martes, 9 de febrero de 2010

¿QUE HAY EN TU JUGO?

Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Calatas 5:22, 23).
Tengo el hábito de decir "Buenos días" a todos, de manera feliz y audible. La mayoría de las personas piensa que he ingerido mucha cafeína, a causa de mi alto nivel de energía. Pero estoy tan agradecida de poder ver otro día, que nada puede suprimir mi gozo en la mañana. Sin embargo, durante el día me encuentro con gente que se mueve lentamente, me hace perder el tiempo, hace cosas equivocadas o no muestra decencia en su manera de vestir, en su comportamiento o en sus acciones. Comúnmente no los critico ni hago co¬mentarios al respecto, pero si alguien pudiera leer mi mente, ¿qué pensarían que estuve bebiendo en realidad?
¿Me dieron una inyección de amargura para el desayuno? ¿Hay evidencias de que ingerí envidia en la merienda? ¿Podría alguien detectar el aroma a chismerío en la hora de mi almuerzo? ¿Bebí un vaso grande de discordia en la cena? Después de partir del trabajo, ¿me detengo en algún lugar para intoxicarme con el jugo de la negatividad?
El fruto del Espíritu es la única característica que cualquiera debería notar en los cristianos. Debemos pensar antes de hablar o actuar. Nunca debiéramos dar respuestas rápidas, sin una palabra de oración, porque las palabras dichas sin cuidado podrían destruir nuestra representación de Cristo y de la cristiandad.
Si esperamos representar a Dios en nuestro diario caminar y hablar, no puede ser para nuestra conveniencia; deberíamos beber con gozo el jugo diario del fruto del Espíritu. Este jugo puro consta de permanecer en un espíritu de oración, repetir promesas selectas y palabras de la Biblia en momentos apropiados, y estudiar las Escrituras con vigor y esperanza.
Mira tu propia vida, ¿qué clase de jugo diría la gente que tomaste durante el día? Recuerda que tú eres el único Jesús que algunas personas verán. Si tratas de presentarles a Jesús, ¿ellos dirían: "No gracias; si él es como tú, preferimos no conocerlo"? ¿O te pedirán que los lleves a Jesús, el Hombre que les da paz y esperanza?
Cuando estemos frente a Jesús tendremos que dar cuenta de nuestras ac-ciones, pensamientos y palabras. ¿Qué beberás hoy?
Sharon Michael
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

DIOS TE HA REGISTRADO

Pero ahora, así dice el señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío». Isaías 43:1.

¿No es cierto que sientes seguridad cuando puedes mostrar la garantía de un equipo electrónico que has adquirido y que no funciona? Vas ante el fabricante y, gracias a la garantía que muestras, él se compromete a arreglar el aparato Dios es tu creador, de ninguna manera aceptamos que somos el producto de la casualidad, o que somos el resultado de un accidente en el universo. Por lo tanto, nunca te debes avergonzar a causa de tu convicción de que Dios es el Creador. Tú has elegido las primeras palabras de la Biblia: «Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra» (Génesis 1: 1).
Formador tuyo. Quisiera que consideres el relato bíblico en cuanto a la creación. En los primeros cinco días Dios habló y la naturaleza obedeció. Incluso en la primera parte del día sexto. Pero cuando se trató del hombre -puedes imaginar a Dios arrodillado «formando» al hombre a partir del polvo de la tierra? ¿Puedes imaginar al artista universal utilizar sus manos para dar forma a Adán? Luego acercarse hasta su nariz y tocarlo con sus labios para compartir su aliento (Génesis 2:7, RV95). Después la intervención quirúrgica a Adán para formar con sus manos también a Eva. «Te puse nombre» (Isaías 43: 1, RV95). ¿Has pensado en el gran significado de tener un nombre? Cuando eras muy pequeño te llevaron a una oficina porque alguien te reclamaba como suyo y por eso te puso nombre. El acto de ir a la oficina de registro civil significa pertenencia. Perteneces a alguien que quiso darte nombre, un legado, y soñó en ese momento con el mejor de los destinos para ti.
Dios te ha llevado a la oficina de registro civil del universo, y te ha dado un nombre porque te reclama como suyo. Yodeni Hernández, cuyo cumpleaños celebra justamente hoy, puede testificar de la veracidad de esta promesa en la unidad familiar que Dios ha fortalecido.
«Si los jóvenes tan solo hicieran de la Biblia un objeto de estudio, calmasen sus impetuosos deseos y escuchasen la voz de su Creador y Redentor, no solo estarían en paz con Dios, sino que se sentirían ennoblecidos y elevados». MJ 18

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

AUTOENGAÑO

¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Oradas a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! (Romanos 7:24, 25).

El autoengaño es uno de los efectos más terribles del pecado en la vida humana. Dijimos que nubla el entendimiento, de modo que no nos damos cuenta de lo que realmente somos. En tiempos de Jesús había un grupo de personas que eran admiradas por su estricto apego a la ley. Eran los religiosos más devotos de sus días. Ayunaban dos veces a la semana, daban el diezmo hasta de las minucias de sus ganancias, oraban tres veces al día, asistían fielmente a la sinagoga, estudiaban las Escrituras con ahínco y devoción, y eran misioneros celosos que recoman el mundo entero para hacer un converso al judaísmo. Tan estrictos eran en la práctica religiosa, que se cree que a este grupo selecto solo pertenecían unos cinco o seis mil adeptos en toda la nación.
Resulta inaudito que Jesús dijera que eran «hipócritas, generación de víboras y sepulcros blanqueados» (Mat. 23). ¡No puede ser! ¡Si todo el mundo hablaba bien de ellos! Era un orgullo ser fariseo. El problema no estaba en lo que creían, sino en lo que pensaban de sí mismos. Es bueno hacer el bien, pero no es bueno pensar que uno es bueno.
Esto de que el pecado entenebrece la mente, se ilustra claramente con la experiencia de David, el hombre según el corazón de Dios. ¿Cómo un rey tan bueno, consagrado a Dios, noble y justo podría cometer algo tan ruin como lo que hizo David? ¿Cómo podría adulterar con la esposa de uno de sus mejores amigos y leal servidor? ¿Cómo podría asesinar a quien había arriesgado la vida tantas veces por él? Y cuando el profeta vino a contarle la historia de aquel que había tomado la única oveja de su amigo, ¿cómo es posible que todavía dictara una sentencia que reflejaba su indignación hacia la injusticia, y que no pudiera ver dibujado en el relato un cuadro de sí mismo? No, David no era un hipócrita. Lo que sucede es que el pecado lo había cegado hasta el punto que no veía su verdadera condición. Tal es k sutileza del pecado en la vida humana.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C