lunes, 4 de junio de 2012

NO TE DISUELVAS


«Que se disuelvan, como babosa rastrera» (Salmo 58:8, NVI).

Las babosas son unos animalitos pequeños y blandos con forma de gusano que viven en lugares oscuros y húmedos como el jardín. Se esconden bajo las piedras y las hojas caídas. El motivo por el que buscan lugares húmedos es porque están hechas prácticamente de agua. Si se calientan mucho, el agua comienza a abandonar su cuerpo y pueden morir.  El versículo de hoy habla de esto. Cuando dice que la babosa «se disuelve», se refiere a que el calor está secando el agua que hay en su cuerpo.
Esto de la babosa que se disuelve lentamente puede sonar un poco triste. De lo que está hablando realmente el versículo es de las personas que no quieren amar a Dios. De manera lenta pero segura estas personas se van «disolviendo» con el pecado a medida que se van apartando de Dios. El calor abrasador del mundo de Satanás les extrae la vida y el amor que llevan por dentro.
Dios quiere que vivamos bajo la luz de su amor y quiere bendecirnos en abundancia. Mejor aún, él quiere darnos todo su amor gratuitamente. No seas como una babosa alejándote de Dios. Corre hoy hacia él y deja que te llene de vida eterna.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UN MILAGRO MODERNO


Pero todos los hijos de Israel tenía luz en sus habitaciones. (Éxodo 10:23).

La tarde del 22 de junio del año 2002 estaba bastante ocupada con los preparativos para el sábado.  Quería preparar algo especial, ya que al día siguiente, además de sábado, era el cumpleaños de mi esposo. Como de costumbre él me estaba ayudando en la limpieza del hogar.
Sin embargo, sucedió algo inesperado. Mi esposo vio debajo de la meseta de la cocina una cucarachita que intentó matar. Consiguió un poco de gasolina y se la echó a la cucaracha sin pensar que el horno estaba encendido.  Imagínense lo que sucedió: hubo una terrible explosión y se incendió parte de la vivienda, provocando además quemaduras en buena parte del cuerpo de mi esposo. Aquella tarde nos tocó vivir un momento terrible.  Tuvimos que apagar el fuego y luego llevar a mi esposo al hospital. Allí nos dijeron que debía permanecer aislado, preferiblemente en una habitación con aire acondicionado.
Al llegar la noche enfrentamos otro problema, pues suministro eléctrico había sido suspendido. Eso era frecuente en nuestro país, pero gracias a Dios sucedió al, maravilloso. Aunque en ninguna casa de nuestra cuadra había electricidad, en la nuestra todo funcionaba perfectamente. Los vecinos, que conocían nuestro problema, me preguntaban si habíamos conseguido una planta eléctrica. Yo les contestaba con gratitud en mi corazón Dios había hecho un milagro al permitir que hubiera electricidad en nuestro hogar aquella noche.
Querida hermana, recordemos que «ninguna calamidad puede ocurrirle al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrarla, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin el Padre celestial lo perciba y sin que tome en ello un interés inmediato» (El camino a Cristo, cap. 11, p. 149). Han pasado varios años desde aquel terrible accidente y mi esposo, por la gracia del Señor, se encuentra bien. Sin embargo, todavía quedan algunas pequeñas marcas en su cuerpo como recuerdo de la maravillosa intervención del Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Xiomara Lunar

OTRA OPORTUNIDAD


La palabra del Señor vino pon segunda vez a Jonás. Jonás 3:1.

¿Qué viene a tu mente cuando se menciona el nombre del profeta bíblico llamado Jonás? No es difícil adivinar: el gran pez que se lo tragó. Pero, ¿es realmente ese gran pez el personaje central de ese simpático episodio?
Lo primero que salta a la vista al leer el relato es la fidelidad con que todos los personajes obedecen a Dios. Dios ordena al viento, y se produce una gran tempestad (Jon. 1:4). Dios da la orden y el gran pez se traga a Jonás. Una nueva orden, y el pez lo vomita (1:17;2:10). Otra orden, y crece una calabacera (4:6). Dios envía a un gusano, y seca la calabacera (vers. 7). Hasta los perversos ninivitas obedecen el llamado de Dios al arrepentimiento (3:4-10). Todos obedecen... excepto Jonás, el profeta. Dios lo envía a Nínive, y él se va a Tarsis, lejos de la presencia de Dios (1:1-3). Supongamos que tú eres el presidente de una junta que tiene que decidir cómo disciplinar a Jonás por no haber cumplido su misión.
—Profeta Jonás —preguntas tú como presidente— ¿a dónde lo envió esta junta?
—A Nínive.
—¿Y adonde fue usted? 
—A Tarsis.
—¿Por qué decidió ir a Tarsis, y no a Nínive?
—Bueno, porque temía que los ninivitas se arrepintieran de sus pecados. 
—Pero, ¿no era ese, precisamente, el objetivo de su misión? 
—Sí, pero temía que ocurriera lo que justamente ocurrió: Yo les anuncio la destrucción, ellos se arrepienten, Dios los perdona y yo entonces quedo como un mentiroso.
¿Qué decisión tomarías con respecto a Jonás? ¿Verdad que merecía ser despedido? Sin embargo, ¿qué dice la Biblia que hizo Dios? Le concedió una segunda oportunidad ¡Una segunda oportunidad! ¿La merecía Jonás?
La verdad, no la merecía. Pero, ¿quién de nosotros merece una segunda oportunidad? Ninguno. Sin embargo, nuestro amante Padre celestial nos ha perdonado una y otra vez. No se cansa de perdonamos. No se cansa de darnos otra oportunidad. Apreciado joven, ¿te sientes alejado de Dios? ¿Has hecho algo que te hace pensar que no mereces su perdón? Si este es el caso, la gran noticia para ti es que ahora mismo, Dios quiere darte otra oportunidad. No solo te quiere perdonar, sino que ¡también desea darte otra oportunidad! ¿La aprovecharás?
Gracias, Señor, por darme otra oportunidad La acepto con gratitud

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

PIEDRAS PULIDAS


«Jesús les preguntó: "¿Nunca leísteis en las Escrituras: 'La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo'. El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos"?» (Mateo 21:42).

Del tan esperado Mesías, los profetas habían escrito: «Por eso, Jehová, el Señor, dice así: "He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable. El que crea, no se apresure"» (Isa. 28:16).
David profetizó que esa piedra angular sería rechazada. «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la cabeza del ángulo» (Sal. 118:22).
En el versículo para memorizar, Jesús declara de sí mismo que él es esa piedra angular. El apóstol Pedro lo entendió y añadió: «Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, pero para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo» ( 1 Ped. 2:4,5).
¿Se ha fijado en que los miembros de la iglesia son piedras vivas que, juntas, forman la iglesia de Cristo? Pero no hay dos iguales, ¿verdad? Somos personas distintas, con estaturas, teces y edades diferentes. ¿Cómo colabora con las otras «piedras» para construir la iglesia en la tierra? ¿Es usted manso, paciente y respetuoso?
Según una antigua fábula hebrea, una tarde, mientras estaba sentado ante su tienda, Abraham vio acercarse a un anciano cansado por los años y el viaje. Abraham salió, lo saludó y luego lo invitó a su tienda. Allí lavó los pies del anciano y le dio comida y bebida. De inmediato, el caminante empezó a comer sin antes decir una oración. Abraham le preguntó:
— ¿No adoras a Dios?
El viajero de edad respondió:
— A ningún otro dios adoro, sino al fuego.
Al escuchar esto, Abraham se enfureció, agarró al hombre por los hombros y lo arrojó fuera de la tienda, a la intemperie de la noche. Cuando el anciano se hubo ido, Dios llamó a su amigo Abraham y le preguntó dónde estaba el desconocido. Abraham respondió:
— Lo eché fuera porque no te adoraba.
Dios respondió:
—Yo lo he soportado durante ochenta años aunque no me honre. ¿No podías tú aguantarlo tan solo por una noche?  ¿Lo ha soportado el Señor a usted durante mucho tiempo?  A mí sí. Basado en Mateo 21:42

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill