sábado, 25 de julio de 2009

UN ÁNGEL EN EL MOMENTO OPORTUNO

El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha (Salmo 84: 11).

Vivir en una megaurbe como la Ciudad de México con tres niños, y tener que llevarlos a la escuela cuando su padre está de viaje, es algo estresante. Sin embargo, cada día, al pedirle a Dios de su cuidado protector, salíamos para enfrentar las actividades cotidianas. Uno de esos días, después de una mañana de trabajo, recogí a los niños de la escuela y me dispuse a volver a casa en la camioneta, pero entonces me di cuenta de que una de las llantas del vehículo estaba desinflada. Mi hijo mayor, de escasos diez años, me dijo: «No te preocupes, mamá, ahorita la cambiamos». Todas sabemos que cambiar una llanta no es nada fácil. ¡Dios mío! ¡Y ahora qué voy a hacer! En ese momento un caballero alto, de piel clara, vestido sencillo pero presentable, se acercó a nosotros y sin decir mucho se puso a ayudarnos. Mi hijo y el caballero cambiaron el neumático. Pronto estuvo arreglado. En lo que acomodaba todo, volteé a buscar al gentil caballero para agradecerle, pero ya no estaba. No se veía por ningún lado. Entonces dije: «Qué hombre tan rápido para irse, qué lástima que no alcancé a decirle, gracias». Horas más tarde pensé que, en realidad, un ángel de Dios me había ayudado en el momento oportuno. Estoy segura de que hoy no comprendemos muchas situaciones que nos pasan, pero más adelante lo entenderemos: «En la vida futura comprenderemos las cosas que aquí nos dejaron grandemente perplejos. Nos daremos cuenta de qué poderoso ayudador tuvimos y cómo los ángeles de Dios fueron comisionados para guardarnos a medida que seguíamos el consejo de la Palabra de Dios» (La verdad acerca de los ángeles, p. 290). Esta mañana quiero invitarte a encomendar tu vida en las manos de Dios y a tener la seguridad que sus ángeles te guardarán en todo cuanto hagas, aun en las cosas cotidianas de tu vida. ¡No lo dudes! Realiza tus deberes con esa seguridad. Gracias a Dios por sus ángeles.

Lourdes Cuadras de Alonso
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

UNA DECISIÓN MEDITADA

Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamas "delicia" [...] entonces te deleitarás en el Señor. Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra. isaías 58: 13, 14
Los momentos más felices para Laurie Neal eran las clases de cuarto nivel de equitación. Estuvo en cuarto de equitación durante tres años e hizo muchos nuevos amigos que sentían mucha curiosidad por sus creencias religiosas. —¿Por qué no puedes venir a la fiesta el viernes por la noche? —¿No probaste el camarón? ¿Qué tiene que ver con tu religión? —¿A qué iglesia dices que vas, la adven... qué? Una tarde, mientras Laurie se entrenaba para la competición de jóvenes en cuarto de la feria local, su jefe la elogió. —Sigue así, Laurie. Si cabalgas así, llegarás a la competición estatal. —¿Cuándo es? —preguntó Laurie. Su sueño era clasificarse algún día para una competición estatal. —Dos semanas después de la feria, el viernes y el sábado. Era lo último que Laurie quería oír. En su mente empezó a librarse una batalla. «¿Sería tan terrible si fuese a una exhibición en sábado? Siempre podría pedir perdón cuando se acabase. Por otra parte, mi jefe y todos mis amigos saben que yo no compito en sábado. ¿Cómo podría cambiar de repente mis creencias por un campeonato?» Laurie continuó entrenándose para la demostración hípica local. Sabía que no podía racionalizar el hecho de competir en sábado. Por eso dejó de preocuparse por ello y se concentró en prepararse para la feria. (Continuará.)

Tomado de la Matutina El viaje increíble.

¿DE COMPRAS O EVANGELIZANDO?

¿No decís vosotros: «Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?» He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. juan 4: 35

La evangelización es un llamado urgente a recoger una cosecha que ya está madura. Los campos están blancos; ya están listos para la siega. El Espíritu Santo, través de tantos sermones predicados por labios consagrados de laicos y p.r.in res y centenares de estudios bíblicos presentados, ha despertado en muchos corazones el deseo de beber del agua de la vida. Hay corazones desesperados, almas cansadas —como la samaritana— de ir y venir de forma rutinaria e insensata por el camino de muerte de los placeres de esta vida, Hoy están esperando escuchar una voz que los invite a venir a Jesús para hallar vida, y vida abundante. ¿Cómo podemos ser indiferentes en esta obra de recoger la cosecha? Al parecer, los discípulos de Jesús creían que el viaje a Samaría era un viaje sin importancia y sin propósito. Fueron a la ciudad como compradores, no como evangelizadores. Cuando regresaron, Jesús les dijo que él ya había comido una comida que ellos no podían comprender. Ellos quedaron confundidos. ¿Cuál es tu parte en la cosecha del mundo? Si los campos están blancos para la siega, tienes que estar listo, con un sentido de urgencia, para recoger el grano antes de que los vientos y las tormentas de la confusión religiosa y de las falsas doctrinas destruyan el fruto. Nunca ha ocurrido que un buen agricultor haya sido indolente a la hora de lo cosecha. La cosecha no puede resultarte indiferente tampoco a ti. La clave está en la urgencia. El mundo se está volviendo hacia Dios. Se levantan miles de iglesias nuevas. Multitudes están volviendo a la fe. La cosecha está madura. Jesús te pregunta hoy: «¿De verdad te gozas por los que están volviendo a la fe? ¿Te deleitas porque cada hora tienes nuevos hermanos y hermanas en la fe? ¿Se alegra tu corazón por los miles que abandonan el infierno de una vida sin Dios y entran al reino de Cristo? ¿Te complace ver a las multitudes que han encontrado una nueva vida llena de significado?» Jesús te invita: «Hijo, ven porque te necesito; ven y ayúdame a recoger la cosecha. Levanta tus ojos, estoy esperando a un mundo desesperado para darle esperanza. Preocúpate conmigo por las almas perdidas. Entiende el corazón de mi Padre, quien no quiere "que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento". Ama a todos los que mi Padre ama. Ven, amémoslos juntos». Recuerda que no estás aquí para ir de compras, sino para dar el último mensaje de la misericordia de Dios.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos