martes, 28 de julio de 2009

ÁNGELES CON TRAJES BLANCOS

Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios (Génesis 28: 12).

Contaba el pastor Orley Ford, un pionero de la obra adventista en Centro y Sudamérica, historias asombrosas del cuidado protector de Dios mediante la obra de los ángeles. El pastor Ford y su esposa aceptaron el llamado del Señor en Pacific Union College y se comprometieron a servirle en cualquier parte del mundo al precio que fuera necesario. Su primer campo de trabajo fue una pequeña aldea de un país sudamericano. Había gran oposición de parte de la tribu indígena local a que el evangelio fuera predicado. Todos los días el cacique del lugar enviaba mensajes al pastor Ford amenazándolo de muerte si él insistía en evangelizar su aldea. El pastor no se intimidó y decidió empezar una semana de conferencias a las que invitó a todos los habitantes del pequeño pueblo. El líder de la tribu dominante le advirtió: «Si usted se para a hablar de su Dios, considérese hombre muerto». Empezaron las conferencias. El pastor expuso la Palabra de Dios de una manera sencilla pero convincente, y la gente cada vez mostraba más interés por ese Jesús que vino a dar amor y a morir por ellos. El último día de las conferencias el cacique y sus hombres llegaron hasta la casa del pastor exigiéndole que sacara a los soldados que tenía. El pastor les dijo que no tenía guardias, soldados u hombres que lo protegieran. El cacique insistió: «Sí los tiene, yo los vi, yo los he visto todas las noches: son hombres con trajes blancos de botones dorados que rodean la casa donde usted predica». El pastor Ford supo finalmente que todas las noches los ángeles del Señor hablan estado a su lado cumpliendo fielmente con su misión de cuidar, pro­teger y auxiliar no solo a él y su familia, sino a todos lo que tenían interés por escuchar la Palabra de Dios. De más está decirte que hoy, el país de donde surge esta experiencia es uno de los sitios más cristianos de América del Sur, donde miles entregan día a día su corazón a Jesús. Recuerda que aun en los momentos más inciertos de la vida, los ángeles del Señor te rodean, te cuidan y protegen. Gracias Señor, por manifestar tu amor a través del ministerio de los ángeles.

Sandra Díaz Rayos
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

NO HAY NINGUNA DUDA

Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos es por fe, de principio a fin Así lo dicen las Escrituras: «El justo por la fe vivirá» Romanos 1: 17

¿Alguna vez deseaste poder ver a Jesús y saber seguro que existe? Al principio del libro te hablé de Bill, el hombre que vio los tres ángeles alrededor del pastor. Cuando me contó lo sucedido recuerdo que pensé: «Ojalá hubiese podido ver lo que él vio. Ver un ángel seguro que aumentaría mi fe». No olvidamos de que Dios ya nos ha dado montones de pruebas en las que basar nuestra confianza. Cuando entro en el patio trasero de mi casa, no tengo que ver un mirlo de ala roja para saber que está ahí. Todo cuanto tengo que hacer es escuchar su canto. El canto es la prueba. No tengo que ver un ciervo para creer que viven en el bosque de al lado. Las huellas de los ciervos que cruzan la entrada de mi casa son suficiente prueba. No necesitamos que Dios nos visite para saber que existe. Tenemos pruebas a todo nuestro alrededor. Planta un huerto y tendrás la satisfacción de ver a Dios trabajando a medida que una pequeña semilla se vuelve en tantos calabacines que se podría alimentar a tres barrios enteros. Hazte un corte en el dedo y mira cómo tu cuerpo se repara sin dejar ni una cicatriz. Mira a Jesús trabajando por medio de los amigos que te quieren a pesar de tus defectos. Siente su presencia cuando responde tus oraciones y te da la capacidad de permanecer tranquilo cuando estás tentado de perder los nervios. No necesitamos ver a Jesús para demostrar que el cielo está interesado en nuestra vida. Todo lo que tenemos que hacer es abrir los ojos a las evidencias que hay a nuestro alrededor. Si buscas una prueba, seguro que la encuentras.

Tomado de la Matutina El viaje increíble.

UN AMIGO VERDADERO

Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David en Mores, y fortaleció su mano en Dios. 1 samuel 23: 16

Los amigos son necesarios. Un amigo sincero es una mano que ayuda y auxilia en tiempo de necesidad. Con toda razón se ha dicho que un amigo es como la sangre, que acude a la herida sin que nadie la llame. Los amigos se quitan la máscara y se revelan como son, sin inhibiciones. Los psicólogos hablan de la necesidad de tener un "amigo significativo". Dicen que a ese amigo se le pueden revelar todos los secretos de la vida sin ningún temor. Los amigos se dan totalmente, en libertad absoluta. Puede abrirse el corazón delante de dios, sin reservas. Según se describe en el relato bíblico registrado en 1 Samuel 23:14-18, Jonatán era un verdadero amigo de David. Aunque era el heredero legitimo al trono, no manifestó ni celos ni envidia hacia su amigo David. Aceptó la preeminencia de David; aceptó que sería rey de Israel y humildemente decidió ocupar el segundo lugar. Los verdaderos amigos están dispuestos a dar no solo cosas o posiciones, sino la vida misma. Jonatán enseña que los amigos verdaderos son una fuente constante de ánimo. David era atormentado constantemente por el odio asesino del rey Saúl. No importaba dónde se encontrara, ya fuera metido en una cueva o detrás de un arbusto, o quizás oculto en una colina, o detrás de un peñasco, esperaba que en cualquier momento Saúl lo encontrara y acabara con su vida. Pero David tenía la bendición de contar con un amigo como Jonatán. Él estaba ahí para fortalecerlo. Lo visitó en el desierto y le dio palabras de aliento: «No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti» (1 Sam. 23:17). Se parecía a Juan el Bautista, el mayor de los profetas, quien dijo, comparándose con Jesús: «A él conviene crecer, mas a mí menguar» (Juan 3: 30). Decide esta mañana ser un buen amigo. Escucha a tus amigos. Anímalos a expresar cuanto sienten. Si sienten deseos de llorar, déjalos romper en llanto. Si quieren quejarse, permíteles que expresen sus quejas. Escúchalos con toda atención y empatía. Como verdadero amigo, nunca abandones a esas personas que confían en ti. Deja que sean ellas mismas; anímalas a desarrollar su individualidad. Busca a tu amigo. Dile que comprendes su dolor y que puede contar contigo. Sobre lodo, nunca olvides al mejor amigo que tienes: el Señor Jesucristo. ¿Qué clase de amigo eres tú?

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.