martes, 26 de marzo de 2013

TRASPLANTE DE CORAZÓN


Lugar: Sudáfrica 
Palabra de Dios: Ezequiel 36:26

Mientras la mayor parte de los habitantes de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, dormían, médicos y enfermeros del Hospital Groóte Schuur estaban ocupados trabajando. La fecha era el 3 de diciembre de 1967; la hora, poco después de medianoche.
Sobre la mesa de operaciones yacía Luis Washkansky, un hombre de negocios sudafricano de 53 años. Había sufrido varios ataques cardíacos, que dejaron sus músculos cardíacos débiles y fallando. Sin un corazón nuevo, moriría. Y es por eso que, a pesar de los riesgos involucrados, el señor Washkansky había estado de acuerdo en que le hicieran un trasplante de corazón; la primera operación de ese tipo realizada alguna vez.
El doctor Christiaan Barnard, jefe del Departamento de Cirugía Cardiotorácica del Hospital Groóte Schuur, dirigió al equipo médico en la operación, que duró casi seis horas. Puedes imaginarte la tensión que debió haberse vivido en esa sala de operaciones. Los cirujanos, los cardiólogos, los anestesistas, las enfermeras y los técnicos médicos cumplían con exactitud sus responsabilidades. Poco antes de las seis de la mañana le dieron un choque eléctrico al nuevo corazón, para que comenzara a funcionar. ¡El primer trasplante de corazón en el mundo había sido un éxito!
Lamentablemente, a causa de algunas complicaciones, el señor Washkansky murió de neumonía, unas semanas más tarde. Pero, la operación para trasplantarle un corazón fue un hito en el desarrollo médico. Y ahora, varias décadas más tarde, miles de personas cada año reciben trasplantes cardíacos. Los cirujanos remplazan los corazones enfermos por corazones sanos, que les permiten seguir viviendo.
Y eso es lo que tú y yo necesitamos: un nuevo corazón. No el órgano que bombea sangre a nuestro cuerpo, sino un corazón espiritual, pues el nuestro está enfermo por el pecado. Dios dice: "Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne". Para poder vivir espiritualmente necesitamos de un corazón nuevo. ¿Aceptarás hoy el ofrecimiento de Dios?

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EXPERTO EN RESTAURACIÓN


Les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad. Jeremías 33:6.

Uno de los relatos más hermosos de la Biblia, especialmente para nosotras las damas, es el de la mujer que tocó el manto de Jesucristo. No conocemos su nombre ni de dónde era. Bendita fue, pues gracias a que fue sanada, nosotras podemos tener la certeza de que Dios el Todopoderoso no escatima en sus cuidados. La referencia bíblica nos dice únicamente que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y había gastado todos sus recursos buscando salud.
A nosotras las mujeres nos impresionan estos hechos profundamente, pues nos resultan muy cercanos. Sabemos lo que esa mujer padecía, y si nos pusiéramos en su lugar, seguramente también entenderíamos los sentimientos y las emociones que experimentaba con respecto a ella misma y hacia los demás, con ese desgaste físico y también emocional, con sus cambios hormonales y el fastidio de diversas situaciones por las que seguramente tuvo que pasar durante tanto tiempo.
¿Baja autoestima? ¿Vergüenza? ¿Impotencia? ¿Desesperación? Posiblemente estos eran los estados emocionales más frecuentes que asaltaban la mente y el corazón de aquella pobre mujer. En la época de Jesús, el sangramiento de la mujer, al igual que la lepra, era considerado inmundicia, y quien padecía alguno de ellos era confinado a la soledad y al ostracismo. En tales condiciones ella decidió tener un encuentro con Cristo, y fue así como se produjo el más maravilloso de los milagros: «Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia» (Luc. 8:44). Fue una restauración instantánea y total. En un abrir y cerrar de ojos la mujer fue librada de su mal, no quedó en ella el más mínimo vestigio de su enfermedad.
La buena noticia para hoy es que Jesús tiene poder para restaurar a todos aquellos que se sienten atrapados en el pecado y la enfermedad. Los que caminan en un callejón sin salida. Los que se sienten solos e incomprendidos. Los cautivos del dolor y la desesperación.
Si tú eres uno de ellos, confía; confía y no dejes de confiar hasta que la mano poderosa de Dios se mueva a tu favor. Dile al Señor: «Si quieres, puedes limpiarme» (Mar. 1:40). Ten fe y pronto verás resultados.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LA SORPRESA DEL REY ARAÑA


Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino, para que le dijeran lo que había soñado (Daniel 2:2).

Luis XI (1423-1483), el gran «rey araña» de Francia, tenía debilidad por la astrología. Robert Greene y Joost Elffers comentan en su libro Las 48 leyes del poder, que cierto día el astrólogo de la corte predijo al monarca que una de las cortesanas moriría en un lapso de ocho días. Cuando la profecía se cumplió, Luis XI se sintió aterrado. Pensó que, o bien el astrólogo había asesinado a la mujer para probar la exactitud de su profecía, o era tan versado en su ciencia que sus poderes constituían una amenaza para el propio rey.  Cualquiera que fuera el caso, merecía la muerte.
Una tarde, Luis XI llamó al astrólogo a su habitación, ubicada en lo alto del castillo. Antes de que el hombre llegara, el rey indicó a sus sirvientes que, cuando él diera la señal, debían apresar al adivino, llevarlo hasta la ventana y arrojarlo al vacío.
El vaticinador llegó a los aposentos del rey, pero antes de dar la señal, Luis XI resolvió hacerle una última pregunta: «Usted afirma entender de astrología y conocer el destino de los demás, así que dígame cuánto tiempo de vida le queda».
«Moriré exactamente tres días antes que Su Majestad», respondió el astrólogo. El rey y nunca dio la señal a sus siervos. Le perdonó la vida y no solamente lo protegió durante toda su vida, sino que lo colmó de obsequios e hizo que lo atendieran los mejores médicos de la corte. El adivino vivió varios años.
Ingenio, habilidad para sobrevivir. La mentira elevada a la altura del arte. La astrología es la ciencia del engaño, nunca «derrotada» a lo largo de la historia. Únicamente Dios conoce los secretos de su poder y de sus relaciones con fuerzas sumamente peligrosas.
Por eso dio a su pueblo indicaciones precisas y muy enfáticas de no permitir su existencia. Hoy la astrología, el ocultismo, el espiritismo, que están emparentados y comparten el mismo poder generador, adquieren diversas formas. Procura no tener que ver con ellos. Tienen el poder seductor de la serpiente.
No es extraño que, en la actualidad, las multitudes sigan seducidas como Luis XI, el gran «rey araña» de la vieja Francia. No confíes en la cultura ni en la educación en este caso. Los más instruidos y los más cultos están seducidos también por este poder. Recuerda lo que Dios ordenó a su pueblo: no permitir su existencia cerca de tu vida.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

¿QUÉ DEBO HACER PARA SER SALVO?


No me elegisteis vosotros a mí, sino quejo os elegía vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca. Juan 15:16.

Cristo siempre reprendió a los fariseos por su justicia propia... Se exaltaban hasta lo sumo en cada oportunidad por tener las Escrituras, por conocer al Dios verdadero, pero sus corazones no estaban llenos de gratitud a Dios por su gran bondad hacia ellos. Se presentaban llenos de orgullo espiritual, y su tema era el yo: "yo mismo, mis sentimientos, mi conocimiento, mis caminos". Sus propios logros se convirtieron en la norma por la cual medían a otros...
Que todo discípulo de Cristo pregunte humildemente, ¿qué debo hacer para ser salvo? Si deseamos sinceramente entender, sabremos. No es por nuestras riquezas, nuestro conocimiento, nuestra posición superior, que Jesús nos ama y bendice, sino porque creemos en él como nuestro Salvador personal. Jesús nos amó cuando éramos aún pecadores, pero habiéndonos escogido, él dice que nos ha ordenado que salgamos y produzcamos fruto. ¿Tiene cada uno algo que hacer? Ciertamente; cada persona que está uncida al yugo con Cristo debe soportar esta carga, trabajar en los surcos de Cristo... El amor perdonador de la vida de Cristo en el alma es una fuente de agua que brota para vida eterna. Si la fuente de agua está en el corazón, entonces la vida entera revelará el hecho, y la gracia refrescante de Dios se hará manifiesta.
La religión no consiste simplemente en tener sentimientos de gozo, en ser conscientes de tener privilegios y luz, en tener emociones extáticas, mientras se emplean todas las energías en mantener un equilibrio en la vida cristiana, a la vez que no se hace nada por la salvación de las almas. La religión consiste en practicar las palabras de Cristo; permanecer como centinelas fieles, no haciendo para ganar la salvación, sino porque, sin merecerlo, usted ha recibido el don celestial. La religión consiste en obrar los planes de Dios, en cooperar con las inteligencias del cielo...
Si proseguimos en el conocimiento del Señor, nuestra perspectiva se ampliará. No será limitada por el yo. Debemos orar al Señor para que amplíe nuestra comprensión, para que no solo entendamos que Jesús es nuestro sustituto y garante, sino que pertenezcamos a él como su posesión comprada. Pablo dice: "Habéis sido comprados por precio—y deriva esta conclusión—; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor. 6:20).— Signs of the Times, 17 de diciembre de 1894

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White