miércoles, 2 de mayo de 2012

PROBANDO, PROBANDO


«El oído distingue las palabras, igual que el paladar reconoce los sabores» (Job 12:11).

¡Shhh!, hagamos silencio. Trata de no hacer ruido con las botas al pisar.  Hoy vamos a salir a buscar extraterrestres. ¡Mira! ¡Están allí! Son esos pequeños hombrecitos verdes que ves allá con antenas. Increíble, mira. Están diciéndonos algo en lenguaje extraterrestre. Espera, ¿qué es eso? Es un traductor de lenguaje extraterrestre. Ellos lo usan para que nosotros podamos entender lo que están diciendo. Escucha. Están diciendo: «Los hombrecitos verdes con antenas no existen».
¿Te lo has creído? Por supuesto que no existen hombrecitos verdes con antenas en otros planetas.  Recuerda, «no puedes creer todo lo que oyes». Eso es lo que nos está diciendo el versículo de hoy. Nos aconseja pensar y decidir si lo que oímos es verdad o no.  Algunas personas creen que todo lo que ven en la televisión o leen en el periódico es  cierto. Pero ten cuidado: las cosas que lees o escuchas no siempre son verdad.
En Hechos 17:11 Pablo dice que la gente de Berea hacía lo correcto al corroborar con sus Biblias si Pablo estaba diciéndoles la verdad. La Biblia es el libro que Dios nos ha dado para confirmar las cosas que oímos. Léela cada día para saber si las cosas que lees o escuchas son verdaderas.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

YO TE PUSE NOMBRE


No temas, porque yo te redimí, te puse nombre mío eres tú. (Isaías 43:1).

Me gustaría que mi hijo recordara siempre lo importante que él es para mí, y que nunca olvidara que su llegada representó un acontecimiento muy especial en mi vida. Desde el mismo momento en que me hice la prueba de embarazo y resultó positiva, ya comencé, a amarlo.  Aquel fue un suceso inolvidable: estaba experimentando algo nuevo y emocionante vinculado a la novedad de ser madre. Le doy gracias a Dios por permitirme ese gran privilegio.
Siempre presentí que mi bebé sería varón. No sé por qué lo dispuso así, pero me agradó mucho la idea. Aunque su papá era el encargado de escoger un nombre, yo le sugerí que por favor le pusiera Samuel, porque para mí ese nombre significaba mucho. Al igual que Ana, yo también le había pedido a mi Dios que me diera un hijo, lo deseaba con todas mis fuerzas, y él me lo dio. Cuando supe que Dios me había contestado, consideré que aquel era el más precioso regalo que el Señor hubiera podido darme.  Decidí que trataría en lo posible de entregárselo a él y que lo educaría en sus caminos, como hizo Ana con su hijo.
A mi papá le gustó mi sugerencia y lo llamamos Elvis Samuel.  Esperamos que, al crecer, su nombre le ayude a recodar que él pertenece a Dios. Se lo entregamos al Señor cuando nació, y aunque no sé cuál será su profesión, espero que siempre sea un fiel servidor del Señor Jesucristo.
Que sea un varón de Dios como lo fue Samuel el profeta y que sea un buen hombre como su padre; un hombre honrado y de bien. Deseamos que nuestro hijo recuerde también el que representa un hermoso regalo que un día Dios nos entregó.
Que maravilloso es saber, mediante el texto de hoy, que antes que nuestros padres pensaran en nuestro nacimiento ya el Señor nos había puesto nombre. Igualmente, es un privilegio saber que con su ayuda podremos vivir a la altura del nombre que llevamos.
Amiga deseo que Dios pueda bendecirte y que nunca olvides su amor y cuidado, ya que eres su especial tesoro.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Zunilde Marceno es fisioterapeuta.

USAR EL CEREBRO


El cielo proclama la gloria de Dios. Salmo 19:1

El problema con algunos ateos no es tanto que no crean en Dios, sino que quieran hacer burla de quienes sí creen, como nos cuenta el siguiente relato del libro Red Life Devotions and Funny Stories for Men [Devociones de la vida real y relatos graciosos para hombres], lectura devocional N° 50).
Es el caso de un profesor que pregunta a sus estudiantes:
—¿Alguno de ustedes cree en Dios?
Nadie responde. —¿Puede alguno de ustedes ver a Dios, oír la voz de Dios o al menos oler a Dios?
Continúa el silencio.
—Siendo que ninguno aquí —dice el profesor ateo— puede ver, ni oír ni oler a Dios, la conclusión lógica es que Dios no existe.
Un estudiante, molesto con la actitud del profesor, se pone de pie.
—¿Puede alguien aquí presente ver el cerebro del profesor? —pregunta.
No hay respuesta.
—¿Puede alguien oír u oler el cerebro del profesor?
Luego de una pausa el estudiante continúa:
—Siendo que ninguno aquí puede ver, oír u oler el cerebro del profesor, la conclusión lógica es que ¡el profesor no tiene cerebro!
Muy bueno, no solo como chiste, sino también para mostrar que quien niega la existencia de Dios en realidad no está usando el cerebro. Basta conocer la maravillosa perfección con que funcionan nuestro cuerpo, nuestro mundo y el universo para concluir que, por encima de todo cuanto existe, hay un Diseñador.
Un excelente libro para que te documentes en este punto es La ciencia descubre n Dios, del científico cristiano Ariel Roth. Entre los siete argumentos que se presentan en favor del diseño inteligente está el del perfecto ajuste del universo. Escribe Roth:
- Si el Sol estuviera solo el cinco por ciento más cerca o el uno por ciento más alejado de la Tierra, no habría vida en nuestro planeta.
-  Si la fuerza electromagnética fuese solo un poco mayor, el Sol sería una estrella fría de color rojo. Si fuese ligeramente menor, sería una estrella azul mucho más caliente y tendría una vida útil muy breve.
- Si la relación entre la fuerza de gravedad y la fuerza electromagnética variase solo ligeramente, el resultado sería desastroso para el Sol y, por supuesto, para la vida en nuestro planeta.
Por supuesto, nada de esto prueba la existencia de Dios, pero nos dice que es razonable concluir que detrás de un diseño tan perfecto hay un perfecto Diseñador. Para darse cuenta, ¡solo basta con usar el cerebro!
Gracias, Señor, por crear las condiciones que hacen posible que yo pueda vivir.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

ESTAR CON LA GENTE DE DIOS


«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Hebreos 10:25).

Honrar a Dios el sábado por la mañana no es nada difícil, siempre y cuando ese tiempo esté ocupado con la Escuela Sabática y el culto de adoración.
Por desgracia, algunos descuidan la asistencia a la iglesia aunque las Escrituras nos digan que debemos ir (ver Heb. 10:25). He oído que algunos dicen que andar por el bosque o por la playa los llena más que ir la iglesia. Estoy seguro de que estar a solas con Dios en la naturaleza inspira y es una bendición, pero no debemos verlo como uno un sustitutivo de la reunión con el cuerpo de Cristo (ver Mat. 18:20).
Algunos miembros de la iglesia no se acercan a la Escuela Sabática. Puede ser por dos razones. En primer lugar, el sábado por la mañana, a la gente le gusta dormir hasta un poco más tarde; y, en segundo lugar, a veces, al programa de la Escuela Sabática le sobra tanta improvisación y le falta tanta preparación que no consigue captar el interés de los asistentes. En algunos lugares, los fieles dedican casi todo el día a la iglesia. Muchos llegan a la iglesia el sábado por la mañana y no regresan a casa hasta la noche. Para ellos, el día está lleno de adoración, comunión y actividades misioneras.
Se lo recomiendo, no desprecie la experiencia de asistir a la iglesia. Cuando enfermamos físicamente, llamamos a una ambulancia para que nos lleve al hospital. Sin embargo, cuando enfermamos espiritualmente, en lugar de asistir a la iglesia, solemos alejarnos de ella. Si empieza a tener la sensación de que prefiere alejarse de la iglesia, ese es el momento de esforzarse por no dejar de asistir.
¿Qué sucede con la tarde del sábado? Recuerde el principio del aniversario y no busque antiguas parejas (1 Juan 2:15). Recuerde que hacer cosas con otros observadores del sábado puede ser una gran bendición. En la planificación está la clave.
Se preguntará qué pienso de dormir una siesta. Echar una cabezada estaría bien, pero tenemos que resistir a la tentación de dormir toda la tarde. Además del descanso físico, necesitamos un cambio de ritmo. La vida puede convertirse en una rutina aburrida. El sábado puede romper esa rutina y darnos una nueva perspectiva. Pero si nos quedamos en la cama todo el sábado, el viernes se mezcla con el domingo y nos habremos perdido el cambio que tanto necesitábamos.
¿Se imagina a Jesús durmiendo todos los sábados? Basado en Mateo 12: 8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill