miércoles, 3 de octubre de 2012

YA VIENE EL VERANO


«Aprendan esta enseñanza de la higuera: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y brotan sus hojas, se dan cuenta ustedes de que ya el verano está cerca» (Mateo 24:32).

¿Puedes saber si el verano ya viene con solo ver los árboles? Por supuesto que sí. Si has estado prestando atención durante todo este tiempo que hemos explorado juntos la Biblia, sabrás que sí. Es posible saber que el verano está cerca cuando unos pequeños brotes verdes comienzan a salir portadas las ramas de los árboles. Esos pequeños brotes son las hojas del árbol naciendo. Si estuviéramos en primavera, en pocas semanas los árboles estarían llenos de nuevas hojas verdes.
Jesús quería enseñarles una lección a sus seguidores con el versículo de hoy. Él les dijo que así como podemos saber que el verano viene con solo ver las ramas de los árboles, también podremos saber cuándo vendrá él de nuevo por las señales que nos menciona en Mateo 24.
¿No es emocionante saber que Jesús va a regresar a esta tierra? ¿No será divertido pasar el reste de la eternidad con él en el cielo? Él es nuestro mejor amigo, y está ansioso por reunirse con nosotros. Cuando veas los brotes de las hojas aparecer en las ramas de los árboles, recuerda esto: Jesús va a regresar nuevamente. Él está deseoso de aparecer en las nubes y llevarte con él al cielo.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

APRENDAMOS A ORAR


Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (Romanos 8:26).

En nuestra iglesia un breve segmento del servicio de oración de los miércoles se dedica a los niños. En una ocasión proyectaron una película que trataba de lo importante que es contarle todo a Dios y esperar su respuesta con paciencia y fe. El protagonista de aquella película no sabía orar, de manera que hizo toda clase de esfuerzos para que su petición fuera contestada. Después de intentarlo una y otra vez descubrió que Dios sabe lo que necesitamos, incluso antes de que comencemos a pedirlo, y que es nuestro privilegio acercarnos a él con fe para presentarle nuestras peticiones.
Debo confesar que cuando leí el versículo de nuestra meditación me sentí un tanto frustrada y pensé: «Si yo no sé pedir, entonces ¿para qué pido?». Lo que me sirvió de consuelo fue saber que el Espíritu Santo está listo a acompañarnos cuando comenzamos a orar, y habla por nosotros lo que no podemos decir por nosotros mismos.
Pensemos por un momento en lo que hace el Espíritu: acomoda nuestras súplicas y peticiones y las presenta al Padre, porque ni tú ni yo sabemos pedir. Luego hace algo que todavía no podemos comprender a causa de nuestra naturaleza pecaminosa: intercede por nosotros. No tenemos que preocuparnos por si estamos hablando bien o mal, o por el hecho de que a Dios no le agrade lo que hemos dicho. Únicamente debemos acudir ante su presencia con humildad, confiando en que a través de los méritos de Jesús y por la intervención del Espíritu Santo, tenemos acceso al Padre. Eso es más que suficiente.
Quizá lo más difícil para nosotras sea esperar la respuesta. Sin embargo, Dios, que todo lo sabe y que tiene nuestra vida en sus manos, abrirá a su debido tiempo las ventanas de los cielos y nos dará más de lo que le hemos pedido. Deja de preocuparte pensando que no sabes orar; habla diariamente con Dios y permite que el Espíritu Santo y Jesús hagan el resto.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Evelyn Herrera de Omaña

¿YA TIENES TU LISTA?


No me pondré como meta nada en que haya perversidad. Salmo 101:3. NVI

¿Ya pensaste lo que quieres ser en la vida? ¿Y lo que quieres hacer? Es muy probable que lo hayas pensado pero no lo hayas escrito. Algunos le llaman a esto la declaración de misión personal: una lista de metas que expresan lo que uno se propone ser como persona, y los proyectos que desea emprender en la vida.
Todo parece indicar que el rey David tenía su lista de metas personales. Si lees el Salmo 101 descubrirás algunas de ellas. Por ejemplo:

  • Quiero vivir con rectitud (vers. 2).
  • Mi conducta será intachable aun en mi propio palacio (vers. 2).
  • No pondré jamás la mira en propósitos perversos (vers. 3).
  • Alejaré de mí los pensamientos impuros (vers. 4).
  • Solo estará a mi servicio el que lleve una vida recta (vers. 6).

Interesante. ¿Notaste qué cualidad de carácter destaca el rey David en su lista?
La rectitud, tanto en la vida privada como en público. Sin duda, un deseo muy noble pero, ¿cómo se proponía David alcanzar este ideal? Creo que la clave está en el versículo 3. La versión Dios Habla Hoy dice: «No pondré jamás la mira en propósitos perversos». Y la versión Nueva Reina Valera 2000: «No pondré ante mis ojos cosa injusta».
Lo que el rey David está diciendo aquí es lo mismo que siglos más tarde escribieron otros y que ha confirmado la ciencia moderna: Si queremos actuar bien, tenemos que pensar bien. Pero si queremos pensar bien, tenemos que empezar por seleccionar bien el alimento de nuestra mente. O como lo expresó el apóstol Pablo, tenemos que pensar «en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto» (Fil. 4:8).

Lo contrario, por supuesto, también es cierto. Si ves lo malo, pensarás en lo malo, y será más fácil que hables y hagas lo malo. («De lo que abunda en el corazón, habla la boca», nos dice Mateo 12:34.) Por cierto, ¿te has fijado lo difícil que es sacar de la mente una imagen perversa o un pensamiento sucio? Es verdad que puedes toparte con esas imágenes sin estar buscándolas (en un puesto de ventas de revistas, al cambiar canales del televisor con el control remoto), pero recuerda que, en última instancia, tú decides lo que pondrás ante tus ojos.
Resuelve no poner ante tus ojos nada perverso. A fin de cuentas, en esta vida terminarás asemejándole a aquello que más amas, sea humo o malo.

Espíritu divino, capacítame para no poner ante mis ojos ninguna cosa perversa.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

JAMÁS SE DÉ POR VENCIDO


«Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre» (Lucas 21:36).

Hay muchos casos en los que, al parecer, Dios dijo «no» a las peticiones de los hombres y mujeres piadosos. Y, sin embargo, pasados los años, al mirar atrás, descubrimos que la respuesta, en lugar de un «no» a nuestra pequeña oración, fue un «sí» a los verdaderos deseos del corazón.
Uno de los ejemplos más evidentes recogido en las Escrituras es la oración de Moisés antes de entrar a la tierra prometida. Sin embargo, Dios tenía preparada para Moisés una respuesta que iba más allá de sus sueños más descabellados. Le permitió entrar en la verdadera tierra de promisión, la Canaán celestial; y no solo eso, sino que, alentando a Jesús, participó en la mayor manifestación de la gloria de Dios en el Monte de la Transfiguración.
Más tarde, otro gigante de la fe, el apóstol Pablo, oró pidiendo a Dios que lo sanara. La respuesta aparente a su oración fue un «no», pero el tiempo puso de manifiesto que la oración contestada fue la del corazón de Pablo (ver 2 Cor. 12:7-9).
En mi vida ha habido varios períodos en los que, desesperado, me he vuelto a Dios. Aunque a veces respondiera con un «no» a la letra de mis oraciones, está claro que sí respondió a su espíritu.
Dios contesta las oraciones de diferentes maneras. A veces, sencillamente dice «sí». Cuando esto sucede, de inmediato nuestra fe se fortalece y nos sentimos mejor. Otras veces, aunque la respuesta sea afirmativa, quizá venga con retraso o de un modo que no esperamos.
Y, seamos sinceros, hay ocasiones en que parece responder con un «no». Pero luego, mirando atrás, vemos que en realidad era un «sí».
En cierta ocasión, mientras dirigía un seminario en una reunión campestre, un matrimonio del público captó mi atención. Parecía que, mientras yo predicaba, el esposo sorbía todas y cada una de mis palabras. Tenía una sonrisa permanente en el rostro. Al cabo de uno o dos días, la esposa me explicó que su esposo se había bautizado hacía poco tiempo... ¡después de que ella orara por él durante 52 años! Lo que había parecido un rotundo «no» a las oraciones de la esposa, con el tiempo, devino en un glorioso «sí».  Basado en Lucas 18:1-8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

TENER EN ALTA ESTIMA EL MATRIMONIO


Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal" (Hebreos 13:4, NVI).

Por supuesto, es maravilloso cuando los dos esposos están unidos en este propósito, cuando siguen el mandamiento bíblico de ser "afectuosos unos con otros" en amor, y se dan preferencia el uno al otro (Romanos 12:10). "Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal" (Hebreos 13:4, NVI).
No obstante, cuando tus intentos de honra no son correspondidos, debes honrar igualmente. El amor se atreve a hacerlo, a decir: "Valoraré nuestra relación por sobre todas las demás. El mayor sacrificio que esté dispuesto a hacer, lo haré por ti. Con todos tus fracasos, tus pecados, tus errores y tus defectos (pasados y presentes) igual decido amarte y honrarte". Así se crea una atmósfera para reavivar el amor. Así guías tu corazón a volver a amar de verdad a tu cónyuge. Y eso es lo bueno del honor. Como sacerdote o sacerdotisa del hogar y embajadores de Cristo en la iglesia, deberá ejemplificar en su vida el carácter de Cristo, debe ser fiel en velar por las almas empezando por las que están en su hogar.
Elena G. White escribió: "Ustedes deben mostrar en su hogar esa consideración bondadosa, esa ternura, amor, delicadeza, paciencia, noble y verdadera cortesía que es digna de la cabeza del hogar antes de tener éxito en la ganancia de almas para Cristo" (Testimonios, t. 3, p. 556).
El desafío de hoy
Elige una manera de demostrarle honor y respeto a tu cónyuge, que sea diferente de lo habitual. Quizá sea abrirle la puerta a tu esposa. Tal vez sea guardarle la ropa a tu esposo. Quizá sea la forma en la que escuches y hables cuando se comuniquen. Muéstrale a tu cónyuge que lo tienes en alta estima.
Reflexión: PROCURARÉ SER MAS AFECTUOSO(A) CON MI CÓNYUGE. PRESÉNTALE A DIOS HOY DOS PETICIONES CON RESPECTO A LO QUE HAS LEÍDO, QUE PUEDAN AYUDARTE A TU RELACIÓN.


Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur