lunes, 20 de junio de 2011

GRANDES COSAS

No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de nuestro entendimiento, para que comprobéis cuales la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2).

¿Qué quiso decir el apóstol cuando enfatizó que no nos conformáramos a este mundo? Creo que Pablo me estaba diciendo: «No transijas, no encuentres satisfacción en los placeres que el mundo te brinda».
Hay muchas mujeres que viven única y exclusivamente buscando el placer. Aunque su risa oculta mucho llanto, parece atractiva la forma en que se desenvuelven. «Gozan» del sexo sin compromisos, por lo que no tienen que dar cuenta de sus actos. Sus hijos aprenden a encontrar soluciones por sí mismos, mientras que tú... luchas contra gigantes que te cuesta tanto vencer. ¿Sabes?, conformarse es demasiado fácil, pero transformarse y renovarse requieren esfuerzo, decisión y fuerza de voluntad. Debes saber que Dios no creó el sexo para que nos dejara emocionalmente vacías. Tampoco te creó para que fueras meramente una máquina de procrear, ni de fabricar zapatos o ropa. No te creo tu Padre para que destruyas tu cuerpo con una sexualidad desenfrenada, ni para que vacíes tus bolsillos por cosas corruptibles y pasajeras.
El Creador te formó para que disfrutes a plenitud la buena voluntad que tiene para tu vida, para que seas una mujer triunfadora, amada y que sepa amar. Para que disfrutes de una familia que te respete y a la que puedas abrazar. Para que seas valorada por tu capacidad intelectual y por tus virtudes. Dios tiene una misión para ti pero, ¿cómo cumplirla?
Hace algún tiempo escribí esta canción que ahora comparto contigo y que se ha convertido en una oración para mí: «Hazme, Señor, una vasija útil. / Moldéame, Señor, con tus manos de amor. / Lléname de tu presencia. Dame paz en la tormenta. / Toma tú mi débil mano, y guíame, Señor. / Una vasija útil quiero ser. / Una vasija en tus manos. / Ser un bálsamo de aliento, donde mi hogar encuentre paz. / Lléname de tu presencia, dame paz en la tormenta. /Toma tú mi débil mano, y guíame. Señor».
Ponte en las manos de tu Señor, y experimentarás cosas grandes y maravillosas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

A LOS PIES DE JESÚS

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Mateo 10:1.

¿A quién llamas un triunfador? ¿Al que amasa fortunas? ¿A la modelo que todos desean conocer y ver caminar por las pasarelas? ¿A la persona famosa que los medios no dejan de perseguir? ¿Al talentoso deportista que es el orgullo nacional? ¿A quién tiene poder y autoridad sobre una nación? El mundo le rinde honores al rico, a la persona hermosa, al famoso, al atleta destacado y al poderoso. Pero en las Escrituras se nos presenta una escala de valores diferente: se le llama exitosa a la persona que se halla a los pies del Salvador.
Los discípulos no entendieron esto desde el principio. Se unieron a Cristo porque lo consideraban el Mesías conquistador que toda la nación esperaba. Constantemente se trenzaban en disputas sobre quién de ellos sería el mayor, o quién se sentaría a la diestra del trono del Mesías. Con amargos celos y acerba rivalidad, lucharon contra otros y entre sí.
Pero su Maestro les cambió las motivaciones y los transformó a su imagen. Poco a poco, Jesús fue sentando las bases de su gobierno espiritual, y esos doce jóvenes que lo siguieron, aprendieron en qué consiste el éxito en la vida.
Hasta la muerte de Cristo, los discípulos no comprendieron plenamente en qué se basaba el reinado mesiánico, pero después ofrendaron sus vidas por aquel que había venido a rescatarlos del pecado. Después de haber recibido el Espíritu Santo, ya no les importaron los honores mundanos, el deseo de poder o el sentimiento de supremacía. Cada uno comenzó a luchar y a trabajar por la salvación de sus semejantes, y eso llegó a constituir para ellos el éxito verdadero.
Es posible que la influencia de amigos, familiares o compañeros del colegio te haya transmitido la idea del éxito según el mundo, pero eso no significa que estén en lo correcto. ¿Se puede llamar exitoso al que obtiene dinero, fama o poder, pero pierde la vida eterna? Yo creo que no, por eso es muy importante pasar tiempo día a día a los pies del Salvador, para que su sentido de triunfo y realización sea también el tuyo.
A la vista de Dios, los discípulos fueron hombres de éxito, tú también puedes serlo si te ubicas cada día bajo la influencia de Jesús. Así, tu vida será una serie de victorias, y al final se te otorgará la vida eterna.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

FE, AMOR Y ESPERANZA

Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 1:3.

Una vez más, Bernardo dejó que se marchara; en realidad, siempre la había dejado ir, desde que la conociera. Siempre había estado tan ocupado, como para intentar conocerla. No es que no lo hubiese querido hacer; no, no era eso. Era la vida, la agitación propia de un mundo en el cual quien no camina ligero come el polvo de los que van adelante.
Lo que le dolía era que Estela no era la primera esposa que perdía; ya era la tercera vez que fracasaba. Lo que él llamaba amor era apenas el sentimiento romántico que desaparece con el tiempo.
El versículo de hoy habla de la constancia, como característica de la vida madura de un cristiano. Pablo, escribiendo a los tesalonicenses, destaca tres frutos que aparecen en la vida de un cristiano que pasa tiempo conociendo al Señor Jesús: fe, amor y esperanza.
La fe que el apóstol menciona no es solamente el asentimiento intelectual a una doctrina, sino la experiencia que obra, que produce y que se exterioriza en acciones. Un asentimiento intelectual sin acciones no es fe; por lo menos, no desde el punto de vista bíblico.
La segunda característica es el amor, no simplemente como declaración romántica floreada de palabras bonitas, sino como un principio que se manifiesta en dedicación, renuncia y entrega a Dios y a los semejantes.
Y, finalmente, la esperanza. No solo como el deseo de que suceda algo de bueno en el futuro, sino como la actitud constante de creer en Dios, aunque las circunstancias nos empujen a dudar del amor de Dios y del cumplimiento de sus promesas.
Estas características solo aparecen en la vida de la persona que separa todos los días tiempo para pasar con Jesús. Los matrimonios de Bernardo fracasaron porque, aunque casado, no se daba tiempo para conocer a la persona amada. Sin conocimiento, no existe confianza; y sin confianza, no puede haber ni fe, ni amor, ni esperanza.
Por eso, no salgas hoy para los embates del día sin la seguridad de que te tomaste tiempo para conocer a Jesús. Sé cómo los tesalonicenses, a quienes Pablo les dijo: "Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón