lunes, 31 de agosto de 2009

LAS ORACIONES POR AYUDA DIVINA RECIBEN RESPUESTA

Por último, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor se difunda rápidamente y se le reciba con honor, tal como sucedió entre ustedes (2 Tesalonicenses 3: 1).

Padres y madres, ¡cómo me gustarla encontrar las palabras apropiadas para describir la gran responsabilidad que pesa sobre ustedes! Por su carácter dan a conocer a sus hijos que los están educando para servir a Dios o al yo. Mediante las plegarias más sinceras soliciten al cielo la ayuda del Espíritu Santo para que sus corazones sean santificados, su conducta honre a Dios y puedan ganar a sus hijos para Cristo. Debería impresionar a los padres con un sentido de la solemnidad y santidad acerca del ministerio que se les ha confiado, para que sean consientes de que por sus palabras y acciones descuidadas pueden conducir a sus hijos por el mal camino. Los padres necesitan la protección de Dios y de su Palabra. Si no prestan atención a los consejos de las Sagradas Escrituras, y si no buscan en ella la orientación para vivir, los hijos crecerán desprovistos de la ayuda que necesi­tan y, en consecuencia, se descaminarán por la senda de la incredulidad y la desobediencia. Cristo experimentó el trabajo arduo y el renunciamiento propio, y después murió una muerte de ignominia para darnos ejemplo acerca del espíritu que debe inspirar y guiar a sus seguidores. En la medida que los padres traten de vivir en el seno del hogar una vida semejante a la de Jesús, las influencias celestiales se extenderán al resto de la familia. Cada hogar cristiano debería de honrar la hora del sacrificio de la alabanza y la oración. Durante el culto matutino y vespertino las oraciones fervientes deberían ascender a Dios pidiendo su bendición y orientación. ¿Será que el Dios del cielo pasará por esas familias sin dejarles su bendición? Por cierto que no. Los ángeles escuchan las plegarias expresadas con fe y llevan las peticiones a Jesús, que está ministrando en el santuario celestial para abogar en nuestro favor. La oración sincera se apodera de la omnipotencia que nos concede la victoria. Sobre las rodillas el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación (Review and Herald, 1° de febrero de 1912).

Elena G. de White
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

UN DÍA DE GRATITUD

Señor, has traído una gran alegría; muy grande es el gozo. Todos se alegran delante de ti como en tiempo de cosecha. isaías 9:3

En tiempos de la Biblia, la época de la cosecha siempre fue motivo de gran alegría. Cuando los meses más cálidos se acercan a su fin, incluyen bendiciones que hacen único al verano.

Gracias, Señor, por:
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Peticiones especiales:
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LA RESURRECCIÓN, UNA ESPERANZA VIVIENTE

Al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.Hechos 2: 24

La tumba está vacía. Era completamente imposible que la muerte retuviera a Jesús como prisionero. «No está aquí, pues ha resucitado» (Mat. 28: 6), dijeron los ángeles. No importa que grupos organizados trabajen día y noche para desacreditar las contundentes e irrefutables evidencias de la resurrección de Jesús. No importa que eruditos, filósofos y escritores de ficción racionalicen y digan que Jesús no resucitó; el hecho es innegable. «El concepto de un Salvador y Señor viviente coloca la resurrección en el mismo corazón del mensaje cristiano, haciéndola objeto de los más violentos ataques de parte de los enemigos y detractores del cristianismo. Ya en sus días Pablo sintió la necesidad de contender con aquellos que querían abandonar esta creencia central de la fe cristiana. Y en 1 Corintios 15, su más largo alegato sobre el tema en todos sus escritos, presenta todos los argumentos en defensa de la doctrina de la resurrección, Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí", dijo, "que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras" (vers. 3, 4)» (Roy Adams, He Still 1'unches the Heart [Él aún toca el corazón], cap. 3). Somos conscientes de que si Jesús realmente nunca se levantó de la muerte, entonces toda la fe cristiana es un engaño. ¿Dónde está, entonces, la certeza de la resurrección? ¿Qué pruebas convincentes existen para afirmar que hace dos mil años un hombre fue crucificado y sepultado y que resucitó al tercer día? Los profetas predijeron la resurrección del Mesías. Los autores de los Evangelios, escribiendo por separado, coincidieron el hecho de la resurrección de Jesús. La experiencia en la vida del cristiano es otra prueba más de la resurrección de Jesús. La resurrección es más que un acontecimiento futuro. Es una esperanza viviente Que se hace real mediante la presencia de Jesús. Esa esperanza viva cambia la muerte actual en algo que no tiene consecuencias definitivas. Por eso Jesús pudo decir que el que vive y cree en él, no morirá eternamente (Juan 11: 26). La seguridad del cristiano de que, aunque muera, volverá a vivir otra vez solo se produce porque Cristo ha resucitado: «Así también Dios traerá con Jesús a los que durmieron en él» (1 Tes. 4:14). Es imposible que la muerte retenga para siempre a los que duermen en el Señor. Tiene que devolverlos, porque Jesús ha resucitado. ¿Crees esto?

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

domingo, 30 de agosto de 2009

EL PLACER DE LA ORACIÓN

Dedíquense a la oración; perseveren en ella con agradecimiento (Colosenses 4:2).

Hace aproximadamente diez años tuve la oportunidad de formar parte de un coro. Nuestro director organizó una gira a la Ciudad de México y fuimos hospedados en un hospital. A mí me tocó quedarme en una de las habitaciones de la segunda planta. Como todo el día andábamos ocupados, no encontraba un momento para lavar mi ropa, de manera que se me ocurrió levantarme muy temprano para hacerlo. Como los tendederos estaban en la azotea y todos mis compañeros dormían, subí con cierta cautela a tender y, a la vez, con cierto temor porque estaba muy oscuro. Al llegar a la azotea comencé a tender mi ropa, cuando de pronto escuché una voz. Me asusté mucho porque no veía a nadie. Además, ¿quién podría estar a esa hora en la azotea de un edificio? Para mi sorpresa, se trataba de un alumno que hablaba con Jesús: estaba arrodillado con las manos juntas en ferviente actitud de humildad. Al ver a ese joven me sentí avergonzada porque yo no practicaba el hábito de levantarme temprano para orar. Además, pensé en los admirables padres de ese muchacho, ¡qué herencia tan hermosa le dieron! Nunca he vuelto a saber nada de él, pero estoy segura que es un hombre de éxito porque en el momento más oportuno de su vida ponía los mejores cimientos que puede tener la construcción de una vida cristiana. Muchas veces nos perdemos la oportunidad de recibir lo que necesitamos porque no pedimos. Santiago 4: 2 nos dice: «No tienen porque no piden». ¡Qué sencillo! No solo debemos orar para pedir, sino también para agrade­cer por lo que recibimos y conversar con el Señor. ¿Cómo te sentirías si con quienes convives solo te hablaran para pedirte algo? Creo que no sería muy placentero. Démosle el mismo trato a Jesús. Convivamos con él, platiquémosle lo que nos sucede: nuestros planes, su opinión y consejo. Cuando otras personas lo hacen con nosotras nos sentimos útiles y felices, especialmente cuando nuestros hijos se acercan. Nuestro Padre también se goza cuando sus hijos se acercan a él en oración. Démosle ese gozo a nuestro Dios.

Elizabeth Suárez de Aragón
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

VENDRÉ OTRA VEZ

Vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. Juan 14:3

En 1989 un terremoto sacudió armenia. Fue tan fuerte que, en cuestión de minutos, murieron más de 30,000 personas. Tan pronto como sucedió, un padre corrió hacia la escuela a la que había ido su hijo esa mañana. Para horror suyo, descubrió que el edificio estaba comple­tamente derruido. Inspeccionó los cascotes y calculó dónde había estado la clase de su hijo y empezó a cavar. La gente que pasaba por ahí le decía que se detuviese. —No hay nada que se pueda hacer. Solo conseguirá hacerse daño. Mejor vuelva a casa. —No puedo —decía el hombre—. Le prometí a mi hijo que siempre estaría junto a él. Otros funcionarios de la ciudad intentaron desanimarlo. Pero él seguía con su tarea. La gente pensó que abandonaría cuando cayese la noche. Pero él continuó cavando. Pasaron las horas. Veinticuatro horas más tarde, todavía cavaba. Finalmente, a las 38 horas, retiró algunos restos y escuchó una voz conocida. —¡Papá! —¡Armand! —gritó el hombre. —Papá, estoy aquí, con otros catorce niños. No me rendí. Sabía que vendrías. Cuando la escuela se derrumbó, Armand recordó la promesa de su papá. Él siempre mantenía la palabra dada. Hace más de dos mil años Jesús hizo una promesa. Antes de volver al cielo, dijo a sus discípulos que un día volvería. No sabemos cuando sucederá, pero sabemos que no nos dejará. Él siempre cumple su palabra.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

EL MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN

Habiendo Jesús resucitado por la mañana el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Marcos 16: 9, 10

Al leer en la Biblia el relato de la muerte y la resurrección de Jesús, surge la pregunta: ¿Por qué apareció a sus discípulos después de la resurrección? Ellos ya habían escuchado la noticia de los labios de las sorprendidas mujeres que visitaron el sepulcro muy de mañana el primer día de la semana. Sabían que la piedra había sido retirada y que su cuerpo ya no estaba en el sepulcro. Él les había prometido, además, que resucitaría al tercer día. ¿Qué propósito tenía Jesús en mente con las múltiples apariciones efectuadas después de la resurrección? ¿Por qué no ascendió al cielo? La creencia más aceptada es que no ascendió al cielo y apareció muchas veces a sus discípulos porque deseaba responder a ciertas preguntas que se habían suscitado entre ellos y para eliminar toda incredulidad. Si la resurrección es la doctrina clave, por la cual el cristianismo o cae o permanece en pie, era necesario que se disipase toda duda de la mente de los apóstoles. Apareció a María Magdalena para evitar que el rumor promovido por sus enemigos de que su cuerpo había sido robado fuera aceptado por ella como verdad, y para mostrarle que la profecía se había cumplido. Apareció a Tomás para mostrarle que su cuerpo lacerado y quebrantado se había levantado de la tumba. Apareció a Pedro para restaurar su amor después de que este le hubiese negado. Estas apariciones fueron muy importantes. Tenían por objetivo equipar a los nuevos heraldos del evangelio con más evidencia de la verdadera identidad de Jesús como Hijo de Dios. Si alguno de ellos abrigaba alguna sombra de duda en su corazón, ahora su presencia visible y palpable la disipaba completamente. Nadie podía dudar. Aunque ha­bía muerto como un criminal, ahora se levantaba como Rey. Demostró que los poderes de la muerte ya no se enseñorearían más sobre los que creen en él. Él es la «resurrección y la vida». Su amor es suficientemente grande como para conquistar toda duda. Piensa hoy en el milagro de la resurrección. Tu esperanza surgirá como la luz del mediodía. Tus oraciones cobrarán un nuevo significado. Pide al Señor que, así como se apareció a sus discípulos el día de su resurrección, ayude a tu mente finita a compren­der la maravilla de su muerte y el milagro de su resurrección.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

sábado, 29 de agosto de 2009

EN LAS MANOS DE DIOS

Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio (Filipenses 1: 9).

Hija —me dijo mi madre mientras llenaba el formato de par­ticipación en la iglesia—, ¿no señalaste en qué quieres ayudar? —No importa, si Dios quiere que le sirva, él me lo hará saber —le contesté. Ese sábado sentí algo de tristeza al verme sentada en las bancas de la iglesia todo el tiempo. Pero miré a mi alrededor y entonces me pregunté: «¿Cuándo participaría alguien como yo en las actividades de la iglesia, si hay tantas personas talentosas? ¿En qué podía participar?» Hablé con Dios y le comenté mis profundos deseos de servir en su iglesia. Suspiré y quedó allí mi anhelo. No recuerdo cuánto tiempo pasó,-pero un sábado de mañana, durante la Escuela Sabática, una hermana me mandó llamar. De una manera amable se presentó, me sonrió y me preguntó mi nombre. Luego dijo que había estado observándome y que quería invitarme a servir al Señor en el diaconado. Inmediatamente vino a mi mente aquel pensamiento de varios sábados atrás. Entonces sentí una gran emoción, un gran nudo en la garganta me impedía hablar. ¡Dios respondió mis oraciones! ¡No podía creer que llegara tan rápido! Ese día me sentí muy especial, además comprendí que cuando te pones en las manos de Dios de todo corazón, siempre te dará una respuesta. Ha pasado el tiempo y hasta el día de hoy he servido a Dios como diaconisa durante tres años. Para mí, servir a mi Padre celestial es como una ofrenda de agradecimiento por todo lo que me ha dado. Me he dado cuenta que la disposición humana en las manos de Dios hace maravillas. Te invito a ponerte en las manos de Dios para prestar un servicio de agradecimiento a él.

Grícelda Bustamante Echavarrí
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

LA HONRADEZ ES LA MEJOR POLÍTICA

Que me protejan mi honradez y mi inocencia, pues en ti he puesto mi confianza. Salmo 25: 21

Warren Clark y su socio habían trabajado duro para levantar una próspera compañía de seguros. Pero cuando una sociedad mayor les ofre­ció un buen precio por su negocio, decidieron que la competencia sería demasiado dura y aceptaron la oferta. Después de unos años, Warren abrió otra compañía de seguros. Pero cuando los ejecutivos de la sociedad se enteraron, le dijeron que no podía hacerlo. Dijeron que había prometido que nunca más volvería a vender seguros. —¿Dónde se dice eso en el contrato? —preguntó Warren. —No está escrito —admitió uno de los ejecutivos—. Pero era un acuerdo verbal, tan vinculante como los escritos. Warren dijo que él nunca había prometido quedarse al margen del negocio de los seguros. Por tanto, la sociedad lo demandó. Después de escuchar a ambas partes, el juez habló. —En este caso, todo se reduce en saber quién dice la verdad —dijo—. Antes de dictar sentencia, les contaré una historia. Hace años, asistí a un campeonato de golf en el que competía el Sr. Clark. En uno de los hoyos, su bola de golf fue a parar a unas hierbas. Para sacarla de ahí y hacer que llegara al green, le dio un golpe. Luego hizo un putt. Todos pensaron que había ganado la partida. Pero él le dijo al juez que había dado un golpe en falso, lo que añadía uno a su marcador. El Sr. Clark dijo la verdad cuando no tenía ninguna necesidad. Por eso me inclino a pensar que también ahora dice la verdad. Fallo a favor del demandado. ¿Cómo es tu trayectoria a la hora de decir la verdad? ¿Siempre eres honrado, a pesar del costo que esto pueda tener?

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

ÉL VIVE

Entonces Jesús les dijo: «No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea y allí me verán». Mateo 28: 10

Es fácil imaginar lo que los discípulos sintieron cuando Jesús murió. Se habían hecho muchas ilusiones de lo que llegarían a ser cuando él fuera coronado rey. Estaban tan emocionados que con frecuencia discutían acerca de las posiciones que ocuparían en su reino. Habían escuchado de sus labios las cosas más maravillosas increíbles. Con sus propios oídos lo habían escuchado ordenar a los muertos salir de sus tumbas. Lo habían visto sanar leprosos, dar vista a los ciegos y calmar la tempestad. Se consideraban los mortales más afortunados. Estar relacionados con Jesús era un honor. Sus esperanzas eran muy grandes. De repente, todo se vino abajo. Ahora estaba muerto, colgado de una cruz. ¿Cómo había podido ocurrir aquello? Estaban confundidos, llenos de temor, con un dolor incomprensible oprimiéndoles el corazón. Lo único que hacían era llorar. Los días que Jesús estuvo en la tumba fueron días de horrores. Habían perdido su fe y todas sus esperanzas. Su estado de ánimo fue perfectamente descrito por los dos discípulos de Emaús: «Nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel» (Lúe. 24:21). Sin embargo, una vez más los acontecimientos cambiaron de repente. De nuevo lomaron aliento y el gozo se instaló de nuevo en sus corazones. Todo se debió a un mensaje que recibieron. Alguien llegó proclamando a gritos un mensaje: «Él vive. Vive, Gloria a Dios! Jesús ha vencido a la muerte». ¿Qué produce ese mensaje en nuestro corazón? ¿Qué sucede en nosotros cuando comprendemos que él vive? Para la humanidad la muerte es el punto final ineludible, Pero todo cambia cuando llega la gran noticia, la mejor noticia que jamás se ha dado ni el universo: Jesús vive. Porque él vive, ese hijo que descansa en la tumba se levantará. Porque él vive, ese esposo que duerme el sueño de los justos volverá al hogar. Porque él vive, la muerte no tiene por qué atemorizar. Porque él vive, el cáncer ya no es el final, y pronto desaparecerá. Porque él vive, nos volveremos a reunir con todos los seres amados que descansan en los sepulcros. Porque él vive, el dolor, las lagrimas y todo aquello que nos aflige, muy pronto se terminará y pronto estaremos disfrutando de la dicha eterna. Salta de gozo, deja a tu corazón latir emocionado porque ahora el futuro es brillante, y di: «Jesús resucitado está en el mundo hoy. Los hombres no lo creen, mas yo seguro estoy. Jesús, Jesús mi Cristo vive hoy amándome, mirándome. Conmigo va el Señor».

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

viernes, 28 de agosto de 2009

LA ORACIÓN POR LOS ENFERMOS

No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias (Filipenses 4: 6).

Es increíble la carga emocional que conlleva tener un hijo enfermo. Hace algún tiempo Luis, mi hijo menor, comenzó con un cuadro de rotavirus, y como a Lester, el mayor, ya le había dado, creí saber cómo manejarlo. Pronto descubrí que estaba equivocada. El niño comenzó a adelgazar con mucha celeridad. Su lucidez mental también se fue perdiendo. Entonces recordé la poesía Las huellas, y oré: «Señor, permite que mi corazón se impresione con la idea de que tú me estás cargando en este momento tan abrumador y que no me vas a bajar de tus amorosos brazos hasta que esto pase». En ese instante sentí esa clase de paz que solo Dios da. Al principio tenía mucho miedo y hasta discutí con mi esposo porque no se podía hacer humanamente más por el niño. Si mi hijito hubiera seguido a ese ritmo no habría sobrevivido. Una vez más la providencia me impresionó y de repente hablé con mis padres, mi hija adoptiva, mi hermano y mi hermana. Y así creamos una cadena de oración. Dios permitió que mi hijo lentamente comenzara a mejorar. Desde mi cama podía escuchar su cuerpecito luchar contra la enfermedad. ¡Es desgarrador ver que se llevan a tu hijo las enfermeras y tú no puedes hacer nada! En su infinito amor, Dios tocó mi corazón y me pidió que no me apartara de él, y eso hice, y lo alabo con cada fibra de mi cuerpo por ayudarme a cuidar lo más hermoso que tengo: mis hijos. Oré con mi esposo, pedí perdón al Señor, y en su amor hallé consuelo. Dios lo ve y sabe todo, y doy gracias por eso. Oremos por nuestro prójimo y los nuestros que al final nos pedirá cuenta de ello.

Larissa Serrano
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

CONDUCIR DESDE EL ASIENTO TRASERO

El ángel del Señor protege y salva a los que honran al Señor. Salmo 34: 7

Hacía muy poco que había acabado el curso y el estudiante universitario Melvin Eisele tenía intención de dirigirse en automóvil hada el norte de lowa. Allí empezaría a trabajar vendiendo libros cristianos. Después de hacer el equipaje y limpiar su habitación, Melvin estaba cansado. Habría preferido empezar el viaje después de una noche de descanso, pero tenía una cita a la mañana siguiente. Así que cargó el automóvil y empezó el viaje de cuatrocientos kilómetros. A medida que transcurrían las horas, se le hacía más difícil permanecer despierto. «Apenas puedo mantener los ojos abiertos», pensaba. «¿Cuándo acabará de una vez este viaje?» Finalmente, vio una señal que indicaba: Des Moines, 40 millas (casi 65 kilómetros). Es lo último que recuerda. El estruendo de la bocina de un camión atrajo su atención y se levantó y miró a través del parabrisas justo a tiempo de ver unas luces brillantes que se le echaban encima. Luego se acostó de nuevo. Volvió a abrir los ojos cuando el automóvil pasaba bajo un puente. Más tarde, Melvin se despertó lo suficiente para ver algunas luces que pasaban de largo. Eso no tenía sentido. Se suponía que no tenía que pasar por ninguna dudad. De repente, algo lo sacó de sus sueños. «¿Dónde estoy?», pensó. «Esto no es mi dormitorio. ¿Qué sucede?» Se enderezó y vio que iba por la autopista. Giró el volante y se detuvo en la cuneta. ¿Quién había conducido mientras él dormía tumbado en el asiento delantero? Después de mirar alrededor del vehículo, Melvin se dio cuenta de que estaba completamente solo. Bueno, no exactamente... En el asiento de atrás estaba sentado un conductor celestial que se había hecho cargo de la situación hasta que Melvin termino su siesta.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

¿TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE?

Jesús los miró, y les dijo: «Eso es imposible para los hombres, pero para Dios todo es posible». Mateo 19: 26

Hay proezas que nos parecen sobrehumanas, cosas que solo Dios puede hacer. Sabemos que para Dios todo es posible. Por otra parte, nosotros nos debatimos diariamente con las imposibilidades de la humanidad. Quizá si atendiera mu más a Dios y a su Palabra haríamos más cosas que son imposibles para la humanidad, Por ejemplo. En los Juegos Olímpicos realizados en Roma en 1960, una señorita negra de veinte años fue la primera mujer norteamericana que logró ganar tres medalla de oro. Bajó a once segundos el récord para la carrera de cien metros para damas, Luego venció a la notable estrella alemana Jutta Heine en los doscientos metros lisos. Finalmente, salió vencedora en la carrera de relevos de cuatrocientos metros, los europeos la aclamaron como la mejor deportista del año. En los Estados Unidos fue laureada como la mejor deportista del año. Lo que pocas personas supieron era que Wilma Rudolph se había convertido en campeona a pesar de grandes desventajas. Nació pesando apenas dos kilos y estuvo tan enferma que no pudo caminar sino hasta los cuatro años. Estuvo al borde de la muerte durante semanas a causa de la escarlatina y la neumonía. La enfermedad la dejó con una pierna paralizada. Los médicos de Nashville dijeron que posiblemente los masajes administrados durante años podrían devolverle el uso de la pierna. La madre de Wilma le administró los masajes, decidida a lograr que su hija caminara. Al cabo de un año los médicos encontraron solo una leve mejoría. Cuando la niña tenía seis años ya podía dar saltitos. Dos años después ya podía caminar con la ayuda de un bastón; y después de eso caminó valiéndose de un calzado especial. Pero Wilma siguió esforzándose. Y su madre continuó animándola. El resultado es un hecho histórico. No solo caminó, sino que también corrió. Llegó a ser la mejor corredora del mundo. No todos los resultados son milagrosos. Pero todos podemos alcanzar lo que parece imposible, porque, como dice Pablo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Todo, incluso ganar medallas olímpicas. Probemos a Dios con prudencia, sin presunción. Intentemos lo imposible, y Dios nos permitirá alcanzar siempre lo posible; pero muchas veces también lo imposible. Lo malo es que a veces nosotros no nos portamos como quienes somos: hijos e hijas de Dios, con más posibilidades de las que nos imaginamos. Pide a Dios hoy que te ayude a confiar en Cristo. Pide que te dé la fe para intentarlo todo creyendo en Cristo, que te dará la victoria.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

jueves, 27 de agosto de 2009

GRUPO DE ORACIÓN

Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra (Hechos 6: 4).

Un grupo de oración es algo especial. Es donde se derrama todo nuestro espíritu abatido, donde encuentra consuelo nuestro sufrir, donde podemos desahogar nuestros pesares y angustias. Ahí encontramos diversos tipos de apoyo: amistad sincera y comprensión a nuestras distintas situaciones, alegrías y gozo en el Señor, fortaleza espiritual y clarificación de los milagros que Dios obra en nuestras vidas. Hace cuatro años iniciamos un grupo de oración para damas con características similares entre las integrantes. Al inicio únicamente invitamos aquellas que habían sufrido alguna pérdida grande. Estaban muy desconsoladas y algunas de ellas se sentían rechazadas por la sociedad. Esas mujeres muestran hoy otro rostro: se ven sonrientes, compartidas, consoladoras y productivas. Te comparto algunas de las cosas que pusimos en práctica en nuestro grupo de oración:
1. Aferramos a Dios, con dolor o llanto.
2. Nos tomamos un tiempo para comprenderlo, a solas o en compañía. Llorar todo lo que sea necesario y hablar con alguien hasta que haya claridad.
3. No pretendimos estar solas. Buscamos un grupo de oración chico, de preferencia con personas que pasaban situaciones similares, pero que algunas de ellas ya estaban en recuperación; las más estables animamos, apoyamos y consolamos.
4. Buscamos personas calificadas para impartir orientación: consejeros, abogados, pastores, médicos, psiquiatras, psicólogos, etcétera. Y entonces hicimos lo que creímos que era lo mejor para cada situación.
5. Confiamos que Dios haría su parte.
6. Nos dejamos ayudar y querer por el grupo de oración.
7. Buscamos realizar acciones para ayudar a otros, así como actividades para obtener recursos económicos.

Ayudemos a todas esas mujeres que están desconsoladas y desesperanzadas, para unirnos a la oración: «.. .nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra» (Hech. 6: 4).

Lourdes Lozano Gazga
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

¿MUERTO O SOLO HERIDO?

El Señor se aleja de los malvados, pero atiende a la oración de los justos. provebbios 15: 29

Se cuenta la historia de un rico propietario de una plantación y su siervo, Amos. El Sr. Stafford era aficionado a la caza. A menudo llevaba a Amos con él para que recobrara los patos después de haberlos abatido. El Sr. Stafford no conocía a Dios. Pero Amos era un cristiano entregado que oraba cada día y cantaba himnos mientras trabajaba. Siempre que tenía la oportunidad, el Sr. Stafford se burlaba de la fe de Amos. Y esa mañana no era distinta a las otras.
—No sé por qué lees la Biblia y crees toda esa palabrería religiosa —dijo el Sr. Staflord mientras flotaban en el bote de remos—. ¿Qué provecho sacas? No creo en Dios y soy el hombre más rico del condado. Tú, en cambio, eres cristiano y no tienes nada.
—Es verdad, Sr. Stafford. Pero tengo a Dios que cuida de mí —respondió Amos.
—¿Qué Dios hace eso? —inquirió el Sr. Stafford. Amos se limitó a sonreír. El Sr. Stafford continuó.
—Y otra cosa. Te quejas por el modo en que el diablo siempre te pone a prueba. En cambio, a mí, nunca me molesta. Explícame eso. Amos remó y acercó el bote a la orilla.
—Cuando usted sale a cazar patos, Sr. Stafford, ¿cuáles me pide que recupere primero los que están heridos o los que están muertos? —Anda, los que están heridos, claro. Todavía pueden levantar el vuelo. —Pues lo mismo sucede con usted y yo, Sr. Stafford. El diablo me persigue porque sabe que yo todavía puedo levantar el vuelo. Usted es un pato muerto. Ya no tiene que preocuparse por si se va o no.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

NO DISPERSES TUS ESFUERZOS NI TU VIDA

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3: 13, 14

El filósofo escocés Thomas Carlyle afirmó: «La mayor prudencia de la vida es la concentración, y la mayor locura de la vida es la disipación». Cuan verdaderas son estas palabras en la lucha por cumplir el propósito de nuestra existencia. Son vitales si queremos alcanzar el éxito en la vida. Es un hecho que la persona que da un golpe aquí y otro allá nunca forjará su destino. En cambio, la persona que concentra sus esfuerzos puede lograr maravillas. Como decía el mismo Carlyle, «los débiles rayos del sol invernal pueden encender fácilmente una fogata si se concentran adecuadamente». Del mismo modo, la persona más débil puede llevar a cabo una empresa si concentra en ella todos sus esfuerzos. Mucha gente realiza poco en su vida porque dispersa sus esfuerzos. En vez de concentrarse en un gran propósito, malgasta sus energías especulando con esto y con aquello. Nunca se destaca en nada. Cuando llega al final del camino de la vida, no deja ningún monumento tras sí: solo una lápida funeraria. ¡Cuan diferente fue la vida del apóstol Pablo! «Una cosa hago», declaró. No tuvo sino una gran ambición: predicar a Cristo en todo lugar, desarrollar un carácter semejante al de Cristo y, finalmente, oír del Maestro las palabras: «Bien hecho, siervo bueno v fiel». ¡Cuan plenamente lo consiguió! Charles E. Stillings era obrero ferroviario, pero tenía un propósito dominante: dejar instituida una beca de estudios en memoria de su padre. Al comienzo aportaba poco. Ahorraba cada centavo que realmente no necesitaba. Cuando aumentaron sus ingresos ahorraba más. Cuando contaba con 81 años, declaró instituida la beca. La Universidad de Nuevo Hampshire anunció que había recibido 288,000 dólares, la mayor cantidad jamás recibida de un ex alumno. Al mismo tiempo se divulgó que, al jubilarse, había cobrado medio millón de dólares, la totalidad de los cuales fue destinada a la universidad. Como Pablo, Charles E. Stillings había dicho: «Una cosa hago», y la rea­lizó con éxito. ¿Cuál es tu blanco? ¿Ser semejante a Jesús? Toma decisiones definidas hoy. Decide centrar todos tus esfuerzos en una gran obra aquí en la tierra, y una gran obra allá en los cielos: aquí, cumplir el propósito de tu existencia; allá, estar con Cristo por toda la eternidad.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

ÉL TE ESCUCHARÁ

Me regocijaré en favorecerlos, y con todo mi corazón y con toda mi alma los plantaré firmemente en esta tierra (Jeremías 32:41).

