miércoles, 13 de marzo de 2013

LLAMADO DE AYUDA


Lugar: Washington D.C., EE.UU. 
Palabra de Dios: Romanos 8:26.

Este es el 9-1-1. ¿En qué puedo ayudarlo? -dijo la telefonista, al atender la llamada.
Todo lo que oyó fue el ladrido de un perro. Pero, algo en el ladrido hizo que no colgara. "Algo debe andar mal", pensó. Localizó la dirección desde la cual provenía el llamado, y envió a un oficial de policía a ver qué pasaba.
El oficial Morrell llegó a la casa y encontró a una Rottweiler mirando por la ventana. El policía golpeó la puerta y gritó: "¿Hay alguien en casa?" Pero, nadie abrió la puerta. Dándose cuenta de que la puerta estaba sin llave, entró con cuidado a la casa y encontró a una mujer inconsciente, sobre el piso de la cocina.
Con una mirada rápida, el oficial se dio cuenta de lo que debía hacer. La anciana se había caído de su silla de ruedas y se había golpeado la cabeza contra el piso. Pronto llegaron los paramédicos y atendieron a la mujer.., bajo la atenta mirada de la perra; y luego la llevaron a la ambulancia. La mujer despertó en el hospital. Estaba viva gracias a su perra, Fe, de cuatro años.
Fe no es una perra cualquiera; es una perra de servicio, entrenada para ayudar a su dueña en la casa. Y cuando algo anda mal, Fe sabe cómo levantar el teléfono y empujar una tecla rápida para pedir ayuda. La anciana no podía llegar al teléfono, pero felizmente su perra sabía cómo cuidarla.
¿No sería lindo tener a alguien que te cuide así? Lo tenemos. La Biblia dice: "Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudamos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros" En otras palabras, aun cuando somos demasiado débiles para ayudarnos a nosotros mismos, el Espíritu Santo está allí, para nosotros. Podemos mantener nuestra conexión con Dios en todo momento.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

TRAS SUS HUELLAS


Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. 1 Pedro 2:21.

Cuando era niña mi padre me contaba la historia de dos alpinistas que, perdidos en los Andes, pudieron regresar al refugio más cercano gracias a las huellas que dos de los perros que los acompañaban habían dejado anteriormente en la nieve. ¡Cuán importantes pueden llegar a ser unas huellas! En esta historia, las huellas de los perros fieles fueron el factor decisivo entre la vida y la muerte.
Sentir que nos hemos perdido es una de las experiencias más aterradoras que podemos vivir, especialmente si estamos solas. Nos podemos perder dos varias razones: porque no conocemos el lugar donde nos encontramos, porque no sabemos exactamente dónde está el lugar al que nos dirigimos, porque algo nos distrae o porque nos desubicamos fácilmente y tenemos mal sentido de la orientación. En todos estos casos es indispensable contar con alguien que nos ayude, porque conoce el camino o tiene un excelente sentido de la orientación.
Perderse emocional y espiritualmente es una experiencia todavía más devastadora. Se experimenta una gran confusión de los sentimientos, lo cual conlleva como resultado dificultades para enfrentar los desafíos del día, y temor al futuro. En algún momento de su vida, el rey David sintió algo parecido cuando exclamó: «¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mí corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando?» (Sal. 13:1-2).
Lo único que tiene sentido en tales condiciones es buscar dirección. La buena noticia de este día es que el camino seguro que nos conducirá al destino final está marcado por las huellas de Jesús. Si las seguimos, dejaremos de sentirnos desorientadas y sabremos con certeza por dónde vamos. Entonces, finalmente podremos exclamar como Job: «En sus sendas he afirmado mis pies; he seguido su camino sin desviarme. No me he apartado de los mandamientos de sus labios; en lo más profundo de mi ser he atesorado las palabras de su boca» (Job 23:11-12).
Cuanto más cerca caminemos de las huellas de Jesús, más claramente podremos ver el camino. De esa manera las huellas se irán profundizando cada vez más para que las sigan las generaciones de mujeres jóvenes que, en medio de la confusión mundanal, anhelan un lugar seguro donde asentar su pie para seguir adelante con la vocación de sus vidas.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

¿CONTESTA DIOS LAS ORACIONES?


Que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace (Santiago 1:6-8).

La historia que te conté hace algunos días sobre la curación milagrosa del general Fuller, cuando todavía era ateo, al principio me desconcertó. ¿Por qué Dios permite que sus hijos fieles mueran de enfermedades largas y dolorosas mientras que otros que no creen en él se curan milagrosamente? ¿Cuál es la relación entre la oración y la fe? ¿De verdad Dios contesta nuestras oraciones de acuerdo con nuestra fe? El general Fuller no tenía fe; sin embargo, Dios lo sanó milagrosamente.
Si te pones a pensar, Dios no necesita nuestra fe para realizar milagros en beneficio nuestro. Él es todopoderoso y soberano. No depende de nosotros ni lo limitamos para hacer su voluntad. La Biblia dice que ha hecho milagros en favor de personas que dudaban o no tenían fe. Analiza, por ejemplo, el primer diálogo entre Gedeón y el ángel (Jue. 6:11-27) o el de Moisés con Dios en el desierto (Éxo. 3:1-4: 17). Ninguno de ellos mostró mucha fe en sus palabras, pero él realizó milagros poderosos en su favor. El caso más interesante quizá sea el de Malco, sirviente del sumo sacerdote (Juan 18:1-11). Maleo no era seguidor de Jesús sino su enemigo. Había acudido a arrestarlo. Por supuesto, Malco no tenía fe en Cristo, pero cuando Pedro le cortó la oreja, el Maestro lo sanó milagrosamente. Entonces concluimos que los milagros de Dios no dependen de nuestra fe.
Si es así, ¿por qué dice Santiago 1:6,7 que sin fe nada recibiremos del Señor? Bueno, la razón me parece sencilla. Hay peticiones que Dios puede concedernos sin fe y otras que no puede darnos sin fe. Por ejemplo, Dios puede darnos salud sin que tengamos fe, pero no salvación. Dios puede darnos inteligencia aunque no tengamos fe, pero no sabiduría. Si te pones a pensar, las cosas que realmente valen la pena, aquellas que nos dan vida plena y durarán después de que este mundo se acabe, requieren fe de nuestra parte.
Las cosas importantes solo podemos recibirlas cuando confiamos lo suficiente en Cristo Jesús como para obedecerlo y poner nuestro futuro en sus manos. ¿Y tú, tienes fe? Si la tienes, Dios te dará mucho más de lo que imaginas.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

ESCOGE HOY


He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Mateo 28:20.

Durante muchos meses me he sentido perturbada al ver cómo algunos de nuestros hombres sensatos, a quienes Dios ha usado en su causa, se han sentido perplejos a causa de los argumentos científicos de los instrumentos satánicos. Mientras meditaba en estas cosas el sábado por la noche, hace una semana, tuve una visión en la que me vi hablando delante de una gran congregación que se estaba planteando muchas preguntas acerca de mi obra y escritos.
Un mensajero del cielo me instruyó en el sentido de que no debía sentir la responsabilidad de eliminar los pensamientos y las dudas que Satanás estaba colocando en las mentes. Se me ordenó: "Permanece como la mensajera de Dios en todas partes, en todo lugar y presenta el testimonio que te he dado. Sé libre. Presenta los testimonios que el Señor Jesús te ha encargado llevar para reprobar, para reprender, para la obra de animar y elevar el alma; 'enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo'".
Cuando desperté de la visión, oré en alta voz con gran fervor y ahínco. Mi alma se había fortalecido con las palabras que habían sido dichas: "Sé fuerte; sí, sé fuerte. No permitas que ninguna de las palabras seductoras de pastores o médicos angustie tu mente. Diles que acepten la luz que se les ha dado en las publicaciones. La verdad siempre llevará a la victoria. Prosigue en tu trabajo.
"Si se rechaza al Espíritu Santo, todas mis palabras no ayudarán a eliminar, ni siquiera por el momento, las falsas representaciones hechas, y Satanás está listo para inventarse otras. Si las convincentes representaciones e impresiones del Espíritu Santo, evidenciadas durante el último medio siglo, no son aceptadas como evidencias dignas de confianza, ninguna cosa posterior los convencerá, debido a que el engaño embrujador de Satanás ha pervertido su discernimiento" ...
Dios ahora llama a todos los que escogen servirle a sostenerse firmes sobre la plataforma de la verdad eterna. Que los que han producido el estado presente de confusión al crear la división existente, se detengan a considerar seriamente si han de proseguir. "Escogeos hoy a quién sirváis"... "Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él" (Jos. 24:15; 1 Rey. 18:21).— Review and Herald, 9 de agosto de 1906; parcialmente en Alza tus ojos, p. 166.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White