sábado, 16 de enero de 2016

LLUVIA PARA TODOS

Tu Oración: Gracias, Dios, por la lluvia que mandas a la Tierra.

Versículo para hoy: “Desde tus altos aposentos riegas las montañas; la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo”. Salmos 104:13.

Las nubes son un medio de transporte que Dios creó para llevar agua. También ayudan a regular el clima y que no haga demasiado calor ni demasiado frío.
Como vimos, el vapor de agua sube al cielo y forma las nubes, que están hechas de muchas gotitas de agua o pequeños cristales de hielo. Al enfriarse, el aire caliente se vuelve agua otra vez, hasta que las nubes ya no aguantan tanto peso y se rompen. Así cae agua para regar la tierra.

Un poquito de ciencia
¿Quieres hacer “lluvia casera”? Es fácil, pero debes hacerlo con ayuda de un adulto. Necesitarán una tetera o una pava con agua caliente y una olla con un poco de agua bien fría en el fondo.
Con la tetera o la pava sobre el fuego de cocina, esperen hasta que empiece a hervir (debe estar haciendo burbujas). Entonces, hay que sacarle la tapa y verán que sube una nubecilla: eso es el vapor de agua. Sostengan la olla con agua fría sobre la tetera o la pava, dejando un poco de espacio. Al tocar la base de la olla, la nubecilla se enfría y se forman gotas de agua que caen.
Dibuja en tu cuaderno de observaciones lo que sucedió.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch

MUCHAS BENDICIONES PARA TI

Materiales: Venda para los ojos y lámina de estrellas.

«Tu recompensa va a ser muy grande». Génesis 15: 1

Con la ayuda de papi o mami véndate los ojos con un pañuelo y trata de caminar con los ojos vendados. Es difícil no saber adonde vas, ¿verdad? Eso le sucedió a Abraham: salió de su hogar sin saber adonde iba. Viajó por varios lugares: ríos, montañas y desiertos. ¿Quieres saber por qué Abraham hizo un viaje tan largo? Pues porque Dios lo había escogido para ser el padre de una gran familia. Y un día, de esa gran familia, nacería Jesús.
Abraham tenía miedo, así que una noche Dios lo llamó y le dijo que no tuviera miedo. Lo llevó afuera de la casa y le mostró el cielo. ¿Has visto el cielo en la noche? Tiene muchas estrellas. Dios le prometió a Abraham: «Tu familia será tan grande que nadie la podrá contar. Tus hijos y nietos serán como las estrellas del cielo y como los granos de arena de la playa: muuuuuchos».
Como Abraham era amigo de Dios confió en su promesa. Jesús también ha prometido darte muchas bendiciones y te dice no temas, solo tienes que creerle y confiar en su amor. Tú también puedes ser amigo de Dios como Abraham.

Oremos: Amado Jesús, gracias por tus bendiciones, por amarme y por ser mi amigo especial.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco

TRISTEZA EN LA ESCUELA SABÁTICA

Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Isaías 56:7).

Gerónimo odiaba la Escuela Sabática. Si no fuese porque sus padres lo arrastraban allí todas las semanas, él nunca iría. No era que no le importara Dios, es que no sentía que pertenecía al grupo.
-¿Puedo esperar en el auto? -suplicó mientras estacionaban en la iglesia- Entraré cuando sea el momento del sermón.
-No -contestaron al unísono su madre y su padre.
-Dale una oportunidad. Trata de involucrarte y hacerte amigos -agregó la mamá.
Gerónimo suspiró. Sus padres no entendían lo que era estar “fuera del grupo”. En la escuela pública a la que asiatía, Gerónimo era popular y tenía un montón de amigos. Pero, en la iglesia era diferente. Allí, muchos de los chicos estudiaban juntos a la Escuela Adventista o se habían hecho amigos hacía mucho tiempo. Con frecuencia, Gerónimo sentía que no había un lugar para él en la Escuela Sabática.
En el aula, se sentó junto a uno de los chicos, perdido en sus pensamientos. Al principio, no se dio cuenta de que el maestro le había hecho una pregunta. Los otros chicos se rieron y el rostro de Gerónimo enrojeció.
-Pero qué idiota -masculló uno de los chicos, y los otros explotaron en risas. Mientras el maestro hablaba con el chico que se había burlado de él, Gerónimo se cruzó sus brazos y oró para que la Escuela Sabática terminara lo antes posible.

SPLASH:
El 16% de las personas que en algún momento asistieron a una iglesia dicen que dejaron de ir debido a una mala experiencia.

¿Y AHORA?
¿Qué puedes hacer para que otros chicos se sientan bienvenidos en tu iglesia? Tú o tus amigos ¿se están portando de tal modo que otros se sienten incómodos?

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler

NINGÚN LUGAR DONDE ESCONDERSE

Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta… que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mateo 24:38,39.

La gente de los días de Noé estaba tan centrada en sí misma que simplemente no tenía tiempo para Dios. Todo de lo que podían hablar era de ellos mismos, mañana, tarde y noche. Querían saber quién salía con quién, quién se había casado, y quién había roto su matrimonio para casarse con alguien más. Esa era la gran escena. No se preocupaban por el mañana. ¡Trae a tus amigos, vayamos hasta el gran barco sin agua y riámonos del viejo que predice que el planeta pronto será cubierto con agua!
Después de predicar por 120 años, la poderosa voz que le suplicaba a la gente por tanto tiempo se detuvo. Noé y sus hijos guardaron las herramientas y esperaron hasta que un sermón aún más poderoso se manifestara. “Se enviaron ángeles para reunir en los bosques y los campos a los animales que Dios había creado” (La historia de la redención, p. 67).
La risa se detuvo tan repentinamente como lo había hecho la predicación de Noé y la gente miró boquiabierta la formación de animales que desfilaba sin un cuidador. Grandes y pequeñas bestias, las feroces y las mansas, todas caminaban en orden, derecho por la rampa de desembarco, y entraban en el arca.

¿Cómo era posible?
Y el aire se puso negro porque las aves, todas en perfecta formación, volaban derecho al arca. Pero, incluso la conmoción por el gran desfile pronto los abandonó. El sol brillaba en los cielos, el cielo era azul y el césped todavía era verde. Ninguna señal de agua; ¡ni qué hablar de una inundación! De todos modos, ¿a quién le importa la vieja e insípida casa flotante de Noé, llena de aves y bestias?
Ni siquiera se asustaron cuando un ángel bajó y cerró la gran puerta del costado desde afuera del arca. ¿Y qué? Nada que temer. Por siete días, la gente bailó alrededor del arca, riendo y mofándose. Mientras Noé y su familia estaban recluidos adentro con todas esas criaturas olorosas, ¡ellos estaban afuera, en la brillante luz del sol! Se volvieron más atrevidos y golpeaban el costado del barco. “¿Hay alguien en casa?”, gritaban.
Pero el octavo día, nubes negras y enojadas se reunieron y un trueno pesado rugió. Una gota de agua del cielo pronto se convirtió en un diluvio torrencial. El nivel del agua se elevó constantemente y no hubo lugar donde esconderse. Los que una vez se burlaban de la misericordia ya no se estaban riendo más.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward

INDIVIDUALES SÍ, INDIVIDUALISTAS NO

La salvación es individual, pero no individualista. Francis A. Schaeffer

El individualismo está de moda; es, paradójicamente, una ceguera colectiva; la gente vive encerrada en sí misma, en sus propios intereses, indiferente a las necesidades ajenas. Y como fiel reflejo de la sociedad en que está inmersa, nuestra iglesia también sufre una epidemia de individualismo espiritual: vemos la religión como algo privado, que nos lleva a una experiencia interior y a vivir la espiritualidad a nuestro estilo, para nuestros adentros. El yo es el protagonista.
En esto de la salvación, es cierto que el primer paso consiste en acercarse individualmente a Dios cada día; hemos de buscarlo en total intimidad. Pero tras ese primer contacto a solas, ya no tiene razón de ser el individualismo, porque “el fruto del Espíritu es amor” (Gál. 5:22), y el amor se opone a todo tipo de aislamiento. Nuestra primera responsabilidad es hacia los demás, hacia la dimensión horizontal de la fe cristiana. Como afirmó Francis A. Schaeffer: “La salvación es individual, pero no individualista”. ¿Por qué? Richard Rice responde muy bien a esta pregunta: porque “la función esencial de la religión es ayudar a los individuos a hacer frente a sus desafíos”.*
¡Esa es la razón de ser de la iglesia! Ese es el tipo de relación que Jesús quiere que tengamos con los demás, porque es el tipo de relación que él siempre ha tenido con el Padre: “Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo” (Juan 15:9); “mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes” (Juan 15:12). Por eso el cristiano, aunque individual, nunca puede ser individualista.
El amor al prójimo ha de ser nuestra marca distintiva, porque “si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido”. Si “no tengo amor, no soy nada” (1 Cor. 13:1, 2). De nada sirve hablar del amor si no se hace de él una realidad en la vida. El mundo necesita que le presentemos algo que les haga pararse a pensar; ese algo es “me importas”. Porque “¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? […] Si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta” (Sant. 2:14-17).

“Si no tengo amor, no soy nada” (1 Cor. 13:1,2).

* Richard Rice, “El desafío del individualismo espiritual y cómo hacerle frente”, Specttum, 5 de febrero de 2009.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

LA FE DE NOÉ

“Por fe, Noé, […] obedeció y construyó la barca” (Hebreos 11:7).

Un día Dios se le apareció a Noé y le dijo: “Construye una barca de madera” (Génesis 6:14). Ponte por un minuto en las sandalias de Noé. Recuerda que nunca había llovido, que él no era un ingeniero naval y, a pesar de todo esto, el Señor le pide hacer algo que nadie había hecho nunca. ¿No te parece que Noé tenía argumentos válidos para objetar la peculiar petición divina? Sin embargo, la Biblia se limita a declarar: “Y Noé hizo todo tal como Dios se lo había ordenado” (Génesis 6:22). Imaginemos a Noé diciéndole a la gente que va a construir un arca; por supuesto nadie le cree y, además, comienzan a pedirle explicaciones. Morris Venden, en Del éxodo al advenimiento, describe de esta manera el momento cuando Noé anuncia a sus vecinos que construirá el arca:

-Señores, voy a construir un arca.
-¿Por qué vas a construir un arca?
-Porque viene un diluvio.
-¿Qué es un diluvio?
-No lo puedo explicar hasta que lo vean. Pero entren en el arca.
-¿Por qué?
-No se afanen por conocer los motivos, ya lo verán dentro de poco.
-Pero queremos saberlo ahora.

En ese momento llega un científico, pide la palabra y dice: “La causa es sencilla: es la innata propulsión del reino animal reactivada por la máxima actividad de la mente y superinducida por el brillo crepuscular de las esferas posteriores del cerebro; sensibilizando cada chispa de la corporeidad de la creación bruta, afectando así la translocación de sus materiales hacia ambientes más salubres” (p. 86). Tras escuchar esta brillante intervención los antediluvianos abren los ojos y dicen:

-Tú sí sabes explicar bien las cosas. Ahora lo podemos entender.
Bueno, el caso es que “llegó el diluvio y todos murieron” (Lucas 17:27), excepto Noé y su familia, que no se empeñaron en entender los motivos de Dios sino en obedecer lo que él había dicho. Cuando te exijan una explicación lógica y científica de tu fe, no te afanes por darla. La fe no es un asunto de lógica; la fe tiene que ver con confiar en Dios y en lo que él nos ha dicho. Eso fue lo que hizo Noé, ¿y tú, qué harás?

Por: J. Vladimir Polanco Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco

UNA HISTORIA DE TRES MONTES -2

“El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer solo el mal. Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra. Le dolió mucho en el corazón”. Génesis 6:5, 6, RVC

Hay que reconocérselo a Dios, ¿no te parece? Fracaso tras fracaso, y sigue intentándolo. Una rebelión en su propio hogar y la tercera parte de los hijos se ha largado. Una rebelión en su nuevo planeta, y todos los hijos se han largado. ¿Cuánto fracaso puede soportar un progenitor? ¿Y en qué punto empieza a enojarse? ¿Enojo? En lugar de esto, la historia sagrada describe el dolor del fracaso divino con las simples palabras “le dolió en su corazón”. Dolido porque en ese momento debe adoptar una terrible decisión que afronta todo cirujano que desea salvar a su paciente.
Y esa decisión ha sido tergiversada por Satanás, convirtiéndola en una furibunda diatriba contra la noción de un Dios creador amante. Si no, ¡fíjate simplemente en el diluvio! ¿Qué clase de Dios destruiría, enfurecido, toda una civilización? Afrontémoslo: los relatos de destrucción divina contenidos en la Biblia han hecho estragos en la reputación de Dios en la tierra. ¿Qué hacemos con el diluvio (y Sodoma y Gomorra, el exterminio de los cana- neos, Uza, todo un ejército asirio, etcétera)?
Tengo cáncer de pulmón. Visito al cirujano. Tiene dos opciones: (1) dejar que el pulmón canceroso se extienda por todo mi cuerpo o (2) actuar de forma radical e invasiva extirpando el órgano enfermo. ¿Salvar el órgano o salvar la vida?
Nuestro texto de hoy describe una tierra enferma de un cáncer terminal, el pecado. No todos los hijos de Dios han abandonado al Señor. Pero si se permite que el cáncer haga metástasis, Dios pierde a toda la especie. ¿Salvará el órgano y arriesgará la especie o actuará de forma radical e invasiva para extirpar la porción enferma para salvar la especie? Decídelo tú. Haz de médico divino.
Dios suplicó a los antediluvianos: “Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro” (Isa. 45:22, NVI). Ocho de ellos -cuéntalos- sí se volvieron a él y fueron los únicos supervivientes de aquella cirugía radical.
“Vuelvan a mí”. Estas no son las palabras de un Dios iracundo y avasallador. Son el ruego de un Salvador compasivo, un ruego que este mundo enfermo necesita desesperadamente volver a oír.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson