miércoles, 27 de junio de 2012

FELIZ COMO UNA TORMENTA


«El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera» (Proverbios 16:15, NVI).

Espero que te hayas puesto hoy tu impermeable, pues definitivamente va a llover ¿Alguna vez te has preguntado cómo caen gotas de las nubes y cómo hacen para entrar en ellas? Te lo explicaré.
El viejo señor sol calienta mucho allá arriba en el cielo. Calienta tanto, que puede hacer que ríos, estanques, lagos y océanos se evaporen, causando que pequeñas gotas de agua suban hasta el cielo. A medida que estas gotas se unen se convierten en jotas más grandes y forman nubes. Las gotas se van haciendo cada vez más grandes, hasta que son demasiado pesadas para permanecer en el aire, entonces caen en forma de lluvia.
El versículo de hoy dice que «el rostro radiante del rey es signo de vida». Sus buenas acciones son como la lluvia que cae del cielo. Parece que es bueno entonces mantener al rey feliz, ¿no es así?
Hoy en día pasa lo mismo. Cuando la gente es feliz, ocurren cosas buenas. Intenta lo siguiente: trata de hacer feliz hoy a la mayor cantidad de personas que puedas. Observa si comienzan a ocurrir cosas buenas. Te darás cuenta de que cuando haces felices a otros, ¡tú también eres feliz!

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

CUANDO LA CRISIS GOLPEA


Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y, sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta, ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? (Mateo 6:26).

Toda mujer en algún momento de su vida enfrentará situaciones de estrés que podrían desembocar en una crisis. Algunas de ellas podrían ser manejadas exitosamente tomando en cuenta su naturaleza pasajera.
En cambio, en una crisis grave no se podrá enfrentar el acontecimiento precipitante sin experimentar algún tipo de desequilibrio, ya que el sujeto por lo general se derrumba emocionalmente.
Podemos reaccionar de tres formas ante una situación de crisis:

  • Enfrentándola para salir adelante, en caso de que la misma sea leve.
  • Bloqueando mentalmente los efectos dolorosos, para continuar con las actividades normales; en una crisis moderada. 
  • Colapsando emocionalmente. Si la crisis es severa, lo recomendable es buscar ayuda profesional.

Hay momentos y circunstancias en los que la vida nos golpea muy fuerte. Ese es el caso de una muerte trágica o una enfermedad terminal o un divorcio. En esos momentos Dios te dice: «Yo estoy contigo, no te dejaré, no ir desampararé» (Jos 1:9).
Necesitamos aprender de las situaciones pasadas con el fin de vivir en el presente sin sombras, visualizando un futuro de esperanza. Algunas técnicas o alternativas que podrían ser de ayuda incluyen:

  • Descansar bien, relajarse y hacer ejercicio físico.
  • Establecer prioridades.
  • Realizar un análisis introspectivo.
  • Adoptar toda una serie de pensamientos positivos.
  • Compartir con personas de confianza nuestra situación.
  • Buscar ayuda profesional.

Señor, ayúdame a reconocer que hay cosas que no puedo cambiar.  Dame el valor para modificar aquello que puede cambiarse y la sabiduría para distinguir entre unas y otras.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Juana F. Santiago 

ACCESO TOTAL


No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro. Lucas 8:17.

Nuestro versículo de hoy me recuerda una historia que leí en el libro de ilustraciones Treasury of the Christian World (Antología del mundo cristiano, p. 358), de A. Gordón Nasby. El relato tiene como protagonista a Edwin Booth (1833-1893), un famoso actor estadounidense del siglo XIX. Durante sus mejores años, Edwin se presentó en los escenarios más distinguidos de los Estados Unidos y de Europa. Incluso llegó a fundar su propio teatro. (Por cierto, su retiro prematuro de la actuación se produjo cuando su hermano menor, John, asesinó al presidente Abraham Lincoln, el 14 de abril de 1865).
Se cuenta que un ministro religioso quería asistir a una obra protagonizada por Edwin, pero temía que alguien de su congregación pudiera verlo. «¿Qué dirían mis feligreses —se preguntaba— si supieran que estuve en el teatro?» El caso es que el pastor se las arregló para obtener una entrevista con el famoso actor.
—¿Podría hacer arreglos para que se me permita entrar por una puerta que no sea la principal? —preguntó el pastor.
—Lo siento mucho —replicó Edwin—. No hay puertas en mi teatro a través de las cuales Dios no pueda entrar.
¡Tremendo regaño! ¿Podría yo decir lo mismo? ¿Podría yo también afirmar que las puertas de mi hogar, de mi cuarto, de mi biblioteca; los archivos de mi computadora, mi colección musical, mis revistas; en una palabra, toda mi vida está abierta para que Dios pueda entrar? Si es verdad que entre los buenos amigos no hay secretos, entonces las puertas siempre deberían estar abiertas para el Señor Jesús, nuestro mejor amigo.
¿Tú qué piensas? ¿Estás permitiendo que Jesús sea Señor de toda tu vida?. ¿O hay alguna puerta que ahora mismo estás cerrando para que él no entre?
Abramos todas las puertas. Que en nuestra vida no haya reservas para Dios. Que no haya lugares secretos. Que no quede un solo rincón al cual nuestro Padre celestial no pueda entrar.
Padre celestial a partir de hoy te abro todas las puertas de mi vida. Que la dulce influencia de tu Espíritu santifique todo mi ser.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

¿CUÁNTO DEBE?


«Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. » (Lucas 7:47).

Ahora los focos se centran en Simón, el leproso. Simón que vive una doble vida, Simón el fariseo, Simón el inconverso. Simón abrigaba la esperanza de que aquella fiesta para honrar a Jesús mejoraría la opinión que los demás tenían de él y fuera más fácil coronarlo rey. Puesto que la familia de Simón había sido bendecida con varios milagros, era natural que esperara disfrutar de una posición destacada en el nuevo reino terrenal de Cristo.
Pero el festejo tomó un giro inesperado y catastrófico cuando María se puso en evidencia. Insensata e impulsiva María... De carácter ingenuo y complaciente, María había cedido a las sugerencias inmorales de su tío Simón hasta el punto de casi arruinar su vida. Si Jesús no la hubiera encontrado y perdonado, ¿quién sabe dónde habría llegado? Si había otra cosa que desagradara tanto a Simón era que Jesús no la hubiera echado fuera ni la hubiera reprendido. Simón estaba tentado a pensar que tal vez Jesús no era un profeta. No dijo nada, pero pensó para sus adentros: «Si este Jesús fuera un profeta habría sabido qué clase de mujer es la que lo toca, porque es una pecadora».
Simón no se dio cuenta de que en tales ocasiones el Hijo de Dios actúa a la manera de Dios: con compasión, ternura y misericordia. «Leyendo sus pensamientos, Cristo le respondió antes de que Simón hablara, demostrándole que era el Profeta de los profetas: "Simón, una cosa tengo que decirte [...]. Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro, cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos lo amará más?" Respondiendo Simón, dijo: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Él le dijo: "Rectamente has juzgado"» (Hijos de Dios, Apéndice A, p. 235).
Estimado lector, ¿le ha sido perdonado mucho? ¿El Señor lo ha bendecido con el deseo de tener un corazón nuevo? ¿Se ha librado de un accidente mortal? ¿Se ha recuperado de una enfermedad? ¿Disfruta de paz interior? ¿El Señor ha enviado su Espíritu para ayudarlo a desarrollar todos sus frutos? Entonces, ¿cuánto le debe al Señor? Basado en Mateo 26: 6-13

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill