miércoles, 31 de julio de 2013

DINERO ARDIENDO

Lugar Noruega
Palabra de Dios: 1 Timoteo 6:10,11

Karl* había salido hasta tarde por la noche, y cuando volvió a su casa , en las islas árticas de Lofoten, en el noroeste de Noruega, la temperatura exterior había bajado mucho. “Hace frío esta noche”, pensó, mientras se arropaba más con su abrigo y caminaba hasta la puerta de su casa.
Qué bien se sentía estar adentro. Pero, al quitarse el abrigo, Karl sintió todavía un poco de frío. Caminó hasta la sala, y vio un tenue resplandor procedente de la estufa de leña. “Voy a avivar el fuego”, decidió Karl. Y, sin pensarlo, tomó un puñado de papeles que estaba al lado de la estufa y lo echó al fuego.
-¡Oh, no! -exclamó Karl cuando se dio cuenta de lo que había hecho.
Intentó sacar los papeles, pero ya era demasiado tarde. Las llamas habían devorado todo lo que había arrojado a las brasas.
Hundiéndose en su sillón, Karl se quedó sentado allí, mirando la estufa a leña. “No puedo creer lo que acabo de hacer”, pensó, sacudiendo su cabeza lentamente. Esa tarde, había vendido una pieza de arte, y entre la pila de papeles había un sobre con 2.400 dólares en efectivo. ¡Ahora, habían desaparecido!
Esto muestra que el dinero no dura. Ya sea que lo gastes, lo quemes o trates de ahorrarlo, no llevaremos dinero al cielo. La Biblia dice: “…el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores”. En lugar de ello, debemos “seguir la justicia, la piedad, la fe , el amor, la constancia y la humildad”.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA VIDA CONLLEVA RIESGOS

Amen al Señor, todos sus fieles; él protege a los dignos de confianza, pero a los orgullosos les da su merecido.  Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. Salmo 31:23-24

Cuando nacemos, ya venimos equipadas por el Creador para hacer frente a las demandas de la vida. Los talentos, las habilidades y las capacidades físicas, mentales y espirituales son las herramientas con las cuales tendremos que enfrentar los riesgos que conlleva vivir en este planeta.
Hay quienes, conscientes de esto, afilan, pulen y emplean sus capacidades, en contraste con aquellos que prefieren dejarse llevar por la inercia de la vida, sin realizar un mínimo esfuerzo. Quien esté dispuesto a enfrentar la vida con todos sus riesgos será un buen protagonista de los acontecimientos que le sobrevengan, y no un simple espectador. Reconocerá que el camino para trascender y lograr los objetivos trazados requiere un gran esfuerzo, tenacidad y diligencia.
Los que crean su propia burbuja de seguridad y se sienten cómodos en ella, se ven privados de la oportunidad de construir una vida exitosa y útil. El reconocido abogado austríaco Peter Drucker dijo: “Donde hay una empresa de éxito, hay alguien que tomó una decisión valiente”.
La mexicana Adriana Macías es un ejemplo de perseverancia y dedicación.
Llegó a la vida sin dos de las herramientas más importantes que tenemos: los brazos. Sin embargo, esto, lejos de ser un impedimento para ella, fue un acicate que le permitió desarrollarse como persona y como mujer. Hoy, apenas superando los treinta años, es una mujer bella físicamente, abogada de profesión y autora de varios libros, entre los cuales destaca Abrazar el éxito, sin meter las manos. Adriana estuvo dispuesta a caminar por la senda del sacrificio y del dolor, logrando que sus piernas y sus pies se transformaran también en sus brazos y sus manos.
Vivir la vida y aceptar los riesgos que conlleva es un acto de valentía y de fe.
Valor para evitar los impedimentos y una fe inquebrantable para confiar en que Dios está al mando de la vida de cada ser humano.
Amiga, mírate bien, reconócete como una hija de Dios y pon tus manos a la obra. El Señor despliega constantemente ante ti un mundo de posibilidades.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

GRANDES SOCIEDADES Y CLIMAS INHÓSPITOS

Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella (Hebreos 12:11).

Los cristianos, especialmente los nuevos en la fe y los jóvenes, tienden a creer que el camino de la fe es de paz, seguridad y felicidad. Pero pronto descubren que no es así.
Arnold J. Toynbee dedicó su vida a buscar la respuesta a estas dos interrogantes: ¿Qué hace que una gran nación surja y luego desaparezca? ¿Qué condiciones contribuyen a que una sociedad prospere? Los resultados de su investigación aparecen en una obra de varios tomos titulada Estudio de la historia. Estas son las conclusiones resumidas a las cuales llegó después de toda una vida dedicada al estudio:
Primero: no existe ninguna raza superior a las demás. Segundo: no es cierto que el medio ambiente aporte las condiciones propicias para el desarrollo de las grandes sociedades.
Toynbee descubrió que una vida fácil no contribuye a la grandeza de una sociedad; al contrario, la estorba. Por ejemplo, descubrió que un clima placentero no produce grandes civilizaciones.
Toynbee dice que las grandes civilizaciones surgen como respuesta a los desafíos que afrontan. Una gran dificultad las obliga a hacer un esfuerzo superior. El obstáculo puede ser geográfico, político o militar. Puede ser, incluso, un clima inhóspito. Mientras exista un desafío, algo en contra de lo cual luchar, mientras existan nuevas fronteras, habrá crecimiento.
Por eso sucede que, una vez que una civilización ha llegado a la grandeza, se descuida, baja la guardia y entra en decadencia.
Los principios de Toynbee también se aplican a las iglesias, las familias y los individuos.
Para crecer se necesita un desafío, un conflicto, una incertidumbre. El historiador británico estableció la siguiente regla: “Eliminar los riesgos estimula la decadencia y a la larga destruirá cualquier sistema”.
Por eso Dios no facilita nuestra lucha en el gran conflicto. Sabe que nos hace bien luchar.
Nos mantiene despiertos mediante la lucha sin cuartel contra las potestades de las tinieblas. Dios, de una forma muy sabia, se niega a concedernos seguridad absoluta y ausencia de riesgos. No quiere que nos sintamos cómodos y dejemos la lucha y la peregrinación.
Una seguridad excesiva es dañina. Un poco de inseguridad nos mantiene alerta.
Por lo tanto, si tienes problemas, ¡no te desanimes! ¡Nunca pienses que tus problemas son indicios de que Dios se ha olvidado de ti! Más bien, son evidencias de que trabaja con éxito en la edificación de tu carácter.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL REPARADOR DE PORTILLOS

“Y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar. Isaías 58:12.

Podemos regocijarnos en que el mundo no ha sido abandonado a una impotencia sin esperanza. Jesús dejó el Trono real y su alto mando del cielo y se hizo pobre, para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Tomó sobre sí nuestra naturaleza, a fin de enseñarnos cómo vivir. En los pasos que el pecador debe dar en la conversión -el arrepentimiento, la fe y el bautismo-, él nos dio el ejemplo. No se arrepintió por sus pecados, porque no los tenía, pero lo hizo en nombre de los pecadores.
Jesús se convirtió en el “reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”. Se convirtió en un exiliado en la tierra para traer de regreso a la oveja perdida y errante, el único mundo arruinado por el pecado. En él se combinaron lo terrenal y lo celestial, lo humano y lo divino; de otra manera, él no podría ser un Mediador a quien los pecadores pueden acercarse, y por medio del cual puedan ser reconciliados con su Hacedor. Pero ahora él rodea a la humanidad con brazos de simpatía y de amor mientras se aferra del Trono del infinito, uniéndonos de ese modo, en nuestra debilidad e impotencia, con la Fuente de fortaleza y poder…
Estamos endeudados con Jesús por todas las bendiciones que disfrutamos.
Debemos estar profundamente agradecidos por ser los objetos de su intercesión.
Pero Satanás engaña a hombres y mujeres cuando presenta ante ellos el servicio de Cristo bajo una luz falsa, y al hacerlos pensar que para ellos sería una humillación aceptar a Jesús como su Redentor. Si percibimos el privilegio cristiano bajo la luz apropiada, debiéramos considerar ser contados como hijos de Dios, herederos del cielo, como la más elevada exaltación…
¿Dejará usted las oscuras moradas del pecado y el dolor, y buscará las mansiones que Jesús fue a preparar para sus seguidores? En su nombre lo instamos a plantar sus pies firmemente en la escalera y subir. Abandone sus pecados, venza sus defectos de carácter y aférrese con todas sus fuerzas de Jesús, el camino, la verdad y la vida. Todos podemos triunfar. Nadie que persevere perderá la vida eterna. Los que creen en Cristo no perecerán; ni nadie los arrebatará de su mano —Signs of the Times, 31 de julio de 1884.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White