jueves, 10 de marzo de 2011

¿QUÉ ESTAQUE, HAS HECHO?

Entonces Jehová Dios dijo a la mujer «¿Qué es lo que has hecho? (Génesis 3:13).

Esta pregunta que Dios hizo a Eva ha trascendido las páginas de la historia. El ser humano, a causa de su conducta pecaminosa, también necesita de vez en cuando que le hagan esa misma pregunta.
Cuando era pequeña, mi madre me relataba la historia de Eliseó y Giezi. Elíseo hizo una pregunta similar a su siervo: «¿De dónde vienes, Giezi?». Y él respondió, asustado: «No he ido a ninguna parte, mi señor» (ver 2 Rey 5: 25). Tanta gracia me causaba aquella historia que, según mi madre, la repetía una y otra vez. Parece que necesitamos que una persona con mayor juicio nos haga preguntas sobre nuestra conducta.
Cuando Cristo venga escucharemos esa interrogante y tendremos que dar cuenta de nuestra actitud, e incluso de nuestros pensamientos. ¿Te has parado a pensar qué responderías si Dios te preguntara qué lias hecho con tu tiempo o qué has hecho con tus talentos, tu dinero, tus hijos, tu vida espiritual? Las parábolas que contó Jesús nos hablan claramente de un día en el que lodo saldrá a juicio. Nuestro nombre y nuestra vida tornarán un rumbo determinante para la eternidad.
Como mujeres. Dios nos ha otorgado un cuerpo que debemos cuidar no solo físicamente, sino moral y espiritualmente también. ¿Cómo estás usando tu cuerpo? ¿Lo estás sometiendo a esa moda que cada vez exige utilizar menos cantidad de tela? Escuchemos por un momento la voz de Dios diciéndonos hoy: «Mujer, que has salido de mis manos, ¿qué estás haciendo con la hermosura y los encantos que te di?».
Por otra parle, algunas mujeres casadas van al extremo de abandonarse y dejan de arreglarse, van siempre vestidas de modo que ni al esposo le resulta agradable mirarlas. A esas mujeres también Dios tiene algo que decirles: «¿Qué estás haciendo con la belleza que te he dado?».
Sea cual lucre tu situación, pídele a Dios que te haga una mujer digna de dar una respuesta acertada ante el tribunal celestial. Sea tu oración: «Señor, vísteme con tu manto de justicia y seré la mujer que quieres que sea».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

SEGUNDO ERROR DE SANSÓN: SEXO POR DINERO

Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. Jueces 16:1.
Luego del incidente con la mujer de Timnat, Sansón continuó sus ataques contra los filisteos, produciendo grandes pérdidas en las ciudades filisteas. Pero a pesar de que los filisteos eran enemigos acérrimos de los israelitas, Sansón visitaba sus ciudades, ya que sentía una tremenda debilidad por sus mujeres.
Fue así como paseando por Gaza conoció a una ramera con la que mantuvo relaciones. Sansón conocía lo que la ley de Dios enseñaba acerca del sexo. Él comprendía perfectamente que el séptimo mandamiento, que señala "no cometerás adulterio" (Éxo. 20:14), permite la relación sexual exclusivamente en el matrimonio. Cualquier otra desviación de este entorno creado por Dios, quien creó la familia antes del pecado, es una transgresión de este mandamiento. Sansón también conocía la ley escrita en tiempos de Moisés que decía: "No haya ramera de entre las hijas de Israel" (Deut. 23:17), pero ignorando voluntariamente todo al respecto, le dio rienda suelta a sus impulsos y se unió a ella en el sexo.
Lamentablemente este pecado perdura hasta nuestros días. El placer sexual por dinero se promociona en los medios de comunicación y hasta dejó de tener la connotación social negativa que tuvo por muchos años. El pensamiento de la sociedad posmoderna de que cada uno posee su propia verdad, logró impregnar la mente de muchos que creen que el gozo del sexo está a disposición de cualquiera, mientras se presente la oportunidad. Día a día cientos de jóvenes son impulsados a seguir el triste ejemplo de Sansón al aventurarse a dar sus energías y su fuerza a una persona extraña, porque "todo el mundo lo hace" o "porque hay que practicar para saber lo que se hace en el matrimonio".
Déjame decirte que la relación sexual fue dada por Dios para gozo, placer y procreación en la pareja que posee amor y compromiso, y ese entorno lo cumple únicamente el matrimonio. El sexo no está para dominar al ser humano y llevarlo cautivo porque se tiene "ganas", sino que debe ser sometido al gobierno de la mente racional y espiritual.
La asociación ilícita de Sansón de obtener sexo por dinero, fue la que preparó el terreno para que luego se uniera en concubinato con Dalila, la mujer que lo llevó a la ruina. Dios no desea que ninguno de sus hijos termine en la ruina, como terminó Sansón, sino que quiere verlos triunfar en todas las áreas de la vida. La sexualidad no es la excepción. Por eso, en este día de oportunidades que Dios te da, dirígete en oración entregándote por completo a él, para que te dé las fuerzas para vivir de una manera sabia y santificada.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

ESPERA EN DIOS

Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:29-31.

Hace una hora que camino y corro bajo los cedros de un parque natural de los Estados Unidos. En este país hay muchos, poblados de vegetación y de fauna natural. Ardillas traviesas que coquetean con los extraños; venados que huyen asustados, asustados, cuando se aproxima un transeúnte. Y aves; muchas de ellas, hermosas, coloridas y esplendorosas.
Estoy cansado. Esta es la última vuelta que doy antes de bañarme y sentarme delante de la computadora, para escribir el devocional. El cansancio trae a mi mente el versículo de hoy: Dios promete dar esfuerzo al cansado y multiplicar las fuerzas del que está agotado.
En esta vida, muchas veces sientes que no tienes fuerzas. Ya diste, de ti, todo lo que eras capaz de ofrecer; pero sientes que estás perdiendo el control de la embarcación. El mar de las dificultades te asusta, y no sabes qué hacer. Lo peor es que de una actitud tuya depende el bienestar de otras personas. Hay hijos que te miran como a un héroe, que jamás se cansa y nunca desiste.
En la soledad de tu alma, sin embargo, tú sabes que eres apenas un ser humano. Un padre o una madre que lucha para llevar la familia adelante; no una máquina infatigable que cumple mecánicamente sus funciones.
¿Qué hacer cuando nadie comprende tu debilidad? ¿Adonde ir, cuándo sientes que las fuerzas están llegando al límite?
El versículo de hoy menciona que hasta los muchachos se fatigan y se cansan, y los jóvenes flaquean y caen, pero aquellos que esperan en el Señor tendrán "nuevas fuerzas". Dios no te promete aumentar la fuerza, sino darte nuevas fuerzas. Como si recién entrases en la lucha. No descansado, sino nuevo.
Es que Dios no solo reconstruye lo que está destruido, sino también "te hace de nuevo". El pasado desapareció; solo existe un presente, en el que acabas de entrar, y un futuro maravilloso por recorrer.
Por eso, hoy, no hagas caso de tus fuerzas casi agotadas. Mira a Jesús, y recuerda que "él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón