miércoles, 30 de noviembre de 2011

FELIZ

Bienaventurado el hombre (la mujer) a quien el Señor no culpa de pecado. (Romanos 4:8).

Mi alma encuentra refrigerio en saber que mi Señor no cuenta mis pecados. ¿Por qué no sustituyes la palabra «mujer» por tu nombre y vuelves a leer el versículo de hoy? ¿Cómo te sientes? Dios perdona tus pecados. Este mensaje trae vitalidad y esperanza.
Sabemos que para Dios no hay pecados pequeños ni grandes. La única diferencia la marca nuestra actitud frente a la transgresión. Si nos arrepentimos sinceramente, Dios automáticamente borra nuestra falta como si no la hubiéramos cometido. Aunque muchos de esos errores conllevan consecuencias que tenemos que enfrentar, lo cierto es que no tenernos por qué sentirnos atormentadas por el pasado ni inseguras por el presente. Dios tiene un método eficaz para eliminar la maldad: el perdón. Puedo ser considerada dichosa, feliz, bienaventurada, si el perdón divino es una realidad en mi vida.
La mujer pecadora que ungió los pies del Maestro recibió lo que más ansiaba: el perdón. Jesús lo sabía, por eso, a pesar de la incredulidad, la crítica y la incomprensión que recibió, no vaciló en purificar su vida con el amor divino. El paralítico que llevaron ante el Maestro necesitaba más el perdón que la misma sanidad física. Pedro necesitaba sentir el perdón divino para realizar la encomienda de apacentar el rebaño. Tú y yo necesitamos creer que somos perdonadas por el mismo Dios que ha derramado perdón sobre todos los que lo invocan.
Vivir una vida de remordimientos y reproches solo provoca una agonía emocional y espiritual imposible de soportar. No dejes que el enemigo te recuerde constantemente tus faltas. Sí, ciertamente están ahí, pero perdonadas. Enfrenta los desafíos que las consecuencias de tus actos te presentan, pero no dejes que estas te aplasten convirtiéndole en un ser insignificante. Tú sigues valiendo mucho a los ojos del Salvador, así que ocupa el lugar que él tiene para ti y disfruta de su perdón.
Sea tu oración constante: «Señor, ayúdame a no ofenderte ni en palabras, ni en conducta, ni siquiera en pensamientos, pero por favor, si mi debilidad hace sangrar tus heridas, báñame de tu misericordia y otórgame tu perdón. Amén».
El perdón transforma lo negro en blanco.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

ENSEÑANDO A CAMINAR A LOS "RECIÉN NACIDOS"

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. Salmo 32:8.

Mientras viví en casa de mis padres, ellos nunca tuvieron un automóvil. Con el paso de los años vi que eso me traía problemas, porque al llegar a los 18 años mis amigos ya sabían manejar mientras yo todavía no lo hacía. A los 23 años se me presentó una oferta laboral nada despreciable, pero para aceptar el trabajo tenía que saber manejar. Realmente no sabía cómo resolver la situación, así que recurrí a un gran amigo, Gabriel, para que me enseñara a conducir un vehículo. El domingo anterior a comenzar a trabajar, Gabriel llegó con su auto después del mediodía y me llevó a un parque que no es muy transitado.
Allí me dio el volante y me enseñó paso a paso todo lo que debía saber para conducir prudentemente. Luego, una vez que supe acerca de la puesta en marcha y la conducción, sacó una mochila y una bolsa, las colocó en la calle y me enseñó a estacionar con una sola maniobra. Durante horas tuve que repetir una y otra vez el mismo movimiento, hasta que finalmente él consideró que ya era suficiente. Luego de ir a comer alguna merienda a mi casa, Gabriel me dijo que teníamos que ir al centro para demostrar lo aprendido. Ese domingo, el centro de la ciudad estaba atestado de autos, así que para mí fue todo un desafío conducir en esas calles.
Lo más importante ocurrió el lunes, cuando mi jefe me dijo: "Ahora, David, tienes que hacer la repartición en la camioneta". Con mucho nerviosismo comencé a realizar mi labor, pero con alegría puedo decir que nunca más olvidé las lecciones dadas por Gabriel. Hasta hoy, hay frases de él que llevo a la práctica cuando conduzco mi propio automóvil.
Espiritualmente ocurre algo similar. Muchos ingresan a la iglesia y no saben cómo conducirse en ella. Es posible que lleguen con vestimenta poco apropiada, con adornos en su rostro y su cuerpo, y hasta con un lenguaje impuro. Jamás debemos criticar a estas personas. Por el contrario, así como lo hizo Gabriel conmigo, debemos con paciencia enseñarles "el camino en que deben andar". La liturgia eclesiástica, cómo orar y leer la Biblia, cómo vestirse, cómo hablar, el estilo de vida adventista, todo debe ser enseñado con paciencia a esos "niños" espirituales.
La iglesia debe contribuir al desarrollo espiritual de sus miembros, y en la tarea de enseñar crecen juntos maestro y alumno. Permite que Jesús sea tu Maestro y tu Guía, y sé su instrumento al enseñar a otros acerca de su amor.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

IMPOSIBLE

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

El capítulo 11 de la Epístola a los Hebreos es la galería de los hombres y las mujeres de fe. Hijos maravillosos, que hicieron feliz al Padre amado.
Para entender lo que el autor quiso decir, es necesario saber lo que significa la fe. Existen muchas definiciones; la más simple de todas es confianza. Una sola palabra, pero define con exactitud lo que significa la fe: tener fe es confiar. Cuando dices que tienes fe, estás manifestando que confías; cuando afirmas que un día tuviste fe, pero que ahora ya no la tienes, estás queriendo expresar que un día habías confiado, pero que hoy no confías más.
Pero, tú no puedes confiar en alguien a quien no conoces; y no puedes conocer a alguien con quien no convives.
Por lo tanto, la fe en Dios demanda que lo conozcas; y, para conocerlo, necesitas convivir con Dios. Esto explica el versículo de hoy. El primer pensamiento es que sin fe es imposible agradar a Dios. En el griego, la palabra "imposible" es adunatos, que significa, literalmente, "que no se puede, desde ningún punto de vista". Con el fin de entender el verdadero significado de esta palabra, tendrías que colocar la cabeza dentro de una vasija llena de agua, y mantenerla ahí por dos horas. Bueno, eso es adunatos: un imposible.
Quiere decir que, así, la vida no es vida sin fe. Peor que eso: una vida sin fe entristece a Dios; no le agrada. En griego, eucaresteo significa que no lo deja feliz ¿Por qué? Porque la fe es confianza; y, cuando el hijo, a quien tanto ama, no confía en él, Dios no puede estar contento con esa actitud.
Tú no fabricas la fe: las evidencias del amor y del poder de Dios son las que generan confianza en tu corazón. Pero, cuando confías en tu padre, eres capaz de hacer cualquier cosa o ir a cualquier lugar, seguro de que, si la orden provino del padre, no hay por qué temer, aunque las circunstancias sean difíciles y adversas.
Por eso, hoy, camina de la mano de tu Padre amado; confía en él, aunque no veas nada. Él te ama, y jamás te llevará a un lugar que te va a destruir. Y, no olvides que "sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 29 de noviembre de 2011

ESPERANDO

Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le ha dicho: «Así será tu descendencia» (Romanos 4:18).

La pluma inspirada, en el libro A fin de conocerle, declara: «El alma que confía en Dios, encomienda a Cristo todo lo que la perturba, todo lo que la molesta, todo lo que la toma ansiosa» (p. 193). Según Pablo, Abraham creyó, esperando contra toda esperanza. ¿Te imaginas lo que supone creer cuando no hay esperanzas? Parece absurdo, pero la verdadera fe es confianza y entrega incondicional a la voluntad divina. No es difícil saber por qué se le llama a Abraham el padre de la fe. Su vida se caracterizó por una constante dependencia de Dios. Desde su mismo llamamiento, en que se le pidió que saliera de su tierra y de su parentela y se fuera a un lugar desconocido, obedeció solo porque Dios se lo pedía.
¿Has sentido que Dios ha probado tu fe? ¿Puedes recordar la incertidumbre y los sentimientos de inestabilidad que. te embargaron entonces? Para Abraham, un ser humano igual que tú y que yo, también debe de haber resultado difícil poner en práctica una te ciega. Y es que por nosotros mismos somos incapaces de producir este tipo de fe.
¿Es posible tener fe en medio de la incertidumbre, de la derrota, de la enfermedad y de la muerte? Dios hizo posible la vida que habíamos perdido a causa del pecado. Dios dio luz a los ojos de un hombre que era ciego de nacimiento. Dios permitió que una mujer estéril disfrutara de las caricias de un bebé y que el sordo escuchara su llanto. Dios permitió que hubiera perdón para nuestros pecados. Por lo tanto, es posible. ¿Crees que tienes que afrontar sola una montaña? ¿Acaso hay algo imposible para tu Dios?
Emprende cada día con la certeza de que la fe es tu mejor compañía. Confía, espera, incluso si atraviesas el más tormentoso vendaval. Recuerda constantemente que tienes un Dios que nunca le abandonará.
No tienes por qué preocuparte por todos los problemas del mundo, esa tarea le pertenece a Dios. Solo tienes que confiar en que sus promesas son ciertas y se cumplirán.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LOS RETIROS ESPIRITUALES

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.

Las iglesias que viven a la luz del evangelio y cuyos miembros trabajan para cumplir la misión evangélica, están permanentemente en actividad, creciendo y multiplicándose como lo hicieran los primeros cristianos. Pero como es lógico, el crecimiento señala nuevas necesidades que deben ser suplidas y no siempre hay ayuda disponible. Por eso, muchos de los que realizan estas tareas se desgastan y no sienten el deseo de continuar por su fatiga física, mental y espiritual.
Los retiros espirituales tienen el propósito de proveer un receso para los miembros de la iglesia, para dedicarse sosegadamente a la reflexión de la Palabra, a la oración y también a la planificación. Como Jesús comprendía el trabajo arduo que los apóstoles realizaron cuando salieron a predicar de dos en dos en su nombre, al regresar ellos les dijo: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco". Fíjate que era tanto el trabajo que tenían como grupo que ni siquiera "tenían tiempo para comer" (Mar. 6:31).
De la misma manera, nuestra iglesia, de tanto en tanto, organiza retiros espirituales para renovar las fuerzas y propiciar la reconsagración a Dios en sus asistentes. Muchas veces se invita a un pastor de visita (para que también descanse el pastor local), los cultos sabáticos se realizan en otro lugar que no sea la iglesia, y asisten los que desean pasar tiempo a solas con el Señor.
Pero no es necesario esperar a toda la iglesia para tener un retiro espiritual. A veces nos sentimos tan agobiados que necesitamos señalar una fecha en el almanaque y pasar ese día a solas con Jesús. Para hacerlo, tienes que ir con tu Biblia, algunos libros de índole espiritual, lapicero y papel, algo de bebida y de alimento, y elegir, en lo posible, un lugar retirado al aire libre. Comienza ese retiro con una oración que no esté limitada por el tiempo. Conversa ampliamente con tu Dios de manera privada y sencilla. Cuéntale lo cansado que estás de trabajar en su causa y que necesitas su energía y poder para seguir trabajando. Luego, abre su Palabra y céntrate en un tema de interés y escribe las conclusiones que saques. Haz todo sin prisa, sabiendo que todo ese tiempo no es para ti sino para el Señor.
Te aseguro que ese día no quedará en el olvido, y la fortaleza espiritual que adquieras, utilízala en la obra divina.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

QUE TENGAS SALUD

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 2.

El versículo de hoy muestra que la vida tiene diferentes aspectos. No es solo una experiencia espiritual, ni apenas física o, tal vez, social: es todo un conjunto integrado. Y, para que exista bienestar, todas las áreas de la experiencia humana deben funcionar bien.
Hablemos de la vida física. No podrías vivir sin un cuerpo; por eso, Dios, en la Creación, te dio un cuerpo y te hizo un ser físico. Siendo Dios tu Creador, sabe cómo debe funcionar tu cuerpo y cómo debes cuidarlo, a fin de tener buena salud. Por eso, desde el principio de la Creación se preocupó por la alimentación del ser humano, le dio órdenes claras de cómo debería alimentarse, si deseaba ser sano y feliz.
En el tiempo de Israel, también se preocupó por alimentar a sus hijos. Sabía que el cuerpo físico necesitaba de alimentación, de calor, de agua y de sombra, y les proveyó todo eso de forma milagrosa. Les dio, también, directivas sanitarias que el pueblo debía seguir, para no ser víctima de epidemias por falta de higiene.
Y, en el capítulo 11 de Levítico, les explicó detalladamente qué tipo de alimentos podían comer o no, si quisieran tener salud y vida física abundante.
En el Nuevo Testamento, Juan dice: "Que tengas salud". Sin salud, de nada vale que tengas un buen empleo, dinero o amor; un cuerpo enfermo siempre te estará trayendo dolor, y no te dejará servir a Dios con alegría.
El Señor Jesús, durante su ministerio en la tierra, demostró preocupación por la salud física del ser humano: al ver a la multitud hambrienta, la alimentó; al ver a los enfermos, los curó; y a sus discípulos les dijo, muchas veces, que era necesario que reposaran, para tener mejores condiciones de servir.
Al realizar muchos milagros de curación en el sábado, Jesús estaba relacionando, también, el sábado con la salvación, con la vida y con la buena salud. Está probado que el reposo es un remedio en contra del estrés, provocado por la vida agitada que el hombre de nuestros días vive.
¿No crees que la preocupación de Dios por tu salud debería ser motivo de gratitud? Aprovecha este día para evaluar la forma en que estás tratando a tu cuerpo. ¿Bebes suficiente agua? ¿Practicas ejercicios diarios? ¿Te preocupas por tener una alimentación saludable? ¿O piensas que la buena salud es fruto de la casualidad? "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 28 de noviembre de 2011

¡CREER!

Abram creyó a Jehová y le fue contado por justicia. (Génesis 15:6).

Creer. En medio de un mundo materialista y racionalista, creer solo parece tener lógica cuando podemos palpar, razonar y entender. Sin embargo, un breve recorrido por la historia bíblica nos muestra el verdadero significado de la palabra «creer».
A Abraham se le pidió que creyera sin poder ver ni tocar. A Sara se le pidió que creyera cuando todo parecía indicar que no había ningún motivo para hacerlo, cuando los años conspiraban despiadadamente contra la promesa bienaventurada. También a ti y a mí se nos pide que creamos. ¿Que creamos en qué? En que nuestras vidas han sido salvadas por la sangre preciosa de Jesús en el madero del Calvario. En que no podemos alcanzar la salvación por muchas buenas obras que hagamos. En que nuestros pecados son perdonados si los confesamos y cambiamos de rumbo. En que Cristo puede y quiere hacernos vencedoras sobre el mal, y en que la redención está muy cerca.
El texto de hoy afirma que Abraham creyó y le fue contado por justicia. ¿Es que creyendo somos salvas? Por supuesto que no. La Biblia dice que también los demonios creen y tiemblan. ¿Por qué? Porque saben que Dios existe pero no aceptan el plan de salvación. Saben que su sentencia está emitida y que el tiempo se acorta. Pero nosotras, hermanas, tenernos un futuro distinto. Para nosotras sí hay oportunidad. Para nosotras hay un lugar en las mansiones eternas.
La prensa se hizo eco de la gran noticia: la NASA, utilizando el Telescopio Chandra, pudo capturar con su prodigioso lente la supernova más joven de la Vía Láctea, de solo 140 años, y a la que estaban siguiendo desde 1985. Nosotras no tenemos necesidad de ver la proximidad de la venida de Cristo por medio de telescopios. Es real, así como es real que él espera ansioso encontrarse contigo y conmigo en aquel día. Mira hacia el cielo, su venida está muy cerca. Cree y deja que su Espíritu obre en ti. Entonces tu fe te será contada por justicia.
Si crees, todo es posible. Tienes un Dios que se ocupa de que lo sea.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

ALABANZA EN EL TEMPLO

Entrad por sus puertas con acción de gradas, por sus atrios con alabanzas; alabadle, bendecid su nombre. Salmo 100:4.

En el mundial de fútbol de 1970 realizado en México, todas las alabanzas fueron para un jugador del equipo campeón: Pelé. Su habilidad con la pelota, su destreza para resolver situaciones difíciles, los goles propios y los pases certeros para que otros los concretaran, fueron algunos de los comentarios elogiosos hacia él por parte de la prensa mundial. De igual forma, muchos jugadores en diversos deportes gozan de los elogios de sus admiradores.
También la belleza física es alabada y premiada. Hay hombres y mujeres que ganan miles de dólares por exhibirse en las pasarelas con determinado tipo de ropas. Parece increíble, pero la cifra que gana una modelo famosa en una semana es más que lo que puede ganar un obrero en casi toda su vida.
Actores reconocidos que han logrado hacer fortunas con sus películas, viven de manera opulenta y estrafalaria, haciendo gala de los gustos que se dan y que la gran mayoría nunca en su vida podrá realizar. Los diarios, las revistas, la televisión, las páginas web y la radio dedican tiempo y dinero en exaltar a estos personajes extravagantes de la farándula y contribuyen enormemente en expandir su fama.
Lo que el mundo y la prensa muchas veces olvidan es alabar a Dios, el Dador y Sustentador de la habilidad, la belleza, el talento y la inteligencia que cualquier mortal posea. El Creador del cielo y de la tierra es quien debe recibir toda la gloria, la exaltación y la alabanza, porque de su mano procede cada talento que engrandece a los hombres.
El templo es el lugar ideal para alabar a Dios. Allí podemos recordar sus proezas, contadas en la Biblia o experimentadas en la vida propia, también podemos cantar himnos de alabanza, y al orar también podemos engrandecerlo por su misericordia y su poder redentor. Si bien hoy en día el mundo se dedica a ignorar a aquel que merece ser alabado, llegará el día cuando toda la tierra "de mes en mes y de día de reposo en día de reposo" (Isa. 66:23) vendrá a su presencia para darle la exaltación que se merece. Este sábado no pierdas la oportunidad de alabar a aquel que te da la vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

POR LA PALABRA DE DIOS

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Romanos 10:17.

¿Cuál es la función de la Biblia, en el desarrollo de la fe? Muchas personas relacionan la fe solamente con el sentimiento y las emociones. Sin duda, las emociones forman parte de la experiencia humana. Pero, la Biblia afirma que el fundamento de nuestra fe es Jesús. Si esto es verdad, conocer a Jesús se vuelve indispensable en la vida del cristiano; y la única manera de conocerlo es conviviendo con él.
Surge, entonces, otra pregunta: ¿Cómo se convive con Jesús? Aquí entran en juego tres elementos necesarios: la oración, la testificación y el estudio diario de la Biblia. El propio Señor Jesucristo dijo, en cierta oportunidad, refiriéndose a las Escrituras: "Ellas son las que dan testimonio de mí". No puede haber declaración más clara: es mediante el estudio de la Biblia que llegas a conocer a Jesús, a confiar en él y a saber que nunca te fallará.
Pero, este estudio de la Biblia no puede ser algo simplemente teórico e intelectual: no puedes ir a la Biblia solo en busca de argumentos o conocimiento teológico, sino en busca de compañerismo con Jesús. Lee la Biblia como si fuese una carta personal, que Jesús te escribió. Colócate en el centro de las historias que lees. Cuando lees acerca de Daniel, tú eres Daniel; imagínate siendo llevado a la cueva de los leones por obedecer a Dios. Cuando lees acerca de María Magdalena, tú eres esa mujer cansada de pecar, que un día se encontró con Jesús. Cuando encuentras, en la Biblia, la historia de José, colócate en su lugar; imagínate siendo vendido por tus hermanos y siendo llevado a un país extraño, en fin...
Lee la Biblia en primera persona del singular. Cada vez que dice "ellos" o "nosotros", colócate a ti, y aplica los consejos bíblicos a tu experiencia y a las luchas que estás enfrentando en ese momento. Así, conocerás a Jesús y él será el fundamento de tu fe; podrás confiar en él, porque llegaste a conocerlo por medio del estudio de la Biblia.
No te atrevas a vivir sin Jesús: sin él, la vida es una simple sobrevivencia. Él es el fundamento de una vida feliz, porque es el fundamento de tu fe; y la vida del cristiano es una vida de fe. Y recuerda lo que él declaró: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 27 de noviembre de 2011

¡PRESENTE!

Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con poder y gran gloria (Lucas 21:27).

¡Oh qué gran día será ese en el que Cristo rescate a un pueblo sufriente y lo convierta en triunfante! Me emociona pensar que cada vez está más cerca. ¿Escuchas ya el cántico de victoria? Los ángeles preparan sus trompetas. I.as ropas reales estás listas. Cristo muy pronto se quitará sus vestiduras sacerdotales y anunciará su regreso a la tierra. Cierra los ojos y contempla la gloriosa escena. ¿Anhelas estar en pie, con los brazos abiertos, para recibir a tu Salvador, aunque todo a tu alrededor sucumba?
El apóstol Juan describe aquel acontecimiento con las siguientes palabras: «Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se halló ya para ellos» (Apoc. 20: 11). Sí, de la presencia de Dios huye todo cuanto esté contaminado por el pecado. Todo el escenario demanda pulcritud, perfección y limpieza. ¿Encajamos tú y yo en ese escenario? Y «en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados» (1 Cor. 15: 52).
A veces pensamos que Dios pide demasiado de nosotras. La perfección es algo que no podemos alcanzar y con frecuencia caemos en el desánimo. Nos pesa la respuesta dura que le dimos a nuestro esposo o la injusticia que cometimos con nuestros hijos. Cargamos las culpas de nuestros errores y pensamos que así es imposible presentarse delante de Jesús en aquel majestuoso día. Pero, hermana mía, lo más maravilloso del plan de salvación consiste en que Dios comprende nuestra flaqueza. Él conoce nuestra fragilidad y hace todo lo que su amoroso corazón puede para que nos encontremos con él. ¿Te alienta saber que Dios es así? Para mí es un bálsamo de paz.
Lo importante es caminar cada día más cerca de Jesús. El está dispuesto a darnos la fuerza para vencer nuestros rasgos de carácter tan profundamente arraigados. Con Cristo no hay derrotas. Cuando hayas llegado a tu límite, él podrá seguir por ti. Confía y prepárate.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SERVICIO CRISTIANO (PARTE 2)

En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 1 Corintios 16:1.

En los tiempos de los apóstoles, la iglesia cristiana sufrió una gran persecución por parte de los dirigentes judíos debido al crecimiento que estaban teniendo. Fue tan terrible el acoso social y religioso, que el hambre se hizo sentir terriblemente entre los habitantes cristianos de Jerusalén. Los apóstoles tomaron medidas en ese problema y recurrieron a la dadivosidad de los hermanos de otras regiones para obtener socorro. Según el registro bíblico, las iglesias de Galacia y de Corinto sirvieron con sus ofrendas a los hermanos menos afortunados.
Otra de las maneras de servir que se practica en las iglesias adventistas es a través de sus ofrendas y pactos. Las ofrendas son un donativo voluntario y desinteresado, que es dado para ayudar, en algunos casos, a la iglesia local para un proyecto definido. Mientras todavía vivía con mis padres en mi ciudad natal, con los jóvenes de la iglesia decidimos recolectar fondos para hacer una cancha de voleibol. Yo fui el encargado de visitar a los hermanos para que colaboraran con este proyecto, y al cabo de un mes, gracias a la generosidad de muchos, habíamos alcanzado el monto propuesto por los al-bañiles. Realmente fue gratificante visitar a personas que se alegraban de poder solventar una necesidad de los jóvenes. Pero es necesario también recordar que las ofrendas ayudan a pagar los impuestos, el gas, la energía eléctrica y todo tipo de servicio que los templos necesitan para poder funcionar con comodidad.
Por otro lado, todas las iglesias adventistas dan cada trimestre una ofrenda especial para ayudar a los hermanos de alguna zona distante del mundo. El informe misionero mundial nos trae relatos de cómo avanza la obra en diferentes partes de la tierra, y nos incentiva a donar generosamente parte de nuestros recursos para construir capillas, colegios, sanatorios y comedores comunitarios. Sin lugar a dudas, las ofrendas son parte del servicio cristiano que Dios espera de nosotros.
Cada sábado Dios nos da la oportunidad de servir a otros con nuestros recursos económicos, porque desea perfeccionar nuestro carácter para el reino de los cielos. Allí, cada ser que tenga vida no vivirá de manera egoísta, sino que todos los seres creados vivirán para servir a otros y a Dios. Prepárate desde ahora para ese servicio y pon tus recursos en las manos de Dios.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

NACIDOS PARA VIVIR

Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Eclesiastés 3:11.

-¡Señor, quiero vivir! ¡Por favor, déjame vivir!
La voz de Adolfo, quebrada por el dolor, penetraba, como cuchillo afilado, en el alma de las personas que lo amaban; nada podían hacer para ayudarlo. Hay ocasiones en que, literalmente, te sientes inútil, incapaz de hacer algo para aliviar el sufrimiento ajeno. De repente el dolor de tu hermano pasa a ser el tuyo, pero eso no lo alivia. Entonces, te desesperas, buscas explicaciones por todos los lados, y tu única respuesta es el silencio.
El versículo de hoy manifiesta que Dios lo hizo todo hermoso "en su tiempo". En otra parte, el sabio Salomón afirma que hay tiempo para todo: para vivir y hasta para morir. ¿Puede ser hermoso el tiempo de morir? ¿Para quién?
El lamento triste y el clamor desesperado de Adolfo tenían sentido: Dios ha "colocado eternidad" en el corazón de los seres humanos. No fuimos creados para morir, sino para vivir. Adolfo era un joven de apenas veinte años, con deseos de vivir; el anhelo de eternidad estaba en su corazón. Pero, desdichadamente, vivimos en un mundo de tristeza, enfermedad y muerte. Y Salomón declara que "el hombre no alcanza a entender la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin".
En el corazón de Adolfo y de sus amados, se libraba una lucha terrible entre el "deseo de eternidad" y el "entendimiento de la obra de Dios". Naturalmente, la muerte no es obra de Dios; pero, desde el momento que él es Dios, cualquier cosa sucede solo porque él lo permite. Y ¿por qué Dios permite la muerte de un joven de veinte años? En esta vida, no alcanzaremos a entender ese misterio. Pero, tenemos la promesa de que hasta el suspiro final puede ser hermoso para quienes confían en el amor maravilloso de Dios.
Adolfo falleció consumido por el Sida. Su muerte hizo reflexionar a muchos jóvenes. ¿Quién sabe? Quizás el dolor por el que Adolfo y sus queridos pasaron ¿no sería el instrumento que Dios usó para rescatar tantos otros jóvenes que jugaban peligrosamente con la vida?
Por eso, hoy, aunque rodeado por circunstancias difíciles de entender desde el punto de vista humano, confía en el Señor. Y recuerda que: "todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 26 de noviembre de 2011

MÁS ALLÁ DE ESTE MUNDO

Habrá grandes terremotos y, en diferentes lugares, hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. (Lucas 21:11)

Ascendió a más de 28,000 la cifra de muertos y desaparecidos por el terremoto de China que tuvo lugar el día 15 de mayo de 2008. Aquel fue un día aciago en la historia de ese gran país, el más poblado del mundo. Más de 25,000 personas sepultadas. La noticia del desastre acaparó la atención de los medios de comunicación del mundo entero. Numerosas ciudades situadas a los alrededores del epicentro del movimiento telúrico quedaron completamente asoladas. Barrios enteros desaparecieron de un día para otro, a pesar de los persistentes esfuerzos de las fuerzas de rescate y de los organismos internacionales.
Ese desastre natural conmovió todos los corazones humanos. Muchos países mostraron sus condolencias a las autoridades chinas. Nosotros, los cristianos, veíamos cómo las profecías una vez más se cumplían mientras el ser humano, inmerso en su supervivencia, no comprende que la vida está a punto de comenzar, y no de terminarse como a veces piensan. Las señales predichas por el Maestro son una muestra de que su venida está mucho más cerca de lo que pensamos. ¿Estás preparada para ese acontecimiento?
Mientras veía las imágenes del horrendo cataclismo, sentía gran dolor por aquellas madres que perdieron a sus hijos y por aquellos hijos que lo perdieron todo. Aquel dolor tan intenso me hizo pensar en el día en que los cielos se enrollarán como un pergamino y los cimientos de la tierra serán conmovidos por el acontecimiento más glorioso y trascendental del universo: la segunda venida de nuestro Salvador. Cuántas lágrimas serán enjugadas entonces, cuántos hijos restituidos a sus madres, cuántas familias arrebatadas por la muerte se encontrarán en un nuevo abrazo.
Sí, la tierra gime, el corazón se quiebra de dolor, la enfermedad gana terreno y la ciencia busca desesperadamente solución para todas las demandas del ser humano. Este mundo parece un caos. Pero no estamos pérdidas, ni tampoco nuestras familias, porque en los brazos de Jesús hay salvación.
Mira más allá del desastre temporal y divisarás la gloria celestial.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SERVICIO CRISTIANO (PARTE 1)

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Galatas 5:13.

Luego de que la iglesia cristiana fuera establecida, los apóstoles vieron surgir una necesidad que debían suplir antes de seguir predicando. Siguiendo el ejemplo de Jesús, los primeros cristianos no solo anunciaban el evangelio sino que procuraban ayudar a los desamparados sociales, y en ese aspecto las viudas y los huérfanos eran los más desprotegidos y quienes más ayuda necesitaban.
A estas personas, además de hablarles de Cristo, se las ayudaba diariamente con alimentos para su sustento. Debido a que no todos en la iglesia estaban plenamente convertidos por el Espíritu Santo, cuando se hacía la repartición entre las viudas se favorecía a las viudas judías, descuidando a las viudas griegas. La queja no se hizo esperar, ya que el evangelio promovía la igualdad delante de Dios y entre los hombres (Sant. 2:9), y los apóstoles vieron interrumpida su tarea misionera.
"Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo" (Hech. 6:2, 3). Fue así como surgieron los primeros diáconos: hombres y mujeres dispuestos a servir dentro de la iglesia.
En la actualidad, las tareas del diácono son muy importantes, aunque a veces parezcan simples. Juntar las ofrendas, cambiar una lámpara quemada, acomodar el micrófono, prender y apagar las luces, arreglar un grifo que pierde agua continuamente, son parte de las tareas que se realizan en servicio a la iglesia. Y aunque al realizar un bautismo o una Santa Cena, nadie nombre a los que limpiaron la iglesia, a quienes ordenaron el arreglo floral o quienes movieron el pulpito y las bancas para que la iglesia estuviera presentable para esa ocasión especial, Dios ve esos actos abnegados y para ellos dará su recompensa (Mar. 9:41).
Dios espera que cada cristiano sirva por amor a sus semejantes así como Jesús vivió sirviendo a la humanidad. La iglesia es de todos y para todos, por eso debemos entre todos servirnos unos a otros con el mismo amor con que Jesús nos sirvió.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL CRECIMIENTO DE LA FE

Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo [...] por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. 2 Tesalonicenses 1:3,4.

La fe no es estática; el crecimiento es la evidencia de la fe auténtica. Y los instrumentos del crecimiento de la fe son, básicamente, dos: la comunión diaria con Jesús y el dolor. Dios permite que pasemos por momentos difíciles, a fin de hacernos crecer. ¿Cómo sabrás tú si confías de verdad en Dios y en sus promesas, si nunca pasaste por el valle del dolor y de las lágrimas? Es en la hora de la dificultad que te das cuenta de hasta qué punto tu fe es un sentimiento o un principio. Es en el fuego que el oro se purifica; es en el dolor del esmeril que el diamante se pule; y es en las lágrimas y las pruebas que la fe del cristiano crece.
La iglesia de Tesalónica fue un ejemplo: en el dolor de la persecución, la fe de los tesalonicenses creció. El problema con los seres humanos es que no nos gusta el dolor; y es correcto que así sea: a fin de cuentas, Dios no nos creo para sufrir; el dolor apareció, en el escenario humano, después de la entrada del pecado.
Pero, ya que el dolor es inevitable, Dios lo toma y lo transforma en un instrumento de crecimiento y de formación. El dolor nos ayuda a desarrollar la fe; en el sufrimiento, ejercitamos la confianza en las promesas divinas, y el ejercicio es fuente de desarrollo.
Por eso, si hoy tienes delante de ti un motivo de dolor, y si el primer pensamiento que acude a tu mente es que Dios no se preocupa por ti, aleja esa idea y empieza a ejercitar la fe. ¿Qué significa esto? Que, aunque no vislumbres solución alguna para el problema que enfrentas, debes creer que ese problema ya está solucionado. Dios siempre sabe lo que es mejor para ti. Puedes no entenderlo ahora, pero confía: el Señor jamás falló con las personas que confiaron en él. "Al que a mí viene, no lo echo fuera", aseguró cierta vez. Y no lo hará contigo.
No salgas de casa sin recordar las palabras de Pablo: "Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo..., por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 25 de noviembre de 2011

NO DEJES DE HOSPEDAR ÁNGELES

Compartid las necesidades de los santos y practicad la hospitalidad. (Romanos 12:13).

Por último, aunque no menos importante. Pablo nos exhorta a recuperar la práctica de la hospitalidad. Esta palabra produce pánico en nuestros días. ¿Por qué? Por la falla de amor. El mismo Cristo lo dijo: «Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» (Mat. 24: 12). La maldad de nuestros días nos ha puesto difícil ser hospitalarios por los riesgos que entraña. Dios, que conoce el fin desde el principio, profetizó cómo evolucionaría la humanidad con respecto al amor, pero de ninguna manera estimuló dicha actitud en nosotros, sino la contraria. La exhortación que recibimos a través del apóstol sigue siendo de vital importancia para nosotros hoy, si queremos desarrollar realmente el amor en toda su plenitud.
¿Has pasado alguna vez por una situación difícil en la que hayas sentido la frialdad de las personas que podrían haberte ayudado? ¿Has pensado en lo mal que se pueden sentir otros que tienen menos que tú? Recuerda que el principio básico del amor es dar no recibir. Cuando te sientas deprimida porque unos tienen para desperdiciar mientras que a ti te falta para cubrir tus necesidades básicas, mira hacia el cielo. Dios te da en forma abundante aunque tú no le des nada a cambio. ¡Eso es amor! ¿Amas tú así?
La conocida expresión «rio esperes que los demás hagan por ti lo que tú no estés dispuesto a hacer por ellos» no es aplicable a Dios, porque Dios ama incondicionalmente. A él no le afecta en lo más mínimo tu conducta, si amas o no, si eres feliz o no, si prosperas o no. Pero su corazón sí sufre, porque desea que su amor por ti sea correspondido.
Seguramente pensarás: «¿Cómo puedo hospedar a alguien que no conozco? En los tiempos bíblicos era distinto, no había tantos peligros». Y tienes razón, hasta cierto punto. La buena costumbre que tenían los patriarcas de velar para que nadie se quedara a la intemperie durante la noche es imposible de llevar a la práctica en nuestros días. Pero la esencia de esta costumbre no está obsoleta.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

LA SANTA CENA

Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. 1 Corintios 11:26.

El lavamiento de los pies, también llamado "el rito de humildad", tiene el propósito de que veamos a nuestro prójimo como superior a nosotros mismos. En un mundo lleno de avaricia y egoísmo, donde todos desean superar a los demás y ser importantes a la vista de las multitudes, el cristianismo muestra las virtudes de vivir humildemente, y destaca la figura de Jesús como un ejemplo sagrado.
Jesús no debía ser el siervo de nadie. No tenía la obligación de agacharse y lavar los pies sudorosos y llenos de polvo de sus discípulos, porque era el Rey del universo y el Mesías prometido. Sin embargo, lejos de toda ostentación y exaltación propia, el Cordero de Dios "se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido" (Juan 13:4, 5).
Muchos creen que es bíblico santificar el domingo para recordar la muerte y la resurrección de Cristo, pero Pablo señala que el recordativo es diferente al domingo. "Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga". Comer juntos el pan sin levadura y el jugo de uva no fermentado recuerda a cada cristiano reflexivo que Cristo murió por sus pecados, para que tenga la esperanza de la salvación y la vida eterna. Es un gran privilegio participar de esta ceremonia solemne.
Quizás a esta altura te preguntes si es necesario participar de todo esto. Te diré que es más necesario de lo que muchos piensan. Después del bautismo, cada persona debe transitar el camino cristiano. Como el enemigo no está dispuesto a perder un alma, llenará el camino de tentaciones para que los hijos de Dios ensucien "sus pies" cayendo en pecado. ¿Quién, después de su bautismo, no se ha tenido que arrodillar para pedirle perdón a Dios por haber caído? Luego de esas caídas no es necesario volver a bautizarse, porque para eso el Señor dejó establecido el rito de humildad y la Cena del Señor para que volvamos a consagrar la vida a Dios.
¡Qué Ser maravilloso es nuestro Dios! Es el privilegio de cada cristiano participar de los ritos que Dios mismo creó. Participa de cada uno de ellos con alegría, recordando que son para tu bien presente y eterno.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¡VICTORIA!

¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1 Corintios 15:55.

El versículo de hoy nos habla de la esperanza en relación con la muerte. Creo que la muerte asusta a todos. Para morir, basta estar vivo. La muerte es, tal vez, la experiencia humana más dolorosa; no para el que muere, sino para los que sobreviven.
¿Estás, en este momento, enfrentando la muerte reciente de un ser querido? Hay muertes que marcan terriblemente, no es fácil. Mientras vivas en este mundo, seguirás enfrentando la muerte. Pero San Pablo, escribiendo a los corintios, habla de la victoria de Jesús sobre la muerte: será el último enemigo de Jesús en ser derrotado. Cuando el Señor aparezca en las nubes de los cielos, la muerte será tragada, porque los sepulcros se abrirán y los muertos en Cristo resucitarán.
Como un anticipo de esa victoria y para darle una base segura a esta promesa, Jesús resucitó al tercer día. La resurrección de Jesús colocó la estocada fatal en el corazón mismo de la muerte. A partir de ese día, el enemigo sabía que el instrumento que utiliza para hacer llorar a los hijos de Dios es ya un instrumento inservible.
Por lo tanto, tú y yo debemos descansar en la certeza de esta esperanza: la muerte puede sorprendernos, pero resucitaremos cuando Jesús vuelva; no hay la menor duda de eso. Millones de ángeles serán testigos del resurgimiento de la vida; el universo entero cantará hosannas a Dios.
Pero, de acuerdo con San Pablo, en la Epístola a los Tesalonicenses, el mundo, hoy, está dividido en dos grupos: aquellos que no conocen a Jesús se desesperan, y creen que la muerte es el fin de todo; pero quienes creen en Jesús tienen la esperanza de la resurrección. ¿A qué grupo perteneces?
El otro día, alguien me preguntó "¿Cómo resucitará el que fue incinerado? ¿Dónde encontrarán sus cenizas?" No te preocupes con eso: la resurrección es un milagro, y el mismo Dios que tiene el poder de resucitar, ¿no tendrá poder para traer cada grano de ceniza desde cualquier rincón del mundo?
Que este sea un día de esperanza, para ti y para tus amados. Huye de la muerte. Cuida la vida, que es el más precioso don. Pero, si la muerte toca a algún ser querido, descansa en las promesas maravillosas de Jesús. Un día, tú preguntarás: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

jueves, 24 de noviembre de 2011

EN TODO TIEMPO

Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración. (Roanos 12:12).

En el versículo siguiente al del día de ayer el apóstol presenta otra perspectiva del amor; nos habla de ese amor que se basa en la esperanza, del cual solo puede derivar el gozo. ¿Cuál es esa esperanza que puede cambiar nuestra manera de amar? La esperanza de vivir en un mundo libre del pecado. Pero mientras gozamos de esa esperanza que se materializará en el futuro, debemos ser conscientes de que tenemos que afrontar las vicisitudes del presente, «ser sufridos en la tribulación», para lo cual contamos con el poder de la oración.
«Estad siempre gozosos» (1 Tes. 5: 16), nos dice también el apóstol Pablo. ¿Crees que en este mundo es posible que estemos siempre gozosos? ¿Es que Dios le está pidiendo que le sientas gozosa cuando tu hijo está enfermo, cuando tu familia pasa por estrecheces económicas, cuando atraviesas el desierto del adulterio o cuando te han despedido del trabajo que te proporcionaba el sustento de tu familia?
Esta exhortación parecería más bien una burla si el versículo no terminara con el antídoto para lograr ese gozo: ser «constantes en la oración». Alguien me regaló un libro del pastor Alejandro Bullón titulado Inviten ion. En él se narran las duras experiencias de personas que han intentado encontrar la vida lejos de Jesús, pero no lo han logrado, pues es como sembrar una planta y después privarla de los rayos del sol. Se asfixia, languidece, vive por un tiempo y finalmente muere. Así sucede con nosotras. Iodos nuestros intentos terminan en derrote si no hemos experimentado antes la conversión, el nuevo nacimiento, si no comprendemos que nuestra vida carece de sentido sin la presencia de Cristo. Puede ser que al igual que yo hayas nacido en un hogar cristiano, por lo que damos por sentado que ya no tíos hace falta otro nacimiento. Pues bien, te equivocas. Hace falta nacer de nuevo y mantener el contacto con el Padre a través de la oración.
La oración es el medio que tenemos para poder respirar, es el oxígeno que alimenta correctamente nuestro ser. Aunque no es una varita mágica, nos ayuda a ver las cosas desde oirá perspectiva. Recurre, a la oración y vivirás.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

MUERTE AL PECADO Y RESURRECCIÓN A UNA NUEVA VIDA

Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:4.

A lo largo de mi ministerio pastoral he tenido la alegría de ver a muchos jóvenes entregarse a Cristo a través del bautismo, y en este día contaré parte de la historia de Max, un joven de 17 años que "sin querer" comenzó los estudios bíblicos.
Max estaba llevando una vida vacía y sin Dios. Su manera de vestir, de hablar y sus diversiones mundanas eran algunas de las evidencias de que Jesús aún no formaba parte de su vida. Luego de una semana de oración, muchos alumnos llenaron formularios para pedir estudios bíblicos, y entre ellos estaba el de Max. Sus amigos habían llenado el formulario para hacerle una broma; pero cuando lo entrevisté y le pregunté cuándo comenzábamos a estudiar la Biblia, este joven me dio un horario y un día semanal para hacerlo.
Fue así como cada semana Max comenzó a dar sus primeros pasos con Jesús, y poco a poco su vida comenzó a cambiar. Sus amigos, que vivían lejos de Dios, se enojaron por los cambios que veían en él y hasta lo alejaron del grupo. No comprendían lo que estaba pasando en el corazón de este joven que hacía pocos meses era igual a ellos, y esa falta de comprensión los llevó a distanciarse de él.
En la iglesia fue querido y aceptado rápidamente, y pronto tuvo algunas responsabilidades pequeñas. Yo también lo integré en programas de Sociedad de Jóvenes y en otros eventos, ya que era sumamente capaz y responsable. Al finalizar ese año había un Max cambiado, diferente, que se entregó a Jesús a través del bautismo.
El bautismo es también muerte al pecado y resurrección a una nueva vida. Simbólicamente es como si en el agua quedara el "viejo hombre" lleno de vicios, pecados y alejado de Dios, y quien sale es "otra persona" para vivir como Jesús lo haría. Pablo, en un lenguaje teológico, expresó la relación entre el bautismo y una nueva vida: "Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva". El Max sin Dios había quedado sepultado en el bautisterio de su iglesia, y quien había salido, lo había hecho con Cristo como Señor de su vida. Cada persona que desea la salvación eterna debe dar el mismo paso (Mar. 16:16).

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

NADA PODRÁ SEPARARTE

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:38,39.

Una idea fija dominaba la mente de Patricio, mientras viajaba en el tren. Su destino final era la muerte: la suya, la de su esposa y de sus dos pequeños hijos.
Casaca de cuero, manos en los bolsillos, lentes oscuros... El joven roquero, de apenas 24 años, había decidido colocar un punto final a su existencia de fracaso y de derrota. Aquella tarde, mientras viajaba, apretujado, entre los demás pasajeros, nadie podría imaginar que, entre ellos, viajaba un suicida y asesino.
Al día siguiente, la noticia conmovió a la opinión pública. Después de todo, él podría hacer lo que quisiese con su vida, pero no tenía el derecho de segar la vida de su familia.
¿Qué es lo que llevó a un joven, en la plenitud de su existencia, a tomar una decisión tan radical? El papel escrito esbozaba la respuesta: "No vale la pena seguir viviendo: destruí mi vida y la vida de mi familia. Cometí tantas locuras que nadie, ni siquiera Dios, puede seguir amándome".
Una de las peores cosas que el pecado hace, en el ser humano, es llevarlo a sentirse indigno, y sin derecho alguno. Pero, el versículo de hoy declara que tú puedes apartarte de Dios y, no obstante, nada puede separarte del amor de Dios.
Que Dios te siga amando, a pesar de lo que eres y de lo que haces, no depende de ti; depende exclusivamente de él. Su naturaleza es el amor; el día en que Dios dejase de amarte, dejaría de ser Dios: Dios es amor.
Naturalmente, ese amor maravilloso no tiene ningún valor para el que no lo acepta; Dios no puede entregar su amor por la fuerza. El ser humano necesita reconocer su insignificancia, su carencia, su urgente necesidad, y correr a los brazos de Dios. En ese momento, el Señor toma, de las manos del hombre, las páginas manchadas de su pasado y le entrega una página en blanco, con el fin de que escriba una nueva historia.
Nada está perdido, para quienes confían en Jesús. En estos momentos, él está ahí, esperándote con los brazos abiertos. Por eso, no salgas hoy, para enfrentar las luchas de la vida, sin decirte a ti mismo: "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

miércoles, 23 de noviembre de 2011

UNA POLILLA DERROTADA

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. (Romanos 12:11)

Algunos consideran que este texto no debería seguir al anterior, en el que Pablo nos exhortaba a amamos los unos a los otros, porque ¿qué tiene que ver el trabajo con el amor? Pero Dios nunca se equivoca. El trabajo ennoblece y forja a la persona para nobles propósitos, mientras que, como decía Quevedo, «la ociosidad es polilla de todas las virtudes y feria de todos los vicios».
Después de la creación, Dios encomendó al ser humano que trabajara la tierra, porque consideró de vital importancia para él que no estuviera ocioso, de manera que su carácter pudiera desarrollarse con equilibrio y que sus afectos fueran puros. El consejo del apóstol resulta muy beneficioso para nosotros hoy: la pereza no es amiga del amor noble, mientras que las actividades espirituales proporcionan un oxígeno vital para nuestros pulmones.
Como madres a veces pensamos que librar a nuestros hijos del trabajo proporcionándoles toda clase de comodidades de acuerdo con nuestros recursos es la mejor forma que tenemos de mostrarles nuestro amor. Cuando era pequeña me diagnosticaron un soplo cardíaco, lo que alarmó a mi abuela, quien sacó la siguiente conclusión: «La niña no puede hacer ningún trabajo». Mi mamá había sido criada con mucha holgura económica y contaba con criadas para que hicieran los trabajos duros de la casa, mientras ella se dedicaba a bordar, tejer, ir a eventos sociales o estudiar. Cuando por las circunstancias se vio obligada a cambiar su estilo de vida, se vio forzada a desempeñar una función para la cual no estaba preparada. Sufrió mucho, así que le prometió a ese Dios que la había ayudado tanto, que el día que ella tuviera una hija, le enseñaría a trabajar y a valerse por sí misma.
Las palabras de mi abuela surtieron el efecto contrario. Hoy estoy profundamente agradecida a mi madre porque me enseñó el valor del trabajo, gracias al cual he podido ser útil a los demás y labrarme mi propio futuro.
Destruye con la ayuda divina la polilla de la pereza.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

ACEPTACIÓN DE JESÚS Y UNIÓN A SU IGLESIA

Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hechos 2:38.

Cuando conocí a Alejandra nunca pensé que se bautizaría. Era una joven simpática, algo extrovertida, que vivía de una manera mundana porque no conocía otra cosa. Comenzó a estudiar la Biblia por indicación de su madre, y poco a poco comenzó a identificarse con las creencias adventistas. Al asistir a un bautismo como visita, pasó al llamado que el pastor realizó desde el frente, mostrando así su deseo de bautizarse.
En su hogar me preguntó: "Pastor, ¿qué debo hacer para bautizarme?" Le expliqué que estaba siguiendo los pasos correctos al estudiar la Biblia sistemáticamente; pero tenía un gran obstáculo: el cigarrillo. "Necesitas abandonar ese vicio para que te bautices e ingreses a la iglesia". Quedó pensativa, pero no me dio respuesta. Días más tarde, mientras estaba dando una semana de cosecha en la iglesia de esa localidad, al término de una reunión me dijo: "Pastor, hace doce días que no fumo y no lo voy a hacer más. ¿Me puedo bautizar el sábado?" Yo no puedo expresar totalmente la alegría que sentí en ese momento al ver la obra maravillosa que el Espíritu Santo había realizado. Al finalizar ese año, Alejandra dio muestra pública de aceptar a Cristo como su Salvador y llegó a ser parte de nuestra iglesia.
El bautismo bíblico es necesario para la salvación (Mar. 16:16), porque a través de este rito sagrado la persona da testimonio de haber aceptado a Jesús como el Salvador de su vida y también recibe el perdón de sus pecados. Muchas personas piensan que no tiene importancia pertenecer a una iglesia, que si son "buenas" entonces Dios les dará igualmente la salvación. Pero las Escrituras difieren enormemente de esa manera de pensar. Cuando los hombres de Israel se sintieron lejos de Dios y culpables de la sangre de Cristo, preguntaron: "Varones hermanos, ¿qué haremos?" Pedro, con absoluta seguridad, les respondió: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados". El resultado: "Los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hech. 2:37, 38, 41).
Quienes se bautizan reciben el perdón de sus pecados (porque aceptaron a Cristo como Señor de sus vidas) y sus nombres son añadidos a la iglesia remanente. Y tú, ¿ya diste este gran paso para tu salvación? Si no es así, no dejes pasar el tiempo. Decide hoy mismo entregarte a Cristo.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EN EL MUNDO

No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Juan 17:15.

Para que la vida sea completa, no basta que tenga un aspecto físico y otro espiritual; necesita, también, de una dimensión social. El ser humano no fue creado para vivir en soledad. En el Jardín, Dios creó una compañera para el hombre: "No es bueno que el hombre esté solo", dijo Dios. Y la vida probó que realmente no es bueno: las personas que se aíslan y viven solas viven menos, y con menor motivación.
La dimensión social del cristiano abarca su vida familiar, su relación con los amigos, con la comunidad en la que vive y trabaja, y con la comunidad en la que alaba a Dios. A esta última, la llamamos iglesia.
A fin de que el ser humano sea plenamente feliz, sus relaciones humanas necesitan ser saludables, gratificantes y constructivas. Pero, desde la entrada del pecado, las relaciones humanas se deterioraron. Recuerda que el primer problema de relación entre Adán y Eva surgió luego del pecado: empezaron a atacarse, a acusarse y a justificarse; algún tiempo después, Caín mató a su hermano Abel, y ahí empezó el desfile de desencuentros y luchas.
¿Qué hacer para volver a tener relaciones sociales saludables? Lo primero que el ser humano necesita, con el fin de vivir en paz con los demás, es tener paz en el corazón. Y esa paz es el resultado de la reconciliación con Jesús. ¿Cómo sucede eso? Simple: reconoce que estás lejos de Dios, y dile que deseas regresar a sus brazos. En ese momento, Dios envía todos sus ejércitos celestiales, para traerte de regreso.
Pero, ahí no termina todo; necesitas, también, de la iglesia. ¿Para qué? Para crecer. Conviviendo con los otros cristianos, puedes crecer y permanecer hasta el fin. Es allí donde conviven los reconciliados con Cristo. La iglesia no es una comunidad de gente perfecta, sino de personas que están andando la vida cristiana, y son conscientes de que les falta mucho terreno por recorrer. En ese andar, deben aprender a perdonarse, a aceptarse y a comprenderse los unos a los otros; deben desarrollar la paciencia, y la capacidad de no juzgarse entre sí.
Pero, al concurrir a la iglesia, los cristianos corren un peligro: apartarse de las personas que no comulgan con su fe; aislarse de los "mundanos".
El plan divino no es que los cristianos vivan en aislamiento, por eso, y para tener vida plena, es necesaria una misión. Para cumplirla, debemos cultivar una amistad sincera con las personas que no son de nuestra fe.
Haz de este día un día de amistad con las personas. Muéstrales a Jesús en tu vida, porque el Señor oró, al Padre: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 22 de noviembre de 2011

EL AMOR COMO PRINCIPIO

Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. (Romanos 12:10).

Sabiendo Jesús que uno de los mayores problemas humanos es el egoísmo, inspiró al apóstol Pablo para que nos exhortara una vez más en cuanto a las relaciones interpersonales. Para que estas sean positivas, nos dice Pablo, deben estar basadas en el amor. Pero, ¿sabemos qué es el amor?
Afecto, entrega, suavidad y cordialidad son algunos de los sinónimos de la palabra «amor» que pueden ayudamos a comprender mejor su significado. Detente a pensar por un instante y formúlate la siguiente pregunta: ¿Es así realmente como tú amas, con entrega, con suavidad, de manera cordial? El amor no se hereda, por lo que todos debemos aprender a amar. Para ello sería conveniente que analizáramos nuestra forma de concebir el amor.
¿Reina en tu hogar el tipo de amor que acabamos de describir? Cuando el matrimonio comienza o cuando los hijos son pequeños, es fácil ser cordial, afectuoso y suave, pero cuando el tiempo pasa, trayendo consigo vendavales, tormentas y terremotos, comienzan a surgir barreras para ese tipo de manifestaciones de afecto.
El amor no es un sentimiento humano, sino un principio divino, puro, impecable. Si aprendiéramos a amar como Dios nos ama desaparecerían muchas asperezas y viviríamos felices. En el principio, cuando Dios colocó a Adán en el huerto del Edén, encendió en él la llama del amor al provocarle la necesidad de alguien a quien amar. Entonces creó a Eva, y ambos fueron unidos en una sola carne.
El problema actual es que el egoísmo ha suplantado al amor, de hecho, nacemos siendo egoístas. El bebé reclama por medio del llanto la atención de su madre, aunque esta esté exhausta. El niño arrebata el juguete a su amiguito, alegando que es de él. Los hermanos se pelean por la supremacía en el hogar y los esposos buscan su propia satisfacción personal.
¿Están siendo las relaciones de tu hogar azotadas por el vendaval del egoísmo? Es hora de pedir a Dios que su amor puro nazca en cada corazón. Entonces estaremos seguros, porque el amor todo lo puede.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EDUCACIÓN PARA EL CIELO

Los hijos de los profetas dijeron a Elíseo: He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. 2 Reyes 6:1.

Claudia no tenía una buena conducta y ya había recibido varias amonestaciones en la escuela. Con sus padres tampoco se llevaba bien, ya que muchas veces les había mentido y desobedecido para realizar sus propios caprichos. En cierto momento, la directora del colegio me pidió si podía hablar con ella para ayudarla a cambiar su conducta. En uno de esos diálogos Claudia me confió con enojo: "Capellán, lo que deseo es que mis padres me saquen de este colegio adventista. Yo no quiero estar aquí". Le pregunté cuál era la razón, a lo que me respondió: "Porque son todos unos falsos. A la mañana hablan de Dios y nos hacen leer la Biblia y orar, pero luego es como cualquier otro colegio. Hay malas palabras, hay burlas, hay peleas, hay alumnos que se copian en los exámenes y la lista podría seguir. Yo sería feliz si me sacaran de aquí".
Lo que Claudia estaba diciendo era totalmente cierto. Muchos alumnos, y tristemente también algunos profesores, no parecían estar convertidos. No tenían vida devocional, no les interesaba guardar los mandamientos bíblicos, tampoco tenían a Cristo en su corazón y se comportaban de una manera egoísta.
Pero lo que difiere de otros colegios no cristianos es la primera hora de clase. En los colegios adventistas, cada jornada comienza con una oración, y se le pide a Dios su compañía y su dirección. Luego se estudia algún tema bíblico y se lo aplica a la vida cotidiana. Y si bien hay profesores no cristianos, muchos otros trabajan allí porque desean formar a jóvenes en el camino cristiano, y su vida y sus palabras son un constante ejemplo para todos. Su verdadera motivación no es el sueldo que ganan, sino la docencia cristiana.
La educación cristiana no fue un "invento" de la iglesia adventista, pues en el pueblo de Israel funcionaba la escuela para "los hijos de los profetas". Esta escuela tenía el propósito de formar a jóvenes para enfrentar la vida y afianzar en ellos la fe en un Dios que lo gobierna todo. El Señor realizó grandes milagros a favor de esta escuela en los días de Elíseo, porque su voluntad acompañaba a este grupo de jóvenes que deseaban servirlo.
De la misma manera, la Iglesia Adventista procura educar para esta tierra y para el cielo, al mantener miles de colegios en todo el mundo. Si tienes el privilegio de asistir a uno de ellos o a una universidad adventista, procura ver lo bueno y lo positivo que se comparte contigo y darás gracias a Dios cada día por la educación recibida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

VIDA ABUNDANTE

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10.

¿A qué se refería Jesús cuando habló de vida abundante? ¡Vida abundant! ¿Entiendes? Algunos cristianos sinceros, queriendo hacer lo mejor, viven vidas angustiadas. La única preocupación que los domina es la de no pecar.
¿Cómo sería si un hijo viviese únicamente pensando que, si hace algo incorrecto, el padre lo va a castigar? Ningún padre quisiera tener ese tipo de relación con su hijo. Sucede lo mismo con Dios: desea que vivas, con él, una experiencia maravillosa de amor, y no con miedo de ser destruido si te portas mal.
El buen comportamiento y la buena conducta son resultados del vivir una experiencia diaria de comunión y de amistad con Jesús: andando, comiendo, estudiando, trabajando, enamorando; en fin... Pero, siempre con la conciencia de que Jesús está contigo por donde quiera que vayas.
Ese tipo de vida es una vida con propósito: una vida llena de expectativas y de posibilidades futuras, alimentada por relaciones sociales saludables, disfrutando de buena salud, etc. Es la vida que tú recibes como un regalo divino.
Pero, desear la vida abundante encierra un peligro: muchos se pierden en los campos abiertos y sin límites del humanismo. Pregonan la libertad, pero caen en las garras del libertinaje. El versículo de hoy dice que "el ladrón viene a robar" ¿Quién es el ladrón? Sin duda es el enemigo de las almas. ¿Y por qué Jesús lo presenta como "el ladrón"? Porque viene a robar; no viene a asaltar. El asalto demanda fuerza; el enemigo viene a robar. Su principal arma es el engaño; te hace creer que el camino que sigues te lleva a la vida, cuando en realidad te conduce a la muerte. Te susurra que, para vivir la vida abundante, no necesitas de reglas, y te lleva al desierto incandescente de tus deseos. Allí no hay límites; tus ojos se pierden en el horizonte sin fin. Pero, tampoco hay vida: el desierto es tierra de chacales, de escorpiones y de muerte.
Hoy puede ser un día de verdadera libertad. Alza los ojos hacia la cruz; deja de mirar solo a la tierra. No te dejes arrastrar por la manera de pensar de una generación que solo vive para agradar a los sentidos. Haz de Jesús tu compañero de cada hora, porque él dijo: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 21 de noviembre de 2011

SIN FINGIMIENTO

El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo y seguidlo bueno. (Romanos 12:9)

De acuerdo con el apóstol Pablo, el verdadero amor se manifiesta en una serie de pautas de conducta, entre las que se encuentra la que nos presenta el versículo de hoy Las etiquetas sociales, los protocolos y la burocracia han limitado un tanto nuestra capacidad para mostrar un amor genuino, pero se nos exhorta a que nuestro amor sea sin fingimiento.
Conversaba en una ocasión con una amiga, quien me preguntaba cómo podía yo luchar contra el cansancio, los cambios de ánimo, la enfermedad y los problemas familiares y al mismo tiempo presentar una cara sonriente y ser agradable con todo el mundo. Ella estaba convencida de que lo mío era hipocresía, y la verdad que yo entendía que la línea de demarcación entre una conducta hipócrita y la naturalidad es en ocasiones muy fina, con lo cual es fácil juzgar mal las motivaciones ajenas.
Jesús es nuestro ejemplo, y no nos dejó en la incertidumbre a este respecto. Sus enseñanzas se basaban en principios que no estaban sujetos a valores culturales ni a prejuicios sociales. A veces tenemos la idea de que Jesús era un superhombre, y queremos reproducir su vida en nuestra conducta. La Biblia no proporciona datos específicos, pero podemos deducir que él también padeció enfermedad, hambre, cansancio y sueño, y a pesar de ello su actitud hacia los demás siempre fue intachable. ¿Por qué? Porque el amor genuino motivaba cada una de sus acciones.
No se registra en la Biblia que Jesús, después de un día colmado de actividades, tuviera un trato brusco con nadie. Aun cuando el cansancio lo vencía, estaba siempre dispuesto a servir si alguien lo necesitaba. Pero no era un superhombre, sino que recibía de su Padre las fuerzas para continuar. Esa era la clave de su éxito.
Dios te ayuda a aborrecer el mal y a hacer el bien. Te da fuerzas para responder bondadosamente aun cuando no seas comprendida. Te concede la serenidad necesaria para dar amor sincero a pesar de las circunstancias. No dejes de pedir al Padre por ese amor genuino.
El amor nunca se cansa de hacer el bien.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CLUBES PARA NIÑOS Y JÓVENES

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:17.

Para los niños y jóvenes que desean, la Iglesia Adventista provee actividades adecuadas por medio del Club de Conquistadores, Guías Mayores o Cadetes, según la edad.
Personalmente, tengo muchos recuerdos de momentos especiales vividos con otros jóvenes que participaban en el Club de la iglesia. Hubo un campamento que resultó del todo especial y quedó en mis recuerdos. Cada día tuvimos un clima excepcional, que nos permitió recrearnos en el arroyo cercano; y las caminatas, las fogatas y las charlas espirituales parecían tener un sabor diferente por estar lejos de nuestros padres y de la civilización. Parecía increíble estar solos en un predio montañoso y salvaje, en pleno contacto con la naturaleza.
En esos años aprendí a hacer diferentes clases de amarres, fuego sin fósforos, cómo racionar el agua, distinguir plantas y animales, fortalecer los músculos por la excursión al aire libre y especializarme en algunos temas que estaban centrados en mis gustos personales. Cada año iba sumando las tarjetas de clases progresivas. Al alcanzar cada meta, iba agregando botones a la chaqueta de mi uniforme.
Pero más allá de la experiencia personal que podría tener cada adventista que pasó por el Club de Conquistadores o Guías Mayores, este programa es mucho más que una gratificación excursionista. Este espacio está destinado a evangelizar. Muchos niños, adolescentes y jóvenes de familias no adventistas han ingresado a la iglesia y aceptado a Cristo como Salvador gracias a estos clubes, por los requisitos de sus tarjetas y la orientación espiritual de sus líderes. Muchos de ellos hubieran rechazado cualquier actividad dentro de un templo, pero al invitarlos a pertenecer a una actividad campestre, no hubo obstáculos ni prejuicios y con alegría recibieron el mensaje de la Palabra de Dios.
La escuela sabática, el culto divino, la Sociedad de Jóvenes, el Club de Conquistadores y los Guías Mayores colaboran en la tarea que Jesús realizó: "Salvar lo que se había perdido" (Lúe. 19:10). Como joven, tú debes encontrar tu lugar en algunos de estos espacios eclesiásticos, ya que también estás llamado a participar en la salvación de los perdidos. No te conformes con observar lo que otros realizan, anímate a ser protagonista en tu iglesia y te sentirás colaborador de Cristo al compartir el evangelio.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¡PENSAMIENTOS, PENSAMIENTOS!

...todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8.

James lucha para liberarse de la pornografía. Comenzó a surcar los sombríos senderos del vicio cuando era apenas un muchacho de doce años. Al principio, por curiosidad, siguiendo la corriente de los compañeros. En la escuela, intercambiaban figuras y revistas; nadie veía algún mal en eso.
El tiempo fue pasando y hoy, a los 25 años, James reconoce que necesita ayuda. Dedica la tercera parte del día en el computador, visitando sitios pornográficos.
Eres lo que piensas. Y piensas lo que ves, lo que oyes y lo que lees. Esa es una ley de la mente: "La repetición constante de un mismo mensaje lleva, inevitablemente, a la acción". Nadie lo puede evitar; es así.
Los que trabajan con propaganda ganan fortunas siguiendo la ley de la mente. Repiten su mensaje una y otra vez, hasta que acabas consumiendo sus productos.
El enemigo de Dios también lo sabe. Por eso, repite su mensaje una y otra vez: "Tú no necesitas de Dios. Puedes ser tu propio Dios. La energía está dentro de ti; no tienes por qué buscarla en Dios". Una de las maneras más efectivas de hacer que apartes los ojos de Dios es distraer tu atención con la pornografía.
Los estadounidenses gastan trece mil millones de dólares anuales en pornografía. Este endiosamiento del sexo conduce, a la mente, por los extraños caminos de la perversión; la imaginación sale de la realidad. Quienes están detrás de esta industria millonaria, crean un mundo de ficción, que los consumidores toman como realidad.
Al volver del mundo de la fantasía hacia la realidad de la vida hogareña, el sexo, cuya esencia es el amor, ya no satisface: se vuelve infeliz, siempre en la búsqueda de algo que no existe.
En medio de ese torbellino de impureza, el consejo de Pablo es: "Piensa en lo que vale la pena pensar. Coloca mensajes positivos en tu mente. Hazlo todos los días, a cada instante. La repetición constante de mensajes puros te llevará, inevitablemente, a la práctica de acciones puras".
Por eso, hoy, antes de salir para enfrentar el vendaval de impureza que domina nuestra cultura, recuerda que: "Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón