viernes, 15 de julio de 2011

EN TIERRA DESCONOCIDA

Llamaron, pues, a Rebeca y preguntaron: ¿Irás tú con este nombre?. Ella respondió: «Sí iré» (Génesis 24:58).

Mientras Leía aquella historia, mi corazón se conmovía por el amor. Una joven que disfrutaba de una buena posición económica y que vivía en uno de los países con mayor calidad de vida del mundo, se había enamorado de un líder de una tribu africana. Lo abandonó todo para vivir en aquella tierra desértica de costumbres sanguinarias y supersticiosas.
Leyendo ese relato vino a mi mente la ocasión en que el cielo tuvo que tomar una decisión que podríamos etiquetar de «locura». Sí, el Hijo de Dios vendría a este mundo dejando todo lo que tenía para vivir en una tierra desértica, de tradiciones despiadadas y bañada por la maldad acumulada durante años. ¿Por qué lo hizo? Por amor.
Nunca podré entender cómo Dios pudo amarme tanto como para hacer ese canje tan desventajoso para él. Colocarse voluntariamente en una cruz tomando mi lugar no era precisamente un pago justo a tan inmenso sacrificio. Esta muchacha tampoco recibió un pago justo, pero cambió su vida desconociendo cuál sería su final, mientras que Jesús se entregó conociendo de antemano su destino.
El texto de hoy nos habla de una mujer que también salió de viaje para mudarse a un lugar que no conocía y vivir con personas extrañas. ¿Te ha pedido Dios que dejes algo o a alguien? Rebeca nunca pudo regresar a su tierra. ¿Quiere Dios que tú tomes una decisión tan drástica? Para Rebeca, volver hubiera sido muy peligroso. Una vez que Dios nos llama, resulta peligroso volver a nuestra vida pasada. Esla mujer, a pesar de sus defectos, lúe el consuelo de Isaac y precursora de una gran nación.
La Biblia no nos dice si Rebeca recibió algún tipo cíe maltrato, pero el hecho de. ser una mujer extranjera no debe de haberle concedido mucha ventaja. Lo cierto es que cuando Dios nos llama, si obedecemos por amor, tenemos de nuestra parte no la justicia humana, sino la misericordia divina. Y esta, hermana mía. es la bendición principal.
No lemas el pago de la justicia humana, anhela más bien la misericordia divina.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

DESCANSO

Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Éxodo 33:14.

Hace muchos años leí acerca de una investigación científica que pretendía demostrar si un hombre podía vivir sin dormir. Para esto, tomaron a una persona a la que le proveyeron todas las distracciones para que se mantuviera despierta; además recibió apoyo médico ante un eventual accidente. Con el paso de los días, su sistema nervioso se vio sumamente alterado; maltrataba y gritaba a quienes le llevaban la comida, y hasta demostró un comportamiento demente. Al cabo de nueve días, y tras vivir un terrible suplicio voluntario, se le permitió dormir. Luego de hacerlo durante catorce horas seguidas, despertó y volvió a ser el mismo que había sido antes de esa experiencia.
Cada persona posee en su organismo dos grupos de células alojadas en el cerebro. El primer grupo es alterado por la luz del sol, mientras que el otro se altera por una hormona secretada al anochecer; y así cada grupo de células disponen al cuerpo para la actividad o para el descanso. Por esta causa, quiérase o no, todos los seres humanos necesitamos del reposo para vivir, y el mejor horario para hacerlo es el nocturno.
Cuando los apóstoles fueron enviados por Jesús para curar enfermos y predicar el evangelio, volvieron gozosos porque aun los demonios obedecían en el nombre de Cristo. Con alegría, cada apóstol le relató a su Maestro lo que había hecho para el avance de la obra, esperando recibir la aprobación y algún consejo orientador de aquel que los había enviado. Jesús escuchó cada uno de sus relatos, y luego les dijo: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco" (Mar. 6:31). Ese Jesús que se preocupaba por las necesidades de la gente "desconocida", también se preocupaba del bienestar físico, mental y espiritual de ese grupo especialmente elegido por él.
Hasta el día de hoy, para mantener una buena salud son necesarios el descanso físico y el descanso espiritual. Si no depositamos nuestra carga de problemas y pesares en los brazos del Maestro, no podemos vivir felices cada día. El llamado del Maestro a los discípulos de ir a un lugar desierto para descansar "un poco", continúa escuchándose hoy en día. Busquemos el reposo que solo proviene de Jesús. Acéptalo, él te ofrece su descanso en este día.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

ENEMIGOS, ENEMIGOS

Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Esdras 4:4.

Judá tenía una misión delante de sí: edificar el Templo, que había sido destruido por los invasores y se encontraba en escombros. A Dios no le gusta ver nada en escombros: cuando la Creación salió de sus manos, era "buena en gran manera". Pero, luego apareció el enemigo y desfiguró la Creación; desde aquel día, ha estado arruinando todas las cosas buenas.
En los tiempos de Judá, se presentó en la forma de ejército babilónico, y llevó cautivo al pueblo. Dejó en escombros la ciudad y el Templo. El Templo, en aquellos días, era símbolo de la presencia de Dios. Él había dispuesto: "Y me harán un santuario y Yo habitaré en medio de ellos". El Santuario, en escombros, simbolizaba la falta de la presencia de Dios en medio de su pueblo.
Dios nunca está conforme cuando su pueblo vaga, errante, sin él. Por eso, envió a Nehemías; su misión era reconstruir la ciudad y el Templo. Pero, el enemigo no estaba satisfecho con eso. Entonces, sucedió lo que narra el texto de hoy.
El enemigo entró en el corazón del pueblo de aquella tierra, y trató de atemorizar al pueblo de Dios, con la intención de que el Templo no fuese reconstruido.
¿Qué es lo que necesita ser reconstruido en tu vida? ¿Un sueño marchitado por el tiempo? ¿Tu vida profesional, destruida por una insensatez? ¿Tu hogar? ¿Tus valores y principios? Ten en cuenta que la reconstrucción no es una tarea fácil. Destruir, sí lo es: basta tomar una maza y dar golpes a diestra y siniestra; no requiere de habilidad ni de preparación, solo es necesario golpear.
Reconstruir es diferente. Requiere de habilidad, paciencia, persistencia y valor. Los enemigos aparecerán. Te criticarán; dirán que estás desperdiciando el tiempo y que jamás lograrás tus objetivos.
Pero, a pesar de eso, es necesario seguir adelante. Nada puede detenerte, si colocas tu vida y tus proyectos en las manos de Dios.
Por eso, hoy, sal decidido a reconstruir aquello que el pecado ha destruido. Sueña; sueña alto. ¡No te conformes con poco! Fuiste colocado por Dios, en este mundo, para ser un reconstructor de vidas. Y, en esa misión, no estás solo: el Señor está contigo. Pero, recuérdate: "El pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón