacidad, inteligencia». Su esposo, un hombre cariñoso, leal y cristiano, era honrado, pero ¿valía la pena seguir viviendo así?
La mente de Alicia se debatía en un combate feroz. Por una parte sabía lo que Dios demandaba de ella, pero ahora que tenía la oportunidad de traer un poco de «justicia» y prosperidad material a su familia, sentía que los principios divinos eran solo un concepto más en su manera de ver la vida y que había llegado el momento de que eso cambiara. Después de todo, no parecía haber tenido mucha recompensa por haberse mantenido siempre fiel a ellos.
¿Has tenido que tomar decisiones similares? En ocasiones no resulta tan difícil saber qué es lo correcto, como tomar la decisión de hacerlo. Alicia vio la oportunidad que tenía del mismo modo que una niña observa una hermosa muñeca a través de la vidriera: con deseo de obtenerla. Nadie notaría lo que estaba haciendo, y si se descubría, ella no sería la acusada. Apenas había riesgo, pero el cielo entero observaba la decisión de Alicia. También lo hacían las huestes del mal. ¿Quién triunfaría?
Constantemente tenemos que enfrentarnos al dilema de tener que elegir. ¿Qué es bueno o malo en medio de una generación que tiene los conceptos distorsionados? Finalmente Alicia salió vencedora. No sabía si Dios recompensaría su elección, pero el cielo ganó. Nunca dejes que tus decisiones glorifiquen al enemigo y avergüencen al cielo. Dios pronto hará justicia. Espera pacientemente en él.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¿CUÁNTO VALE EL DINERO EN TU VIDA?

Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad. Ezequiel 7:19.

¿Te imaginas salir algún día de tu hogar y ver que hay dinero tirado en las calles? ¿Qué harías? ¿Cuánto de tu tiempo dedicarías a juntarlo? Hasta el día de hoy recuerdo algo que le tocó vivir a Katy, una joven que moraba en Bahía Blanca, mi ciudad natal. Eran las dos de la tarde y ella acababa de salir del trabajo, cuando en dirección a su hogar y al pasar cerca de un banco, un papel le pegó en la cara. Al tomarlo, vio que era un billete y pensó que se trataba de una propaganda. Luego, al mirar a su alrededor, vio decenas de billetes de cien dólares norteamericanos que volaban a la merced del viento.
Como a esa hora hay muy poca actividad en el centro comercial de Bahía Blanca, solo otro joven vio lo que ocurría, y al igual que ella rápidamente iniciaron su veloz búsqueda del dinero. Alcanzaron algunos en el aire, otros en los parabrisas de autos estacionados, otros en charcos de agua, sobre los árboles y aleros de comercios, y no pudieron alcanzar otros porque el viento se los llevaba.
Luego, al verificar que ya no había más billetes en la calle, junto al otro joven que había hecho lo mismo, entraron al banco para ver qué había ocurrido. Aparentemente, un desconocido tropezó al salir del banco y se abrió su maletín, y como el dinero no estaba sujeto a nada y ese día había mucho viento, cuando alcanzó a reaccionar gran parte de los billetes ya estaban en el aire. Katy y el otro joven sintieron lástima al ver la desesperación y las lágrimas de quien los había perdido, e hicieron lo que muy pocos hubieran hecho: devolvieron el dinero que alcanzaron a juntar. En actitud de agradecimiento, el banco le regaló cien dólares a cada uno.
¿Qué harías tú si te tocara vivir la misma historia? ¿Lo devolverías? ¿Qué lugar ocupa el dinero en tu corazón? ¿Serías capaz de manchar tus manos y tu conciencia con tal de conseguirlo?
La escena que Ezequiel nos muestra parece increíble, ya que las personas "arrojarán su plata en las calles". ¿Te imaginas? En verdad llegará el día cuando el dinero y los bienes materiales no tendrán ningún valor, porque los hombres deberán comparecer delante del Juez eterno. Piensa en eso.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL SILENCIO DEL PADRE

Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Mateo 26:40.

El dolor de Jesús, aquella noche, aumentaba en intensidad al comprobar la indiferencia de sus discípulos. Ellos ni siquiera podían ayudarlo a orar: dormían como si nada anormal estuviese sucediendo. ¡Ironía de la vida! En el mar de Galilea, una noche, Jesús dormía mientras ellos se desesperaban. ¿Cuál era el motivo de su desesperación? ¡Una simple tormenta! Pero, ahora que el clímax de la tormenta cósmica se avecinaba y que el destino de la humanidad estaba en juego; ahora, que la vida eterna, y no solo la mezquina vida terrenal, estaba por ser decidida, ellos dormían.
¿Te das cuenta cómo los seres humanos valoramos las cosas y las situaciones? ¡Que Dios tenga misericordia de nosotros!
Al verse solo, Jesús, aquella noche, oró a su Padre, y aparentemente no obtuvo respuesta. Su oración fue: "Padre, si puedes, pasa de mí esta copa, pero no sea hecho conforme a mi voluntad sino a la tuya".
El cálice, o copa, es usado en la Biblia, a veces, como un símbolo de las bendiciones divinas, y otras como símbolo de la ira de Dios. En el Getsemaní, con toda seguridad, el cálice de Jesús era la más grande bendición que el ser humano podría recibir. ¿Por qué? Porque Jesús estaba recibiendo la ira de Dios, provocada por nuestro pecado; estaba ocupando nuestro lugar. Éramos nosotros sobre quienes el cálice de la ira divina debería ser derramado. Pero, el Señor Jesús te amó tanto que entregó su vida para ocupar tu lugar. ¡Qué bendición!
Jesús oró, aquella triste noche, y aparentemente no recibió respuesta de su Padre; aparentemente, porque el silencio del Padre fue su respuesta: no había otra manera de salvar a la humanidad; no había otra salida. En aquel momento, en las manos de Jesús estuvo nuestro destino: dependía de él. Si lo hubiese querido, habría podido retornar al cielo, y estaríamos perdidos para siempre...
¿Eres tú capaz de entender el silencio divino? Ora a Dios, y confía en él. Ora mucho, y que la triste historia de los discípulos no se repita: "Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 23 de agosto de 2011

UNA VOZ QUE DEBES ESCUCHAR

Aconteció en aquellos días que se promulgó un edicto de parte de Augusto Cesar, que todo el mundo fuera empadronado, (Lucas 2:1)

A través de la historia muchos han sido los hombres que han intentado ocupar el lugar de Dios imponiendo cruelmente su voluntad sobre aquellos más frágiles. María, la madre de Jesús, vivía bajo la opresión de un gobierno férreo contra el cual el pueblo israelita acumulaba rebeldía, resentimiento y odio. Pero ella conservaba un espíritu paciente gracias a la esperanza en la venida del Mesías.
Sumergida estaba en su mundo interior cuando fue interrumpida por la luz sobrenatural de la presencia de un ángel que la saludaba como si de una reina se tratara. María no estaba familiarizada con ese trato, pero su turbación aumentó cuando escuchó el mensaje celestial: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios» (Luc. 1:35). Era imposible entender lo que estaba ocurriendo, pero la fe de esta gran mujer no radicaba en su capacidad de raciocinio, sino en su disposición a aceptar el mensaje celestial.
Hasta nosotras llegan las injusticias de un mundo gobernado por seres humanos sujetos a errores y tentaciones. Pero en medio de tanta confusión se escucha la voz suave del mensajero celestial que nos saluda con amor, consideración y respeto. Sí es la voz divina la que detiene la rutina ensordecedora de la vida y nos lleva a esferas superiores. ¿Puedes entender lo que te comunica el ángel que llega hasta ti en el silbo suave de la brisa, en el bullicio incontrolable de tus hijos, en el abrazo de un amigo, en el simple titilar de las estrellas o en la lluvia refrescante? ¿Queda tu alma extasiada frente a la majestuosidad del Sol cuando descorre el velo nocturno para abrirse paso envuelto siempre en una ráfaga impresionante de colores?
Hay mucho que escuchar. No son solo las palabras injustas las que llegan a tus oídos. Hoy, por la gracia divina, escucha la voz de Dios. El tiene algo maravilloso que decirte. Su mensaje es de paz, comprensión y amor.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN DIOS LLAMADO RIQUEZA

Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Mateo 19:29.

La historia del joven rico ha sido un tema de perplejidad para muchos creyentes. ¿Por qué Jesús tuvo que poner el cielo y la vida eterna a la altura de las riquezas terrenales? ¿No podía obviar el Señor ese aspecto y hablar del dinero como algo intrascendente en la vida de los hombres?
La historia del joven rico demuestra que para algunos hombres sus posesiones son más importantes que cualquier otro bien de esta vida, y adquieren tal importancia para ellos que fácilmente suplanta a Dios.
Jesús hablaba y obraba en igualdad social, y aunque los apóstoles se opusieron, el Maestro de Galilea bendijo a niños y madres. El joven rico, al ver la ternura y el amor del Jesús, tuvo la convicción de que ese Hombre poseía filiación divina. Por eso, inició su diálogo yendo directamente al grano: "¿Qué bien haré para tener la vida eterna?" (Mat. 19:16).
Es probable que este joven ya había preguntado esto a los teólogos de su época, pero ellos enseñaban doctrinas tan pesadas y contradictorias que sus respuestas no habían llenado sus expectativas. Jesús le respondió: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". Luego, Jesús repitió los mandamientos dados en el Sinaí a Moisés, pero aun así el joven no se sentía satisfecho. "Todo esto lo he guardado desde mi juventud —le dijo al Maestro con aire de suficiencia propia, y añadió—: ¿Qué más me falta?" Jamás se imaginó que Jesús mencionaría en su respuesta el dios ajeno que acariciaba en su corazón: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme" (vers. 21).
Abraham, David, Salomón, Nicodemo y José de Arimatea fueron hombres muy ricos, pero ninguno de ellos recibió la sentencia de vender todos sus bienes. Entonces, ¿por qué Jesús dejó que esos hombres lo sirvieran con sus bienes, y al joven rico lo mandó a venderlos? La respuesta es obvia: El joven había desplazado a Dios de su vida por la abundancia de bienes terrenales, mientras que los antes mencionados nunca adoraron al dios de las riquezas.
Vivimos en una sociedad de consumo que idolatra los bienes materiales. No te contagies de esa idolatría, porque el joven rico, sin quererlo, perdió la posibilidad de disfrutar la vida eterna.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

DECISIÓN

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Mateo 20:16.

Cuando el texto de hoy habla de "primeros y postreros", no se refiere a una carrera en la que unos llegan en primer lugar y otros se quedan relegados al final. El pensamiento central es el poder de la decisión. Muchos son llamados. La Biblia es un libro de permanente invitación al pecador: Dios llama, insiste, y toca incesantemente a la puerta del corazón humano. Lo llama porque lo ama; desea que el hijo sea feliz. Y sabe que, lejos del Creador, la criatura será siempre incompleta y, por tanto, infeliz.
Pero, la triste realidad es que no todos aceptan la invitación divina; pocos, en comparación con el total de la humanidad. En Sodoma, solo se salvó una familia; en ocasión del diluvio, sucedió lo mismo; y al final de los tiempos, la historia se repetirá. Serán pocos los que, finalmente, serán escogidos porque dijeron "Sí".
El versículo de hoy dice más: asevera que quienes más oportunidades tuvieron serán los que más desperdiciarán la invitación. Los postreros, aquellos que se pensaba que no serían, serán; mientras que los primeros, aquellos que tenían todo a su favor, se perderán.
El núcleo de la decisión está en el poder de la voluntad. Dios dio libertad al ser humano, y la respetará hasta el fin. No puede obligarte; no puede derribar la puerta del corazón y entrar en contra de tu voluntad: tú tienes que querer, tú tienes que decir que sí. En el momento que lo hagas, todos los ejércitos celestiales correrán para ayudarte; pero, nadie puede hacer nada por ti, si te niegas a abrir.
Todos los días tomas decisiones. Unas te llevan hacia el dolor y el sufrimiento: son decisiones de muerte. Otras, te conducen al servicio y a la entrega: son decisiones de vida. Haz de este día un día de decisiones sabias. ¡Abre el corazón a Jesús! ¡Permítele entrar! Deja que él trabaje en ti, desde adentro hacia afuera. Que corrija las cosas que necesitan ser corregidas; que limpie lo que necesita ser limpiado; en fin. Que coloque orden, paz, perdón, y la seguridad de que eres una nueva criatura, renacida en Cristo.
No te atrevas a enfrentar los desafíos de este día desconocido para ti, sin pensar en el poder de tu decisión, porque "los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 22 de agosto de 2011

ARMAS INDESTRUCTIBLES

¡Cubríos con los yelmos, limpiad las lanzas y poneos las corazas! (Jeremías 46:4)

Si adaptamos este pasaje a las actuales formas de combate tal vez deberíamos decir: «Poneos el chaleco antibalas, limpiad vuestras armas sofisticadas y vestíos de camuflaje». ¿Has pensado qué quieren decir estas palabras? ¿Qué mensaje estaba dando el profeta? Yo creo que en el plano espiritual se nos exhorta a tomar las armas que el cielo pone a nuestra disposición, como son la oración, la meditación, el estudio continuo de la Biblia y del Espíritu de Profecía o la alabanza.
Si trasladamos el mensaje a la esfera intelectual, debemos asegurarnos de tener buenos maestros, de ir a escuelas de nivel, de contar con libros especiales y de tener una muy buena disposición. Si queremos aplicarlo a la vida emocional, conviene cerciorarnos de que tenemos equilibrio alimentando el dominio propio y una conciencia tranquila. Todas estas serían buenas armaduras para triunfar en la vida.
La Biblia dice que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades, contra demonios y huestes del mal lideradas por el mismo Satanás (ver Efe. 6: 12). ¿Por qué nos exhorta a ser conscientes de esto? A veces deseamos ser iguales a Dios. Queremos resolver todas las cosas con nuestra capacidad, nuestras fuerzas, nuestra voluntad, nuestra destreza, y olvidamos que no podemos salir victoriosas porque luchamos contra un rival muy superior.
Es legendaria la pelea desproporcionada que se produjo entre el joven David y el gigante Goliat. David representa la fragilidad humana, Goliat la amenazadora supremacía del mal. Pero algo mareó la diferencia en el resultado: el reconocimiento total de aquel joven de su incapacidad para luchar, que lo llevó a aferrarse de la fuerza poderosa de Jehová de los ejércitos.
Goliat no iba tan preparado para el combate como él pensaba, pues le faltaba la protección de Dios. La oración es la piedra que vence a gigantes, la Biblia es la espada que combate el mal y la alabanza es la honda que lanza al viento el poder infinito de Dios. Esas son las armas que debes atesorar y con las cuales se vence al mal. Tómalas y triunfarás.
La Biblia, la oración y la alabanza son armas invencibles.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

DIOS EN PRIMER LUGAR

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mateo 6:24.

Satanás pervierte todas las bendiciones que el Señor otorga. A quien recibe inteligencia, lo anima a sentirse autosuficiente; a quien posee talento musical, a que no alabe a Dios; y al que recibe mucho dinero, a que se olvide del Dueño de las riquezas.
A lo largo de estos días, hemos visto algunos principios bíblicos para tener éxito económico. Ellos son: No pedir prestado (no incurrir en deudas), tener el hábito del ahorro, y ser honesto y justo en cualquier tipo de comercio.
El principio que veremos hoy, y que es la clave para que las ganancias sean una bendición, es que Dios ocupe en todo momento el primer lugar en tu corazón. Este equilibrio no siempre es fácil de logra.
El versículo de hoy ha hecho pensar a algunos que Dios desea que sus hijos sean pobres, y que el aumento de las riquezas es sinónimo de pecado. Pero mira lo que dice esta cita: "El deseo de acumular riquezas no es pecaminoso si en el esfuerzo realizado por lograr ese objetivo, los hombres y mujeres no se olvidan de Dios ni transgreden los últimos preceptos de Jehová que dictan el deber del hombre hacia sus semejantes, ni se colocan en una posición desde donde les resulte imposible glorificar a Dios en sus cuerpos y en sus espíritus, los cuales le pertenecen" (Mensajes selectos, t. 2, p. 493).
En otras palabras, se puede decir que alguien posee éxito económico, si después de poseer abundancia material continúa siendo fiel a Dios en su vida. "Porque, ¿qué aprovechará el hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mat. 16:26). Pues quien gana todo el dinero del mundo pero pierde la vida eterna, es un completo fracasado.
Por esta razón, querido joven y querida señorita, si deseas considerarte una persona exitosa en lo económico, deja que el Señor ocupe siempre el primer lugar en tu vida. Entrégate a él sin reservas, y el éxito que logres será de bendición en este mundo y por la eternidad.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿QUIERES SER PERFECTO?

Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Mateo 19:21.

El versículo de hoy tiene que ver con el encuentro entre Jesús y el joven rico. Sucedió en Jericó. El Maestro ya se iba, cuando un joven salió de entre la multitud, se arrodilló ante Jesús y le preguntó: "Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" La respuesta fue: "Vende lo que tienes y dalo a los pobres".
Aquel joven tenía el corazón embargado de amor por el dinero; vivía en función de las cosas materiales. Pero, acariciaba inquietudes espirituales: anhelaba entrar en el Reino de los cielos, pero no conocía el camino. Entonces, Jesús procuró enseñarle la más importante de las lecciones que el cristiano necesita aprender: el cristianismo es vivir una vida de amor con Jesús, y el resultado de esa experiencia de amor será la perfección.
Tal vez, tú respires aliviado, en este momento, pensando que el consejo de Cristo no te sirve, porque tú no tienes mucho dinero. Bueno, el problema de aquel joven era el dinero; pero, todos tenemos el corazón cargado de alguna preferencia, que no siempre es Jesús. De modo que el mensaje es: no vale mucho la pena que quieras ser un buen cristiano, si no tienes la seguridad de que te has enamorado de Jesús.
El amor debe ser la motivación; es por amor que haces o no haces. El cristianismo no consiste solamente en portarse bien y cumplir todo lo que la iglesia espera de ti: tu motivación debe ser el amor de Dios. "Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se fijen en mis caminos", aconseja Dios. Pero, si no has entregado el corazón a Jesús; si tus sentimientos no son enteramente suyos; si todo tu ser no vive en función del amor que él te inspira, tu vida será simplemente un conglomerado de deberes y de obligaciones. No serás feliz, y aprovecharás cualquier motivo para abandonarlo todo.
Haz de este un día de entrega al Señor. Entrégale el corazón; solo Jesús puede colocar, en ti, las motivaciones correctas. Y, cuando te hayas enamorado de él, verás que todo lo que antes te parecía hueco y sin sentido empieza a cobrar significado. Y entenderás lo que Jesús quiso significar, al afirmar que vino a este mundo con el fin de que tengas vida, y la tengas en abundancia.
Parte para tus obligaciones diarias; pero, recuerda el consejo divino: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 21 de agosto de 2011

CONCÉNTRATE EN TI

¿O como dirás a tu hermano: «Déjame sacar la paja de tu ojón, cuando tienes la viga en el tuyo? (Mateo 7:4)

Una mujer conversaba con su amiga acerca de lo descuidada y sucia, que era su nueva vecina. Mirando por la ventana señaló la ropa que, mecida por el viento, recibía los potentes rayos del sol. «¡Mira! -dijo en tono burlón- qué sucia está su ropa! Ya te decía yo que es una mujer muy descuidada». Su amiga, que sentía que debía ayudarla a no ser tan criticona, se acercó a la ventana y se volvió para decir: «No es la ropa de la vecina la que está sucia, sino tus ventanas».
La crítica no siempre tiene que ser despiadada. A veces se presenta envuelta en el manto de una causa justa. ¿Recuerdas a Marta cuando criticó a su hermana porque estaba haciendo algo que ella creía imprudente e injusto? Jesús, aunque entendía la preocupación de Marta, no la justificó, más bien la colocó en el mismo bando en que ella ponía a su hermana diciéndole que María (la acusada) había hecho una buena elección. Los acusadores que arrastraron a la mujer pecadora hasta los pies de Jesús querían esconder sus críticas bajo el manto de un celo santo por la ley de Moisés. Sin embargo, Jesús sabía que sus vidas estaban muy lejos de concederles ninguna autoridad moral. Por eso escribió en el suelo lo que aquellos hombres creían que estaba oculto. Al verse en el banquillo de los acusados, los acusadores se esfumaron como el humo ante la brisa.
A lo largo de tu vida conocerás personas que padecen este mal. Incluso tendrás que estar muy atenta, porque esa actitud es como los virus, que se desarrollan en el ambiente donde se respira. Su aguijón puede trasmitirte el veneno mortal de un espíritu censurador, acusador y desprovisto de misericordia y perdón. Por otra parte, debes saber que sus dardos intentarán destruirte también a ti.
Es sumamente difícil saber encajar críticas injustas, difamaciones infundadas y censuras crueles y ser capaces de devolver amor en lugar de odio. Escucha el consejo divino: Deja que el Espíritu Santo quite tu suciedad y después podrás tener suficiente amor para ayudar a otros.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera