martes, 17 de noviembre de 2009

SEGURA BAJO SUS ALAS

Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre (Salmo 91:14).

Recientemente leí una mensaje que narraba un incidente sucedido durante un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, en California, EE.UU. El mensaje decía que los guardabosques que fueron a investigar los daños causados por el incendio encontraron algo que les llamó la atención. Petrificado entre las cenizas y posando como si fuera una estatua, en la base de un árbol, se encontró el cuerpo de un pájaro.
El guardabosque tomó una vara y le dio unos golpecitos. Para su gran asombro vio como salían de debajo de las alas del ave petrificada tres diminutos polluelos que nuevamente se trataron de acurrucar entre alas de su madre ya muerta. Ante semejante escena el guardabosque quedó tan impactado que tomó una fotografía y la envió a la revista National Geographic. Para que publicara el incidente.
Seguramente el ave condujo a sus polluelos a la base de ese árbol y los cubrió bajo sus alas para brindarles la protección instintiva que los pondría a salvo. Prefirió quedarse con ellos para protegerlos en lugar de volar para poner su vida a salvo. ¿Cómo le llamaremos a ese acto? ¿Amor? ¿Instinto? No importa el nombre que le demos a ese acto heroico, no cabe duda de que el ave prefirió morir para que aquellos polluelos que estaban bajo sus alas pudieran vivir.
¿Sabes que eso mismo hace Dios? No importan los incendios, las tormentas o las dificultades que tengamos que enfrentar en la vida, si nos acercamos a él, nos protegerá bajo sus alas de amor. Allí podremos estar siempre seguras y, cuando las tempestades o las hogueras de las pruebas hayan pasado, podremos decirle a otros lo maravilloso que fue sentirnos seguras bajo sus alas de amor. ¿Recuerdas alguna vez cuando estuviste resguardada bajo esas alas? Anda y cuéntales a otra persona lo que Dios hizo por ti.

Evelyn Omaña
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

SIEMPRE VIGILANTES

Has cumplido mi mandamiento de ser constante, y por eso yo te protegeré de la hora de prueba. Apocalipsis 3:10.

Hace tiempo, cuando los nativos americanos vagaban por Norteamérica, los bisontes eran muy importantes para su supervivencia. Los bisontes les proporcionaban carne y vestido.
En 1850 se calculaba que había más de veinte millones de bisontes esparcido entre los Montes Apalaches y las Montañas Rocosas. Pero en menos de cuarenta años, los hombres blancos casi los extinguieron. Cuando en 1889 se hizo un recuento, en todos los Estados Unidos sol se contaron 551. Por suerte, su número hoy ha alcanzado los quince mil.
¿Cuál fue la causa de esta reducción tan drástica? Cuando los colonos empezaron a abrirse paso hacia el oeste, la gente empezó a matarlos como un pasatiempo. Otros quisieron eliminarlos porque interferían con el progreso. A veces, los trenes tenían que detenerse mientras un rebaño de bisontes cruzaba las vías.
Otro problema era que los animales no habían aprendido a temer a los humanos. Un día, un grupo de hombres salió a cazar bisontes. Con 300 balas pudieron matar a 269 animales. Los bisontes no sentían que estaban en peligro. No corrían para ponerse en lugar seguro.
La historia ilustra una importante lección. Somos más vulnerables cuando creemos estar en lugar más seguro.
Si nos juntamos a un grupo de amigos de la iglesia, es fácil que bajemos la guardia porque son cristianos. Suponemos que jamás nos ofrecerán bebidas alcohólicas. Error. Suponemos que los videos que habrán alquilado serán una distracción buena y limpia. Una vez más, error.
Satanás usara todos los medios a su alcance para arrastrarnos al pecado. Debemos permanecer cerca de Jesús para poder decir no cuando llegue la tentación. Debemos permanecer alerta y vigilantes porque puede sucedernos en cualquier momento y en cualquier lugar.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

¿CABEZA O COLA?

Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para progreso del evangelio. Filipenses 1:12

Poderoso caballero es don dinero, decía con mucho ingenio el gran literato español Francisco de Quevedo. Otros dichos no tan literarios señalan que «el dinero habla» o que «el que tiene oro manda».
Después de la crucifixión de Jesús, hubo una discusión acerca de donde habría que sepultar su cuerpo. Al respecto, el profeta Isaías decía: «Y se dispuso con los impíos sus sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca» (Isaías 53:9). Las cosas sucedieron exactamente como fueron predichas.
En cumplimiento de la profecía, un hombre de mucha influencia, llamado José de Arimatea, se presento ante Pilato para solicitar el cuerpo de Jesús. Su influencia y relación con el prefecto le valieron para lograr lo solicitado, y José colocó el cuerpo sin vida en un sepulcro tallado en la roca para una persona de mucho dinero.
José era una persona muy respetada, miembro del sanedrín, hombre de carácter y muy distinguido. Su posición influyente fue de gran bendición para el cumplimiento de los propósitos divinos. ¡De cuanta bendición son el dinero, la posición social, el prestigio y la fama cuando son puestos en las manos de Dios para progreso de su causa!
Independientemente de nuestra posición social, de nuestra formación o de nuestras posibilidades económicas, todos podemos ser influyentes. Conocí a una humilde hermana, llamada Francisca, que era la cocinera del presidente de la Republica de El Salvador en la década de 1970. Aunque no tenía el dinero de José Arimatea, era rica en fe. En varias ocasiones llevó al señor presidente y a su esposa a cultos de la iglesia. Lo que nunca pudieron hacer otras personas con ventajas materiales lo hizo esta fiel cocinera.
La Biblia dice que Dios desea que sus hijos sean cabeza y no cola. Dios desea que ejerzamos una poderosa influencia en el lugar donde nos encontremos. Si tenemos lo que tenia José Arimatea, ¡alabado sea Dios!; si no, podemos hacer como José del Antiguo Testamento, que aun siendo esclavo influyó en Potifar.
¿Ha servido tu prosperidad para el avance del evangelio? ¿Has usado tus dones y talentos para influir en aquellos que te rodean?
Ora hoy y dile al Señor: «Ayúdame a ejercer una influencia positiva con la que soy y con lo que tengo –mi lugar de trabajo, mi ciudad, mi país- para el bien del evangelio».

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.