viernes, 30 de octubre de 2009

COMPARTIR LA PAZ

Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios (5. Mateo 5: 9).

Cuando Dios creó este mundo hizo al hombre y a la mujer para que gozaran de felicidad, armonía y paz. Los rodeó de todo lo que necesitaban, incluso les dio normas y preceptos divinos, mismos que les ayudarían a conservar esa felicidad y paz interior. No solo les dio un hogar bellísimo, sino que les dio instrucciones para que vivieran una vida eterna y feliz. Tristemente el pecado entró en el mundo, rompió la paz que Dios quería que sus hijos experimentaran y, como resultado, en nuestro diario caminar encontramos personas con corazones vacíos, ansiosos, tristes y preocupados. La raza humana ha llegado a un punto en el que no experimenta la paz interior, ¡cuántos hogares y comunidades han sido afectados con esta carencia! Al tomar en cuenta el versículo seleccionado para hoy, me pregunto: como hijas de Dios, ¿nos ha colocado a ti y a mí en nuestros hogares y en el vecindario donde vivimos para que «trabajemos por la paz»? ¿Cómo puede una mujer «trabajar por la paz»?

  • Tener una vida de devoción diaria a través del estudio de la Palabra de Dios y la oración.
  • Con un espíritu alegre y apacible.
  • Tratar con bondad a cada miembro de la familia independientemente de lo que hagan o dejen de hacer.
  • Ingerir alimentos sanos y nutritivos, libres de sustancias irritantes o nocivas.
  • Dedicar tiempo para el ejercicio físico.
  • Mantener una casa limpia y ordenada.
  • Escuchar música cristiana que eleve el corazón.
  • Reflexionar durante el día en las promesas de Dios.
  • Compartir con otros lo que Jesús significa para ti y lo que él ha hecho para salvar a cada uno.
  • Perseverar en oración por nuestra familia y vecinos.

La lista puede continuar. Hay muchas cosas que como mujeres podemos hacer para lograr la paz: «Doquiera reine su espíritu, morará la paz. Y habrá también gozo, porque habrá una serena y santa confianza en Dios» (El De­seado de todas las gentes, p. 127).

Natalia Castro de Espinosa
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

NO TE FÍES DE LOS OJOS

Porgue vendrán falsos mesías y falsos profetas; y harán grandes señales y milagros, para engañar, a ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido. Mateo 24:24.

Cuando vi que el ilusionista Kirby Van Burch hacía desaparecer un helicóptero, no podía creer lo que veían mis ojos. El helicóptero estaba ahí, en el escenario, justo delante de nosotros. Pero cuando retiró el telón no lo vi. Y eso que yo estaba sentada en la cuarta fila... El cerebro me decía: «Los helicópteros no se esfuman». Pero los ojos decían: «Ha desaparecido». Justo antes de que Jesús regrese, Satanás creará las ilusiones más extraordinarias jamás vistas en la tierra. Olvídate de helicópteros que desaparecen. Satanás no vendrá a divertirnos. Su objetivo será engañar a todo el mundo y hacer que lo siga. Y casi lo conseguirá. Los ángeles de Satanás tomarán la forma de personas que han muerto. Afirmarán que viene del cielo. El mismo Satanás fingirá ser Jesús. Intentará convencer a todos de que el sábado fue cambiado por el domingo. Será tan convincente que, a menos que conozcas la verdad, lo seguirás. Hay tres cosas que puedes hacer para no caer en el engaño final de Satanás. La primera, conocer la Biblia. ¿Qué dice del lugar al que van las personas cuando mueren? ¿Qué dice de la segunda venida de Jesús? ¿Qué dice del día de adoración de Dios? La segunda, no permitas que la curiosidad te meta en líos. Quizá quieras ver cómo es ese "Jesús". Pero no te le acerques. No le des la oportunidad de controlar tu mente. Y la tercera, y la más importante, permanece junto a Jesús. Manten un contacto constante con él. Él te llevará a la verdad e impedirá que caigas en las ilusiones magis­trales de Satanás.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

NADA TE DARÁ TEMOR

He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Isaias 40: 10.

¿Sabes cómo recibir fuerza de Dios cuando las dificultades llegan a tu vida, destruyendo la paz, la salud, y la seguridad? ¿Sabes cómo descansar en Dios cuando se rompen tus sueños, y tus esperanzas se convierten en cenizas? Quizá la crisis, el dolor o la angustia golpean tu vida hoy, y en tu desesperación no sabes qué hacer.
El texto bíblico para la meditación de hoy presenta un mensaje maravilloso. Nos dice lo que debemos hacer y con quién contamos para enfrentar los peores momentos de nuestra vida. El profeta Isaías, conocedor por experiencia del Único con quien se puede contar en todo momento, dice a los atormentados y afligidos: «¡Vean aquí a su Dios!»
De la declaración del profeta podemos deducir una importante lección. Cuando surgen las pruebas y, como embravecidas aguas, amenazan con anegarnos, inmediatamente debemos fijar nuestra mirada en Dios. Siempre me gusta pensar en el ratón cuando, sorprendido en la cocina y perseguido con la escoba con aviesas intenciones, centra toda su atención y su vista en una sola cosa: No en quien lo persigue ni en la escoba, sino en su ratonera, único lugar donde encontrará protección.
A los que atraviesan por pruebas y dificultades, Isaías les dice: «¡Vean aquí a su Dios!» Mira hacia Dios, porque él es la roca inmutable. Mira hacia Dios; él no te dejará nunca. Mira hacia el Dios que todo lo sabe y todo lo puede. Cada cosa necesaria para vencer en toda circunstancia se encuentra en él.
El Señor es tierno y compasivo. El propio Isaías afirma: «Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas» (Isaías 40: 11). Él es el buen pastor, el Pastor por antonomasia, quien está íntimamente involucrado en la vida de sus ovejas. Él las ama, las junta cerca de él y las lleva a hombros cuando son abrumadas por las pruebas de la vida.
Ánimo, tu Dios es el supremo gobernante del universo, el creador de todas las cosas. En su gran plan, eres muy importante.
Cuando tu problema parezca insuperable, somételo a Dios. Él es capaz, poderoso y compasivo.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.