¿Te has preguntado alguna vez por qué a las cosas que le pones más empeño te salen mal? Pues eso mismo pensaba yo cuando inicié mis estudios universitarios. En muchas ocasiones por más que estudiaba no obtenía buenos resultados en los exámenes. Pronto me pregunté: «¿Qué pasa? ¿Por qué estos resultados si estudio lo suficiente? ¿En qué he fallado? ¿Qué estoy haciendo mal?» Sin darme cuenta analicé mi rutina universitaria, hice una evaluación de mis prioridades y descubrí el problema: no incluía a Dios en mis estudios. ¿Cómo? ¡Sola! Sin pedir a Dios ayuda cada vez que me preparaba para mis tareas o exámenes. En esas ocasiones no inclinaba mi rostro para pedir su bendición y la sabiduría que necesitaba. Así que puse en orden mis tareas diarias y supliqué la ayuda del cielo. Cada vez que me preparaba para mis tareas la oración estaba presente, ¡y vaya que funcionó muy bien! Dios respondía al pedido de mis oraciones y me ayudaba grandemente. Dios nos pide que nos esforcemos, que hagamos nuestra parte. No hará por nosotros la parte que nos toca: responsabilidad, orden, atención, todo lo que demanda un proceso de estudios. Él hará el resto. Elena G. de White dice: «Si el intelecto es colocado bajo el dominio del Espíritu de Dios, cuanto más se lo cultiva, más eficazmente puede ser usado en el servicio de Dios [...] los que, con el mismo espíritu de consagración, han tenido el beneficio de una educación cabal, pueden realizar una obra mucho más extensa para Cristo. Se hallan colocados en una posición ventajosa» (Mensajes para los jóvenes, p. 171).
La fórmula del éxito dice que:
ESFUERZO HUMANO + PODER DIVINO = ÉXITO

Recuerda entonces poner a Dios en primer lugar cada mañana y no dudes nunca que responderá tus oraciones.

Kendy Cruz Grajales
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

RODEOS

Llévame por el camino de tus mandamientos, pues en él está mi salmo 119: 35

¿Tú y tu familia fueron de vacaciones el verano pasado? La mayor parte del tiempo, la gente tiene pensado un destino como Disney World, Yellowstone o Washington DC. Pero siempre es divertido dar un rodeo en el camino para rom­per la monotonía, en particular si el viaje es largo. Si vivieras en Chicago y quisieses ir a Branson, Misuri, es muy probable que tu familia tomase principalmente la autopista 55. Pero es posible que diesen un rodeo para ir a St. Louis Arch, 3ABN o Six Flags Over Mid-America. Después de haber subido al arco, dado una vuelta por las instalaciones de 3ABN o cabalgado en Six Flags, volverían a la autopista 55 y continuarían su viaje a Branson. Los rodeos están bien cuando estás de vacaciones, pero pueden ser un verdadero problema para quienes estamos haciendo el viaje increíble. Nuestro objetivo es seguir a Jesús y evitar cualquier cosa que nos aparte de él. Pero es fácil salirse del camino y alejarse de Dios. Satanás dice: «¿A que sería divertido probar un poco de las diversiones que te esperan de camino hacia mi dirección? Ser cristiano debe ser duro. Necesitas una pausa de vez en cuando. Mira, deja la senda recta y estrecha por un tiempo. Diviértete un poco. Siempre podrás volver al camino y continuar el viaje». Si no nos andamos con cuidado, escucharemos esta sugerencia y nos desviaremos para dar un rodeo por el pecado. Algunos se desvían y nunca más regresan. Otros toman un atajo durante un tiempo y luego se dan cuenta de que no valía la pena. Muchos de los que se van, luchan durante años para encontrar el camino de vuelta. Jesús quiere que lo sigamos toda la vida. Cuando mantengamos los ojos puestos en él, él nos guiará al cielo y nos ayudará a no salimos del camino.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

PROPÓSITO Y ESFUERZOS CONSTANTES

Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios 16:13

¡Qué consejo tan apropiado para este día! Lo necesitamos para hoy y para todos nuestros días. La obra de hoy y la obra de toda la vida dependen de seguir este consejo. La Biblia dice que Daniel fue el primer ministro de Babilonia. En realidad, fue primer ministro de dos grandes imperios. Y sirvió en ese puesto más de sesenta años. En todo lo que hizo sobresalió. De hecho, es el único personaje intachable del Antiguo Testamento. Al menos, no se registra ninguna falta de él. Sus enemigos lo escrutaron con todos los recursos del odio y la maledicencia, y no hallaron en él ninguna falta porque «él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él» (Dan. 6: 4). Dios nos dé la gracia para que, al final, nuestro historial sea idéntico al de Daniel. ¿Cuál fue la causa de su éxito ni los negocios, en la política y en el espíritu? Creo que este: «Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dan. 1: 8). Propósitos firmes y esfuerzos perseverantes: he ahí la clave del éxito en todos los esfuerzos de la vida, incluyendo la vida espiritual. Si bien Dios nos da su gracia para servirlo, no ayuda al que no se esfuerza denodadamente en su servicio (Jos. 1: 5-8). Benjamín Disraeli, que fue primer ministro del Reino Unido, y uno de los más insignes ocupantes de ese cargo en el siglo XIX, dijo una vez: «El secreto del éxito es la constancia en el propósito». Y con su vida dio un buen ejemplo de su teoría. Al comenzar su carrera política, cuando se convirtió en diputado, su primer discurso fue un fracaso. Se rieron y se mofaron de él. Sin embargo, levantándose de nuevo, señaló a sus opositores, y, sacudiendo el índice ante ellos, dijo: «¡Vendrá el día cuando me oirán!» Y llegó el día cuando escucharon cada una de sus palabras. Llegó a ser íntimo amigo y consejero de la reina Victoria, y uno de los hombres más notables de sus días. En 1876 se le confirió el título de Conde de Beaconsfield. Logró el éxito en el mundo político debido a la constancia en sus propósitos. Lo mismo ocurrirá con nosotros. Y no solo en la vida natural, pues en el ámbito espiritual sucede exactamente lo mismo. Para el apóstol Pablo ese era el secreto del éxito en la carrera cristiana. Aunque el consejo parece solo para los varones, también las mujeres cristianas deben ser esforzadas en la lucha por la corona de la vida.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

martes, 25 de agosto de 2009

ORACIÓN DE FE

Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María (Hechos 1: 14).

Como familia decidimos ir a Montemorelos para que mi esposo se preparara para servir al Señor en el ministerio. Sin embargo, me sentía triste porque me alejaba de mis padres, y más porque papá sufría de insuficiencia renal, pero confiaba totalmente en Dios, e hice mía la promesa de Jesús al decir que todo lo que pidamos en oración, creyendo lo recibiremos (Mat. 21: 22). Mi padre llevaba seis años en espera de un transplante de riñon. En el verano del 2005 mi esposo llevaba a su cargo un grupo de muchachos a Villahermosa, Tabasco, para colportar, así que yo me enlisté como col-portora en su grupo. Cada día, al salir y regresar del trabajo, oraba por mi padre e hijos. Una tarde cuando regresé, sentí gran necesidad de hablar con Dios, tomé tiempo y me aparté para orar: rogué para que el transplante que mi padre necesitaba se encontrara compatible y lo llamaran para colocárselo. Verlo sufrir me causaba mucho dolor, y en esa oración lloré y derramé mi alma a Dios. Cuando terminé sentí gran tranquilidad en mi corazón. Como a las dos horas, llegó un mensaje a mi teléfono celular en el que me avisaban que mi padre había sido transplantado días atrás y que ahora estaba grave en el Centro Médico La Raza de la Ciudad de México. En ese momento tenía varios compromisos de trabajo, así que le pedí a mi esposo y a una compañera que me apoyaran, y al día siguiente salí con rumbo a la Ciudad de México. Al llegar al hospital pedí el pase de visita y subí a verlo. Me preparé para lo peor. Esperaba verlo en su cama moribundo, pero qué gran sorpresa me llevé. Lo encontré de pie dándole ánimos a una persona que se encontraba en una condición semejante a la suya. Sentí una gran alegría al verlo así y darme cuanta que el mensaje que había recibido estaba un poco alterado. Mi querida hermana, hoy puedo decir que nuestro Padre celestial cumple fielmente sus promesas. Si hay algo en tu corazón por lo que has pedido muchas veces, no desistas y sigue orando. Dios te contestará en el momento preciso, ponió a prueba, haz tuya la promesa y él responderá de la mejor manera.

Irais López de Monroy
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

NADA ES DEMASIADO DIFÍCIL PARA DIOS

Dios es quien me salva; tengo confianza, no temo. El Señor es mi refugio y mi fuerza, él es mi salvador. Isaías 12: 2

Cuando en la vida nos sucede una tragedia, nuestra primera respuesta suele ser: «No, no puede ser verdad». Pero una vez que somos capaces de aceptarla, el siguiente pensamiento es: «¿Por qué sucedió?» La gente suele sacar tres conclusiones distintas cuando cree en Dios pero no tiene fe en él. «Dios tiene que estar demasiado ocupado para darse cuenta de lo que sucede en mi vida. Me parece que no puedo depender de él. Tendré que cuidar de mí mismo». «Ya sé que Dios lo ve todo, pero quizá no se preocupe por lo que me sucede. Creo que tendré que ocuparme yo de mis asuntos». «Dios debe haberme castigado por que soy malo. Mejor me protejo de él». ¿Ves qué sucede cuando la gente pierde la fe en Dios? En lugar de acercarnos más d él, buscamos en nosotros mismos la solución a nuestros problemas. Por otra parte, si creemos que el amor de Dios y su cuidado nos cubren completamente, podremos estar seguros de que todo lo que ocurra habrá pasado por su inspección y lleva añadida una bendición. Quienes aprenden a confiar plenamente en él no viven resentidos por lo que les sucede. No necesitan preocuparse por lo que les pueda traer el futuro. Tienen la completa seguridad de que él puede tomar la peor de las situaciones y usarla para que obre en nuestro favor. Quizá no podamos imaginarnos cómo Dios pueda volver una tragedia en una bendición, pero esto hace que todo sea más emocionante cuando sucede.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

DIOS ES NUESTRO MAESTRO

Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: «Ve y di a los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: "¿No aprenderéis a obedecer mis palabras?", dice Jehová». Jeremías 35: 13

Una maestra visitó a la madre de un alumno y la informó de que Juanito no estaba colaborando todo lo que podía en su educación. Cuando la profesora se fue, la madre le pidió a Juanito una explicación. «Bueno, verás», dijo Juanito, •«ella sencillamente no enseña nada que yo quiera aprender». Nuestro texto de hoy dice que Dios hizo una pregunta incisiva al pueblo de Judá y a sus dirigentes: «¿No aprenderéis a obedecer mis palabras?» El problema no era que se les dificultara aprender, sino que no querían aprender. Pablo recordó a los creyentes de Roma (Rom. 10:6-8) las palabras que Dios dirigió al pueblo antes de entrar en la tierra prometida: «Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír para que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas» (Deut. 30:11-4). No hay nada misterioso, ni difícil, en los mandamientos y en la voluntad de Dios para su pueblo. Es tan sencillo que solo quiere disposición del corazón para comprenderlos y cumplirlos. Es cierto que la teología bíblica es profunda, y tiene misterios insondables. Hay maravillas y tesoros de conocimientos ocultos en la mina inconmen­surable de la Palabra de Dios. Pero el cristiano no necesita saber todos esos misterios para servir a Dios. El mandamiento que Dios ordenó «no es demasiado difícil para ti». El que quiera obedecerlo, puede hacerlo, con todos los medios de la gracia que Dios nos ha dado. Lo malo es que algunos «siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al cono­cimiento de la verdad» (2 Tim. 3: 7). La Biblia dice: «Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento» (Ose. 4: 6). Pero la falta no es de Dios ni de sus mandamientos. Su pueblo nunca terminó su aprendizaje. Desde antes de entrar en la tierra prometida, Moisés se dirigió así a sus integrantes:«¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante?» (Deut. 32: 6). Eran ignorantes voluntarios. Dios ha dicho: «Te enseñaré el camino en que debes andar» (Sal. 32: 8). Aprendamos de nuestro Maestro.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos

lunes, 24 de agosto de 2009

INMEDIATA INTERVENCIÓN DIVINA

Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán (5. Marcos 11:24).

Eran como las diez de la noche cuando sonó el teléfono. Era mi hija mayor que me dijo apresuradamente: «Mamá, ora por Doris, pues el automóvil está fallando. Ella va de la iglesia rumbo a su casa y tiene problemas con su auto, yo te vuelvo a hablar en veinte minutos». De inmediato llamé a dos señoritas que estaban en casa, ya que mi esposo se encontraba de viaje, y en ese mismo instante nos arrodillamos: «Señor, guarda a mi hija de cualquier peligro, permite que ella sienta la seguridad de tu compañía, no permitas que nada malo le suceda». Mi oración fue corta, pero la hice con mucha fe. No pude esperar los veinte minutos que me dijo Fanny, así que tomé el teléfono y le marqué a Doris. Entonces, me respondió: «Mamá, acabo de tener un accidente». «Hija, ¿estás bien?», le pregunté angustiada. «Sí mamá, luego te hablo. La policía está aquí, la ambulancia y los bomberos, pero estoy bien, comentó con cierta seguridad». Después de lo que me pareció una larga espera, me habló y me contó lo que le había sucedido. A su auto le falló el alternador y se detuvo en medio de la carretera, en un lugar apartado. Ella había tratado de volver a encenderlo, pero había sido inútil. De repente aparecieron dos hombres que le ofrecieron ayuda y trataron de sacar el vehículo de la carretera, pero no fue posible. Así que le dijeron que debía salirse del auto porque estaba en peligro de que alguien viniera por detrás y le pegara. Ella se salió en seguida. Mientras marcaba el número de teléfono de emergencias, sucedió lo que aquellos dos hombres le habían dicho. Tengo la seguridad que fue Dios quien envió a esos señores para ayudarla y orientarla. Estoy segura de que Dios salvó a mi hija esa noche, pues el auto fue de­clarado como pérdida total, pero ella no sufrió ni un rasguño. ¿Has experimentado la oración en momentos difíciles? Te invito a que durante este día entres en plena comunión con Dios, ya sea que tengas un día de bonanza, o ya sea que tengas en él dificultades. Recuerda, Dios siempre está listo para darnos lo que necesitamos.

Rocio Barrera de Velásquez
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

ES SUFICIENTE

Honra al Señor con tus riquezas.proverbios 3:9

La Sra. Popp y su hija Lauren se dirigían al centro comercial. Era hora de comprar ropa para el nuevo curso escolar. Pero su aventura comercial anual iba a ser ligeramente distinta a como había sido en años anteriores. Lauren y su mamá habían hecho una lista de las cosas que Lauren debería comprar y calcularon que el valor total sería de 150 dólares. La Sra. Popp había dado a Lauren el dinero, junto con la responsabilidad de comprar el nuevo guardarropa. Pero cuando estaban de camino, la Sra. Popp se dio cuenta de que Lauren no había apartado el diezmo del dinero. Si Lauren restaba el 10% de Dios le quedarían 135 dó­lares y, probablemente, no bastaría para pagar todo lo de la lista. ¿Debía mencionar el diezmo? Y si lo hacía, ¿cómo reaccionaría Lauren? Cuando la Sra. Popp recordó a Lauren el diezmo, esta no solo estuvo de acuerdo en apartarlo, sino que dijo que le gustaría destinar otros cinco dólares para ofrendas. De ese modo, el presupuesto para ropa de Lauren se redujo de 150 a 130 dólares. Cuando llegaron al centro comercial, madre e hija descubrieron con agrado que podían encontrar todo lo que buscaban comprándolo de rebajas. Al final de la tarde habían conseguido completar la lista, excepto una sola cosa, un par de zapatos para el sábado. La Sra. Popp empezó a preocuparse. A Lauren solo le quedaban unos pocos dólares y eso, sin duda alguna, no bastaría para pagar un par de zapatos nuevos. Se preguntó: «¿Debería permitir que Lauren gaste el diezmo y las ofrendas?» —Mira, mamá —la llamó Lauren emocionada mientras señalaba unos zapatos en el escaparate—. Son justo lo que buscaba. ¡Y también están de rebajas! Con el 50% de descuento, Lauren tenía suficiente dinero para cubrir el gasto. El diezmo y las ofrendas todavía estaban seguros en el bolsillo. Cuando honramos a Dios con nuestro dinero, él siempre suple nuestras necesidades.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

LA MAYOR BATALLA

Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí. salmo 131: 1

El Salmo 131 es un cántico que expresa una confianza infantil y una humilde resignación. El salmista había cultivado la autodisciplina hasta el extremo de no luchar ya por el puesto más elevado. Una victoria en verdad maravillosa, pues en los problemas que dice que ya había vencido encontramos nosotros los mayores conflictos: No se ha envanecido mi corazón. En la escuela de la experiencia el salmista tuvo que renunciar al orgullo y al egoísmo, y ello lo volvió humilde y manso. Los individuos grandes a la vista de Dios son profundamente humildes. Cristo afirmó que entre los nacidos de mujer no había otro mayor que Juan el Bautista (Mat. 11:11). Sin embargo, fue uno de los hombres más humildes. Juan alcanzó la cima de la abnegación (Juan 3i 30). Solo es verdaderamente grande el que es de veras humilde (Jer. 45: 5). Lo que está más cerca del trono es el estrado de la humildad. ¡Qué difícil es para nosotros luchar contra los deseos de un corazón que busca su propia gloria! Por eso dice Elena G. de White: «La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás se haya reñido. Rendir el yo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha. Ahora bien, para que el alma sea renovada en santidad, ha de someterse antes a Dios» (El camino a Cristo, p. 66). Gracias a Dios, el mismo poder que hizo que David pudiera decir «no se ha envanecido mi corazón», puede ayudarnos a nosotros a hacer lo mismo. Ni mis ojos se enaltecieron. Otra victoria de David, obtenida en la lucha que tuvo que librar para salvar su vida. Una de las señales más notables del orgullo del corazón es esta característica de los impíos: «Los ojos se les saltan de gordura» (Sal. 73: 7). Los «ojos enaltecidos» (Prov. 6: 17) son una de las siete cosas que el alma de Jehová abomina. Librarse de un corazón altivo es imposible humanamente. Pero el mismo que hizo que David pudiera decir «ni mis ojos se enaltecieron» puede ayudarnos para que podamos decir lo mismo. Ni anduve en grandezas. Otra de las grandes luchas de la vida. Muchos de nosotros no andamos en grandezas porque no podemos. Si pudiéramos, me temo mucho que si lo haríamos. El que rehusa voluntariamente andar en grandezas ha alcanzado un alto nivel de discernimiento y victoria espiritual. Por eso mismo es notable nuestro texto de hoy. Busquemos nosotros también esa victoria.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

domingo, 23 de agosto de 2009

COMUNICACIÓN DE CORAZÓN

Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará (S. Mateo 6: 6).

En una pecera los peces acostumbran nadar a la mitad de ella, nunca se quedan totalmente abajo ni arriba, únicamente suben para alimentarse. Así deberíamos ser las hijas de Dios: ni muy arriba ni muy abajo, más bien, término medio, es decir, no dar una imagen miserable ni vergonzosa, como si no tuviéramos un Dios, ni tampoco exhibir un orgullo religioso propio de personas que confunden la naturaleza divina. Así como los peces, nosotras también debemos buscar las alturas, pero no las del orgullo o la petulancia, sino las alturas donde se encuentra Dios, quien nos ofrece el alimento de vida. Esta es una de mis oraciones, se la debo a una amiga especial:

Creo en ti, en mi Dios que nunca desampara; el mismo que ha atravesado con nosotros el mar de sangre y de dolor. Dios omnipotente, quien nos creó de nuevo, pues él sabe, que muertos hemos estado y sin querer vivir. Él es el Dios que contrarresta al demonio; contra él no puede el demonio pelear; lo venció allá en el cielo y lo venció en el Moría, y allá en el Gólgota, y aquí en mí corazón. ¡Oh, Dios de los ejércitos, me has creado de nuevo! Me ha amanecido y el sol me habla de ti y las lluvias me lavan el alma repleta de tormentas y llegan a mis ojos destellos carmesí. No, nunca te me alejes, mi alma te reclama. Todas mis ansiedades encuentran cuna en ti; mis huesos resucitan, Ezequiel lo ha mostrado. Y en tu pecho hay mil cofres que guardan mis querellas, mis súplicas, mis gritos y mis desesperanzas. Tú nunca te cansaste, tú siempre me escuchaste y hoy de hinojos me postro, sobre mis soledades. Es mi alfombra, Dios mío, es suave, es primorosa, sí mi alfombra florece, cual florecen las plantas con las lluvias tempranas. Recibe mi rocío de lágrimas maternas. Aquí sobre mi alfombra do florecen mis flores, do mis lágrimas perlas humedecen confiadas todas mis esperanzas, de que un día en rosado y azul primoroso crecerán dos plan-titas, tan suaves como fue el Nazareno, tan dulces y preciosas y además fragantes. Dos preciosas criaturas de mi jardín de ensueños.

Lorena P. de Fernández
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

PUEDES CONSTRUIR O DESTRUIR

Ustedes antes eran extranjeros y enemigos de Dios en sus corazones, por las cosas malas que hacían, pero ahora Cristo los ha reconciliado mediante la muerte que sufrió en su existencia terrena. Y lo hizo para tenerlos a ustedes en su presencia, santos, sin mancha y sin culpa. Colosemses 1: 21, 22

Cuando las trece colonias británicas que finalmente se convirtieron en los Estados Unidos combatían para obtener la independencia de Inglaterra, los británicos quisieron debilitar e poder de la joven nación socavando su economía. Por eso pusieron en circulación dinero falso. Si podían circular suficientes billetes falsos, al valor de la moneda real disminuiría y los colonos tendrían dificultades para comprar los abastos que necesitaban. El general George Washington que estaba al mando del Ejército Continental, descubrió que el dinero falsificado podía destruir las posibilidades de que las colonias obtuviesen su independencia. Por eso dio orden de perseguir y arrestar a los falsificadores. Cuando descubrieron a los individuos que falsificaban el dinero en Nueva York, los juzgaron y los sentenciaron a morir ahorcados. Pero antes de que eso sucediese, el ejército británico tomó el control de Nueva York. Los falsificadores, que habían trabajado para los británicos, fueron puestos en libertad. Pero durante los cuatro años que siguieron, al menos uno de los falsificadores cambió de bando. Henry Dawkins, el cabecilla de la banda de falsificadores, decidió que trabajaría con los colonos y no contra ellos. Dawkins empezó a grabar moneda genuina para el nuevo gobierno, ayudándolo a construir la economía. Antes de ser cristianos, somos como Henry Dawkins, usamos nuestras capacidades de manera egoísta, sin preocuparnos por nadie más que nosotros mismos. Pero cuando Jesús entra en el corazón, empezamos a buscar maneras de apoyarnos y ayudarnos unos a otros. Cada uno de nosotros tiene un gran potencial, tanto para el bien como para el mal. Cuando cada día nos entregamos a Jesús, él puede usarnos para construir su reino.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

LA LEVADURA

Otra parábola les dijo: «El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado». Mateo 13: 33

Cambiar es la orden del cielo. Por supuesto, ese cambio no se produce de repente en el momento maravilloso e incomparable en el que experimentamos la conversión. La parábola pronunciada por nuestro Señor acerca de la levadura nos enseña que la vida cristiana consiste en cambiar constantemente, durante toda la vida. La santificación, que es obra de toda la vida, es un proceso de cambio. Desde su inicio hasta el final, la experiencia del creyente es de constante transformación. Cada semana, cada mes, cada año, debe producirse algo nuevo en la vida del cristiano. Dios cambia todo lo que toca. El ciego ve; el cojo salta; el corazón que odia, ama; la carne descompuesta por la lepra se vuelve suave como la de un niño; el mudo habla; el corazón de piedra se vuelve de carne. La levadura de la verdad llena por completo la vida del creyente para cambiarlo, para transformarlo, para hacerlo nuevo cada día. Si tu corazón y tu vida de adoración no cambian, no estás viviendo la vida del Espíritu. No encierres a Dios en una pequeña Biblia cerrada con una cremallera. El Señor es grande y quiere morar en tu corazón. Permítele que haga crecer tu vida a la estatura que él tiene señalada. Todos los atributos que Dios nos dio están concebidos para que sean desarrollados, para darles crecimiento hasta que alcancen la estatura del varón perfecto, Cristo Jesús. El statu quo no forma parte del plan de Dios. Él nos llama a ir más allá cada día. El estancamiento no le agrada. Detenerse es retroceder y encaminarse a la morada de los muertos. La vida tiene una ley inexorable: Ser hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy. Esa es la ley de la vida en su forma natural. Aborda nuevas ideas. Camina por rutas nuevas. Contempla formas nuevas de ver las cosas. Explora todas las posibilidades de la vida que Dios te dio. Fuimos creados para ser más de lo que somos, para hacer más de lo que hacemos, para tener más de lo que tenemos. Deja que la levadura de la verdad que el Espíritu Santo ha puesto dentro de ti engrandezcan tu alma «a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efe. 4: 13).

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

sábado, 22 de agosto de 2009

UNA ORACIÓN ESPECIAL

Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado (Proverbios 29: 25).

Querido Dios, te doy gracias por este día. Me siento bendecida porque eres un Dios perdonador y comprensivo. Perdóname por las cosas malas que he hecho o pensado y que no te agradan. Por favor, líbrame de todo peligro o daño que me puedan hacer. Ayúdame a comenzar cada día con una nueva actitud y con un pleno sentido de agradecimiento hacia ti. Haz que pueda sacar el mejor provecho de cada día para que en todo lo que haga escuche tu clara voz al hablarme. Señor, sensibiliza mi mente para que pueda aceptar las situaciones que la vida trae. Ayúdame a no quejarme y rezongar por aquellas circunstancias sobre las cuales no tengo control, de manera que tenga la respuesta correcta aunque me hayan llevado al límite de mi paciencia. Yo sé que cuando siento que no puedo orar tú escuchas la petición de mi corazón. Continúa usándome para cumplir tu voluntad. Continúa usándome para que yo sea un canal de bendición para otros. Móntenme fuerte para ayudar a los débiles [...] levántame para que y o tenga palabras de aliento a los que se sienten caídos. Te pido por aquellos que se sienten perdidos y no pueden encontrar el camino. Te pido por los que son incomprendidos y juzgados equivocadamente. Te suplico por todos aquellos que no se deciden a entregarte su corazón y por aquellos que tampoco comparten con otros la bendición de creer y confiar en ti. Pero te agradezco porque todavía sigo confiando en que tú puedes cambiar a las personas y las situaciones. Te suplico por todos los miembros de mi familia y por sus hijos. Te ruego que haya paz, amor y felicidad en sus hogares. Que puedan hacer buen uso de los recursos financieros que les das, de manera que sus necesidades personales puedan ser satisfechas. Te pido que aquellos que lean esta oración crean que no existe problema, obstáculo o conflicto demasiado grande para ti. Que sepan que todas las batallas que están en tus manos, tú las pelearás por nosotros. Te ruego que esta oración pueda llegar al corazón de aquellos que necesitan verte en acción para que puedan comprobar la grandeza de tu amor y tu poder.Amén.

Evelyn Omaña
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

ALARMA PARA LOS CIMIENTOS

Pero Dios ha puesto una base que permanece firme, en la cual está escrito: «El Señor conoce a los que le pertenecen». 2Ttimoteo 2: 19

En el periodo comprendido entre los años 1300 y 1600, conocido en Europa como Renacimiento, algunas de las mayores mentes de todos los tiempos trabajaron en Florencia, Italia. Filippo Brunelleschi (bru-ne-les-qui) era un orfebre que se interesó por la arquitectura. Una de sus mayores contribuciones al campo de la arquitectura fue el trabajo que hizo al imaginarse cómo construir cúpulas en las iglesias y en otros grandes edificios. Cuando Brunelleschi construyó la cúpula de la catedral de Florencia, estaba preocupado por sus cimientos. Si no eran fuertes, se produciría un grave daño estructural. Así que desarrolló una alarma extraordinaria para advertir del estado de los cimientos. En la parte de arriba de la cúpula hizo una abertura para que pudiera entrar la luz del sol. Luego incrustó una placa de metal en el suelo de la iglesia. Cada 21 de junio, la luz del sol pasa por una abertura de la cúpula e ilumina la placa de metal que está en el suelo. Es la prueba de que la estructura todavía es sólida y de que no se ha movido ni inclinado. Si la luz alcanzase otro punto distinto de la placa, los conservadores sabrían que algo anda mal en los cimientos. El objetivo de los Diez Mandamientos es parecido. Dios los creó para que sirvan de alarma cuando algo va mal en los cimientos de nuestra vida. Cuando mentimos, robamos deshonramos a los papas o el sábado, es porque algo se ha interpuesto entre nosotros y Dios. Cuando la alarma de los cimientos de tu vida se avería, pídele a Jesús que te ayude a ponerlo a él en primer lugar. Cuando esté en el trono de tu corazón, todo estará en perfecto equilibrio.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

EXAMINA TU CRECIMIENTO ESPIRITUAL

Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar en moradas de maldad. Salmo 84: 10

Hace muchos años que descubrí que mi crecimiento físico se detuvo. Llegué a 1.72 m de altura, y dejé de crecer. Pero ni mi médico ni yo estamos preocupa dos. Es natural llegar a un punto en el que no se crece ni un milímetro más. No ocurre lo mismo con el crecimiento espiritual. La Palabra de Dios nos ordena crecer cada día espiritualmente. Si esto no sucede, deberíamos alarmarnos. La Biblia nos amonesta de la siguiente manera: «Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación» (1 Ped. 2: 2). ¿Cómo podemos saber que estamos creciendo en todos los aspectos de la vida cristiana? Puedes saberlo si:
  • Prefieres pasar tiempo con Dios por encima de todas las cosas. Cuanto más tiempo permanezcas con el Señor, más semejante a él serás.
  • Procuras celosamente encontrar momentos de quietud para orar y estudiar la Biblia
  • Reconoces la presencia de Dios en todo momento y lugar, no solamente el sábado y en el templo.
  • Aprovechas toda ocasión para decirles a otras personas todo lo que Cristo ha hecho y está haciendo en tu vida.
  • Tu deseo de obedecer a Dios llega a ser más intenso y el deseo de pecar se vuelve menos atractivo.
  • Demuestras tu profundo amor por el Señor dedicando tiempo para adorarlo y alabarlo.
  • Sientes que tu fe crece y se fortalece.
  • Consideras que cuanto sucede en tu vida viene de Dios o ha sido permitido por el.
  • Estimas un privilegio devolver tus diezmos y entregar ofrendas, y nunca consideras que servir en la causa de Dios sea una carga.
  • Procuras descubrir la voluntad de Dios en cada prueba, y consideras que las pruebas son oportunidades para creer.
  • Sientes dolor profundo y gran desesperación cuando pecas, pero te arrepientes e inmediatamente pides perdón.
  • Eres consciente de todas tus debilidades.
¿Estás creciendo en la búsqueda de la madurez de tu carácter cristiano? Sigue el consejo del texto de hoy. Busca a Dios cada día y alaba su santo nombre.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos

viernes, 21 de agosto de 2009

RESPUESTA INMEDIATA

Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio (Santiago 5: 17).

Mi esposo y yo acostumbrábamos sentarnos juntos los días de pago para distribuir el cheque en alimentación, renta, luz, agua, gasolina y las colegiaturas de dos de los hijos que estudiaban en la Universidad de Montemorelos. Ruth, que era la pequeña, estaba con nosotros. Entonces, mi esposo era el pastor de la iglesia de Cuauhtémoc, Chihuahua. Una mañana, mientras él cumplía con sus funciones y mi niña se había ido a la escuela, una maestra pasó en su camioneta por mi casa y me dijo que iba a los campos «menonitas» a ver qué recolectaba porque no tenía algo para comer. A su regreso me pidió un recipiente y compartió conmigo unos tomatillos, yo le di unas zanahorias y unas espinacas que tenía sembradas. Cuando mi hija llegó de la escuela con mucha hambre, le di lo único que tenía: dos tortillas, una zanahoria y tomatillos, ya que la despensa y el refrigerador se encontraban vacíos. Entonces ella me preguntó: «Mami, ¿por qué no comes?» «No tengo hambre», le respondí. En ese momento llegó Nayely, una jovencita de la iglesia que me dijo que tenía hambre; vio los tomatillos y comenzó a comer. Le comenté que no teníamos más para comer y le pedí que nos arrodilláramos para pedirle a Dios que nos enviara comida. No habíamos terminado de orar cuando alguien tocó a la puerta. Se trataba de una persona con quien estudiábamos la Biblia. Llevaba dos despensas, una para el departamento de Dorcas y la otra para mí. Le daba mucha pena decirlo, pero finalmente me dijo: «Reciba esta despensa para el pastor; mi esposa se la envía porque había escuchado una voz mientras estaba en la tienda que tenemos, que le decía: "Mándale una despensa al pastor"». Recibí la despensa muy emocionada, dándole las gracias a este caballero, le dije que Dios lo habla usado como instrumento de una respuesta inmediata para satisfacer nuestra necesidad. Cuánta razón tenía Elena G. de White cuando escribió: «La oración eficaz tiene otro elemento: la fe [...] El Señor Jesús dijo a sus discípulos: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis» (E! camino a Cristo, p. 94).

María Elena Hernández de Molinari
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

DECIR NO

No vayas tras los pasos de los malvados, no sigas su mala conducta. Evita el pasar por su camino; apártate de ellos y sigue adelante. Proverbios 4: 14, 15

Qué puedes hacer cuando los amigos te dicen que hagas algo que está mal? Sharon Scout, en su libro PeerPressure Reversal, algo así como "Anulación de la presión del entorno", explica que si no tienes un plan, es muy probable que acabes haciendo lo que hace la multitud. Pero si conoces algunas maneras de responder a ella, puedes resistir a la presión del grupo. Funciona do este modo. Imagínate que una amiga no ha hecho los ejercidos de matemáticas. Te acaba de pedir tu trabajo para copiarlo antes de clase. Tú no quieres dejarle que copie tus res­puestas porque eso sería un fraude. Estas son algunas maneras de responder.

• Fingir que no has oído lo que te dijo. Ha sido la manera más sencilla de decir no. Probablemente interprete tu silencio como un "no", así que no es probable que te lo pregunte de nuevo. Pero si lo hace, puedes probar con alguna de las siguientes sugerencias.
  • Hacerte el sorprendido. Mirarla con cara de «¿Pero estás loca?»
  • Soltarle una excusa. Echarles la culpa a tus papas. Eso estaría bien. Decirle algo como: «Mis papas me castigarían toda la vida si lo descubriesen».
  • Sugerir algo más. Podrías ofrecerle tu ayuda.
  • Bromear. «Lo siento, no puedo, está protegido por derechos de autor».
  • Sencillamente, decir no. Lo has escuchado millones de veces, pero funciona.

Muchos jóvenes que se meten en problemas no querían hacer nada mal. Es que no sabían cómo resolver la situación. Como aprendimos ayer, si lo planeas con antelación, nunca te atraparán con la guardia bajada y podrás conservar la integridad y los amigos.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

TU MAYOR COMPETIDOR

Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.1 Corintios 9: 27

Todos nos encontramos en una carrera. La sociedad nos obliga a vivir en un ambiente de lucha y competición por ser el mejor. Ganar en todo a los demás parece ser el objetivo de todos. Pero en la vida cristiana nunca debemos compararnos con los demás o competir con ellos. La vida eterna es un don para todos, pero nuestro Padre celestial ha preparado premios personalizados para cada uno de nosotros cuando finalmente lleguemos al cielo. ¿Contra quién, entonces, debemos competir en nuestra vida cristiana, según el texto de hoy? ¿Contra quién competimos para que estemos dispuestos a herir nuestros cuerpos para ganar el premio y también para evitar la eliminación? Pablo indica en el versículo para nuestra meditación de hoy que el mayor competidor que tenemos es nuestro propio cuerpo. Por eso dice: «Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre». De ninguna manera dice que debemos golpear nuestro cuerpo, hacer penitencia, hasta quedar morados por una autoflagelación. Lo que dice es que hay una relación entre el cuerpo y el premio. El cuerpo debe ser siervo del Espíritu para ganar la carrera cristiana. No se debe poner en riesgo la carrera porque el cuerpo tenga pereza, o deseos intemperantes o perversos que, si se satisfacen, nos incapaciten para la carrera y nos priven del premio. Una de las razones por las cuales Pablo se esforzaba tanto y estaba dispuesto a poner su cuerpo en servidumbre, negándole la satisfacción de ciertos apetitos y deseos, era porque sentía su responsabilidad. Era apóstol, había predicado a mucha gente; muchos tenía la vista puesta en él. ¡Qué tragedia ser reprobado y perder la carrera cristiana después de tanto esfuerzo! Pablo entendía que sus mayores competidores no eran sus hermanos cristianos, sino sus propios deseos y su propio cuerpo. Igual que Pablo, debemos entender que nuestra mayor conquista debe ser nuestro propio cuerpo. A veces usamos expresiones como: Señor, te amo con todo mi corazón». Dios anhela que eso sea una realidad en la vida de cada uno de sus hijos. Pero para que sea una realidad tenemos que ser disciplinados para llevar a nuestro cuerpo a ser un esclavo dominado por la voz del Espíritu Santo. No debemos olvidar nunca que existe el riesgo de ser eliminados en la carrera cristiana. Los cristianos deberían poner en servidumbre su cuerpo, su tiempo, su vida, para mantenerse en la carrera cristiana y, al final, ganarla.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

jueves, 20 de agosto de 2009

PÍDELE A ÉL

Escucha, oh Dios, mi oración; no pases por alto mi súplica (Salmo 55: 1).

Es posible que en algún momento te hayas sentido frustrada, triste y derrotada en cuanto a la forma en la que educas a tus hijos, ya que es una de las tareas más difíciles que puedes tener como mujer; y si trabajas, esto lo hace todavía más difícil. Mi madre siempre fue una mujer que se dedicó a trabajar para sostener a sus siete hijos. Yo nunca entendí cómo es que le daba tiempo para estar con nosotros y darnos enseñanzas de Jesús y, al mismo tiempo, trabajar tan arduamente. Actualmente, ella tiene ochenta y nueve años de edad y desde que era niña y hasta la fecha siempre ha sido una mujer consagrada a Dios. Desde que la recuerdo ha sido fiel al Señor. Incluso, cuando yo era una jovencita, ella nos exigía ir constantemente a la iglesia y hacer lo recto ante los ojos de Dios. Eso a mí me disgustaba mucho. En esos momentos hubiera querido tener un poco más de «libertad». No entendía por qué mi madre se empeñaba tanto en que asistiéramos a la iglesia. Para comprender los nobles motivos de mamá tendrían que pasar 26 años, en ocasión del nacimiento de mi primera hija. Su llegada despertó en mi vida un profundo sentido de la responsa­bilidad y un ferviente deseo de protección, cuidado y atención para mi bebé. Todo eso me ayudó para acercarme mucho a Dios. Hoy tengo tres hijas y no he dejado de rogar a Dios para que me dé la sabiduría que necesito para instruirlas en el buen camino. Al igual que mi madre, yo también trabajo y, sin importar lo pesado de mis tareas, me he empeñado en que mis hijas asistan a la iglesia y tengan temor de Dios. Hasta aquí él ha contestado mis súplicas por instruir a mis hijas bajo los principios divinos. Si eres madre y sientes que no lo estás haciendo bien y que las presio­nes del trabajo y el hogar son muchas, pide hoy ayuda de lo alto y verás que él te ayudará. Gozarás de grandes bendiciones al igual que tus hijos.

María del Rosaría Quintero
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.

PLANEAR LOS MOVIMIENTOS ADECUADOS

Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propic pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará. 1 pedro 1; 13, NVI

Los campistas y el personal de Camp Au Sable se alineaban a lo largo del muelle mientras Chuck Knorr, el saltador olímpico, avanzaba hada el extremo del trampolín. Se dio la vuelta y quedó de pie sobre el borde del trampolín, dando la espalda al agua. Estiró los brazos y cerró los ojos. Durante unos segundos permaneció inmóvil. De repente, saltó del trampolín, se dobló y se enderezó de nuevo antes de entrar en el agua sin ninguna salpicadura.
Cuando se le preguntó por qué había cerrado los ojos antes de saltar, Chuck explicó que practicaba los saltos mentalmente antes de dejar el trampolín.
—Programo el cerebro para que cuando empiece el salto mi cuerpo haga automáticamente los movimientos adecuados.
El éxito de Chuck dependía de la preparación que hacía antes de saltar del trampolín. Los jóvenes también deben prepararse. No para saltar desde un trampolín, sino para las cosas que lo inciten a hacer los chicos de su edad. ¿Sabes qué harías si:
  • alguien te ofreciese un cigarrillo o una bebida alcohólica?
  • un amigo te invitase a ver una película indecente?
  • un compañero de clase te pidiese que lo ayudases a copiar en un examen?
Sin una planificación previa, será casi imposible que hagas lo correcto. Harás lo más fácil y no lo que es correcto. Pero si, previamente, has decidido cómo te enfrenta­rás a la tentación, puedes estar preparado, como Chuck. Para hacer los movimientos adecuados.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

LA IMPORTANCIA DE LOS BUENOS PROPÓSITO

Por eso oramos siempre por vosotros que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamado, y mediante su poder cumpla todo buen propósito vuestro y todo acto impulsado por vuestra fe. 2 Tesalonicenses 1:11

Este texto tiene una lección para nosotros hoy. Primero, el apóstol ora para que los tesalonicenses sean dignos del llamado de Dios. Dios nos llama a una vida santa, a salir del mundo y a estar separados de él. Nosotros debiéramos ser dignos de ese llamamiento. Pero también pide a Dios que se cumpla el buen propósito del corazón de los tesalonicenses. Aquí se refiere a todo buen deseo de los hijos de Dios. Pablo ora para que Dios «cumpla», es decir, lleve a término completamente, toda aspiración hacia el bien que experimenten sus conversos. Uno de los deseos mal arraigados de los cristianos, por el cual oran fervientemente, es ser hallados «sincero» e irreprensibles para el día de Cristo» (Fil. 1:10). Ese buen propósito lo cumplirá Dios con su poder cada día de nuestra vida. También existen los buenos propósitos y objetivos de la vida. Los cristianos tienen objetivos dignos en su trabajo, en su carrera, en su negocio, en su familia, en su matrimonio. Y Dios también quiere ayudarnos a alcanzarlos. ¿Cuáles son los objetivos tu vida, además de tus importantes objetivos espirituales? Ponlos ante Dios en oración Dios quiere ayudarnos a superarnos en este mundo, también en lo que respecta a los importantes asuntos de la vida humana. Al respecto, dice Leigh Steimberg en su libro Winning With Integrity [Ganar con integridad]: «Sea que usted represente a una empresa o que sea un empleado, un padre que está tratando con sus hijos, o un esposo o una esposa tratando con su cónyuge, antes de comenzar cualquier discusión que pueda llevar a una decisión efectiva, es sumamente importante sentarse y pensar cuidadosa y exactamente en lo que usted quiere. No en términos vagos. No en términos generales medio cocinados, sino tan precisa y específicamente como sea posible». ¿Ya has definido con toda precisión lo que quieres en la vida espiritual? ¿Qué tan claros son tus objetivos espirituales? ¿Ya sabes lo que quieres lograr en tu vida cristiana? ¿O son vagos y difusos tus objetivos en la lucha a muerte contra el pecado? Pablo tenía objetivos espirituales claros cuando dijo: «Trato severamente a mi cuerpo, y lo someto a disciplina, no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado» (1 Cor. 9:27). ¿Y tus objetivos en la vida? Tu familia, tu carrera, tu negocio, tu oficio, ¿tienen objetivos bien definidos? Recuerda que Dios cumplirá con su poder «todo buen propósito vuestro».

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

miércoles, 19 de agosto de 2009

EL PODER DE LA ORACIÓN - 2

El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos (Proverbios 15: 8).

Recientemente, mi hermana Elena solicitó una beca de estudios para una residencia médica; aprobó el competido examen nacional y me pidió que la acompañara a la Ciudad de México para continuar los trámites requeridos: examen de Certificación médica ante la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), examen psicométrico, entrega de documentos en el hospital de la residencia y finalmente el examen médico. El hecho de haberse trasladado de una ciudad al nivel del mar a la Ciudad de México y el estrés hicieron que presentara cifras ligeramente altas de presión arterial. Una doctora de mucha antigüedad en el servicio de medicina del trabajo fue quien la atendió haciéndole el siguiente comentario: «No debería yo estar aquí, mi turno terminó, y todavía tengo que atenderla». Al examinarla le comentó: «Yo en su lugar ya no estudiaría, mire nada más lo alto de su presión arterial». No resolvió nada acerca del examen y le indicó que regresara al día siguiente para comentar el caso con sus jefes; todo hacía suponer que su dictamen seria desfavorable para Elena. Por la noche, al iniciar mis oraciones, le comenté: «Voy a pedirle al Señor que nos ayude, que se haga su voluntad y que te conceda lo que sea lo mejor para ti y tu familia, y acataremos su voluntad». Nos arrodillamos y le suplicamos a Dios que le diera paz al corazón de la doctora que la atendió, pensábamos en que algún pesar debería tener que la hacía sufrir y no disfrutar de su trabajo. A la mañana siguiente, la doctora recibió a Elena muy amablemente, su semblante era otro. Luego le comentó que su mamá estaba enferma, que tenía cáncer, y que atravesaba por una serie de problemas laborales, también se disculpó por su comportamiento del día anterior. Además le preguntó a Elena: «Doctora, ¿qué me hizo usted que anoche no podía conciliar el sueño pensando en usted, y poco después caí en un profundo y reparador sueño que no había tenido en mucho tiempo?» Elena le respondió: «Solamente oramos a Dios por usted». Se despidieron y prometieron volver a verse cuando estudiara en su residencia. Al salir de la oficina de la doctora me contó lo sucedido. Le dije que para Dios no hay imposibles.

Luz María Figueroa Zambrano
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.