lunes, 18 de abril de 2011

TE ESPERARE- 1ª PARTE

Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que me en mí, aunque este muerto, vivirá (Juan 11: 18).

La vida y la muerte siguen siendo un misterio. Los científicos buscan nuevas fórmulas para hallar la esencia de la vida, pero no lo logran. ¡Ahora vives y un segundo más tarde ya no existes!
Tienes motivos para no querer ser como la hierba que hoy es y mañana ya no está. Dios no nos creó para que pasásemos con tanta fugacidad por este mundo, sino para que tuviéramos vida eterna. Solo cuando entro el pecado en el mundo, llego la muerte como consecuencia.
¿Te da miedo la muerte? Es lógico. Incluso la vida da miedo, por lo difícil que resulta enfrentarla y manejarla con éxito. Sin embargo, aunque la realidad no se puede cambiar, Cristo presenta una salida eficaz para la desesperada condición mortal. Sus palabras imparten vida en abundancia al corazón del que las acepta. Si, la resurrección de Jesús es la garantía de que todos tendremos vida eterna. Así que ya no hay que temer, tienes la certeza de que vivirás para siempre.
Pensando en este tema, vino a mi mente la escena dolorosa de la perdida de un ser querido. Ese recuerdo abrumador me llevo a buscar fe y confianza en Dios. Con el rostro cubierto de lágrimas, escribí: «Hoy que las sombras son negras. / Hoy que respiro dolor. / Hoy que las manos se estrechan / para decir un adiós. / Hoy que la muerte te lleva, / hoy que es la separación, / hoy que en la tumba te dejo, / hoy te suplico, Señor: / "¡Guárdalo tú, guárdalo, Señor! / Hasta aquel gran día, cuando no habrá mas adiós. / ¡Guárdalo tú!" ».
¿Estás pasando en estos momentos por el trance de decirle adiós a alguien que amas? ¿Has experimentado ese dolor indescriptible? Cristo también lloro. Y el Padre oculto su rostro frente a la muerte de su hijo por el dolor que le causaba. El llanto es una muestra de que anhelas algo mejor.
¿Has aceptado el presente libre de temor y el futuro repleto de vida que Cristo te ofrece? ¿Puedes, entre lágrimas llenas de fe y esperanza, decir: «Te esperare.»? La muerte no es el final, sino un enemigo ya vencido.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

VISITAR A LOS QUE NO TIENEN LIBERTAD

Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. Hebreos 13:3.

Si existe un ministerio maravilloso y que demanda entrega y amor por Cristo, es el ministerio de las prisiones. No cualquiera está capacitado para relacionarse con personas que cometieron grandes errores en la sociedad y que están sufriendo las consecuencias de sus faltas. A menudo se nos anima a trabajar por los "hermanos más pequeños" de Jesús retratados en Mateo 25, pero muy poco se dice y se hace por aquellos que están en las cárceles.
Hay algunos que con fe y valor que solo el Espíritu Santo da, han respondido a la invitación de acordarse de los presos, y es hermoso ver como Dios los usa para que los presos puedan vivir la transformación que Cristo produce en el corazón.
Conocí a Darío cuando conto su testimonio un sábado de mañana en un sermón, y compartió que dos veces por semana va a la cárcel a predicarle a los presos. Con el calor y la convicción que el Espíritu divino le impartió, Darío se acercó a hombres que vivieron equivocados, y por su intermedio llegaron a aceptar a Jesús en su vida.
Uno de ellos le escribió una carta desde una cárcel de Buenos Aires. Algunas de sus palabras dicen: "Quiero agradecerle por haberme ayudado a conocer a Dios, es decir, de otra manera, ya que hasta entonces profesaba la religión Católica Apostólica Romana. Lo que comencé a conocer por medio de la Biblia que usted me obsequio ha cambiado mi conducta. Es más, hoy me siento una nueva persona por tener a Jesucristo en mi corazón, como dijo el apóstol Pablo en 2 Corintios 5:17". Más adelante, hacia el final de la carta agrega: "Le estaré siempre agradecido por haberme ayudado a dar el primer paso hacia una extraordinaria y nueva vida".
Dios te invita a trabajar por aquellos que no lo conocen para que crezcas espiritualmente. Jesús termino su lista de "hermanos más pequeños" con aquellos que no tienen libertad, y te llama a usar tu libertad para invitar a los presos del pecado a recibir la libertad espiritual que solo Jesús puede dar.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

QUE NO SE APAGUE EL FUEGO

El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. Levitico 6:13.

Conocí a Carmorina cuando ella estaba en la plenitud de la vida. La conocí en Belo Horizonte, a donde había emigrado huyendo de la guerra civil que destruyo su país.
Años después, mientras yo realizaba una cruzada de evangelización en Lisboa, alguien me dijo que, en una clínica de reposo para personas de edad, había una anciana que aseguraba conocerme personalmente. Nadie le creía.
Mi esposa y yo nos dirigimos hacia aquella casa. Un aire de melancolía dominaba el ambiente. La vida casi se había ido para aquellas personas; se estaba yendo irreversiblemente, a pasos rápidos, como se va el sol cuando termina el día.
La vimos en una silla de ruedas. Los años habían dejado huellas profundas en el cuerpo y en el alma de nuestra amiga. No coordinaba bien sus ideas pero, al vernos, dio un grito de emoción, y dirigiéndose a los demás ancianos, les recrimino: "¿No les dije? ¡Yo conozco personalmente al pastor Bullón!".
Después, abrió su Biblia, y me mostro una foto que nos tomamos cuando estábamos en la Republica del Brasil. Ella no se había olvidado de mí; me veía todos los días, al abrir su Biblia.
En la vida cristiana sucede igual. El fuego del altar de Israel no debería apagarse nunca. ¿Por qué? El versículo 12 trae la respuesta: "El sacerdote pondrá en el leña cada mañana".
"Arder continuamente" es sinónimo de una vida constante. Todos los días, cada mañana, cada hora, minuto a minuto, siempre. La intermitencia es la peor enemiga de una vida emocional satisfactoria. Te lleva de un lado a otro; tu corazón no es un altar sino un péndulo. No tienes paz, solo agitación; nada te aquieta. Tus días son corridos y tus noches, vacías.
¿Qué te falta? Tener una experiencia continua. No dejar que el fuego del Espíritu se apague en el altar de tu corazón. Poner leña en él, cada mañana.
Inténtalo hoy, y veras como tu día será lleno de realizaciones. Aprenderás a ver belleza en los detalles insignificantes, y frente a los desafíos, por gigantescos que parezcan, no te amedrentaras. En el nombre de Jesús, serás capaz de enfrentar tormentas y huracanes, y saldrás victorioso.
Solo cuida para que "el fuego del altar de tu corazón arda continuamente".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón