miércoles, 21 de agosto de 2013

LA DECISIÓN DEL SEÑOR LEE

Lugar: Corea del Sur
Palabra de Dios: Mateo 5:11, 12

Hace muchos años, soldados enemigos ocuparon la tierra. Dijeron que todos en la escuela, incluyendo los profesores, debían inclinarse y adorar en el santuario de la reina del sol. El señor Lee, maestro en una escuela cristiana, no sabía que hacer. El creía en el único Dios verdadero, y no quería adorar al sol. Pero ¿que le harían, si se negaba?
Luego de pensarlo, el señor Lee decidió que el único camino era obedecer lo que los soldados enemigos habían ordenado. A las horas señaladas, se unía a la gente que estaba adorando al sol. «Sólo hago como que lo adoro», se decía a sí mismo.
Cuando su madre se enteró de que había transigido, se sintió chasqueada.
—Se fiel a Dios —le dijo—. El cuidara de ti. Finalmente, el señor Lee decidió hacer lo correcto. —Señor, por favor, perdóname —oró a Dios—. Y ayúdame a ser fiel a ti.
Aunque el señor Lee se sintió más feliz cuando dejó de adorar en el santuario, los soldados enemigos no lo estaban.
¿Se está negando a hacer lo que se le ordenó? —lo interrogaron.
Entonces, lo arrojaron a la prisión y lo hicieron trabajar durante muchas horas cada día.
El señor Lee sufrió mucho por su decisión de ser fiel a Dios, pero nunca se arrepintió de ello. Mantenía en mente la promesa bíblica: «Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y Llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes».
¿Estás dispuesto a comprometerte a adorar a Dios no importa lo que suceda? ¿Incluso si eres perseguido? ¿Aunque otros te insultaré? Se fiel a Dios, y el estará contigo a cada paso del camino.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SUBE EL SIGUIENTE PELDAÑO

«Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas». Josué 1:9

Muchos han comparado la vida con una escalera por la que se debe ascender. Cada uno de sus peldaños representa objetivos a alcanzar y desafíos que enfrentar. Únicamente la persona que llegue a la cumbre podrá saborear la gloria de la autorrealización. Por otro lado, la decisión de llegar es personal.
El ascenso requiere inteligencia, cautela, confianza, perseverancia, paciencia y tenacidad. La tarea de subir peldaño a peldaño podría estar acompañada de cansancio, desánimo y caídas que incluso podrían lastimamos. Me alegra saber que Dios nos hizo para aspirar a lo elevado, a lo bueno, a lo superior, y que a la vez nos capacitó física, mental y espiritualmente para lograrlo. Para eso el Señor únicamente nos pide: «¡Sé fuerte y valiente!» (Jos. 1:6). Dios sustentará tu espíritu de lucha y te dará la victoria.
Querida amiga, ser una mujer de Dios, ser madre y esposa, o una trabajadora asalariada, exige preparación constante; exige capacitación, estudio y especialización. Cada peldaño alcanzado es una invitación a subir al siguiente. El camino de la superación se transita cuando cada día encontramos un motivo para ser felices y para poner todo nuestro empeño en la realización de las tareas cotidianas, sin importar cuán sencillas nos parezcan. Cuando mostremos gratitud por los grandes favores de Dios y también por sus pequeñas bendiciones, el Señor nos bendecirá ricamente.
Amiga, hoy estás de pie frente a la escalera de tu vida. Es la misma escalera que Jacob contempló en su sueño. Por ella suben y bajan ángeles buscando auxiliar a los seres humanos. No tengas temor de ascender y contemplar la cumbre aunque se encuentre arropada por las nubes. Decide y prepárate a vivir este día como el mejor de tu vida. El mejor día para aprender, crecer, Luchar, amar, trabajar, reír, ¡hazlo una realidad! Deposita toda tu confianza en Dios y entrega tu mejor esfuerzo. Recuerda que: «El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano» (Sal. 36: 23-24).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

QUIEN SALVA UNA VIDA SALVA AL MUNDO

Rescata a los que van rumbo a la muerte; detén a los que a tumbos avanzan al suplicio. Pues aunque digas, “Yo no lo sabía”, ¿no habrá de darse cuenta el que pesa los corazones? ¿No habrá de saberlo el que vigila tu vida? ¡Él le paga a cada uno según sus acciones! (Proverbios 24:11,12).

Oskar Schindler era un rico empresario alemán que salvó a miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Es posible que hayas visto la película sobre su vida y su obra dirigida por Steven Spielberg, La lista de Schindler. El clímax de la película surge un poco antes del final. Después de despedirse de los judíos a quienes había salvado la vida, justo antes de marcharse, le regalaron un anillo de oro como símbolo de su gratitud.
Habían obtenido el oro de la prótesis dental de uno de los trabajadores y lo fundieron para hacer un anillo que tenía grabada una frase del Talmud: “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. Cuando se lo entregaron a Schindler este se sintió halagado, pero al mismo tiempo avergonzado. Dijo:
-Es de oro. ¡Pude haberlo vendido para salvar una vida más! Stern, pude haber hecho más, mucho más.
-Oskar -dijo Ithzak Stern-, hiciste mucho; ahora hay mil cien personas vivas, gracias a ti. Míralas.
-Yo malgasté mucho dinero, no te imaginas cuánto -se lamentó Schindler entre lágrimas-.
Mira este coche, ¿por qué lo conservé? Podría haber salvado diez personas más. Mira este botón, podría haber salvado dos personas más. Este oro, dos personas más.
Luego, llorando sin consuelo, dijo:
-Podría haber salvado una persona más. ¿Por qué no lo hice?
Esto sucederá en el fin. ¿Cuántos lamentarán haber vivido pensando solo en sí mismos?
Procura que no te pase a ti. ¿Qué tipo de persona era Oskar Schindler? Un nazi que vivía en la Alemania nazi. ¿De dónde sacó la inspiración y la fuerza para llevar a cabo una obra como aquella? Creo que del mismo depósito de donde podemos sacarlas nosotros, del corazón de amor de Dios.
¡Cuántas cosas se verán en su verdadera dimensión cuando todo termine! ¡Cuántas cosas desearemos haber vendido para predicar el evangelio y salvar una vida más! Algo que veremos cuando venga el reavivamiento que esperamos en el seno del pueblo de Dios será la piedad primitiva registrada en la Biblia: “Vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno” (Hech. 2:45). Hoy es el momento de colaborar con Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EVIDENCIA ABUNDANTE DE FE

El hombre… dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Juan 5:15.

Cuando el hombre restaurado se fue por su camino con paso rápido y elástico, su pulso saltando con el vigor de la salud restaurada, su rostro brillante de esperanza y gozo, fue interceptado por los fariseos, quienes le dijeron con aires de gran santidad que no era lícito llevar su lecho en sábado. No hubo regocijo por la liberación de uno cautivo por tanto tiempo, ni alabanza agradecida por Uno entre ellos que podía sanar todo tipo de enfermedad. Sus tradiciones habían sido descuidadas, y esto cerró sus ojos a toda evidencia del poder divino.
Intolerantes y santurrones, no admitían que podían haber captado mal la intención genuina del sábado. En vez de criticarse a sí mismos, eligieron condenar a Cristo. Hoy encontramos personas con el mismo espíritu, cegadas por el error, pero que aún se felicitan a sí mismas de que están en lo correcto, y que todos los que difieren de ellas están errados.
El hombre en quien se obró el milagro no entró en discusión con sus acusadores.
Simplemente, contestó: “El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda” (Juan 5:11)…
Cuando se informó a los judíos que Jesús de Nazaret era quien había efectuado el milagro de sanidad, buscaron abiertamente matarlo “porque hacía estas cosas en el día de reposo” (vers. 16). ¡Estos formalistas pretenciosos estaban tan llenos de celo por sus propias tradiciones que, para sostenerlas estaban dispuestos a violar la Ley de Dios!
A sus seguidores, Jesús les contestó calmadamente: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (vers. 17). Esta respuesta les daba otro pretexto para condenarlo.
En sus corazones anidaba el homicidio, y solo esperaban una excusa válida para acabar con su vida. Pero Jesús, invariablemente siguió afirmando su verdadera posición: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (vers. 19)…
Dios obra a través de quien él quiere por maneras y medios de su propia elección, pero siempre hay algunos que juegan el papel de los fariseos criticones…
Dios desea que todos crean, no porque no exista la posibilidad de la duda, sino porque hay evidencia abundante para la fe -Signs of the Times, 8 de junio de 1882.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White