miércoles, 26 de junio de 2013

OJOS GRANDES

Lugar: Indonesia 
Palabra de Dios: Salmo 121:5-8

¡Imagina cómo te verías si tus ojos tuvieran el tamaño de un pomelo! Así de grandes serían los ojos de un tarsero, si el animal tuviera el tamaño de una persona. Sin embargo, estos pequeños primates miden apenas entre 7 y 15 centímetros de largo, excluyendo la cola. Si viajas a Indonesia, quizá tengas la suerte de cruzarte con uno de ellos; pero es poco probable, porque los tarseros son animales nocturnos.
Los tarseros viven en los árboles, aferrándose de ellos verticalmente y saltando de tronco en tronco. Tienen patas largas, cuerpos cortos, y piel gruesa y sedosa. Su color va desde el gris hasta el marrón oscuro. Pero, lo más llamativo de estos animales son sus ojos.
De hecho, los tarseros pueden girar la cabeza más de 180 grados, de manera que pueden ver en todas las direcciones: derecha, izquierda, al frente y directamente detrás de ellos. ¿Puedes imaginar un insecto que tratara de huir de un tarsero? El tarsero podría girar la cabeza hacia cualquier parte y mantener al insecto dentro de su radio de visión.
Eso es lo que Dios hace: nos mantiene dentro de su vista, no como un depredador, sino para asegurarse de que estamos bien. El libro de Salmos dice: “El Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra protectora. De día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre”
¡Qué maravillosa promesa! Dios nos protege, dondequiera que estemos.
Él puede ver en todas las direcciones, y nos mantendrá dentro de su visión amorosa en todo momento.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LAS ABUELAS, FABULOSAS FUENTES DE SABIDURÍA

¡Tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. Deuteronomio 4: 9

Ser abuela es uno de los desafíos más grandes que he tenido que enfrentar, mientras llena de orgullo veo crecer y abrirse paso en la vida a mi nieta. Ahora que tiene tan solo cuatro años, me pregunto qué función desempeño yo en el desarrollo de esta vida tan pequeñita.
Ser abuela me ha hecho disfrutar de ríos de gozo que antes no había experimentado nunca. Siempre que estoy con mi nieta, ella me hace participar en sus fantasías y en sus juegos. Ella sabe que su abuelita siempre está dispuesta a hacer dócilmente lo que otros rehusan. Entonces me pregunto por qué hizo Dios a las abuelas. ¿Acaso para complacer a sus nietos en todo? ¿Para instruirlos? ¿Para corregirlos? Cuando pienso en esto, siento el peso de mi responsabilidad.
Indudablemente, ser abuela es una tarea un tanto complicada. Debemos tener el equilibrio suficiente como para no dejarnos dominar por el inmenso amor que sentimos hacia los nietos, al punto de que nos atrevamos a romper las reglas que sus padres han establecido. Pero también debemos procurar para ellos una niñez feliz sin tanta rigidez.
Al meditar en esto, me doy cuenta de que mi tarea principal consiste en transmitir a mi nieta lo positivo que las experiencias de la vida me han aportado. Ojalá que gracias a los años que he vivido, yo pueda enseñarle a comprender que en la vida hay que luchar para conseguir lo que se desea. Que los mejores bienes son los que se obtienen con esfuerzo, trabajo y sacrificio. Que hay que sembrar buenas semillas para disfrutar de una buena cosecha. Que hay que vivir día a día dando lo mejor y tomando lo mejor de la vida.
Aún más importante es que toda abuela pueda lograr que sus nietos aprendan que, en cada etapa de la vida, hay que descubrir el gozo de vivir teniendo como compañero de viaje a Cristo Jesús.
Amiga, si eres abuela, ¡disfrútalo! Deja las tensiones de la enseñanza a los padres de tus nietos. Tú únicamente muéstrate como una guerrera victoriosa que no tiene deudas con la vida, que vive cada día descubriendo nuevas emociones y que espera a su Señor con el equipaje preparado.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EXTRATERRESTRES EN UN CONCIERTO

Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón (Colosenses 3:16).

En la novela de Arthur C. Clarke, El fin de la infancia, la música era una de las cosas relacionadas con los seres humanos que desconcertaron profundamente a los superseñores, los cuales son seres extraterrestres profundamente estudiosos que, llevados por la curiosidad, deciden asistir a un concierto para entender mejor a la raza terrestre. Así, descienden a la superficie de la tierra y, educadamente, escuchan un concierto y al final felicitan al compositor por su “tremenda inventiva”. Todo aquello, sin embargo, les sigue pareciendo terriblemente absurdo. Podemos imaginar a los superseñores cavilando en sus naves intergalácticas sobre lo que han observado.
Es evidente que la música es fundamental para la vida humana; sin embargo, “la música carece de conceptos, no elabora proposiciones; carece de imágenes, símbolos, el material de que está hecho el lenguaje. Le falta poder de representación. No guarda una relación lógica con el mundo”.
Si nos detenemos a pensar un poco, el fenómeno musical es desconcertante no solo para los extraterrestres, sino también para nosotros. ¿Te has preguntado cómo adquiere significado la música? ¿De qué manera comunica conceptos, actitudes y experiencias?
Muchas veces se afirma que hay música buena y hay música mala. Yo estoy de acuerdo con esta afirmación. Sin embargo, acepto que el asunto es bastante complicado. ¿Cómo podemos entender, por ejemplo, el hecho de que las obras de J. S. Bach son usadas indiferentemente tanto en la adoración cristiana como en los cultos satánicos? A la luz de este hecho, ¿cómo entendemos el valor moral de la música de Bach? En mi propia experiencia siempre he relacionado la música clásica con el bien y los principios morales elevados, pero me desconcierta el hecho de que los oficiales nazis de los campos de concentración escuchasen la música clásica con regularidad y organizasen conciertos interpretados por los presos para su regocijo personal. ¿Acaso la música clásica no tenía que haber ejercido sobre ellos una influencia positiva?
Mañana estudiaremos la forma en que la música influye en nosotros. Mientras tanto, examina la música que escuchas y la influencia que ejerce sobre tí. ¿Te ayuda para que te acerques a Dios o te hace el camino más difícil? Si Jesús escuchara tu iPod durante una semana, ¿lo escucharía con gusto? Buena pregunta, ¿verdad? Medita en ella.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

HAMBRE DE JUSTICIA

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6.

El verdadero pan de vida se encuentra únicamente en Cristo. Los que no reconocen que los tesoros de rica gracia, el banquete celestial, han sido preparados a un costo infinito para satisfacer a los que tienen hambre y sed de justicia, no serán satisfechos…
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre” (Juan 6:35)…
Quienes tienen hambre y sed de justicia están llenos de un deseo anhelante de llegar a ser como Cristo en carácter; de ser asimilados a su imagen; de mantener la senda del Señor y de hacer justicia y juicio. Siempre debiéramos cultivar un deseo ferviente de la justicia de Cristo. Ningún deseo temporal debiera atraer y separar la mente hasta el grado de que no experimentemos esta hambre del alma por poseer los atributos de Cristo… Cuando se encuentra en problemas y aflicciones, el alma anhela el amor y el poder de Dios. Hay un deseo intenso de seguridad, de esperanza, de fe, de confianza. Debemos buscar el perdón, la paz, la justicia de Cristo… Toda alma que busca al Señor de todo corazón tiene hambre y sed de justicia…
El hambre del alma será satisfecha cuando nuestros corazones se vacíen del orgullo, la vanidad y el egoísmo, porque entonces la fe se apropiará de las promesas de Dios y Cristo suplirá el vacío y morará en el corazón. Habrá un nuevo canto en la boca, porque la Palabra se cumplirá: “Os daré corazón nuevo” (Eze. 36:26). El testimonio del creyente será: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16).
Sin Cristo, el hambre y la sed del alma quedarían insatisfechas. La sensación de carencia, el ansia de algo no temporal, no manchado de lo terrenal ni de lo común, nunca podría aplacarse. La mente debe aferrarse de algo más elevado y puro que cualquier cosa que pueda hallarse en este mundo…
Cristo fue crucificado por el pecado del mundo, y después de su resurrección y ascensión todo el mundo fue invitado a mirarlo a él y vivir. Se nos exige que miremos las cosas invisibles, que mantengamos ante el ojo de la mente las imágenes más vividas de las realidades eternas, para que al contemplarlas seamos cambiados a la imagen de Cristo -Signs ofthe Times, 3 de octubre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White