lunes, 17 de septiembre de 2012

PROTEGIDOS COMO OJOS


«Los ojos en las cuencas» (Zacarías 14:12).

«Los ojos en las cuencas». ¡Eso es asombroso! Si pudiéramos hacernos pequeñitos, montarnos sobre la nariz de alguien y mirar dentro de sus ojos, veríamos algo sorprendente. Hemos visto los globos oculares y en verdad son asombrosos, pero estoy hablando de las cuencas de los ojos, el espacio donde los ojos están metidos.
La cabeza está compuesta por ocho huesos que encajan perfectamente entre sí para formar un escudo perfecto que protege tu cerebro, un órgano blandito y muy delicado. Tus ojos también son blanditos, y por lo tanto también necesitan protección. El único problema es que, a diferencia del cerebro, los ojos están fuera de nuestra cabeza. ¿Qué hizo Dios, nuestro maravilloso Creador; para protegerlos? Los metió en unas cuencas de hueso u orificios que los protegen por todos los lados menos por uno. Pero tranquilo, también hizo unos huesos que sobresalen más allá de tus ojos para proteger la parte que queda expuesta. ¡Qué c ase de diseño!
Dios sabe perfectamente cómo protegernos a ti y a mí. Incluso en esos momentos en que nosotros no sabemos cómo protegernos a nosotros mismos, él siempre tiene una manera de hacerlo. Corre hacia Jesús, tu protector, y siente la seguridad de sus poderosos brazos de amor

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LA RECOMPENSA DEL QUE CONFÍA


En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.   Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia. (Salmo 31:15-16).

El salmo de hoy muy bien podría representar la angustia, la desesperación y el temor que siente una persona cuando está pasando por una situación desagradable y muy difícil. A veces, las situaciones que nos toca enfrentar como humanos son tan terribles que, como leemos en algunos versículos del salmista, sentimos dolores físicos intensos, una inmensa tristeza y una gran debilidad, que parecen apoderarse de nosotros. Nuestro cuerpo puede llegar a convertirse en «un espanto», del cual huyen incluso nuestros mismos amigos.
¿Alguna vez has llegado a una situación similar a la que el salmista describe aquí? Si tu respuesta es afirmativa, entonces te identificarás perfectamente con el autor, porque únicamente quien ha conocido esas aflicciones puede comprender lo que implican. Sin embargo, hay en el salmo una parte que demuestra la seguridad y la confianza de David en su Dios, incluso en medio de su dolor.
Ante los diferentes ataques del enemigo, el salmista responde con una frase que denota seguridad: «Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: "Tú eres mi Dios". Mi vida entera está en tus manos» (Sal. 31:14-15, NVI). Estas declaraciones nos muestran que, aunque nos parezca en ocasiones que estamos solas y que Dios está distante, si continuamos clamando con fe muy pronto nos daremos cuenta de que nunca hemos estado desamparadas.
Recordemos que Dios está siempre a nuestro lado, aunque estemos rodeadas de personas para quienes no seamos gratas o de enemigos que nos acosen; aunque estemos enfrentando situaciones difíciles que no podemos comprender; aunque se levanten voces que únicamente pronuncian mensajes de desánimo y congoja.
Si, como David, en algún momento has pensado que Dios se había olvidado de ti, lee de nuevo el versículo de nuestra meditación y reconocerás que la solución a tu problema vendrá de Jehová. ¡En tu rostro brillará la luz que proviene de Dios y que ilumina a quienes en él confían!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Evelyn Herrera de Omaña

LAS REGLAS DE MICHAEL JORDAN



Y todo lo que esté en tu mano hacen hazlo con todo empeño. Eclesiastés 9:10


Algunos deportistas no necesitan tarjeta de presentación. Michael Jordán es uno de ellos. Sin lugar a dudas, el mejor jugador de basquetbol de todos los tiempos, tal como lo muestran sus «numeritos».
Michael Jordán ganó diez títulos de máximo anotador, cinco títulos como jugador más valioso de la temporada y seis como el más valioso de las series finales. En once oportunidades fue seleccionado como uno de los cinco mejores jugadores de la National Basketball Association (NBA). Anotó cuarenta o más puntos en 211 partidos y cincuenta o más puntos en 39 partidos. Bajo su liderazgo, su equipo Chicago Bulls (los Toros de Chicago), lograron coronarse campeones de la NBA en seis ocasiones (www.wikipedia.com).
¿Qué factores contribuyeron para hacer de Jordán el mejor? Dejemos que él mismo responda: «En el momento en que te apartas de las reglas fundamentales (la técnica apropiada, la disciplina en lo que haces y la preparación mental), por allí se te puede escapar el éxito en el partido, en la escuela, en el trabajo o en cualquier otra cosa que hagas» (William, G. Johnsson, «The Jordán Fundamentáis» [Los principios básicos de Jordán], Adventist Review, agosto, 2000, p. 5).
Nota que Jordán habla de tres factores:
1. La técnica apropiada. Cuando de excelencia se trata, no hay muchas maneras de hacer las cosas. Los mejores resultados se obtienen cuando se hacen de la manera conecta.
2. Disciplina. Para lograr la excelencia, es indispensable cultivar buenos hábitos, practicar con regularidad, comer alimentos sanos, dormir suficiente, abstenerse de todo lo que disminuya las facultades físicas, etc.
3. La preparación mental. Este elemento se refiere a la motivación adecuada, la convicción de que, si hemos realizado la debida preparación, podemos esperar los mejores resultados.
Lo que aquí tenemos es una fórmula para el éxito:
ÉXITO = Disciplina + Técnica apropiada + Actitud mental adecuada
¿Estás cultivando buenos hábitos? ¿Organizas tu vida de modo que le das más tiempo a lo que más cuenta (Dios, la salud, la familia, los estudios, el trabajo)? ¿Estás aplicando en lo que haces las técnicas que te permiten lograr los mejores re¬sultados? Si estás cumpliendo estos requisitos, entonces puedes esperar el éxito, sobre todo si las haces con tu mejor empeño y para la gloria de Dios.
Dios mío, capacítame para hacer lo mejor para ti y esperar lo mejor de ti

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

«¿NO SON DIEZ LOS QUE HAN QUEDADO LIMPIOS? »


«Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia» (Salmo 136:1).

Jesús ordenó a los diez leprosos curados que se presentasen ante los sacerdotes. Cuando se dieron cuenta de que habían sido sanados, nueve de ellos siguieron su camino. Solo un hombre, un samaritano, regresó sobre sus pasos para dar gracias a Jesús por lo que había hecho. ¿Alguna vez intentó adivinar las razones por las que los otros nueve no regresaron para mostrar su agradecimiento a Jesús? Imaginemos nueve razones:
—Uno esperó para ver si la cura era real.
—Uno esperó para ver si duraba.
—Uno dijo que iría a ver a Jesús más adelante.
—Uno se convenció de que lo que había padecido no era la lepra.
—Uno dijo que, de todos modos, se habría sanado.
—Uno atribuyó la gloria a los sacerdotes. 
—Uno dijo: «Bueno... Al fin y al cabo, Jesús no hizo nada».
—Uno adujo: «Cualquier rabino podría haberlo hecho...»
—Uno declaró: «Yo ya estaba mucho mejor». 
¿Cuántas veces hemos dado por sentadas las bendiciones que recibimos? ¿Ha notado que cuando nosotros, o un ser querido, enfermamos, oramos e incluso pedimos a otros que oren por nosotros? Entonces nos curamos. Al cabo de un tiempo, un amigo se cruza con nosotros y nos comenta:
—Oí que estabas enfermo. Oramos para que el Señor te sanara. 
—Gracias —respondemos nosotros—. Pero, ¿sabes?, conocí a un médico muy bueno que me recetó un nuevo medicamento. Es maravilloso lo que son capaces de hacer hoy en día.
En otra ocasión podríamos perder el empleo. Pedimos a Dios que Jesús nos encuentre otro, de manera que podamos seguir manteniendo a la familia. También pedimos a nuestros amigos que oren por nosotros. Al cabo de un tiempo, volvemos a tener un empleo. Más adelante, al encontrarnos con un amigo, este nos pregunta si todavía no hemos encontrado trabajo.
—Sí, ayer. Leí en el periódico que una empresa necesitaba algunos empleados más. Pedí una cita, me entrevistaron y me contrataron. Era justo lo que necesitaba. Supongo que tuve suerte.
¿No nos olvidamos de algo? «Acuérdate de Jehová, tu Dios, porque él es quien te da el poder paca adquirir las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juró a tus padres, como lo hace hoy» (Deut. 8:18). Basado en Lucas 17:11-19

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

EL AMOR CAUSA UNA BUENA IMPRESIÓN PRIMERAMENTE EN LA CASA


Pues he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor (Filemón 7).

Es probable que no pienses en este campo básico muy a menudo: en lo primero que le dices a tu pareja al despertar por la mañana, en la expresión de tu rostro cuando entras al auto, en la energía de tu voz cuando hablas por teléfono; pero aquí tienes otra cuestión que probablemente no te detengas a consideran lo distinto que sería el día de tu cónyuge si expresaras con todo tu ser lo feliz que estás de verlo.
Cuando alguien comunica que está feliz de verte, aumenta tu autoestima. Te sientes importante y valorado (a), porque un buen saludo crea un marco para una interacción positiva y saludable. Al igual que el amor, te impulsa a seguir adelante.
Recuerda la historia del hijo pródigo que contó Jesús. Este joven rebelde exigió el dinero de su herencia y lo malgastó en un estilo de vida insensato; pero pronto, sus malas decisiones lo alcanzaron y llegó a comer las sobras de una pocilga. Humillado y avergonzado, ensayó sus disculpas e intentó pensar en la mejor manera de volver a su casa y enfrentar a su padre. Sin embargo, no lo recibieron como esperaba. "Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó" (Lucas 15:20).
De todas las posibles situaciones que este joven había imaginado, es probable que esta haya sido la última que esperaba. ¿Cómo crees que se sintió al recibir el abrazo de su padre y escuchar su tono agradecido? Sin duda, se sintió amado y apreciado una vez más. ¿Cuál crees que fue el resultado en la relación entre ellos?
¿Qué clase de saludos haría que tu pareja se sintiera de esa manera? ¿Cómo podrías despertar sus distintos sentidos con una simple palabra, un toque o un tono de voz? Un saludo amoroso puede bendecir a tu cónyuge por medio de lo que ve, escucha y siente.
Piensa una manera específica en la que te gustaría saludar hoy a tu cónyuge. Hazlo con una sonrisa y con entusiasmo. Luego decide cambiar tu forma de saludar para reflejar en tu amor por él o por ella. Eleva a Dios una oración hoy por este asunto, tú lo sabes exactamente.

Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur