miércoles, 4 de abril de 2012

PERMANECE FIRME


«El Señor va a sacudir a Israel como la corriente del río sacude las cañas» (1 Reyes 14:15).
¿Adónde hemos llegado hoy? Ten cuidado, quizás se mojarán un poco nuestras botas de explorador Estamos en el borde de un pantano, y tal como dice el versículo de hoy, podemos ver cañas balanceándose en el agua.
Las cañas crecen en el borde de los lagos y los pantanos, y pueden llegar a medir hasta cinco metros de altura. Hay cañas que se dan en los climas fríos, y otras que crecen en las aguas cálidas de las islas tropicales. Lo que todas las cañas tienen en común es su movimiento. Son tan flexibles, que siempre se balancean según el movimiento del agua.
Es bueno que nosotros seamos flexibles y colaboradores, pero también debemos ser firmes y decididos por Jesús. Debemos defender a los maltratados, y también lo que Dios enseña en su Palabra.
Nuestro versículo de hoy nos dice que Israel estaba a punto de ser castigado por Dios porque no se mantuvieron de su lado. Dios no quiere castigar a nadie, sino bendecir No nos balaceemos como las cañas en el agua.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

PAZ EN MEDIO DE LA TORMENTA



Oí, y se conmovieron mis entrañas; al oír la voz temblaron mis labios.  Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí. Tranquilo espero el día de la angustia que vendrá sobre el pueblo que nos ataca. (Habacuc 3:16).


El estrés es una respuesta natural del cuerpo a situaciones que perturban el equilibrio emocional y físico de una persona. ¿Sabes cuál es la respuesta normal ante una situación muy estresante? Sí, huir es algo innato.  Pero también podemos decidir enfrentar las dificultades con decisión. En todo caso, es importante aprender a gestionar estrés, pues si este persiste durante mucho tiempo, resulta muy perjudicial para la salud.
Los períodos prolongados de estrés pueden provocar úlceras estomacales, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, migrañas, calvicie, dolores de espalda, tics nerviosos, dolores articulares, irregularidades menstruales,  colitis, alteración del apetito, disfunción sexual, ansiedad, palpitaciones, insomnio y otros trastornos de la salud. Sin duda, hemos de evitarlo y buscar la paz que la Biblia nos muestra que se puede hallar en Dios.
¿Qué hacer cuando nuestros niveles de estrés están demasiado elevados? Habacuc nos da una pista muy importante.  En el contexto que a él le había tocado vivir, reinaba la injusticia.  El pueblo vivía en aflicción, ya que era oprimido por una nación enemiga. Sin duda, el profeta había vivido horas de estrés y angustia y, sin embargo, conocía el secreto para controlar el estrés: «Tranquilo espero el día de la angustia».  A pesar de que se habían «conmovido sus entrañas» y de que habían «temblado sus labios», el profeta supo confiar en Dios, pues sabía que el Señor tenía un propósito elevado para su vida.
Recuerda que, aunque las cosas no salgan como desearías que salieran, aunque estés pasando por una etapa difícil de la vida, «con todo, yo me alegraré en Jehová, me gozaré en el Dios de mi salvación» (Hab. 3:18). Es necesario que tengamos fe en un mañana mejor.
¿Algunas circunstancia difícil te aflige? ¿Te sientes oprimido por algún «enemigo» real o mental? ¿Crees que no existe un lugar en el mundo donde puedas estar tranquila y en paz? Te invito a que lleves a cabo un plan definido para fortalecer tanto tu fe como tu cuerpo. Disciplínate para hacer ejercicio físico cada día, aliméntate de forma saludable y mantén una actitud mental positiva.  Confía en Dios, quién te fortalecerá, te dará pies ágiles y te capacitará para elevarte muy por encima de los problemas y así disfrutar de paz en medio de la tormenta.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa

¿COMERCIANTE DE LA MUERTE?


Sírvanse los unos a los otros por amor.  Gálatas 5:13

Seguramente has escuchado hablar de los premios Nobel, que cada año se otorgan a personas que hacen una contribución significativa al bienestar de la humanidad en varias disciplinas del saber (Física, Química, Medicina, Literatura) y en el área de la paz mundial. El creador de estos premios fue Alfred Nobel, un químico sueco que inventó la dinamita. ¿Sabes cómo nació la idea en su mente?
Se cuenta que un día de 1888, Alfred revisaba la sección de obituarios de un periódico francés, en busca de la reseña de la muerte de su hermano Ludvig. Su sorpresa fue mayúscula cuando se dio cuenta de que el diario reseñaba, no el fallecimiento de su hermano, sino el suyo. Para colmo de males, lo que se decía de él no era como para sentirse orgulloso. Por haber inventado la dinamita, el obituario decía: «Ha muerto el comerciante de la muerte».
«¡El comerciante de la muerte! ¿Es así como la gente me recordará?», se preguntó Nobel. Lo más cruel del asunto es que él inventó la dinamita como un medio para evitar las guerras. Razonó que la existencia de un explosivo tan poderoso podía servir de freno en los conflictos bélicos entre las naciones.
Ya sabemos que no lo logró. Para no pasar a la historia como «el comerciante de la muerte», Nobel dedicó el resto de su vida a la creación de un fondo para premiar a quienes hicieran las mayores contribuciones al bienestar de la humanidad.
Y tú, ¿cómo quisieras que la gente te recordara?
Esfuérzate, no por ser grande, sino por ser útil. Que tu influencia convierta en mejores personas a todos los que tengan trato contigo. Que la gente te recuerde, no por tus logros académicos o profesionales, sino por haber sido fiel a Dios, obediente a tus padres, leal a tus amigos, generoso con el necesitado, perdonador con tus enemigos.
¿No fue este, acaso, el ejemplo que nos dio el Señor Jesús?
Ayúdame, Señor, para ser un agente de cambio positivo dondequiera que me encuentre hoy.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

«EJEMPLO OS HE DADO»


«Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mateo 23:12).

La noche en que fue traicionado, en el aposento alto, Jesús hizo algo que era impensable para los discípulos. En la cultura de los tiempos bíblicos, nadie que no fuera un sirviente hacía eso. Sin embargo, Jesús tomó una toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Pedro fue el más sorprendido y protestó en voz alta diciendo que él jamás permitiría que Jesús le lavara los pies.
Jesús explicó que si no le permitía que le lavara los pies, no podía ser su discípulo (Juan 13:8). Luego, cuando acabó, dijo: «Ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis» (Juan 13:15).
La cultura de nuestro tiempo enseña que para ser alguien importante es necesario, por decirlo de algún modo, «trepar» sobre las espaldas de los demás. El mundano quiere ascender a cualquier precio. Pero, con su ejemplo, Jesús nos enseñó que subir es lo mismo que bajar.
En Florida, donde vivimos, hay muchas fuentes de agua que proceden de ríos subterráneos. Algunas son tan caudalosas que, nada más salir a la luz, el  agua ya corre como un verdadero río. Es habitual que los aventureros se pongan una escafandra y, buceando, exploren los ríos subterráneos.
Un día un hombre que estaba explorando el interior de una de esas fuentes, de pronto tuvo la impresión de que las burbujas que salían de su respirador iban hacia abajo. Se dio cuenta de que algo andaba mal con su sentido de la orientación y que era preciso salir de ahí. Pero no sabía en qué dirección ir. Sabía que las burbujas siempre suben y que, si quería salir, tenía que seguirlas.
Pero temía seguirlas, porque le parecía que iban hacia abajo. Si no quería morir ahogado, tenía que tomar una decisión con rapidez. ¿Qué hacer: lo que sabía que es lo correcto y seguir las burbujas que «bajaban» o ir en la dirección que él creía que era la correcta? Eran los hechos contra la sensación. Afortunadamente, decidió hacer lo que sabía que era correcto. Siguió las burbujas, aunque pareciera que bajaban, y pronto estuvo sano y salvo en la superficie.
El buzo descubrió que, si quería subir, tenía que ir hacia abajo. Así mismo debemos hacer los seguidores de Jesús. Basado en Juan 13:15

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill