sábado, 21 de noviembre de 2009

FÁCIL DE REALIZAR

En cambio, el fruto del Espíritu es […] bondad […]. No hay ley que condene esas cosas (Gálatas 5:22,23).

Imaginemos que nosotras somos plantas o arboles. Considero que si somos cristianas y no damos buenos frutos entonces, tenemos serios problemas. Incluso podríamos convertirnos en cizaña o llegar a ser como la higuera que no daba fruto. Una de las cualidades que se mencionan en los frutos del Espíritu es la bondad. No necesitamos ir muy lejos para reproducir este fruto en nuestra vida: en nuestro hogar, con nuestros vecinos, en nuestra iglesia podemos realizar actos de bondad. En un colegio adventista vino a mí una dama que vio muchas necesidades en el plantel. Se propuso ayudar y utilizó distintas estrategias. Ella es dueña de una tienda y me dijo: «De cada artículo que venda voy a apartar un peso para el colegio». Cada fin de mes me enviaba grandes cantidades de dinero. Al año siguiente me dijo: «Ahora voy a dar un porcentaje de mis ventas». Luego me comentó como habían aumentado sus ventas. No había ocasión que fuera al negocio y que no viera gente comprar. Creo que ella descubrió que si era bondadosa el Señor multiplicaría sus bendiciones. ¡Cuán agradecida estoy con ella porque su corazón es grande y donde ve necesidad su bondad sale a relucir! Dios le bendiga y ayude en su problema de salud. Probablemente pienses que no tienes algún negocio o dinero para ser bondadosa, pero para serlo no es necesario. Veamos algunos ejemplos bastante sencillos y fáciles de realizar de manara que ese fruto del Espíritu sea tuyo diariamente:

  • Orar por los más débiles.
  • Sonreír a los demás.
  • Visitar a los más enfermos físicos o espirituales.
  • Ayudar a algún anciano.
  • Colaborar con los líderes de nuestra iglesia.
  • Acercarte a las instituciones cristianas y apoyar en sus necesidades.
Algunos de los sinónimos de bondad son compasión, misericordia, piedad, de manera que se extiende hasta comprender el dolor de nuestro hermano, gozarnos y llorar con él, ser misericordiosas con quienes lo requieran y ponernos en su lugar. El Señor nos ayude para que nuestra vida dé frutos que beneficien a quienes nos rodean.

Elizabeth Suárez de Aragón
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

CANTOS EN LA NOCHE

Yo le digo al Señor: «Tu eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío». Salmo 91:2.

Cuando Dios le dijo por tercera vez que orara, Norma estaba confundida.
-Señor –dijo-, no se de nada mas por lo que tenga que orar.
Miró alrededor y vio la Biblia y el himnario.
«Creo que los salmos son oraciones», pensó. Tomó la biblia y dejó que se abriera por si misma. Miró y vio que se había abierto por el Salmo 91, un salmo de confianza.
«¿Qué canto?», se preguntó. Abrio el himnario y el primer himno que vio era Señor Jesus, el dia ya se fue. Cantó todas las estrofas. Lo abrió por otra pagina. Era No me pases y cantó todas las estrofas. Una vez mas dejó que el himnario se abriera al azar. Esta vez era En Jesus por fe confio.
Pensando que Dios le permitirai volver a dormir, se metió otra vez en la cama.
-No duermas. ¡Ora!
Norma se dio cuenta de que también podía olvidarse de dormir. Durante cuatro horas leyó el Salmo 91 y cantó los tres himnos. Dios la devolvió a las mismas paginas una otra vez. A la mañana siguiente, cuando su hijo se despertó, la mente de Norma estaba completamente saturada con las palabras del Salmo 91 y los tres himnos.
Despues del culto matutino, comieron juntos el desayuno, empaquetaron sus cosas y se dirigieron a la parada del autobús.
Norma estaba un poco asustada con el viaje a casa. Debian cruzar un territorio que estaba en manos de las tropas rebeldes.
No sabia qué esperaba en los siguientes minutos.
(Continuará.)

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

NUNCA SOLOS

En mi primer defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. 2 Timoteo 4:16

Ninguno estuvo a mi lado. Estas son palabras llenas de tristeza con las que todos podemos identificarnos en mayor o menor medida. Igual que el apóstol Pablo, muchos, por no decir todos, hemos experimentado momentos en la vida cuando sentimos que hemos quedado solos en nuestro dolor, nuestro fracaso, nuestro problema o nuestra perdida. Es fácil entender el peso que este hombre de Dios experimentaba cuando escribió: «Todos me desampararon. Estuve solo frente a mis acusadores». En algún momento de la vida, todos no hemos sentido abandonados.
Tal vez te has sentido solo cuando has defendido postura a favor de la verdad y no has aceptado hacer cosas indebidas. Se puso en mi conocimiento hace algún tiempo una historia verídica acerca de uno de los profesionales de la iglesia, un ingeniero de éxito que trabajaba en un organismo oficial del gobierno de su país. Esta persona, perfectamente competente en su campo, no accedió a participar en algo deshonesto que se esperaba de él: no aceptó alterar cifras en los presupuestos de algunos proyectos que serian financiados con fondos públicos. Su determinación de mantenerse del lado de la honradez provocó que todos sus compañeros le hicieran el vacio y que, finalmente, sus superiores, interesados en que el plan prosperase, lo despidieran de su trabajo. Sin duda, tal experiencia no es excepcional. ¿Sientes tu que los que una vez te apoyaron te consideran ahora legalista y raro?
Como hijos de Dios, nunca estamos solos, pues su Espíritu nos guía para indicarnos el camino que debemos seguir. Tomar posiciones a favor de lo correcto requiere de mucha valentía. Vistas las cosas desde una óptica humana, parece que los momentos difíciles, o cuando tenemos que ser firmes en defensa de la verdad, estamos solos, que nadie está con nosotros. Sin embargo, no es así en realidad, pues tenemos la mejor compañía posible: Jesús siempre está a nuestro lado.
Nunca estamos solos. Las pruebas de la vida son preciosas oportunidades par que Dios manifieste su poder y sabiduría para el bien de sus hijos.
Hoy quizá te sienta solo, como el apóstol. Quizá tu familia te dejo solo, o lo hizo tu pastor, o lo hicieron tus hermanos. Cobra ánimos, no temas. Te invito a entonar hoy las estrofas del himno “¡Solo no estoy! Jesús esta a mi lado. Amigo fiel que no me dejará”.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.