martes, 3 de enero de 2017

TU NOMBRE

Antes de darte la vida, ya te había escogido. Jeremías 1 5

Necesitarás una almohadilla para sellos con tinta, una hoja de papel y estampas.
Cuando tus padres se dieron cuenta de que ibas a nacer, se pusieron muy contentos. Mientras crecías dentro del vientre de tu mamá, ellos hicieron todos los preparativos para que al momento de tu llegada, estuvieras a gusto. Escogieron tu cuna, te compraron ropa calentita y tal vez pintaron y decoraron tu habitación. También, durante ese tiempo, escogieron un hermoso nombre para ti. Buscaron todas las opciones y al fin decidieron cuál era el mejor.
Pregúntales a tu papá y a tu mamá por qué escogieron ese nombre. Tal vez fue porque así se llama algún miembro de tu familia que es muy querido, como tu abuelito o tu tía. 0 decidieron escoger un nombre de la Biblia con un significado especial.
Así como tus papás dedicaron tiempo a encontrar el nombre perfecto para ti, Dios también dedicó tiempo y especial cuidado para formar cada parte de tu cuerpo dentro del vientre de tu mamá, porque te ama. Eres muy especial e importante para él. ¿Te das cuenta?
Con ayuda de mamá, escribe tu nombre en una tarjetita (hoja de papel doblada por la mitad) y pon tu huella digital al lado. Decóralo con tus estampas favoritas.

HABLA CON JESÚS
Gracias, Jesús, por el hermoso nombre que me has dado, sé que soy especial para ti.

Tomado de lecturas devocionales para preescolares 2017
¡PEQUEÑAS SONRISAS!
Por: Míriam Rodríguez Carrillo 
#PequeñaSonrisas  #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaPreescolares #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

ÉL ESCLAVO QUE ROMPIÓ CADENAS

“El que trabaja, dominará; el perezoso será dominado” (Prov. 12:24).

Hace muchos años, en los Estados Unidos de América existía algo muy malo llamado “esclavitud”. Gracias a Dios, esa práctica se terminó para siempre en ese país, y ya no hay esclavos, sino que todo el mundo es libre. Pero quiero contarte hoy la historia de uno de aquellos esclavos, llamado Booker.
Booker era un niño que solo tenía mamá. Su mamá era una esclava, y se decía que su papá era un blanco propietario de esclavos, pero él nunca lo conoció. Según las leyes de la época, el estatus de su mamá hizo que Booker naciera en condición de esclavo.
Pero cuando era todavía un niño, salió una ley que le permitió ser libre. Ya como libres, salió un día, junto con su mamá, en busca de su familia. Tenía, para entonces, nueve años.
En su nuevo hogar, Booker comenzó a asistir a la escuela. Allí, se dio cuenta de que todos los niños, cuando les preguntaban cómo se llamaban, respondían dando un nombre y un apellido. El pobre Booker se angustió un poco, porque él no tenía apellido y pronto le llegaría el turno de presentarse. ¿Qué diría? Cuando llegó el momento, y para no ser menos que sus compañeros, dijo: “Me llamo Booker Washington”.
Washington era el ilustre apellido del primer presidente que tuvo Estados Unidos de América. Como Booker no tenía papá, usó el apellido de aquel hombre tan famoso y se lo quedó para toda la vida.
Booker fue poco tiempo a la escuela, porque pronto tuvo que empezar a trabajar en una mina de carbón, para ayudar a su familia. A pesar de ello, estudiaba de noche.
Llegó a ser profesor de aquel centro de enseñanza, y más adelante fue nombrado director en otra escuela. Llegó a destacarse tanto, que fue el primer afroamericano invitado a la Casa Blanca.
Como ves, todos podemos destacar. Aunque seamos pobres, o no tengamos papá o mamá, o vivamos circunstancias difíciles, con la ayuda de Jesús podemos ser muy buenos estudiantes y tener un futuro brillante.

Tomado de lecturas devocionales para Menores 2017
¡SALTA!                   
Por: Patricia Navarro 
#Salta #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaMenores #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

POPÓ EN EL ARMARIO

“El hombre contestó: ‘La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí’ ” (Génesis 3:12).

Ahí estaba, en mi armario y delante de mis narices: un montón de apestoso popó. ¿Te imaginas lo que es abrir el armario para agarrar ropa limpia y encontrarte semejante panorama? Probablemente, nunca has tenido esa experiencia, pero déjame decirte que te llevas un susto increíble. Lo primero que pensé fue: “¡Qué asquerosidad!” Y lo segundo: “¿Quién? ¿Cómo?” Ese día comencé una investigación. Al principio pensé: “Fue el perro”. Pero algo no encajaba. El perro era un buen perro, estaba bien adiestrado y nunca había hecho nada semejante. Además, ¿cómo podría haber abierto la puerta del armario él sólito? Imposible. Y por si el popó fuera poco, el cabello de mi muñeca había… desaparecido. Alguien se lo había cortado. ¿Cómo podría un perro ser culpable de eso también? Mi mamá trató de consolarme; incluso me dijo que el cabello de mi muñeca crecería nuevamente, pero en general esa fue una experiencia devastadora.
Fue un poco más tarde cuando descubrimos que mi hermana menor era la culpable. Aquella tarde, ella y yo habíamos tenido una pelea, y su personalidad pasivo-agresiva la llevó a hacer popó en mi armario. Era su mejor manera de expresar el enojo que sentía hacia mí. Y pensar que fue ella quien primero culpó al perro… Finalmente, admitió que también le había cortado el cabello a mi muñeca (y mamá reconoció que el cabello de las muñecas no vuelve a crecer). ¡En qué cadena de culpas y mentiras estuvimos enredadas ese día! Y el pobre Jake, nuestro perro, ¡fue el ¡nocente acusado!
El pecado siempre nos conduce a culpar a alguien. La primera reacción después de que Adán y Eva pecaron fue culparse el uno al otro, culpar a la serpiente y culpar a Dios. Ellos se señalaron mutuamente, dieron todo tipo de excusas -igual que mi hermana culpó al perro y mi mamá inventó lo del cabello de la muñeca-y trataron de salir del aprieto a su manera. Pero, las consecuencias del pecado, como el cabello de las muñecas, son permanentes: lo que se ha roto, no se puede volver a arreglar; y lo que está hecho no se puede deshacer… ¡sin Jesús! Si descubres que estás culpando a otros, fíjate que, probablemente, ¡tú eres el único culpable! Decide hoy enfrentar tus errores en lugar de estancarte en el juego de las culpas.

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
#Fusión # UnPuntoDeEncuentroEntreTúyDios #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaAdolescentes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

REVESTIDA DE ALABANZA

“Que a los afligidos de Sion se les dé esplendor en lugar de ceniza, aceite de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado. Serán llamados ‘Árboles de justicia’, ‘Plantío de Jehová’, para gloria suya” (Isa. 61:3).

Tan pronto como el avión aterrizó en Beira, Mozambique, sentí que algo no iba bien. El tiempo de conexión en Johannesburgo había sido muy justito por causa del retraso del primer vuelo, y estaba casi segura de que mis maletas no habían llegado. ¡Bastante segura! Traspasar Inmigración e ira las bandas de equipajes, se confirmaron mis temores. No estaban mis maletas. No llegaría mi ropa hasta cinco días después. Estaba en estado de pánico. ¿Que debía hacer? Luego, al escuchar la alegre música del aeropuerto, me fui calmando. Me había sentido tan molesta por la situación, que ni me había dado cuenta de la hermosa música que había en el aeropuerto. A medida que la escuchaba, me fui dando cuenta de que tenía dos opciones: alabar a Dios o quejarme de mi mala suerte. Decidí alabar a Dios. Al salir del aeropuerto, me uní a más de un centenar de damas que cantaban y alababan a Dios por sus bendiciones y le daban las gracias porque había llegado bien.
Los días siguientes estuvieron llenos de reuniones y compañerismo. ¿Extrañé mis maletas? Un poco al principio, pero rápidamente aprendí a vivir sin mis cosas. ¡Y me sentía cómoda y feliz! Unas señoras me regalaron una capulana, que es un trozo de tela que se puede utilizar de muchas maneras. Con la capulana sobreviví los cinco días, acordándome apenas de mis maletas perdidas. Aprendí que si permito que Dios vista mi espíritu con alabanza, puedo empezar a cantar otra vez.
El día que salí de Beira, mis maletas me estaban esperando en el aeropuerto. Alabé a Dios porque mis cosas habían aparecido de nuevo. Pero también porque me había enseñado a vivir con menos. Hoy, cuando me enfrento a experiencias similares -viajo con frecuencia, así que, me suceden a menudo-, recuerdo lo que Dios me enseñó en Mozambique, y mi actitud cambia inmediatamente para mejor. ¿Por qué? Porque cuando Dios reviste nuestros corazones con alabanza, todo cambia.
Hoy es un día para cantar y alabar a Dios. Quizá no se te ha perdido ningún equipaje ni te falten cosas materiales, pero tal vez estés enferma, o hayas perdido a alguien o tengas problemas. Pide a Dios que te revista de la alabanza y te ayude a dar gradas por todo. Entonces descubrirás, con sorpresa, que ha cambiado tu actitud, tu manera de pensar, y que ya no eres la misma.
Esta mañana, y todas las mañanas, tienes siempre dos opciones: alabar a Dios o quejarte por tu mala suerte. Elige la primera: elige las bendiciones.  Raquel Queiroz da Costa Arrais

Tomado de lecturas devocionales para Damas 2017
VIVIR EN SU AMOR    
Por: Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
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TERROR EN VERONA

“Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella” (Mateo 28:2).

El 3 de enero de 1117 fue un día histórico. En Italia, un terremoto de 6,4 grados en la escala sismológica de Richter devastó gran parte del centro norte del país, en particular Verona, y dejó un saldo de unos treinta mil muertos. Este es uno de los terremotos más trágicos y recordados en la historia de la humanidad.
Este terremoto no hace más que confirmar y anclar aún más las predicciones bíblicas. En su último sermón sobre la Tierra, Jesús profetizó que habría terremotos en diferentes lugares del mundo. Los geólogos y los estudiosos de la corteza terrestre son precisos: “La tierra, nuestro hogar, es una bomba de tiempo geológica que siempre está a punto de estallar. […] El suelo del planeta tiembla aproximadamente unas ochenta mil veces por año, lo que equivale a decir que la tierra que pisamos se mueve constantemente bajo nuestros pies, aunque casi siempre de manera imperceptible para nuestros sentidos” (Daniel Cecchini, Grandes terremotos, p. 7).
El aumento de los temblores en el transcurso de la historia es impresionante. En la actualidad, impera la información global, se llevan estadísticas de manera más precisa y hay muchos más habitantes sobre la Tierra que en los siglos pasados. Sin embargo, es pertinente analizar la cantidad de terremotos registrados en las centurias anteriores. En el siglo I d.C., se contabilizaron solo quince terremotos, pero cifras oficiales indican que ocurrieron más de dos mil sismos en el siglo XIX. En pleno siglo XXI, la Tierra sigue temblando y parece inestable.
¿Cómo están nuestros cimientos? ¿Construimos diariamente sobre la Roca sólida, que es Cristo? Hoy, las capas de la Tierra se mueven. Hoy, las capas de la Tierra anuncian la Segunda Venida. Hoy, la gracia divina esta disponible para que todos obtengan la salvación. Hoy puede ser un día histórico.
Tal vez, sea tiempo de realizar un “terremoto” interior. Uno que derribe las añejas y gastadas estructuras donde habitan nuestros pecados cobijados. Uno que pulverice los edificios donde descansa nuestro letargo espiritual. Uno que aniquile hasta los cimientos nuestra tibieza laodicense. Para lograr así, de entre los escombros de nuestros pretéritos fracasos espirituales, la reconstrucción total de nuestras vidas y un cambio radical que nos transforme en nuevas criaturas.
“Debe crucificarse el pecado. Debe realizar el Espíritu Santo una renovación moral completa. Debemos tener el amor de Dios, con una fe viva y permanente” (Elena de White, Joyas de los testimonios, t. 2, p. 16).

Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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LA GENEROSIDAD, UNA VENTANA DE BENDICIONES

“El alma generosa será prosperada: el que sacie a otros, será también saciado” (Prov. 11:25).

La generosidad es un símbolo de bendiciones, porque la Biblia afirma que quien la practica será prosperado y su sed será saciada. Es el hábito de entender las necesidades de los demás, e intentar satisfacerlas. Es abrir el corazón a otros y derramar amor. Cuando somos generosos, sembramos. Por lo tanto, la cosecha será generosa, si la siembra fue abundante; las bendiciones serán grandes, si la generosidad es grande. La cosecha se multiplica, si la siembra fue suficiente. El que siembra amor, cosechará amor; el que siembra odio, cosechará lo mismo. Ya lo dijo Pablo: “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2 Cor. 9:6). No puedes esperar recibir, si no diste. Recibirás, si has dado lo suficiente como para satisfacer una necesidad.
A un joven estudiante de Medicina se le descompuso su auto en la vereda de un camino solitario. Para salir del lugar y conseguir ayuda, tenía que caminar mucho. Llegó a la choza de una pobre viuda, a quien le pidió un vaso de agua. Ella, en su bondad, le dio dos vasos de leche. Tiempo después, el médico terminó sus estudios y comenzó a trabajar en el hospital de ese pueblo. La viuda enfermó y fue internada. Cuando le iban a dar el alta, no tenía con qué pagar la cuenta. Aquel médico que habla recibido la ayuda de la viuda se enteró de la situación y pagó la cuenta de la señora; semanas después, le dieron el alta, sin que ella pagara un peso. La generosidad tiene su recompensa y viene de Dios, porque él lo ha prometido.
Otra base de la generosidad es la entrega a Dios. Si estás en Cristo y él vive en ti, la virtud de la generosidad brotará en tu vida. Eso pasó con los hermanos de la iglesia de Macedonia. Las Escrituras dicen: “No como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros por la voluntad de Dios” (2 Cor. 8:5). Cuando el creyente se ha entregado al Señor y ha hecho un compromiso con él, le entrega todo lo que tiene: fuerzas, talento, tiempo, habilidades, dinero y liderazgo. Cuando los miembros de la iglesia de Macedonia se entregaron al Señor, fueron impulsados por Dios mismo para ser generosos con los pobres de Jerusalén.
Que Dios nos ayude a cultivar la generosidad; dar todos los días una sonrisa a quien está a nuestro lado, y agradecer a Dios por sus bendiciones.

Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
FUENTES DE VIDA
Por: David Javier Pérez
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LA ÚNICA REGLA DE FE

«De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida». Juan 5: 24

La biblia es la única norma de fe y de doctrina […]. Los que presentan el mensaje más solemne que se haya dado alguna vez al mundo deben disciplinar su mente para comprender el significado del mensaje que dan. El tema de la redención soporta el estudio más minucioso; podemos estudiarlo exhaustivamente y nunca lo abarcaremos por completo. Así que vayamos a la fuente por nosotros mismos, busquemos la vitalidad y frescura que nos ofrece. Bebamos a grandes sorbos del pozo de la salvación, para que Jesús sea en nosotros una fuente de agua que brote para vida eterna. Solo la verdad y la religión de la Biblia soportarán la prueba del juicio. No hemos de pervertir la Palabra de Dios para ajustarla a nuestra conveniencia o a intereses mundanales, sino preguntarnos con toda sinceridad: «¿Señor, ¿qué quieres que yo haga?». «Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio». ¡Y qué precio! No «con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo» (Hech. 8:6; 1 Cor. 6 :19,20, NVI; 1 Ped. 1:18,19). Cuando se perdió la raza humana, el Hijo de Dios dijo que la redimiría y que se convertiría en su garantía y su sustituto. Puso a un lado sus vestiduras reales, revistió su divinidad de humanidad, descendió del trono real para poder alcanzar los más profundos abismos de la aflicción y las tentaciones humanas. Elevó nuestra naturaleza caída, e hizo posible para nosotros que lleguemos a ser vencedores, hijos e hijas de Dios, herederos de su reino eterno.
¿Hemos de permitir entonces que nada terrenal nos aparte del sendero de la verdad? ¿No hemos de probar toda doctrina y teoría con la Palabra de Dios? No hemos de permitir que ningún argumento nos distraiga de la investigación minuciosa de la verdad bíblica. Las opiniones y las costumbres humanas no han de ser aceptadas como autoridad divina. Dios ha revelado en su Palabra lo que espera de nosotros, no nos desviemos de la gran norma de justicia. Él envió a su Hijo unigénito para que fuera nuestro ejemplo, y nos invita a escucharlo y seguirlo. No permitamos que nadie nos aparte de la verdad tal como es en Jesús, solo porque alguien supuestamente piadoso haya colocado sus ideas por encima de las claras enseñanzas de la Palabra de Dios.
La obra de Cristo consiste en llevarnos de lo falso y lo espurio a lo genuino y verdadero.
«El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12, NVI).— Fundamentáis of Christian Education, pp. 126-128.

Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
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