jueves, 6 de septiembre de 2012

LOBOS CORRIENDO


«Sus caballos son más veloces que los leopardos, más salvajes que los lobos del desierto. Sus jinetes galopan en gran número y se lanzan al ataque desde lejos, como el águila se lanza sobre su presa» (Habacuc 1:8).

Debemos tener cuidado ahora, pues estamos en tierra de lobos y ellos cazan después de que se oculta el sol. Nosotros somos un poco grandes para que nos coman, pero no es conveniente que nos atravesemos en su camino. Los lobos viajan y cazan en manadas o grupos de hasta cuarenta individuos. Ese es un buen número de lobos reunidos en un solo lugar. 
En Mateo 7: 15 Jesús dice: «Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios.  Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces». Jesús quería decir que lamentablemente hay personas que enseñan cosas erróneas acerca de Dios. Él los llamó «lobos feroces». Pero nosotros no tenemos por qué tener miedo de los lobos, ya que podemos protegernos de ellos leyendo la Palabra de Dios diariamente. Los versículos que aprendamos nos ayudarán a saber cuándo alguien está diciendo la verdad sobre nuestro Padre celestial. Aprende todo lo que puedas de la Biblia y haz que los lobos salgan corriendo cuando te vean.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

TRATA BIEN A TU CORAZÓN


Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos mis caminos. (Proverbios 23:26).

A veces da la impresión de que a muchas personas no les interesa seguir viviendo, dado el trato que le dan a su propio corazón, que es el órgano del cual dependen sus vidas. ¿Recuerdas la última vez que te sentiste culpable por haber comido en exceso, o por haber consumido alimentos poco saludables? ¿Sientes preocupación cada vez que piensas que llevas demasiado tiempo sin hacer ejercicio físico?
El corazón trabaja sin descanso impulsando la sangre oxigenada hacia los órganos, tejidos y células del cuerpo. En un período de veinticuatro horas podría latir unas cien mil veces, bombeando oxígeno y nutrientes a las células y contribuyendo a recoger las sustancias de desecho producidas por las mismas células.
La sangre es repartida por todo el cuerpo mediante una compleja red de vasos sanguíneos. ¡Cuánto trabajo realiza el corazón y sin embargo qué poco nos preocupamos por mantenerlo sano y fuerte!
¿Qué podemos hacer para contribuir al buen funcionamiento de nuestro corazón? He aquí algunas sencillas recomendaciones:

  • Consume alimentos que contengan pocas grasas saturadas, que sean bajos en sal y ricos en fibra. 
  • Cuida de no ingerir más calorías diarias de las que necesitas, con el fin de mantener un peso equilibrado.
  • Incluye más granos, cereales, frutas, verduras y hortalizas en tu alimentación.
  • Camina, nada o realiza alguna actividad física que sea de tu agrado. 
  • Vigila los niveles de colesterol de tu sangre. 
  • Controla el estrés, utilizando técnicas de relajación y durmiendo lo suficiente.

Si ponemos en práctica estos sencillos consejos, nuestro corazón lo agradecerá y viviremos más y mejor.  Así mismo nuestro «corazón espiritual» debe contribuir a que el amor de Dios fluya a los demás. Eliminemos todo lo que obstruye el libre flujo de ese amor. Activemos su circulación poniendo en práctica las buenas obras que Dios desea que realicemos.
Que tu oración sea: «Señor, deseo tener un corazón sano y activo, que extienda sus redes de amor a quienes más lo necesitan; que sea una fuente inagotable de energía y de gozo».

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Perla Edith Sánchez

UNA CRUZ QUE NO NECESITAMOS CARGA


Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, su Padre que está en el cielo los perdonará también a ustedes. Mateo 6:14.

¿Qué tienen en común los invitados a participar en las ceremonias de inauguraración de un evento deportivo? Tienen en común que todos son triunfadores. Por eso, el 8 de abril de 2008 ocurrió algo inusual en el estadio Fenway Park, sede del equipo Boston Red Sox (los Medias Rojas de Boston). Ese día, el invitado fue «un perdedor».
Ese «perdedor» era Bill Buckner, jugador responsable de un costoso error que contribuyó para que su equipo, los Medias Rojas, perdiera la Serie Mundial de 1986. Se jugaba el sexto partido y los Medias Rojas de Boston dominaban la serie 3-2 sobre los Mets de Nueva York. Una victoria más y Boston obtendría el campeonato que había anhelado durante más de sesenta años. Con el juego empatado en la décima entrada, Buckner dejó escapar entre sus piernas un batazo inofensivo de Mookie Wilson que permitió a los Mets anotar la carrera de la victoria. Con ese triunfo la serie se empató a tres victorias por equipo, pero al día siguiente los Mets ganaron el séptimo y decisivo juego de la serie.
Su error llegó a ser tema de canciones, poemas, chistes de mal gusto e incluso de películas. En un restaurante se vendieron emparedados que llevaban el nombre de Buckner (tenía dos rodajas de pan sin nada adentro). Su nombre pasó a la historia del béisbol como sinónimo de fracaso.
Durante 22 años, Bill Buckner cargó con su cruz. Pero ese 8 de abril del 2008, miles de fanáticos aplaudieron al verlo hacer el primer lanzamiento del juego. Durante varios minutos, el público, de pie, le tributó una larga ovación mientras muchos derramaban lágrimas de emoción. Bill había sido perdonado.
Lo más hermoso, sin embargo, es que él ya había perdonado. Al ser entrevistado después del juego, dijo: «Yo tenía que perdonar, no tanto a los fanáticos, sino en especial a los medios de comunicación, por todo el mal que me han hecho... pero los he perdonado» (www.wikipedia.org, «Bill Buckner», 10 de abril de 2008).
¿Hay personas en tu vida a quienes te resulta difícil perdonar? Recuerda que el perdón libera, no tanto al ofensor, sino al que perdona. ¿Por qué seguir siendo prisionero de tu propio rencor? Por la gracia de Dios, hoy puedes ser libre de esas cadenas.
Ayúdame, Señor, a perdonar como tú me has perdonado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

LA NIÑA DE SUS OJOS


«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: "Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca a la niña de mi ojo"» (Zacarías 2:8).

Cuando nació nuestra hija mayor, mi esposa y yo quedamos fascinados. Ya habíamos visto otros bebés, pero ese era diferente, era nuestro. ¡Qué criatura tan cautivadora! Podíamos pasarnos horas mirándola. Todo lo que hacía, todas sus muecas, eran aún más graciosas que las anteriores. Estábamos seguros de que ningún otro niño era tan inteligente para su edad. Ningún bebé fue más amado que ella.
¿Ha pensado alguna vez en el Padre celestial expresando alegría y placer? Téngalo por seguro, él también lo expresa. En el Nuevo Testamento leemos que en cinco ocasiones Dios el Padre habló desde el cielo declarando que estaba complacido en su «Hijo amado» (Mat. 3:17; 17:5; Mar. 1:11; Luc. 3:22; 2 Ped. 1:17). 
Con todo eso, el Padre permitió que fuese herido. Si esto no hubiera sucedido, ninguno de nosotros se podría salvar. Pero Jesús aseguró a su «manada pequeña: [...] a vuestro Padre le ha placido daros el reino» (Luc. 12:32). Así, no solo fuimos creados «por tu voluntad» (Apoc. 4:11), sino que también «nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad» (Efe. 1:5). Sabemos que «se complace Jehová en los que lo temen y en los que esperan en su misericordia. (Sal. 147:11).
Es extraordinario que usted y yo, aun siendo pecadores, podamos hacer feliz a Dios. Él es el Dios feliz, fuente y manantial de toda felicidad. ¿Cómo podríamos aumentar su placer?. Sin embargo, hablando en términos humanos, la mayor de las alegrías de Dios es ver que un pecador regresa a él. Esto es lo que el profeta quiso decir cuando escribió: «Jehová está en medio de ti; ¡él es poderoso y te salvará! Se gozará por ti con alegría, callará de amor, se regocijará por ti con cánticos» (Sof. 3:17). Piense en el Dios eterno cantando y recuerde que lo hace porque usted ha vuelto a él. Basado en Lucas 15:11-32

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

EL PASO AL SEGUNDO PLANO PARA DAR EL PRIMERO


No mirando cada uno solo a lo suyo propio, sino también a lo de los otros (Filipenses 2:4).

El amor trae una alegría interior. Cuando le das prioridad al bienestar de tu pareja, hay una satisfacción que las acciones egoístas no pueden copiar. Es un beneficio que Dios creó y lo reserva para quienes demuestran amor en forma genuina. La verdad es que cuando renuncias a tus derechos por el bien de tu pareja, tienes la oportunidad de pasar a un segundo lugar en pro del propósito supremo del matrimonio.
Nadie te conoce tan bien como tu cónyuge. Esto significa que nadie reconocerá con mayor rapidez un cambio cuando en forma deliberada comiences a sacrificar tus necesidades y deseos para asegurarte de que los de tu pareja se satisfagan. Si te resulta difícil sacrificar tus propios deseos para beneficiar a tu cónyuge, quizá tengas un problema más profundo con el egoísmo de lo que quieres admitir. Hazte las siguientes preguntas: ¿En verdad quiero lo mejor para mi cónyuge? ¿Estás dispuesto a pagar el precio por la felicidad de tu cónyuge y familia?
¿Cuándo disfruto de la felicidad, agradezco a Dios y a mi cónyuge por proporcionármela?
¿Siento ser el motivo de la felicidad de mi cónyuge o de su dolor? ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación, si está mal?
MENCIONA TRES COSAS QUE HARÍAS:
1. ______________________________________________________________
2. ______________________________________________________________
3. ______________________________________________________________

SOLICÍTALE A DIOS SU AYUDA.


Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur.