domingo, 11 de agosto de 2013

ENCAJE HECHO A MANO

Lugar: Italia
Palabra de Dios: Efesios 2:10

La última vez que estuve en Venecia decidí subir a un bote y visitar la isla de Burano. Nos llevó unos cuarenta minutos llegar allí. Lo que encontré fue una antigua aldea de pescadores, con edificios y puentes de colores brillantes a lo largo de los canales. Pero, eso no era lo que había ido a ver. La isla es famosa por su encaje hecho a mano, y esa era la razón por la que fui.
Entre en uno de los edificios, para ver una demostración. Había algunas mujeres sentadas, haciendo encaje. Sus manos se movían con rapidez y habilidad. Cuando mire con más detenimiento, me sorprendió observar los intrincados diseños que estaban creando, ¡y todo a mano! No es asombroso que durante cientos de años se busque el encaje hecho en esta isla.
Si alguna vez vas a Italia, detente en Burano y observa cómo trabajan estas artesanas del encaje. Ellas saben lo que están haciendo, y ponen mucho tiempo y esfuerzo en su trabajo. Los productos terminados incluyen manteles, individuales, sabanas, carpetas, caminos de mesa y muchas cosas más. Y, por supuesto, puedes comprar los productos en los comercios a lo largo de la isla.
Cuando veo trabajos artesanales de buena calidad como, por ejemplo, el encaje de Burano, me recuerda un versículo de Efesios. En Lugar de encaje, el producto terminado es el pueblo de Dios, y el hábil artesano no es otro sino Dios mismo. Esto es lo que dice Pablo: «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica».
Piensa tan solo en el tiempo y el esfuerzo que Dios invierte en nosotros. Piensa en lo hábil que él es. No hay nada mejor que ser hechura de Dios, y ese honor nos pertenece a ti y a mí.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SE NECESITAN CONDUCTORAS

Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Salmo 143:8

Por lo general, las mujeres no gozamos de un gran prestigio en lo que se refiere a conducir automóviles. Por eso me sorprendí al ver un letrero en una agencia de autobuses de turismo: «Se necesitan conductoras». El anuncio era real, y supongo que los administradores de la empresa de autobuses descubrieron algún rasgo excepcional en la naturaleza femenina que consideraron necesario y útil para su empresa.
Apliqué dicho anuncio a otros aspectos de la vida, y estuve de acuerdo con su premisa. Los hogares, las familias, los hijos; todos necesitan conductoras, y esta es una necesidad que cada día se vuelve más apremiante. Muchos hogares caminan sin rumbo porque carecen de una madre y esposa que los conduzca.
Se necesitan mujeres que, con una elevada visión y bajo la dirección de Dios, se esfuercen por guiar a sus familias al logro de metas y objetivos definidos. Mujeres que, con claridad de propósitos, preparen hogares para el reino de los cielos y hagan de Jesucristo su guía y consejero.
En el extraordinario desempeño de Abigaíl (1 Sam. 25) encontramos personificada a una mujer conductora. Frente a los errores de su esposo, supo manejar las circunstancias de tal forma que evitó una catástrofe de consecuencias fatales. Ella supo actuar en el momento oportuno. Abigaíl:
• Demostró humildad y paciencia.
• Fue prudente al actuar.
• Tuvo un carácter a prueba de crisis.
• Mostró un espíritu de servicio.
Esa destacada mujer fue premiada por el Señor, al mismo tiempo que su malvado esposo fue librado de la muerte a manos de los seguidores de David. Todo gracias a la actuación inteligente de una «mujer conductora».
Amiga, echa tú también mano de los recursos que Dios te ha dado, y decide que serás la encargada de guiar tu propia vida, y por ende la de tus seres queridos.
El destino glorioso que espera a las «conductoras» que se entregan en las manos de Dios ¡es la patria celestial!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA ESCUELA DEL ÉXITO — 1

Siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará; los malvados, en cambio, se hundirán en la desgracia (Proverbios 24:16).

El pastor Tim Crosby, en su libro Vestiduras de gracia, dice algo extraordinario con relación al texto de hoy: “Quizá usted esperaba leer algo como: ‘El hombre malvado cae siete veces, pero el justo permanece firme’. Pero no es eso lo que dice. Dios dice que el justo cae siete veces, pero que cada vez que cae se levanta, se sacude y sigue adelante hacia su objetivo. Amigo, ese es el secreto del éxito financiero, social o espiritual”.
Richard Edler escribió un libro al que le puso por título Ifl Knew Then What I Know Now [Si entonces hubiera sabido lo que sé ahora). El autor pide a varios ejecutivos que mencionen lo más importante que han aprendido en sus vidas, algo que desearían haber sabido veinticinco años antes.
Para Bill Lipien, presidente de Mitchun, Jones & Templeton, la enseñanza más importante es: “Sé consciente de que en un treinta por ciento de los casos fracasarás estrepitosamente”.
J. Melvin Muse, presidente de Muse Cordero Chien and Associated, afirma: “Comete numerosos errores. Los errores alimentan un rápido desarrollo profesional. Aprende a recuperarte de forma brillante. Luego no cometas el mismo error una segunda vez. Haz esto y tu progreso hacia la cumbre será más veloz que el de tus colegas conservadores”.
El éxito se encuentra al otro lado del fracaso. Tienes que fracasar si quieres triunfar. Los grandes triunfos surgen del fracaso repetido. ¿Cuántas veces has fracasado después de tu bautismo? No me refiero necesariamente a apostatar, salir de la iglesia e irte al mundo de cabeza, aunque eso también está incluido. Me refiero a pecar abiertamente, cometer errores penosos. Es posible que la mayoría, o quizá todos tus errores, sean desconocidos para los demás. Algunos de esos errores solo los conocen Dios, tú y Satanás. Otros únicamente Dios y tú, porque son pecados cometidos en el santuario de la conciencia; es decir, en la mente. Y es posible que otros únicamente Dios los conozca, pero de todos ellos te puedes volver a levantar. Es la maravilla del perdón y la gracia del Señor.
Dios lo dijo en nuestro texto de hoy: puede perdonar la misma falta muchas veces, porque sabe que sus hijos corren el riesgo de caer muchas veces y no quiere que teman acercarse a él en busca de perdón. Aférrate a su gracia y su misericordia y avanza hacia la perfección, aprovechando los errores del pasado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

VIVIR EN LA VERDAD

Y la gracia de Dios era sobre él. Lucas 2:40.

Incluso en su niñez, Jesús vio que la gente no vivía de la manera señalada por la Biblia. Estudiaba la Biblia y seguía los hábitos y las prácticas sencillas que la Palabra de Dios estipula; y cuando la gente lo criticaba por ser tan humilde y simple, los remitía a la Palabra de Dios. Sus hermanos le dijeron que se creía mejor que ellos, y lo regañaban por situarse más arriba de los sacerdotes y los gobernantes del pueblo. Jesús sabía que si él obedecía la Palabra de Dios, no encontraría solaz ni paz en el ámbito del hogar.
A medida que crecía en conocimiento, supo que graves errores iban aumentando entre su pueblo y que, a causa de que seguían mandatos humanos en lugar de obedecer los de Dios, se estaban perdiendo la sencillez, la verdad y la verdadera piedad en la tierra. Vio que la gente participaba en formalismos y ceremonias en su adoración de Dios, mientras descuidaba las verdades sagradas que daban valor a su servicio. Él sabía que sus servicios desleales no podían producirles bien alguno, ni les traería paz ni reposo. No podían saber lo que significa tener libertad de espíritu por no servir a Dios en verdad.
Jesús no siempre observó estos servicios inútiles en silencio, sino que a veces les advertía que iban por un camino errado. Por ser tan pronto para distinguir entre lo falso y lo verdadero, sus hermanos se sentían muy molestos con él porque, según ellos, lo que el sacerdote enseñaba debía considerarse tan sagrado como un mandato de Dios. Pero Jesús enseñó tanto por sus palabras y su ejemplo que los hombres y las mujeres debieran adorar a Dios según él ha estipulado que lo adoren, y no seguir las ceremonias prescritas por los maestros humanos…
Los sacerdotes y los fariseos también se molestaban porque este niño no aceptaba sus inventos, máximas y tradiciones humanas. Pensaban que mostraba falta de respeto por su religión y hacia los rabinos, que habían ordenado estos servicios. Les dijo que obedecería toda palabra que viniera de la boca de Dios, y que debían mostrarle por la Biblia en qué erraba él. Les señaló el hecho de que ellos colocaban la palabra de seres humanos por encima de la Palabra de Dios, y causaban que la gente faltara el respeto a Dios, al obedecer estos mandamientos humanos -Youth’s Instructor, 5 de diciembre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White