jueves, 9 de agosto de 2012

CÓRTATE ESAS UÑAS


«En ese mismo instante se cumplió la sentencia anunciada, y Nabucodonosor fue separado de la gente; comió hierba, como los bueyes, y el rocío empapó su cuerpo, hasta que el pelo y las uñas le crecieron como si fueran plumas y garras de águila» (Daniel 4:33).

¡Te dije que ese era el rey! Tú no me quieres creen pero es él. Mira sus uñas. El versículo dice que le crecieron como si fueran garras de águila. Hoy quiero hablarte de las garras de otra ave: el pájaro carpintero. ¿Alguna vez has visto a unos señores que trabajan subiéndose por los postes de electricidad con unas botas especiales? Bien, el pájaro carpintero puede hacer lo mismo pero sin necesidad de botas especiales, porque Dios le dio garras especiales. ¡Qué cualidad tan maravillosa!
Dios también te ha dado talentos a ti. Tal vez tocas muy bien un instrumento. Tal vez la escuela se te hace realmente fácil. Tal vez sabes construir cosas te mejor que los demás. Alégrate de que Dios te haya dado esos talentos, pero sobre todo, úsalos para él. Cuando te digan que eres talentoso, simplemente responde: «Jesús me hizo así». Utiliza tus talentos para dar a Dios toda la alabanza y llevar a otros a alabarlo también.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UNA ORACIÓN POR LA FAMILIA



Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos.  Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y  la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma. (Salmo 90:16-17).


Qué oración tan abarcante y conmovedora eleva Moisés, el varón de Dios, en este pasaje!  Primeramente le pide al Dios de los cielos que manifieste su obra. ¿Cuál es esa obra? Es la obra de la redención, planificada desde la misma Creación. Al mismo tiempo incluye la entrega de su Hijo para redimirnos y llevarnos con él.
Esta obra no es tan fácil de comprender, aunque está revelada en la Palabra de Dios y la podemos percibir gracias a su cuidado diario. Se requiere el discernimiento y la sabiduría divinos para entenderla. Es necesario que él nos ayude a abrir los ojos para que la contemplemos en toda su magnitud. De esa forma, viviendo conforme a la profundidad de su significado, nos mantendremos integrados en pensamiento y en acción como una familia unida. Una familia que realmente vive conforme a la fe que ha aceptado.
La súplica que encontramos en el texto de hoy tiene que ver con la manifestación de «la gloria de Dios» en la vida de nuestros hijos. Aquí Moisés representa al grupo de padres que anhela que sus hijos contemplen la gloria del Hijo revelada en su carácter, al vivir una vida consagrada. Es decir, que sus hijos puedan revelar el carácter de Cristo, quien es todo nobleza y dulzura.
La petición expresada en «descanse la luz de Dios sobre nosotros» está relacionada con esa misericordia que Dios desea derramar a medida que nos acercamos a él para recibirla. Su misericordia nos puede guiar por el camino de verdad y de vida.
Por último, Moisés pide que se confirmen las obras de nuestras manos. Esto implica que el Señor establezca y afiance lo que hacemos como padres y madres para que podamos cosechar los frutos de nuestra labor.
Señor, sella nuestra labor como madres. Cubre nuestras deficiencias y llénanos de sabiduría y amor de lo alto para inspirar en nuestros hijos la firme determinación de reflejar la gloria de Dios en sus vidas.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Lidia de Pastor

OTRO SALÓN DE LA FAMA


Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad. Efesios 4:25.

Si hubiera un Salón de la Fama para las excusas más asombrosas, creo que la competencia sería muy dura. Una de esas excusas que lucharía por un lugar en el Salón de la Fama es la del colchón encendido, según nos cuenta Robert Fulghum. Cierto día los bomberos recibieron la noticia de que se quemaba un apartamento. Al llegar al sitio, detectaron que el humo provenía de un colchón encendido, ¡y encontraron a un hombre durmiendo sobre él! Después de extinguir el fuego, los bomberos le preguntaron al hombre: —¿Cómo comenzó el fuego?
—¿Y cómo voy a saberlo? —respondió—. ¡El colchón ya estaba prendido cuando me acosté! (ít Was On Pire When 1 Lay Down On h [Ya estaba encendido cuando me acosté], p. 3). ¿Qué te parece?
Y aquí va otra excusa muy conocida. Moisés estaba en el monte Sinaí recibiendo las tablas de la ley, pero después de cuarenta días de ausencia el pueblo comenzó a impacientarse. Entonces le dijeron a Aarón: «Anda, haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto» (Éxo. 32:1).
En vez de resistir la presión del pueblo, Aarón cedió a sus exigencias. Les pidió que recolectaran joyas de oro, las fundió e hizo un becerro que el pueblo adoró.
Entonces Dios ordenó a Moisés que regresara, porque el pueblo se había descarriado. Al llegar al campamento, un Moisés muy enojado arrojó el becerro de oro al fuego, y luego enfrentó a su hermano: «¿Qué te hizo este pueblo que le has hecho cometer un pecado tan grande?» (vers. 21).
Y aquí viene la «famosa» respuesta de Aarón: «Ellos me dieron el oro, yo lo eché en el fuego, ¡y salió este becerro!» (vers. 24). ¡Qué bárbaro! Culpó al pueblo y culpó al homo. Solo le faltó culpar a Dios.
«Desde que se inventaron las excusas —reza el dicho— todo el mundo queda bien». ¿Qué piensas? ¿Cierto o falso? ¡Falso! Podremos quedar bien ante los demás, pero no ante nosotros mismos, y mucho menos ante Dios.
Una señal de que estás madurando es tu disposición a responder por tus actos. Pídele a Dios que te ayude a decir siempre la verdad, aunque duela.
Dios mío, ayúdame a aceptar responsabilidad por mis acciones y a aprender de mis errores.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

SEÑALES


«Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1:8).

Muchos miembros de iglesia piensan que, dado que el pastor recibió una formación específica para ganar almas, es mejor que se aparten de su camino y le dejen a él esa tarea. Pero el plan del Señor para el crecimiento de su iglesia no es ese. Todos los miembros tienen que desempeñar una función.
No se cierre a las nuevas ideas y maneras de dar testimonio. Todavía hay métodos por descubrir. En cierta ocasión, una hermana de la iglesia le dijo al pastor que no le gustaba el método de evangelización que él usaba. « ¿Y cuál es el suyo?», le preguntó el pastor. Ella respondió que no tenía ninguno. Entonces el pastor le contestó: «Me gusta más el mío que el suyo».
¿Dónde podemos empezar a dar testimonio? Cristo se reunía con los infieles allí donde se encontraban. Se dio cuenta de algo que muchos cristianos de hoy en día parecen no haber entendido. El agricultor tiene que ir al campo. Según se ha podido contar a partir del registro de los Evangelios, Jesús habló o actuó directamente en la vida de 132 personas. Seis de ellas estaban en el templo, cuatro en la sinagoga y el resto fueron ocasiones de la vida ordinaria. Quizá el mejor lugar para empezar sea en casa...
Hay una razón por la cual a veces dar testimonio puede parecer difícil. Pero, si queremos, podemos hacer algo al respecto. «Nadie puede confesar verdaderamente a Cristo delante del mundo, a menos que viva en él la mente y el espíritu de Cristo. Es imposible comunicar lo que no poseemos. La conversación y la conducta deben ser una expresión verdadera y visible de la gracia y verdad interiores. Si el corazón está santificado, será sumiso y humilde, los frutos se verán exteriormente, y ello será una muy eficaz confesión de Cristo» (Consejos para la iglesia, cap. 11, p. 146).
Podemos confesar al Señor nuestros miedos o carencias. Podemos orar para que haga que el Espíritu Santo more en el corazón. Un buen testimonio no es como un vendedor que está tratando de vender algo. Un buen testimonio es como una señal de tráfico. No importa si es vieja o nueva, basta con que esté en el lugar adecuado y señale cuál es la dirección correcta. Somos testigos de Cristo y señalamos hacia él.
Señor, ayúdame para que los demás vean en mí una señal que los guíe a ti.  Basado en Lucas 12:8,9

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill