domingo, 14 de agosto de 2011

UN PINCEL POÉTICO

¿Quién diera ahora que mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribiesen en un libro! (Job 19:23).

Entre 1985 y 1994 en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, se dio a conocer un grupo de jóvenes artistas que se autodenominaban «poetas mateístas», quienes expresaban la poética que encierra el diario vivir a través de murales. En 1994 pintaron la pared del ferrocarril de la calle Montevideo con lo que denominaron una «pintada vecinal», donde combinaron banderas, pinturas y poemas en más de doscientos metros de pared. Esta exposición terminaba con unos versos de César Vallejo: «Hasta el día en que vuelva de esta piedra».
Resulta interesante fijarse en que el arte tiene múltiples formas de expresión. Estos artistas, como tantos otros, dejaron la huella de su talento en aquella ciudad, pero hay un Artista supremo que también nos ha dejado un cuadro magistral, de tan enormes dimensiones que no cabe en una sola ciudad, pero a la vez tan pequeño que cabe en el corazón humano. Ese artista es Jesús. Su obra maestra, «El calvario», nos llama a descubrir la poesía que encierra el vivir cada día para su honra y gloria. Si cada mañana recreáramos nuestra vista en la contemplación de aquella escena, pecaríamos menos y serviríamos más.
Los versos de César Vallejo que se incluyeron en aquel mural tenían un mensaje para un futuro indefinido, sujeto a los recursos disponibles, a la voluntad humana, al respaldo social y cultural. Sin embargo, el mensaje escrito al pie de la cruz nos asegura un futuro real, cercano, que no está sujeto a voluntad humana ni a recursos materiales. Dios mismo aseguró que Jesús, quien dejaba su huella en el Calvario y quien escribía en las nubes la palabra «volveré», cumplirá muy pronto su promesa.
¿Te sientes agradecida al contemplar la escena de la cruz? Quizá no puedas tener la destreza de un famoso pintor o escultor para regalar a la humanidad una obra de arte, pero sí puedes dibujar un corazón y escribir en él: «Dios me ama». Entonces tu obra tendrá connotaciones eternas, porque transformará no un lienzo o una piedra, sino una vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¿FUE POCO?

Entonces llamando a sus discípulos, Les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca. Marcos 12:43.

El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón" (1 Sam. 16:7), fueron las palabras que Dios le dirigió a Samuel, y esta gran verdad se repitió en los días de Jesús y se sigue repitiendo en nuestros días.
El hombre mira y juzga según le sugieren sus sentidos. Observa evidencias, analiza pruebas, e intenta adivinar las intenciones que tiene un individuo al realizar una acción. Cuando un hombre rico dona una cifra millonada a un hogar de niños, recibe los aplausos de los gobernantes de esa ciudad, de la prensa y de la sociedad en general, porque confían en las buenas intenciones de esta persona. Todos ven la buena acción, pero ninguna de esas personas conoce cuáles son los propósitos del corazón de ese millonario.
Dios, a diferencia del hombre, no solo percibe la acción, sino también los motivos que tuvo esa persona para realizar ese acto. Toda persona que realiza una ofrenda para Dios tiene motivos para hacerla. Están quienes desean contribuir con el avance de la obra, los que dan por amor a Dios, y los que ofrendan por agradecimiento por lo que él les da. Hay otros que ofrendan con motivos diferentes. Están los que lo hacen para ser vistos, para recibir los aplausos humanos, para que Dios les dé porque ellos "se lo merecen". Así cada corazón egoísta tendrá su propia razón para dar su ofrenda. Tristemente, quienes están en el segundo grupo pueden engañar a los hombres pero no a Dios.
Esa pobre viuda que "echó dos blancas" en el templo mientras estaba Jesús, "anhelaba hacer algo, por poco que fuese, en favor de la causa que amaba. Miraba el donativo que tenía en la mano. Era muy pequeño en comparación con los que traían aquellos que la rodeaban, pero era todo lo que tenía. Aprovechando su oportunidad, echó apresuradamente sus dos blancas y se dio vuelta para irse" (El Deseado de todas las gentes, p. 565). Jesús la elogió porque todos habían dado de lo que les sobraba, pero ella "de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento" (Mar. 12:44).
Cuando des tu ofrenda el sábado, recuerda el caso de esta viuda, y que ante Dios no importa la cantidad que se da sino la intención que impulsa al que da el donativo.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

AUTORIDAD

Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Mateo 10:1.

La joven cayó, arrojada por una fuerza descomunal. La audiencia, asustada, no sabía si correr, quedarse, llorar, gritar u orar. Una cosa era cierta: aquella bella joven estaba poseída por el demonio. Y, cuando esto sucede, el demonio se cree la estrella del espectáculo.
Mientras Jesús peregrinó en este mundo, cumpliendo su misión, se confrontó muchas veces con casos semejantes: seres humanos que, por un motivo u otro, habían entregado su voluntad al poder del enemigo. ¿Y qué hizo el Maestro? En su presencia, las fuerzas demoniacas temblaban: el mal no podía resistir la presencia del Bien, ni las tinieblas lograban soportar el brillo de la Luz. ¿Qué podría hacer la muerte delante de la Vida? ¿Qué poder maligno sería capaz de oponerse al Creador del cielo y de la tierra? La Biblia está llena de relatos que muestran el poder libertador de Cristo.
Pero, antes de irse, el Maestro reunió a sus discípulos y les confirió "autoridad" para expulsar demonios. Este versículo no habla solo de exorcismo: habla de libertad. El poder libertador de Jesús está disponible hoy, para todos los que con sinceridad lo buscan.
Aquella noche, mientras predicaba y el poder del maligno se manifestó, también se manifestó el poder libertador de Cristo. Y aquella joven, que durante tres años había sufrido horriblemente, retornó a su casa feliz, y libre en Cristo.
Muchos quedaron impresionados con este incidente, y nadie percibió que el milagro más impresionante de aquella noche no fue la liberación de la joven, sino la entrega de uno de los más peligrosos delincuentes de Río de Janeiro. Joven, fornido, lleno de cicatrices en el cuerpo, me buscó al término de la reunión y me confió: "Pastor, yo entré peor que esa joven. Es verdad que a mí el demonio no me echa al suelo ni me martiriza, como lo hacía con ella. Pero, yo soy un pobre esclavo de las drogas y de la violencia que asola esta ciudad. Ahora me he entregado a Jesús, y siento paz en mi corazón".
¡Así son las cosas con Jesús! Por eso, si te sientes esclavizado por algún vicio o hábito destructivo que está aniquilando tu vida", confía en lo que declara la Escritura: "Entonces, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón