lunes, 1 de junio de 2009

VEN ANTES DEL INVIERNO

Yo, por mí parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado (2 Timoteo 4: 6).

Recuerdo las noches cuando mi madre nos reunía a mis hermanos y a mí para estudiar la historia bíblica en El Amigo de los, niños. De manera especial me encantaba escuchar las historias de los fascinantes viajes del apóstol Pablo.
El apóstol Pablo se encontraba en una prisión de Roma después de años de arduo trabajo como siervo de Dios. Tenía la seguridad de que había cumplido su misión, por eso dijo: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe» (2 Tim. 4: 7). Entonces le escribe a Timoteo, su entrañable amigo, a quien además consideraba su hijo, para solicitarle que le traiga algunas cosas y en especial pedirle que venga pronto, que procure verlo «antes del invierno».
Timoteo predicaba en la ciudad de Éfeso, lejos de Roma. El invierno se acercaba y los puertos eran cerrados a la navegación. Pablo sabía que Timoteo debía darse prisa _si quería llegar a Roma para que se pudiesen encontrar por última vez, como presentía: «Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado»; deseaba despedirse y, tal vez, dirigir las últimas indicaciones de un padre a su hijo, para los amigos y creyentes.
El apóstol le solicita: «Recoge a Marcos y tráelo contigo [...] trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos» (2 Tim. 4: 11-13). Pero antes de enlistarle lo que necesita que traiga, le pide: «Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes» (2 Tim. 4: 9) y al linalizar le insiste: «Haz todo lo posible por venir antes del invierno» (2 Tim. 4: 21).
Timoteo no pudo ver al viejo apóstol. El invierno llegó y el barco que lo trasladaba para encontrarse con su amigo no ancló a tiempo. Cuando por fin estuvo en Roma, el gran predicador de los gentiles ya descansaba en el Señor. Día tras día Jesús nos recuerda que no debemos permitir que los afanes de la vida nos hagan olvidar lo más importante. Y las pakbras del apóstol Pablo resuenan hoy como una invitación de Jesucristo: «Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes». «Haz todo lo posible por venir antes del invierno».


Elizabeth Domínguez Hernández
Tomado de la matutina Manifestaciones de su amor

NO HUNDAS EL BARCO

Quítale el orgullo a tu siervo; no permitas que el orgullo me domine. Asi seré un hombre sin tacha; estaré libre de gran pecado. Salmo 19: 13

El 28 de noviembre de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el Archerfish, un submarino de la armada de los Estados Unidos, cruzaba las aguas de la bahía de Tokio buscando aviadores americanos abatidos. El radar descubrió un movimiento más arriba. Sin darse cuenta, el submarino había descubierto la nueva arma secreta de Japón, un enorme portaaviones, el Shinano. El Shinano había sido construido bajo el mayor de los secretos, de manera que quien hablase de él en público era reo de pena de muerte.
El Archerfish se puso a perseguirlo mientras zigzagueaba por el agua. Incapaz de ponerse en la posición correcta para el ataque, el submarino continuó la persecución durante siete horas.
Entonces el Shinano cometió un gran error. Dio la vuelta y encaró la proa hacia el Archerfish. El submarino estaba a punto. Disparó cuatro torpedos al portaaviones de sesenta y cinco mil toneladas. El portaaviones, que los japoneses llamaban "la Fortaleza Inexpugnable del Mar" se fue al fondo del océano arrastrando consigo a su tripulación de mil cuatrocientos hombres. El orgullo de la armada japonesa se encontró con su destino en su primera noche en el mar.
Esta historia nos recuerda al Titanic. Los capitanes del Shinano y el Titanic tuvieron un exceso de confianza y creyeron que sus barcos eran indestructibles.
La confianza es un rasgo positivo. Pero el exceso de confianza hace que las personas se vuelvan descuidadas y los resultados suelen ser costosos.
—No necesito estudiar. Soy el más listo de la clase.
—¿Para qué tengo que arreglarme para la entrevista de trabajo? A la gente no le importa cómo me visto.
—Tengo una salud de hierro. Puedo comer lo que quiera.
Aprovecha todas las oportunidades. No intentes tomar atajos. Nadie es indestructible, ni siquiera tú.
Tomado de la Matutina El viaje increíble.

NO TE ENTRISTEZCAS PORQUE A OTROS LES VAYA MEJOR

«Señor», le respondió el enfermo, «no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita; y entretanto que yo voy, otro desciende antes que yo».Juan 5: 7

No permitas que las circunstancias difíciles de la vida te llenen de amargura. Mucho menos tengas envidia de aquellos a quienes, al parecer, les va mejor que a ti. No te compares con quienes hayan recibido un ascenso en su trabajo, o gocen de mejor salud, o se hayan visto favorecidos con una buena suma de dinero que alguien les entregó.El hombre a quien Jesús encontró en el estanque de Betesda no solo padecía parálisis desde hacía 38 años, sino que, al parecer, su corazón estaba lleno de amargura desde hacía la misma cantidad de tiempo, No sería extraño que así ocurriera, porque cuando las aguas se movían a la llegada del ángel, siempre había alguien que se le adelantaba y entraba primero al agua, de donde, según el relato, salía completamente sano. Nuestro hombre, al parecer, no se sentía feliz de que otros dejaran de estar enfermos, de que su mal desapareciera y se sintieran alegres por haber recuperado la salud.Las bendiciones que los demás reciben pueden llevarnos, incluso, a llenarnos de amargura contra Dios. Por esta causa hay muchos que están llenos de resentimiento contra el Todopoderoso. No permitas que esto te ocurra. La amargura es permanentemente destructiva.El Salmo 73 registra la sacudida que sufrió lía fe del salmista Asaf porque llegó a creer que otros eran más dichosos que él. Se expresó así: «En cuanto a mí, se debilitaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos» (Sal. 73:2, 3).No permitas que en tu corazón crezca la amargura por la prosperidad de los demás. El consejo divino es el siguiente: «Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados» (Heb. 12:14-15). La amargura puede destruir muchas relaciones: la relación con Dios, con nuestros seres queridos y con nuestro prójimo.Esta mañana es muy oportuno que des las gracias al Señor por aquellas personas que han encontrado la salud y han resuelto sus problemas antes que tú. Regocíjate cuando la gracia divina pasa cerca de ti, aunque, según tu parecer, no te toque.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos