lunes, 31 de octubre de 2011

EL OTOÑO DE LA VIDA

Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las naciones. (Isaías 42:1).

Nunca he podido disfrutar de una brisa otoñal ni de los tonos rojizos de los árboles que caracterizan a esta estación en otras partes del mundo. Nunca he visto las hojas caer para dar paso al invierno, pero lo cierto es que el otoño llega cada año y trae consigo cambios climáticos en gran parte del mundo.
En España, por ejemplo, a principios del otoño se suele producir un fenómeno meteorológico conocido como «gota fría». Cuando las aguas marinas están mucho más calientes en comparación con las tierras continentales se crea una fuerte inestabilidad atmosférica que genera intensas precipitaciones acompañadas de granizo. Estas precipitaciones causan graves daños económicos, materiales e incluso humanos. Pero el otoño también conlleva hermosos fenómenos naturales, como el que se puede observar en los bosques de Quebec, Canadá, donde las hojas de los árboles caducifolios contrastan con el verde oscuro de las hojas de las coníferas. Estos colores conviven en perfecta armonía, aunque sean completamente diferentes.
Del otoño podemos extraer varias lecciones útiles para nuestra vida:
• La vejez forma parte de ciclo de la vida. En ella, la experiencia se viste de gala.
• Aunque la vejez conlleva muchos cambios biológicos, no dejan de ser bellos un cabello cano y unas manos arrugadas por años de trabajo desinteresado.
• Aunque el cuerpo se vea afectado por fenómenos como la gota fría, el carácter refinado por el paso del tiempo será un ancla firme para sujetarnos a tierra.
Cuando llegue para ti esa etapa en que la vida ya no se cuenta por las primaveras sirio por los otoños, mira hacia el cielo, allí encontrarás bendiciones infinitas. Sigue compartiendo tu belleza interior con los demás y aguarda confiada en que muy pronto los días ya no se contarán más, porque seremos jóvenes para siempre.
La belleza de un árbol otoñal es la garantía de que llegará de nuevo la primavera.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

AUTORIDAD EN LA PALABRA

Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó y existió. Salmo 33:6,9.

Cuando tuve 18 años ingresé al ejército para realizar el servicio militar obligatorio. Durante 17 meses hice guardias, aprendí a manejar algunas armas, hice ejercicios interminables, y trabajé en el departamento de finanzas, liquidando los sueldos de oficiales y suboficiales. Uno de los aspectos más notables de las fuerzas militares es la autoridad. Sin autoridad no hay obediencia, y un ejército sin obediencia a sus superiores está condenado al fracaso. Solo cuando hay una real sumisión a la autoridad, es que se puede defender un país o ganar una guerra.
De una manera similar, las Escrituras transmiten en lenguaje humano la autoridad divina. Su autoridad proviene de los cielos, estuvo presente en la tierra en la creación, y está hoy con la humanidad guiando los acontecimientos históricos. Esa Palabra dada por Dios fue la que dispuso un orden para todos los elementos creados, de tal manera que pudiera haber vida en un planeta que estaba "desordenado y vacío".
Aunque muchos en la actualidad crean que el mundo se rige por sus propias leyes, en realidad hay una sapiencia divina que está dirigiendo todo. Las profecías muestran algo de esa autoridad cuando revelan los acontecimientos finales de esta tierra con total exactitud, aunque fueron escritas hace por lo menos 1.900 años. La autoridad divina está presente en cada ser viviente, porque si Dios retirase por un momento su poder sustentador, se terminaría la vida.
Pero más allá de cómo se maneje el mundo, los seres vivos y la historia humana, lo que realmente importa es la autoridad de la Palabra sobre tu vida. Si las páginas sagradas no ejercen ninguna influencia en tu corazón, entonces estás destinado al fracaso y a la ruina, como lo estaría un ejército donde no hay obediencia. Creerse libre porque uno vive a su antojo personal, es solo creer la triste ilusión de Satanás de que los seres humanos podemos ser felices al margen de la ley divina.
Tu decisión es la que vale. Solamente tú puedes elegir ser obediente a la autoridad divina, y de esta manera alcanzar la vida eterna.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

JUSTICIA PROPIA

Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. Romanos 10:3.

Uno de los peligros que los cristianos corremos es pensar que Dios está preocupado solo con el hecho de que nos portemos bien y practiquemos obras justas. Claro que a Dios le gusta ver obras de justicia en la vida de sus hijos; pero como un resultado, y no como la causa. Tú no eres justo porque practicas obras justas: tú realizas obras justas porque eres justo. Lo primero que debes hacer, en la vida cristiana, es ir a Jesús, y no tratar de fabricar tu propia justicia.
La justicia humana es trapo de inmundicia para Dios. ¿Por qué? Porque es solo apariencia. Ese era el problema de los fariseos en el tiempo de Cristo: se esforzaban por ser buenos, pero solo por fuera; en el fondo, no pasaban de ser gente pecadora. Y Jesús los llamó sepulcros blanqueados: blancos por fuera, pero hueso y carne putrefacta, por dentro.
Con el fin de ser un buen cristiano, no basta hacer cosas buenas o justas: es necesario ser justo. Y se es justo solo cuando se vive una vida de comunión diaria con la Persona justicia, que es Jesús.
La línea divisoria es tenue, casi imperceptible. Y existen dos extremos terribles: el primero, es el de pensar que relacionándote con Cristo tu salvación está garantizada, y no tienes que preocuparte por las buenas obras. El otro extremo es el de pensar que, sin obras, no hay cómo probar que eres un cristiano, y olvidándote de Jesús correr la carrera sin sentido, en busca de buenas obras.
Al fin de cuentas, ¿cómo saber que realmente confías en Jesús y que tus buenas obras son fruto de tu relación con él? Es fácil. Existe un termómetro que solo Dios y tú conocen; nadie más lo puede ver: ese termómetro es la cantidad de tiempo que pasas diariamente con Jesús, en oración, estudio de la Biblia y meditación.
Cada vez que te arrodillas antes de salir para el trabajo, estás expresando a Jesús, sin palabras, pero con tu actitud, lo siguiente: "¿Sabes por qué estoy aquí, arrodillado? Porque sin ti no puedo hacer nada". Y cada vez que partes sin pasar tiempo con Dios, le estás diciendo lo contrario.
Haz de este un día de comunión. "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 30 de octubre de 2011

UN CARÁCTER PARA CIELO

Hasta que entro ante ni Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño. (Daniel 4:8)

Nabucodonosor estaba convencido de la supremacía del Dios de Daniel, pero puso al siervo del Dios Altísimo el nombre de su incompetente dios, mostrando con ello que no acababa de abrir su corazón a la influencia regeneradora del Espíritu Santo.
A veces nos aqueja ese mismo mal. Dios trata de enseñarnos algo, pero nuestro corazón está cerrado. Sin embargo, este rey no fue abandonado. Dios lo amaba, así como nos ama a ti y a mí. No importa cuánto le cueste limpiarnos, él está dispuesto a hacerlo. Nuevamente el Dios del cielo le daba otra oportunidad, otro sueño y otra búsqueda del verdadero Dios. Sin embargo, Nabucodonosor volvió a llamar a sus sabios, magos, astrólogos y adivinos. Sabia, por experiencias anteriores, que en todo su reino no había más que un hombre capaz de interpretar certeramente los sueños, pero quizás no quería escuchar la verdad de Dios y prefirió que le halagaran el oído.
¿Cuántas veces nos alejamos de la voz divina que nos presenta la verdad absoluta para buscar otra relativa que se acomode mejor a nuestros intereses? Convencido de que solo Dios tenía palabras para él, Nabucodonosor hizo llamar a Daniel y una vez más, el mensaje fue claro, valiente y fiel. Podría haberle costado la cabeza a Daniel semejante interpretación, pero el siervo fiel que había aprendido a confiar en el Dios del cielo no temía lo que otro mortal pudiera hacerle. ¡Qué hermosa fidelidad! No existe nada que pueda hacer tambalear nuestra fe ni apartarnos de Dios si, como Daniel, aprendemos a caminar cada día de la mano de Jesús.
Nabucodonosor no pasó los exámenes anteriores, por lo que Dios tuvo que enviarle uno mucho más duro. Comió hierbas como un animal y allí, en completa humillación, el endurecido corazón del monarca quedó limpio y dócil para poder bombear en las mansiones eternas. Esta es la lección que Dios tiene para ti hoy: Sé humilde y acepta las pruebas que prepararán tu carácter para el cielo.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

INSPIRACIÓN Y REVELACIÓN

Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Pedro 1:21.

Después de haber trabajado durante cinco años en colegios adventistas como capellán, la iglesia me pidió que fuera a trabajar como pastor distrital. Lo más costoso del cambio laboral fue desconectarme de tantos alumnos que había conocido y ayudado en momentos de necesidad. Por estar bastante lejos, continué comunicándome con muchos de ellos a través del correo electrónico. Algunos seguían consultándome sobre diversas situaciones que se les presentaban, y en la medida de lo posible respondía sus inquietudes con respuestas bíblicas.
En un plano muy superior, el Dios eterno, separado del hombre por causa del pecado, nos dejó una carta de amor con el propósito de ayudarnos mientras vivimos en este mundo. Esa carta de amor fue escrita a lo largo de 1.500 años, comenzando con Moisés y terminando con Juan.
Muchos escépticos que dudan de la veracidad y divinidad de las Escrituras lo hacen porque no ven en sus páginas más que el factor humano. Pero la Biblia contiene una aleación exquisita entre lo humano y lo divino.
Dios inspiró a hombres de fe para que movidos por su Espíritu investigasen, averiguasen y escribieran, por ejemplo, los libros históricos del Antiguo Testamento, y también Lucas, Hechos, Romanos, Calatas, etc. Pero además de la inspiración estuvo la revelación. Este último aspecto es el acto divino por el cual Dios comunicó un mensaje a los hombres que jamás hubieran conocido por sí mismos. ¿Cómo hizo Moisés para escribir el relato de la creación si él vivió 2.500 años después que ocurriera? ¿De quién supo Nahum que Nínive sería totalmente destruida? ¿Cómo hicieron Daniel y Juan para escribir profecías de tiempo tan exactas y precisas? Solo Dios pudo revelar ese conocimiento que, de otra manera, el hombre siempre hubiera ignorado.
¡Qué lindo es saber que existe un Dios poderoso que se preocupa por nosotros! ¡Qué reconfortante es pensar que Dios inspiró y reveló las Escrituras para nuestro bien presente y futuro! Una de las pruebas más sobresalientes del amor de Dios por la humanidad es su Palabra; por eso, al comenzar este día, dedica un momento para agradecerle porque te demostró su amor haciéndote conocer la Biblia.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

SEGUID LA PAZ

Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Hebreos 12:14.

¿Es posible cumplir esta orden? ¿Cómo es posible, si vivimos rodeados de personas con características completamente diferentes de las nuestras? Cada ser humano es un universo misterioso de complejos, traumas, virtudes y defectos. ¿Cómo se puede vivir en armonía, en medio de personas así? Transfiramos todo esto al ámbito del hogar, donde no existen máscaras; donde somos lo que somos; donde nos mostramos como realmente somos.
No; no es fácil, desde el punto de vista humano, vivir sin discutir. A veces, por causa de puntos de vista diferentes y, otras, por insignificancias. Entonces, ¿cómo cumplir la orden del Señor?
Nota que el versículo aconseja "seguid la paz". "Seguir" es una palabra que denota acción: quiere decir moverse rápidamente detrás de algo. La vida con Cristo es dinámica: no es un lago estancado, es un río que fluye.
La palabra clave es "seguir". Jamás puedes estar satisfecho con lo que lograste: siempre hay una nueva montaña por escalar, una nueva jornada por iniciar, un desafío por vencer. Pero, en ese largo camino no estás solo: el Señor Jesucristo te acompaña y, si lo permites, te toma de la mano y te conduce a pastos verdes y aguas tranquilas.
Seguir la paz significa que te mueves en la misma dirección que Jesús; que no te quedas parado, aunque tus pies sangren y te abandonen las fuerzas.
El resultado de esa experiencia es que el carácter de Jesús se refleja en tu vida, y aprendes a ser manso, en medio de la tormenta; aprendes a pagar el mal con el bien y a soportar, pacientemente, la convivencia con personas que no siempre tienen la razón, pero nada las convence de su realidad.
Aplica todo esto a tu hogar: tú, tu esposa y tus hijos necesitan moverse en la misma dirección. Y, en ese proceso de crecimiento cristiano, deben permitir que el fruto del amor y de la paz los estimule a continuar avanzando. La conquista de hoy solo vale para hoy; mañana es un nuevo desafío y una nueva jornada en dirección a la santidad.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 29 de octubre de 2011

APTA PARA LA VIDA

Y vinieron mago, astrólogos, caldeos y adivinos, y les conté el sueño, pero no me pudieron dar la interpretación. (Daniel 4:7)

El rey Nabucodonosor había experimentado la grandeza del Dios de Daniel al recibir la interpretación exacta de un sueño que lo había estado atormentando. Sus palabras fueron: «Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, Señor de los reyes y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio» (Dan. 2: 47). Sin embargo, aunque se dice que se postró y se humillo delante de Daniel, el corazón de este orgulloso monarca todavía carecía de la humildad que Dios quería enseñarle. Este rey se consideraba demasiado grande e importante como para ser solo una parte de la historia. Él quería ser la historia. Así que erigió en la llanura de Dura una estatua completamente de oro con el único propósito cíe que todos la adoraran. De este modo le estaba diciendo a Dios que en realidad él no regía los designios de los hombres, por lo menos no en su caso.
He aquí la grandeza infinita de Dios y su misericordia: estaba dispuesto a moldear a aquel orgulloso rey para que un día obtuviera una corona incorruptible. Nabucodonosor quería perdurar por la eternidad, pero iba por el camino equivocado. Solo Dios podría darle inmortalidad, así que el amor divino siguió moldeando a aquel testarudo.
¿Te parece que esta experiencia guarda alguna similitud con la tuya? Dios desea moldearte, por eso vuelve una y oirá vez a pasarte por el crisol, hasta que obtengas la pureza necesaria para que vivas con él. Si aquel rey hubiera aprendido con la primera experiencia, se hubiera ahorrado muchos problemas. Si nosotras pudiéramos ser humildes y dóciles a la enseñanza divina, nos ahorraríamos muchas lágrimas y estaríamos más dispuestas a aprender.
¿Nos está pasando Dios por el crisol? Frente al calor de la prueba tenemos dos opciones: protestar porque considerarnos que lo que nos pasa es injusto o preguntar con humildad al Señor cuál es el objetivo de la prueba.
Si estás pasando por diversas pruebas recuerda que Dios convierte los reveses en victoria si, con humildad, pasas el examen.
Tienes que presentarte al examen y aprobarlo para ser apta para la vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

POR AMOR A JESÚS

Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23.

¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor? ¿Serías capaz de sufrir y padecer por alguien que amas? ¿Tolerarías que te maltraten y procuren matarte por el objeto de tu amor?
Quizás el apóstol Pablo se hizo estas preguntas alguna vez en su vida. Quizá no tenía las respuestas para cada una de ellas; pero cuando le entregó su corazón a Jesús, toda su vida cambió y giró en torno a aquel a quien amaba.
Desde que decidió amar a Cristo, la vida de Pablo no fue fácil. En algunos sentidos, y de manera literal, sufrió y padeció grandes torturas. Él mismo nos cuenta su experiencia al decirnos: "De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias" (2 Cor. 11:24-28).
Si Pablo hubiera sido un delincuente, un malhechor o un asesino, quizá veríamos bien que él haya padecido tantas persecuciones y castigos, pero al saber que todo eso lo vivió por ser un apóstol de Jesús, la perspectiva cambia. Pablo repitió en su mente las palabras de Cristo que decían: "El que me ama, mi palabra guardará", y por amor a ese Cristo, estaba dispuesto a sufrir hasta la muerte.
Las Escrituras expresan la voluntad divina para una raza caída. Esa raza, que eligió vivir en pecado, tenía la posibilidad de estar en armonía nuevamente con su Creador si guardaba su Palabra. Y por esta causa millones de hombres y mujeres a lo largo de la historia humana han padecido hasta lo sumo, por amor al mismo Cristo que amó Pablo.
En tu caso, ¿le estás expresando tu amor a Jesús? ¿Vives y haces lo que su Palabra ordena? En este día que se inicia, procura vivir de acuerdo con las Escrituras; procura vivir por amor a Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

MI PAZ

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.

La paz que Cristo ofrece no es la que nosotros conocemos como paz. Para el ser humano, la paz es únicamente ausencia de guerra, de conflicto y de lucha exterior. El mejor ejemplo lo puedes ver en una manifestación popular en favor de la paz. Ahí ves a multitudes portando banderas y cartelones: "Queremos paz"; "No a la guerra"; "No más sangre de inocentes"; "No más armas; queremos educación"...
Pero, en medio de esa multitud, puedes observar rostros enardecidos, ojos llenos de odio, gente atormentada por conflictos interiores, esposos que abandonaron a sus esposas e hijos, quienes no respetan a sus padres. Pero, quieren paz. ¿Qué tipo de paz? La paz que el mundo ofrece: solo ausencia de guerra exterior, y nada más.
Otro ejemplo. Hay personas que tienen dinero: pueden comprar todo lo que quieren, viajar adonde deseen, tener lo que se les antoje. Cualquiera que los ve de lejos piensa que esas personas no deben tener conflictos ni dificultades, y que vivirán en paz. Pero, cuando llega la noche, esas mismas personas desean morir, porque la vida no tiene sentido. Algunas se hunden en los placeres, las drogas, los barbitúricos; y, cuando eso no les alivia el dolor interior, muchas veces llegan hasta el suicidio. Tienen la paz que el mundo ofrece, pero no la paz que Jesús da.
Los hombres y las mujeres, en su manera humana de percibir las cosas, invierten los valores: buscan la paz antes que a Jesús; pero no la hallan. El cristiano tiene paz en su relación con Dios, pero aflicción en su relación con el mundo; el hombre sin Cristo tiene paz en su relación con el mundo, pero aflicción y tribulación en su relación con Dios.
La paz de Cristo es paz interior; calma en medio de la tormenta; serenidad cuando todo a tu alrededor parece que se viene abajo: eso es lo que Jesús quiso enseñarnos, aquella noche, en el mar de Galilea. Había tormenta, tempestad, olas gigantescas; todo parecía perdido. Pero, Jesús dormía como si nada malo sucediese: tenía paz. Por eso, él puede decir: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 28 de octubre de 2011

PUERTA DEL CIELO

Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. (Génesis 28:16).

Cuando Jacob despertó de aquel sueño, lo primero que hizo fue reconocer la gracia divina que se había manifestado por amor a él en aquel sencillo lugar. Así es Dios, No importa el lugar, el momento ni las circunstancias, él se manifiesta en tu vida porque te ama.
La sociedad que ha ido formando el ser humano establece diferencias entre las personas; a unas las sitúa en la cima, mientras que otras no pueden ni siquiera atreverse a mirar a la cúspide. A unos se les da un trato exquisito, mientras para otros el pan de cada día es un «sálvese quien pueda». Pero Dios no es así. Él solo tiene hijos. Todos somos iguales a sus ojos. Esta es la primera enseñanza que presenta el versículo de hoy.
Jacob no era ningún santo, de hecho estaba huyendo porque había engañado a su padre y a su hermano. Llevaba una pesada carga de culpabilidad, se sentía sucio, rechazado por Dios, por su familia, y separado de su madre a quien amaba entrañablemente. Pero Dios no vio la suciedad de este hombre, no miró su pasado, sino su presente y su futuro, y esto fue lo que lo llevó a presentarse a Jacob y a prometerle su presencia.
¡Qué hermoso mensaje! Si estás llevando una pesada carga de culpabilidad, si piensas que todos, incluso Dios, te han abandonado, él vuelve a decirte que su presencia estará contigo aun cuando tú no lo sepas.
Sí, Dios está siempre ahí, pero ¿somos capaces de verlo? Es vital para nosotras que vivamos convencidas de la presencia de Jesús en nuestra vida. Cuando constantemente tenemos que tomar decisiones de trascendental importancia nos alienta saber que podemos contar con alguien que no comete errores y que nos guiará por el mejor sendero.
Hoy al mirar al pasado y ver de cuántas cosas me ha librado Dios y cuántas me ha enseñado, no puedo menos que expresar con gratitud: «El Señor ha estado conmigo, aunque yo no haya sido siempre consciente de ello». Nunca pierdas de vista que del cielo bajan y suben ángeles asegurándote la presencia de. Jesús en tu vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN LIBRO CON PRINCIPIOS

Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios. 1 Crónicas 22:12.

Las Escrituras contienen un sinfín de temas relacionados con la conducta humana, pero no abarcan explícitamente cada uno de ellos. En su Palabra, Dios dio principios generales para que sean aplicados según la ocasión que se presente.
Alguna vez, un alumno me preguntó: "¿Dónde dice la Biblia que no se puede salir a bailar?" Y es verdad, las Escrituras no prohíben el baile, ni la música rock, ni el consumo de cigarrillos y drogas, ni copiarse en un examen, ni mirar pornografía en la Internet, ni el aborto. No hay ningún mandamiento que diga: "No consumas ningún producto del tabaco, ni por ingestión ni por inhalación". Tampoco existe otro que diga: "No mirarás pornografía". La Biblia no dice nada así, sencillamente porque en los 1.500 años que duró su escritura, no existía la música rock ni las drogas ni ninguno de los elementos antes mencionados.
¿Entonces cómo sabemos que todo eso está mal, y que Dios lo ve como transgresión de su ley y consecuentemente como pecado? Porque la Biblia sienta los principios para que evitemos caer en el pecado. Los versículos que nos mandan cuidar nuestro cuerpo están poniendo un freno a cualquier tipo de consumo perjudicial para nuestra salud; el versículo que dice: "cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mat. 5:28) declara que mirar cualquier tipo de pornografía es pecado. En fin, quien estudia la Biblia con sinceridad para conocer la voluntad divina, encontrará que para cada situación existe un consejo específico.
Cuando David era muy anciano, llamó a todo el pueblo y coronó a su hijo Salomón en su lugar. El sabía que su hijo era joven y que en el gobierno de Israel se presentarían muchas situaciones que tentarían al rey a apartarse de Dios; por eso le dijo: "YJehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios".
Querido joven o señorita, tú también necesitas de ese entendimiento y prudencia para guardar la ley divina. David quiso aconsejar a su hijo de la mejor manera, y nuestro Padre nos dejó su Palabra para que también vivamos conforme a sus requerimientos. Dedica cada día un momento para meditar en ella, y sus palabras te ayuden en cada paso de tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

MI YUGO

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.

Este versículo habla de "descanso para vuestras almas". Pero, no da a entender que ese descanso sea un regalo divino, que se recibe gratuitamente. Al contrario: dice "tomad mi yugo y aprended".
De acuerdo con este texto, si queremos la paz deseada y anhelamos el descanso para el alma, es necesario dar tres pasos: en primer lugar, ir a Jesús, llevando nuestras cargas y pesares, nuestra falta de paz, el tormento del corazón cansado, en fin. Jesús nunca rechaza a quienes se acercan a él con fe.
En segundo lugar, hay que llevar el yugo de Cristo. ¿En qué consiste este yugo? En muchos lugares de la Biblia, el yugo tiene connotaciones negativas, asociadas con la esclavitud y la opresión, en manos de los enemigos. Sin embargo, el yugo tiene, también, otro significado, que conviene revisar con atención, si se desea tener una vida de descanso, de paz.
El versículo de hoy indica que Jesús llevaba un yugo; su yugo. "Llevad mi yugo", dice. El Señor se compara con un animal de carga, que es enyugado por su amo, a fin de prestar un servicio. El yugo es puesto sobre el cuello del animal, y este no tiene posibilidad de moverse solo; no puede realizar acciones con libertad, sino que es conducido por otro.
El Señor se compara con un animal que no tiene libertad para hacer lo que quiere, sino que hace la voluntad de otro. Su condición de siervo, humilde y obediente, queda registrada en sus palabras. Él dijo: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre".
Ahora bien, estas palabras del Señor nos comprometen, porque si él no podía moverse independientemente, ¿cuánto menos tú y yo? Pero, el ser humano es, por naturaleza, independiente: no le gusta oír consejos, no acepta indicaciones. El resultado de esa actitud es sufrimiento, dolor, cansancio y estrés.
Haz de este día un día de sumisión a la voluntad divina. Aprende a disfrutar del descanso que Jesús ofrece, llevando su yugo, porque él dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

jueves, 27 de octubre de 2011

UNA ATMÓSFERA NO CONTAMINADA

Y revestido del nuevo. Este, conforme a la imagen del que lo creo, se va renovando hasta el conocimiento pleno. (Colosenses 3:10).

La atmósfera es una mezcla de varios gases que rodea a un objeto celeste (como la Tierra) cuando este cuenta con un campo gravitatorio suficiente para impedir que escapen. Atendiendo a esta definición podríamos comparar la atmósfera con la vida, pues la vida es una mezcla de acciones, deseos, principios y voluntades que rodean a una persona que se encuentra en un mundo regido por esquemas, costumbres, gustos y preferencias, que trata por todos los medios de mantenernos atados para que no escapemos.
Nuestro mundo nos plantea una serie de esquemas que parecieran diseñados para atraparnos y alejarnos de la verdadera libertad que hay en Jesús. Así, por ejemplo, observamos la creciente ola de homosexualidad que avanza contra viento y marea «en aras de la libertad»; contemplamos la plaga de la droga, cada vez más extendida y que acaba con la capacidad de la persona para decidir; el divorcio se presenta como una vía más eficaz para alcanzar la felicidad que la conservación del matrimonio. Todos estos esquemas fluctuantes parecen haber dado luz a un nuevo concepto de la libertad que deja fuera de juego a aquellas personas que son «conservadoras» según los criterios que se imponen. No cabe duda, el partido que se está jugando entre «liberales» y «conservadores» muestra una clara ventaja en el marcador a favor del equipo local.
Así como la atmósfera terrestre está constituida por gases como el nitrógeno, el oxígeno, o el argón, el ser humano está compuesto por cuerpo, mente, emoción, inteligencia, gustos, preferencias, principios o moral. Para que haya atmósfera, el campo gravitatorio tiene que mantener todos los gases en armonía, impidiendo que se escapen. Así sucede con la vida humana; si se deja escapar aunque solo sea uno de los elementos que la componen, nuestra condición se degrada.
Cuando algo parezca «romper tu atmósfera», recuerda que has sido creada a la imagen de Dios y que solo el sistema gravitatorio divino puede revestirte de la naturaleza que te asemeja a Jesús.
La atmósfera celestial retiene a la mujer en los brazos divinos.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

RESGUARDO DE LA TENTACIÓN

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Mateo 4:10.

Desde pequeños rodos los seres humanos han experimentado la invitación satánica a quebrantar la ley de Dios. A esa invitación se la llama tentación, porque el enemigo de Dios sabe que no tiene poder para obligar a un mortal a cometer pecado, ya que el hombre es quien decide finalmente si acceder o no a la tentación.
La juventud en general es la que está más expuesta a las invitaciones del enemigo. El diablo sabe que si un joven toma caminos pecaminosos y equivocados, arruinará el resto de su vida. Por eso, las tentaciones de tener relaciones sexuales antes del matrimonio, de drogarse o de estar todo un fin de semana trasnochado por salir a bailar, son ofrecidas con tanta frecuencia a la juventud.
Jesús, desde que llegó al mundo, tuvo que soportar permanentemente el acoso diabólico de la tentación. Satanás sabía que era el Hijo de Dios y que había venido para rescatar a la raza humana; por eso hizo todo lo posible para que Jesús cediera tan solo una vez en quebrantar la ley divina. Muchos creen que el Redentor no tenía posibilidad de pecar y que por su naturaleza era imposible que cayera en pecado, "pero nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo. Se vistió de la naturaleza humana, con la posibilidad de ceder a la tentación" (El Deseado de todas las gentes, p. 92).
¿Cómo hizo Jesús para enfrentar la tentación, salir victorioso y no pecar? Se defendió con la espada del Espíritu (Efe. 6:17), la Biblia. Cuando el enemigo lo invitó a demostrar su divinidad convirtiendo las piedras en pan, cuando lo llevó a lo alto del templo y lo tentó para que se arrojara, confiando en la protección angelical, y cuando le ofreció todos los reinos de la tierra a cambio de la adoración, Jesús respondió siempre con un "escrito está". Las Escrituras fueron el muro de contención contra el pecado.
Y tú, ¿te sientes acosado por el enemigo? ¿Te han agobiado sus tentaciones para que cedas al pecado? ¿Has caído muchas veces y crees que no es posible vencer? No te desanimes, porque el Hijo de Dios conoce tus luchas, ya que él mismo las tuvo que soportar durante 33 años. Por eso, además de darnos su Espíritu para fortalecernos, nos entregó la Biblia, esa espada veraz que tiene en su mensaje la capacidad de defender al creyente más indefenso. La Biblia, como lo fue para Jesús, continúa siendo tu gran muro de contención contra el pecado.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

DIOS ES EL QUE JUSTIFICA

¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. Romanos 8:33.

El otro día, recibí la carta desesperada de una persona atormentada por los errores del pasado. Creía que no tenía derecho a ser feliz. Esa intranquilidad interior se manifestaba en un temperamento agresivo e impaciente, y estaba creándole problemas familiares. La esposa le había perdido el divorcio, y el hijo mayor había abandonado el hogar.
Vamos a analizar la palabra "justificados". Literalmente, este vocablo denota la idea de "ser hecho, o ser declarado, justo". Antes de ser justificados, éramos injustos, enemigos de Dios. Corríamos detrás de los placeres de la carne. No nos importaba lo que Dios sentía o pensaba; vivíamos como si Dios no existiese, aunque no tuviésemos conciencia de ello.
En consecuencia, el sentimiento de culpa nos acusaba día y noche. Pero, al ser justificados, somos perdonados, aceptos por Dios, reconciliados, restaurados a la relación de amor con Dios que habíamos perdido por causa del pecado.
¿Y cuál es el resultado? Tenemos paz con Dios. ¿Por qué tenemos paz? Porque el pecado nos había hecho culpables, y vivíamos desesperados. En realidad, lo que nos pone en guerra con Dios es el pecado; la justificación retira la culpabilidad del pecado y, quitado ese obstáculo, deviene la paz.
No hay nada más importante, para una persona, que tener paz con Dios: tú puedes tener todo el éxito del mundo pero, si no estás en paz con Dios, de nada te vale. Tu corazón siempre estará vacío, y correrás de un lado al otro tratando de llenarlo con cosas minúsculas y pasajeras, que solo te dejarán el sabor amargo de la frustración.
Hoy es un nuevo día. ¡Reconcilíate con Dios! Todo lo que necesitas hacer es reconocer que no puedes encontrar la salida por tus propias fuerzas. Enseguida, dile a Dios que reconoces su poder y que sabes que él puede rescatarte del abismo en que te encuentras. Y, finalmente, corre a los brazos de Jesús, confiésale tus errores y acepta su maravillosa gracia.
Sal a enfrentar tus deberes en este día. Y no vivas atormentado por el pasado, porque "¿quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

miércoles, 26 de octubre de 2011

¿ORO O ESPINAS?

E hincando la rodilla delante de él, se burlaban, diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!» (Mateo 27:29).

Todo rey ostenta algún título que se le reconoce en el momento de su coronación, pero en el caso de Jesús, ¿cuáles eran los títulos que ostentaba? Básicamente diez:

1. Descendía de una familia humilde.
2. Su madre no estaba casada cuando lo engendró.
3. Nació en un pesebre.
4. Era hijo de José, el carpintero.
5. Vivía en Nazaret.
6. Se reunía con pecadores.
7. Sus discípulos eran incultos y toscos pescadores.
8. Se hacía proclamar rey.
9. Enseñaba a amar al prójimo.
10. Decía ser el Hijo de Dios.

¿Para qué llevó Jesús una corona de espinas? El Mesías aceptó que le pusieran una corona de espinas y un título real en la cruz para que tú puedas recibir una corona de oro. No importa si:
1. No eres de linaje real.
2. Tu familia carece de moral según los parámetros de la sociedad.
3. No tienes dinero.
4. Tu profesión es humilde.
5. Vives en una zona pobre.
6. Eres pecadora.
7. Tus amistades no pertenecen a la alta sociedad.
8. Te sientes extranjera en esta tierra.
9. Te miran mal porque amas a tus enemigos.
10. Tu familia te rechaza porque tienes a Dios por Padre.

Un día, las palabras «¡Salve, Rey de los Judíos!», con las que la muchedumbre se mofó de Jesús, se harán realidad. Jesús vendrá, no como rey de los judíos, sino de toda la humanidad, y traerá salvación. Si aquí en la tierra la única corona que recibes es de espinas, no te aflijas, porque una corona de oro está esperándote.
«Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria» (1 Ped. 5: 4).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda carne. Hechos 2:16, 17.

Antes de que en este mundo hubiera vida, cuando "la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo", el "Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas" (Gen. 1:2). El Espíritu Santo es una de las personas divinas más enigmáticas, discutidas y estudiadas en las Escrituras. Grandes debates teológicos han intentado esclarecer los silencios de la Biblia y los misterios sobre lo que está escrito. Pero más allá de lo que se haya querido develar, hoy veremos algunos aspectos del Espíritu de Dios que están claramente revelados.

En el Antiguo Testamento se hace mención de él, pero no se lo identifica como una persona divina diferente al Padre y al Hijo. Se nos dice que por el Espíritu la tierra es recreada y sostenida (Sal. 104:30), que está en todo lugar y es imposible huir de su presencia (Sal. 139:7), y que da la habilidad y los talentos necesarios para que los hombres realizaran una labor para Dios (Exo. 31:2, 3). Joel presenta una profecía sorprendente, y declara como si Dios mismo escribiera su libro: "Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días" (Joel 2:28, 29).

Esta predicción vio parte de su cumplimiento en los días de los apóstoles, específicamente en el Pentecostés. Pedro, recordando esta notable profecía, inició una predicación ante miles de judíos y como resultado se bautizaron tres mil personas (Hech. 2). De esta manera, el Espíritu Santo dirigió la obra en tiempos del Nuevo Testamento, a tal punto, que al finalizar el primer siglo de nuestra era había aproximadamente unos seis millones de cristianos en el mundo.

Con respecto a lo dicho por Joel, Elena de White dice: "Esta profecía se cumplió parcialmente con el derramamiento del Espíritu Santo, el día de Pentecostés; pero alcanzará su cumplimiento completo en las manifestaciones de la gracia divina que han de acompañar la obra final del evangelio" (El conflicto de los siglos, p. 12). ¡Te das cuenta que tú y yo podemos ser los protagonistas de ese derramamiento sublime del Espíritu divino! Ese Espíritu que hizo maravillas entre los apóstoles, las volverá a hacer si estamos dispuestos a ser conducidos por él.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

POR LA FE

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado. Hebreos 11:24,25.

Todos, en algún momento de la vida, tenemos que escoger a quién servir. El resultado de esa decisión será gozo o desgracia eternos.
El enemigo de Dios promete gozo, y miles van detrás de él. El gozo de este mundo comprende placer, poder, dinero, fama, en fin. Pero, todo eso es temporal y pasajero; al fin, encuentras la muerte. Y el enemigo no te habla de eso.
Si, por el contrario, decides seguir a Jesús, puedes sufrir en esta tierra. No afirmo que vas a sufrir; digo puedes sufrir, porque vives en un mundo de dolor. Solo que el sufrimiento es pasajero; finalmente, encontrarás el gozo eterno en Jesús.
Nota la diferencia: gozo pasajero en este mundo y muerte eterna al final, o sufrimiento pasajero en este mundo y al fin, el gozo eterno con Jesús.
El poder, el dinero, el placer y la fama no son malos en sí. El placer, por ejemplo, es fruto de los sentidos, y los sentidos fueron colocados, en tu cuerpo, por Dios. No hay nada de malo en sentir placer: el problema aparece cuando empiezas a vivir solo en función de ello. Eso sucede con el ser humano de nuestros días. Busca desesperadamente el placer, y no se satisface con nada. Entonces, entra en el terreno sombrío de las depravaciones y las aberraciones de conducta. Es un hombre vacío. No tiene a Jesús en el corazón, y un corazón sin Cristo será siempre insatisfecho y pensará que el gozo se limita a la satisfacción de los sentidos.
Pero, cuando el hombre se deja encontrar por Jesús, todo cambia: continúa sintiendo placer, pero el placer no es el motivo de su vida; la razón de su existencia es Jesús, y el resultado de eso es el gozo en este mundo, a pesar de las tribulaciones, y el gozo eterno cuando Jesús vuelva.
Entrégate a Jesús. Acéptalo como el Señor de tu vida. Vive con él la más linda experiencia de amor. Y recuerda que "por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 25 de octubre de 2011

UNA CORONA REAL

Pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas. (Mateo 27:29).

La coronación de Carlos V fue tremendamente pomposa. Se dice que las telas, los bordados, las sedas, los adornos de las calles y de los instrumentos de música eran absolutamente espectaculares. Los caballos sobrepasaban la exagerada cifra de quince mil, y la cantidad de nobles que asistieron era elevadísima. De Carlomagno se escribe que fue coronado con sumo lujo por el papa León III en la basílica de San Pedro, en Roma. Por otra parte la corona del rey Recesvinto es la más conocida obra de la orfebrería visigoda.
Muchos reyes han derrochado pompa y glamour a lo largo de la historia, utilizando materiales nobles y piedras preciosas para sus coronas y adornos. Sin embargo, la corona que colocaron sobre la cabeza de Jesús estaba hecha de un arbusto espinoso oriundo de la región mediterránea.
Conocido también como «espina santa», este arbusto alcanza unos 4 m de altura y tiene ramas en forma de zig-zag de las que salen hojas ovaladas con espinas desiguales.
¡Qué contraste tan grande existe entre los monarcas terrenales mortales y el Rey de reyes inmortal! La corona que pusieron sobre Jesús no era de oro, ni de diamantes, ni de piedras preciosas. A su coronación no asistieron los grandes reyes y nobles de la tierra, sino unas cuantas mujeres, su madre y algún que otro discípulo deprimido, avergonzado, chasqueado y temeroso. No recibió aplausos, sino burlas y maltrato, nada digno de una coronación real. Pero en el Gólgota Jesús estaba asegurando tu corona eterna.
Con la sangre que brotaba de su herida cabeza, estaba elaborando la corona de oro puro que pondrá sobre la tuya. Su coronación extremadamente humillante ha llegado a ser la garantía de la tuya, a la que asistirán las huestes de todo el universo para verte coronada como hija del Rey de reyes. No dejes que esa corona sea colocada en la cabeza de otro. Tu coronación aguarda por ti.
No hay oro, plata ni piedras preciosas que sobrepasen la gloria, el esplendor y la grandeza de la corona de espinas que Jesús llevó por nosotros.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL HIJO EN LA BIBLIA

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. Juan 5:39.

Al mirar la inmensidad del mar, al ver un paisaje de gran belleza natural, al observar el cielo y las incontables estrellas y galaxias, por lo general surge en la mente una sensación humana de pequeñez y la convicción de que existe un Arquitecto que diseñó todo.
Pero aunque la naturaleza nos hable de un Ser creador y superior al hombre, nunca nos podrá enseñar sobre el plan de salvación y la necesidad de un Redentor. Solo las Escrituras pueden darnos ese conocimiento y presentarnos específicamente la historia del Hijo de Dios como Salvador del mundo.
Cuando Adán y Eva, después del pecado, recibieron la promesa: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Gen. 3:15), esperaron su cumplimiento en la vida de sus propios hijos. Pero las generaciones fueron pasando, y el Antiguo Testamento solo contuvo profecías sobre el deseado Mesías que salvaría al mundo.
Ya en los tiempos del Nuevo Testamento, aparece en las Escrituras el concepto explícito de un Dios trino, y se presenta la aparición del añorado Hijo de Dios. Jesús fue el que dejó el cielo, abandonó un trono de gloria y la adoración de millones de ángeles para nacer en una de las familias más humildes de la tierra. Su vida de servicio, primeramente en su hogar, y luego en Judea y en las ciudades vecinas, se vio reflejada en su mensaje, en sus milagros y en su visión del futuro. Ese reino de los cielos que siempre había parecido tan distante y lejano, en Jesús se puso al alcance de la mano. Como estaba predicho en las Escrituras, el Hijo del Hombre se entregó por una raza caída, y resucitó al tercer día como vencedor de la muerte.
Casi todos conocen al Jesús histórico, el Jesús judío del primer siglo. Y tú, ¿conoces al Jesús real, al que reina en los cielos y está haciendo planes de regresar por segunda vez? ¿Te has encontrado con aquel que tiene el poder de transformar la vida? ¿Confías en su poder como confiaron los apóstoles? La Biblia te presenta la figura de Cristo para que tú lo conozcas de manera personal, no por dichos de otros, porque ser cristiano significa conocer a Jesús y permitirle que reine en tu corazón. Cuando leas tu Biblia, procura hacerlo para conocer mejor a Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

LA ALEGRÍA DEL DOLOR

Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Hechos 5:41.

La idea central del versículo de hoy es el gozo en medio de la tribulación. ¿Cómo es posible gozar, en medio de la tribulación? La mente no convertida jamás podrá entenderlo, porque este gozo es un fruto del Espíritu. No se vive solo en los momentos "buenos", también está presente en las dificultades.
Obviamente, nadie desea tener una vida llena de problemas. Pero, cuando los problemas aparecen, el cristiano no se deja abatir sino que se gloría en ellos. "Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones", menciona Pablo.
Podemos aprender de Pedro y de Juan. Ellos acababan de pasar por un momento de humillaciones y sufrimientos por causa de Cristo, y salieron "gozosos de padecer afrenta y de ser avergonzados por causa de Dios". El dolor no los sumergió en la arena movediza de las lamentaciones y las quejas. Defendían el nombre de Jesús y, aparentemente, habían sido abandonados por Dios: ¿qué motivo habría para regocijarse? Pero, el cristiano no se regocija "por", sino "a pesar de".
Pablo explica las causas del gozo en la tribulación: dice que la tribulación es una herramienta que Dios usa para el crecimiento cristiano. Y, sin duda, Pedro y Juan salieron más maduros de la tribulación; tan maduros que Pedro no temió ser crucificado por causa de su Maestro.
El gozo en la tribulación no es alegría placentera; no es el deseo de dar carcajadas: es satisfacción, serenidad de saber que el dolor que estamos viviendo tiene un propósito. Pero, al mismo tiempo, es la esperanza, la certidumbre de que el dolor pasará, porque Dios así lo ha prometido.
Si en este momento estás atravesando el valle de la sombra y de la muerte, no desesperes. Si es preciso llorar, llora. Pero, permite que Jesús enjugue tus lágrimas; que sus manos, horadadas por los clavos del dolor, toquen tu corazón sangrante y te den paz. Recuerda que Pedro y Juan también pasaron por lo que estás pasando, y "ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 24 de octubre de 2011

DE REINA A SIERVA, Y VICEVERSA - 2ª PARTE

Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate, por todos. (Marcos 10:45)

La historia de Isabel de Hungría no es excepcional. Dios siempre ha contado con mujeres valientes, humildes, sinceras y bondadosas, las cuales se han convertido en sus manos aquí en la tierra. Pero la mayor muestra de servicio desinteresado surgió en el mismo corazón del amor.
Un día, un rey, el mayor, el más exaltado, el más poderoso y soberano, Dios, decidió convertirse en siervo. Dejó todo lo que tenía: los tesoros del universo, sus ropas reales y una gloriosa corona. Despojado de todo, escogió un pesebre como cuna y un establo como lugar de nacimiento, unos padres pobres y un pueblo bajo el yugo de otro más poderoso. Eligió vestir una túnica sin adornos, tener unos amigos que lo traicionaron, cargar un madero sobre sus hombros y ponerse una corona de espinas. Te escogió a ti y me escogió a mí, que tantas veces le hemos dado la espalda.
¿Por qué tanto sacrificio? ¿Por qué un servicio tan mal recompensado? Solamente por amor. Sí, allí, mientras Jesús se despojaba de toda su gloria, estaba tu nombre escrito en su corazón. Allí, mientras pendía de una cruz, pagaba tus pecados y los míos.
Mientras lavaba los pies de sus orgullosos discípulos, Jesús pronunció las siguientes palabras: «Porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis» (Juan 13: 15). El que poseía los tesoros del universo no tenía dónde recostar su cabeza. El que abasteció de alimento al pueblo de Israel en el desierto, ayunó durante cuarenta días. El que trasladó a Elías en un carruaje de oro, cargó un pesado madero. El que caminó sobre calles de oro, manchó con su sangre la polvorienta senda del Gólgota. No hay cosa alguna que Cristo no hiciese por salvarte. ¿Hay algo en lo que tú no puedas servir?
Muy pronto las compuertas celestiales se desbordarán de coronas brillantes e incorruptibles. Todas tendrán nombres de siervos convertidos en reyes y reinas. Asegúrate de que Cristo le coloque una en aquel día.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EL PADRE EN LA BIBLIA

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3:16.

En los años que trabajé como capellán de colegios adventistas, tuve la oportunidad de conocer a jóvenes y señoritas que habían sido adoptados. Por diferentes razones sus padres biológicos no habían podido criarlos, y personas de buen corazón se hicieron cargo de ellos y los adoptaron como hijos. Generalmente, esos padres se habían esmerado para darles lo mejor. En algunos aspectos, esos hijos sabían apreciar el regalo de tener padres adoptivos, pero en otros, tristemente, ocasionaban dolor y tristeza a quienes les habían dado el apellido.
Cuando el ser humano cayó en pecado, se desligó de su Creador. El Padre eterno que les había dado todo para que fueran felices no impidió la decisión que Adán y Eva tomaron, y por decirlo literalmente, se olvidaron de su Padre. Pero Dios no los dejó a la deriva, sino que puso en ejecución el plan de rescate a través de su Hijo, para que la humanidad llegara nuevamente a ser su heredad. Por esa razón, el apóstol Pablo dice que recibimos el "espíritu de adopción" y de esta manera "somos hijos de Dios" (Rom. 8:15, 16).
Jesús reafirmó la paternidad de Dios en la oración modelo: el Padrenuestro. Otra descripción bíblica de Dios Padre la hace el profeta Daniel, cuando dice: "Fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él: millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él" (Dan. 7:9, 10).
Como hijo adoptivo de Dios, ¿le agradeces por su amor? ¿Te has inclinado ante su presencia como esos "millares" que nunca cayeron en pecado? ¿Te comunicas diariamente con tu Padre? ¿Lees su Palabra cada día, para saber qué planes tiene Dios contigo? ¿Les has contado a otros que tienes un Padre amoroso en el cielo, que te guarda y sustenta?

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

USA BIEN EL TIEMPO

Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:16.

Jugaba con el tiempo; mejor dicho, creía que tenía mucho tiempo. A fin de cuentas, era joven. Cuando se viven los albores de la juventud, se tiene la impresión de que el tiempo no pasa; que la tarea incumplida de hoy puede ser hecha mañana.
El tiempo fue pasando. Imperceptible, lento... Como una tortuga que, en su parsimoniosa terquedad, devora millas; como pasan las nubes por el cielo azul, sin que nadie las note; como las mañanas y las tardes se van, anónimas y desconocidas.
Un día, se miró al espejo, y notó arrugas en su rostro y cabellos blancos en su cabeza. Había un aire de fracaso en su nostálgica mirada. Intentó sonreír, y su sonrisa le pareció la careta burlona del tiempo que se iba, agitando la mano en el aire. Y tuvo miedo. Pero, ya era tarde: no había más sol en su vida; el crepúsculo le decía que la noche había llegado. Y volvió a tener miedo. Y lloró mucho. Pero, el tiempo se había marchado, y las sombras lo asustaban.
Es frente a un cuadro como este que el apóstol Pablo dice a los efesios que aprovechen el tiempo.
El verbo griego, traducido como "aprovechar" en el versículo de hoy, es exagoraxo que, literalmente; significa redimir o "pagar para tener de nuevo algo que ya está perdido". Pablo utiliza mucho el verbo redimir, para referirse a lo que Jesús hizo en la cruz del Calvario por la humanidad.
Tú ya estabas perdido, en poder del enemigo, y Cristo pagó el precio para tenerte nuevamente. ¿Por qué? ¡Porque eres muy valioso!, eres vida, gente.
Pero ¿qué tiene que ver la redención con el tiempo? ¿Por qué habría de pagarse por el tiempo perdido? Para traerlo de vuelta; para rescatarlo y aprovecharlo mejor. Porque el tiempo es vida: sin tiempo no hay vida; perder el tiempo es perder la vida.
El precio para rescatar el tiempo perdido es el esfuerzo, la diligencia y el trabajo. Sin estas tres virtudes, no hay éxito. Y el mensaje del texto de hoy es que, aunque por los desatinos de la juventud el tiempo se fue, con Jesús es posible traerlo de vuelta, rescatarlo, redimirlo.
¿Cómo? Al vivir con Jesús y cultivar un compañerismo diario con él. Al permitir que él viva en ti y dirija tus pasos, tú eres capaz de hacer, en cinco años, lo que no hiciste solo en toda tu vida.
Nunca es tarde con Jesús. Por eso, hoy, toma seriamente el consejo de Pablo: "Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 23 de octubre de 2011

DE REINA A SIERVA, Y VICEVERSA -1ª PARTE

Presentad vuestros miembros para servir a la justicia. (Romanos 6:19).

Cuando contaba solo 4 años de edad, Isabel de Hungría fue prometida en matrimonio por sus padres a Luis de Turingia. Cuando la feliz pareja se casó, ambos decidieron comenzar una vida basada en la benevolencia y la compasión hacia los más necesitados. Tuvieron no pocos opositores, empezando por la reina, sin embargo, aquella mujer, inspirada por Francisco de Asís y Clara de Asís, dedicó su vida a cuidar enfermos y a ayudar a los que vivían en la más absoluta pobreza. Debajo del castillo de Wartburgo hizo construir un hospicio con 28 camas, y visitaba todos los días a los más menesterosos.
Debido a las cruzadas, Luis tuvo que marcharse a Italia, donde murió tan solo seis años después de haber contraído matrimonio con Isabel. Isabel, que estaba embarazada, vendió todo lo que tenía e hilaba lana para obtener el sustento de su familia y para ayudar a los pobres. Se dice que murió de agotamiento a la prematura edad de 24 años.
Esta valerosa mujer, acostumbrada al lujo y a la pompa de palacio, no olvidó que el servicio es la mayor nobleza que el ser humano puede poseer. Aunque aparentemente no recibió beneficios personales, estoy segura de, que esta reina, convertida en sierva, volverá a poseer una corona, pero esta vez una incorruptible en la Nueva Jerusalén.
Tú también posees sangre real, porque eres hija del Rey de reyes, que te ha rodeado de sus súbditos para que te ayuden en tu caminar por este mundo. ¿Te faltan recursos? Dirígete a tu Padre. ¿Te falta valor? Mira hacía la cruz. Entrégale hoy tu vida a Jesús. Preséntale tu cuerpo débil, cansado, agitado, fatigado, pero con la disposición absoluta de convertirte en un canal de servicio para los que perecen sin esperanza y sin Dios.
Quizá tu servicio no reciba ni siquiera el agradecimiento de los que son beneficiados por tu obra, pero si, siendo reina, te conviertes en sierva, seguro que recibirás la corona de la eternidad.
En el cielo hay una corona esperando por ti.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PREDICIENDO EL FUTURO CON EXACTITUD

Porque yo Jehová hablaré, y se cumplirá la palabra que yo hable. Ezequiel 12:25.

Todos deseamos conocer el futuro. Si asistimos al médico, buscamos la seguridad de que nos sentiremos mejor en un par de días; si vamos a una entrevista laboral, deseamos saber si hemos obtenido el trabajo; al conocer a una persona del sexo opuesto, quizá nos preguntamos si esta podría ser nuestra pareja futura. El futuro nos interesa y siempre nos ha interesado.
Muchos, aprovechándose de este deseo generalizado, pretenden "leer" el futuro de otras personas, pero siempre para obtener ganancias económicas. Algunos recurren a las cartas del Tarot, otros a la "lectura" de los astros y el horóscopo. También están los que "leen" las líneas de las palmas de las manos y no faltan quienes "ven" el porvenir en una borra de café.
Pero solo Dios puede predecir el futuro con total exactitud. La probabilidad, la aproximación, el promedio de posibilidades, pueden dar una idea acerca del futuro, pero ninguna de ellas tiene la completa seguridad de que así será.
El Dios del cielo, a través de su Palabra, dejó expresado el futuro de la humanidad y el fin de este mundo de pecado con total exactitud. Una de las profecías más impresionantes en este aspecto es la que Dios le dio a Nabucodonosor a través de un sueño. La profecía fue dada seiscientos años antes de que Jesús viniera a la tierra, y predecía que el mundo sería gobernado por cuatro imperios sucesivos y que después del cuarto imperio, nunca más el mundo volvería a estar dominado por un solo monarca. La historia universal confirmó lo que la profecía predijo: solo existieron cuatro imperios universales (Babilonia, Medo-Persa, Grecia y Roma), y luego nunca más el mundo se volvió a unir. Napoleón Bonaparte, Guillermo II, y Hitler fueron algunos de los que procuraron ir en contra de lo que Dios predijo, intentando unir a toda Europa y Asia bajo un mismo gobierno, pero cada intento fallido sirvió para afianzar la fe en las profecías. Ninguno lo logró. Es increíble, pero un versículo de la Biblia es más poderoso que todos los ejércitos que puedan ponerse en marcha para contradecirlo.
Solo Dios puede predecir el futuro, y cada cristiano tiene el poder de conocer el porvenir en la medida que dedique tiempo al estudio de su Palabra.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

VARÓN DE DOLORES

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Isaías 53:3.

Hay algo que aparentemente confunde, en la personalidad de Cristo. Isaías dice que él era un "varón de dolores y experimentado en quebranto". Y, sin embargo era, al mismo tiempo, un ser lleno de gozo. Pero, el regocijo de Jesús no nacía de la satisfacción de sus sentidos, aunque sin duda él se deleitaba con una comida agradable y con una buena noche de descanso. Su regocijo nacía de saber que estaba haciendo la voluntad de su Padre. Había venido a la tierra a rescatar lo que se había perdido, y sabía que el precio del rescate era el dolor, el sufrimiento y, finalmente, la muerte.
Era consciente de su misión y de su alto costo; sabía que cada día que pasaba se acercaba al triste final. Digo, triste para él, que como ser humano tenía instinto de conservación y rehuía el dolor; pero, feliz final para la raza humana, que por causa del sufrimiento de Cristo, disfrutaría de la vida eterna. El gozo inundaba el corazón de Jesús, a pesar de la tristeza del dolor, por causa de la salvación del ser humano.
Jesús albergaba una mezcla de sentimientos: dolor porque se avecinaba el sufrimiento, y gozo porque se aproximaba la redención del hombre. Su mayor alegría era saber que el ser humano perdido podía ser salvo.
En esta vida, nadie se regocija con el dolor; el dolor es una experiencia que surgió después de la entrada del pecado. No te sientas pecador, si no te agrada el dolor; eso es normal y propio de la naturaleza humana. Solo los masoquistas buscan y se regocijan con el dolor. Y el masoquismo es un desvío patológico de la personalidad.
Lo que Jesús nos enseña es que, aun en medio del dolor, es posible ser feliz y regocijarse porque sabemos que, si estamos en Cristo, el dolor tiene un sentido. Sin Cristo, el dolor es un absurdo, y te lleva inexorablemente a la desesperación y a la muerte.
Enfrenta los momentos tristes que la vida te presenta. Pero, hazlo con la seguridad de que alguien que te ama mucho fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 22 de octubre de 2011

UN CIELO ABIERTO

Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo comí. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amargo mi vientre. (Apocalipsis 10:10).

El Espíritu de Profecía nos dice que «en común con el resto del mundo cristiano, los adventistas creían entonces que la tierra, o alguna parte, de ella, era el santuario. Entendían que la purificación del santuario era la purificación de la tierra por medio del fuego del último y supremo día, y que ello se verificaría en ocasión del segundo advenimiento. De ahí que concluyeran que Cristo volvería a la tierra en 1844» (El Conflicto de los siglos, p. 40:5).
Hiram Edson, un ferviente estudiante de la Biblia, describe la experiencia decepcionante sufrida por aquellos que esperaban que la segunda venida de Jesús se produjera el 22 de octubre de 1844: «Nuestras expectativas iban en aumento mientras esperábamos la llegada de nuestro Señor, hasta que el reloj marcó las doce a medianoche. El día había pasado, y el chasco que experimentamos fue terrible. Nuestras más caras esperanzas y expectativas fueron barridas, y nos sobrevino un deseo de llorar como nunca antes. La pérdida de todos los amigos terrenales no se hubiera comparado con lo que sentimos entonces. Lloramos y lloramos hasta que el día amaneció. Me decía a mí mismo: "Mi experiencia adventista ha sido la más brillante de toda mi vida cristiana. ¿Ha fallado la Biblia? ¿No hay Dios, ni cielo, ni ciudad de oro, ni paraíso? ¿Es todo nada más que una fábula astutamente inventada? ¿No hay realidad detrás de nuestras más caras esperanzas y expectativas?"» (Revievv and Herald, 23 de junio de 1921).
¿Has pasado por la desconcertante experiencia de sentirte abandonada por Dios? Entonces, fíjate en cómo continúa el señor Edson describiendo su experiencia: «Comencé a sentir que podría haber luz y ayuda para nosotros en nuestro dolor [...]. Continuamos en ferviente oración hasta que recibimos del Espíritu la certeza de que nuestras oraciones habían sido aceptadas, y que se nos daría luz. La razón de nuestro chasco sería explicada en forma clara y satisfactoria» (ibíd.).
No te aflijas si incluso en el plano espiritual tienes que subir decepciones, porque Dios no deja a sus hijos en la oscuridad.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PODER DE DIOS

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:16.

Desde que Estados Unidos lanzara dos bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el mundo ha visto con preocupación y dolor la carrera suicida que comenzaron a correr los países que hoy son potencias mundiales.
¿Qué efectos tiene la detonación de una bomba atómica? "Durante una explosión convencional se produce una imponente liberación de energía. Esta energía provoca la dispersión de millares de fragmentos y escombros que vuelan por los aires transformándose en letales misiles. Además, se produce una gran onda expansiva o de choque que puede generar presiones insoportables para el cuerpo humano. Finalmente está el calor, que quema todo lo que encuentra a su paso. Este último es el efecto menos peligroso, ya que la mayor parte de las muertes son debidas a la proyección de restos, convertidos en metralla" (www.nuevaalejandria.com/01/sanluisg/Atomic/ Ato2.htm).
El mundo posee un arsenal atómico capaz de hacer desaparecer por completo la vida humana del planeta. Solo la coherencia y la sensatez de quienes están al frente de los países que las poseen, y la mano divina que protege a la humanidad, han logrado frenar el uso de estas armas en los enfrentamientos bélicos que han ocurrido en todo el planeta después de 1945.
Cuando el apóstol Pablo le escribió su carta pastoral a la iglesia de Roma, también hizo referencia a un elemento de poder: el evangelio. A diferencia de una bomba nuclear, el evangelio tiene poder para dar vida, para cambiar el carácter, para transformar un corazón de piedra en un corazón de carne. El evangelio de Cristo tiene poder para sanar a un enfermo, para dar consuelo a quien está sufriendo y para animar al depresivo. Cuando el apóstol Pablo habló del poder del evangelio, no lo hizo en base a una investigación científica, sino que habló de ese poder en su propia vida.
Y en tu caso, has sentido el poder del evangelio? Cuando lees el folleto de la Escuela Sabática, ¿dedicas tiempo a la oración? ¿Vas a la iglesia por costumbre, o por el impacto que el evangelio te produjo? No comiences este día, sin suplicarle a Dios que su poder se manifieste en tu vida, porque ese poder solo tiene sentido cuando se lo experimenta de manera personal.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¡REGOCIJAOS!

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Filipenses 4:4.

Cuando Pablo escribió esto, estaba encarcelado en Roma. En esas circunstancias, Pablo podría haber pasado el tiempo llorando y lamentándose. ¿No lo había dejado todo, por seguir a Jesús? ¿Era esa la manera en que Dios lo recompensaba, por haberle sido fiel? Pero, en vez de eso, se regocijó, y escribió una carta a los cristianos de Filipos, animándolos a vivir una permanente actitud de regocijo en Cristo.
Puede ser que tú, en este momento, no estés físicamente encarcelado. Pero ¿quién sabe?, llevas cadenas de otro tipo: tu salud que anda mal; tu matrimonio en problemas; conflictos en el trabajo; hijos que destrozan tu corazón; no sé...
¿Cómo pudo Pablo ser feliz en sus cadenas? ¿Cómo puedes tú ser feliz, en las tuyas? Pablo lo explica: "Regocijaos en el Señor". No en los seres humanos, ni en las circunstancias ni en los tiempos buenos, sino "en el Señor": este es el secreto. No falló con Pablo, y tampoco fallará contigo. "Cristo" es el todo en Pablo; y a todo lo demás, él lo da como pérdida. Su herencia, su raza, sus conocimientos, todo lo considera "basura", con tal de alcanzar el conocimiento de Cristo y ganar a Cristo. Y a Cristo, lo tiene por la fe.
La "vida", para Pablo, es Cristo. ¿Qué es la vida para mí?
Es difícil sentir alegría y gozo verdaderos cuando cualquiera de aquellas cosas de esta vida se constituye en el objetivo de la existencia; porque todo eso es solo un espejismo. El secreto del gozo verdadero es Cristo, ¡y nada más que Cristo! Y tenerlo es fácil, no cuesta nada: Dios te lo ofrece gratuitamente. Y todo lo que tienes que hacer es aceptar; no confiar ni en ti ni en ningún otro, solo en Jesús.
El problema es que "confiar" no es solo una cuestión de emoción, sino de acción. Jamás podré confiar en Jesús, si no paso todos los días tiempo con él. Esto es, en resumen, "estar en Jesús". Y solo podré regocijarme en todo cuando estoy en Jesús.
Por eso hoy, antes de iniciar las actividades del día, revisa tu relación con Cristo. ¿Es algo formal? ¿O es la razón de tu vida? Y, aunque todavía no todos los capullos se hayan abierto en tu camino, aunque las cosas no estén saliendo como quisieras, "regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!"

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 21 de octubre de 2011

MIRÁNDONOS EN EL ESPEJO

Por tanto, nosotros todos, mirando con el rostro descubierto y reflejando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformaos de gloria en gloria en su misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18).

Desde hace siglos el espejo es muy valorado por los seres humanos, como objeto que nos permite contemplarnos a nosotros mismos, cosa que no podríamos hacer de no ser por él. Egipcios, griegos, etruscos y romanos utilizaban este objeto, que fabricaban con tres materiales: cobre, plata o bronce. En la actualidad los métodos de fabricación son mucho más sofisticados, pero el espejo sigue teniendo el mismo propósito: servir de medio para que podamos vernos a nosotros mismos. De este modo, el espejo se convierte en un buen instrumento para la autodisciplina. Al mostrarnos nuestros defectos, nos ofrece la posibilidad de corregirlos.
Pablo nos amonesta a que contemplemos nuestro rostro en el espejo divino. Una vez que hayamos visto las manchas que de otra manera no hubiéramos podido descubrir, solo el Espíritu Santo puede transformar nuestra imagen pecadora mediante la sangre redentora de Jesús. ¿Te estás mirando en ese espejo, o temes ver demasiadas manchas en ti? Aunque el espejo en sí mismo no puede ayudarnos a eliminar nuestras manchas, sí cumple una función determinante al mostrarnos nuestra verdadera condición. Solo siendo conscientes de ella acudiremos a la fuente de limpieza, que es Jesús. Por eso cada día debemos acudir al espejo divino y contemplar cada rasgo de nuestro carácter, cada expresión de nuestro rostro, cada característica de nuestro verdadero yo. Entonces, al ser conscientes de lo que está mal en nosotros, podremos encontrar pureza en Cristo. Solo así nuestra imagen reflejará el rostro de Jesús, y muchas almas serán atraídas a él.
Cuando, al mirarnos en el espejo, veamos la pureza de Jesús en lugar de nuestra pecaminosidad, podremos estar seguros de que somos salvos.
Hay un canto infantil que refleja esta necesidad: «¿Qué ves en el espejo, cuando te miras en él? ¿Un oso muy furioso, una cobra o un ciempiés? ¿Qué ves en el espejo cuando te miras en él? ¿Es Jesús quien se refleja cuando te miras en él?».
Si tu rostro no refleja la imagen de Jesús, necesitas ir a los pies de la cruz.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera