lunes, 1 de julio de 2013

DESPERTADOR

Lugar: Nueva Jersey, EE. UU.
Palabra de Dios: Mateo 24:42-44

¿Qué te despierta a la mañana? ¿La luz del sol que se filtra por tu ventana? ¿Suena tu reloj despertador? ¿Te llaman tus padres? ¿tu gato se sube a tu cama? Si respondiste que sí a cualquiera de estas opciones, agradece que algunos inventos nunca se hayan vuelto populares.
Por ejemplo, un inventor sugirió un aparato que te despertaría tirándote de la cama. Imagina lo que sería caer de la cama al piso todas las mañanas. Otra persona sugirió un reloj despertador que derramaría agua fría sobre la persona que dormía. Ese sí que sería un despertar rudo.
En 1882, a Samuel S. Applegate, un hombre de Nueva Jersey, se le ocurrió otro aparato para despertar. Agregó, a un reloj despertador, un marco grande con sesenta corchos. Cuando sonaba la alarma, los corchos caerían sobre la cabeza del durmiente. El señor Applegate insistía en que los corchos serían lo suficientemente livianos como para no producir dolor; sin embargo, que te caigan sesenta cosas sobre la cabeza parece un tanto innecesario.
Jesús tenía una idea diferente acerca del despertar. Él dijo: “Manténganse despiertos”. Estén vigilantes. Por supuesto, no estaba hablando de no dormir a la noche. Estaba hablando de estar espiritualmente despiertos; de permanecer alertas y vigilantes en lo espiritual.
“Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor. Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada. Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen”.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

¿MUJERES PODEROSAS O LLENAS DE PODER?

Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses. Salmo 84:7

La influencia de la mujer en los diferentes ámbitos de la vida toma cada vez más fuerza a lo largo y ancho del planeta. Por ejemplo, desde hace años, varios países han tenido a mujeres al frente de sus gobiernos; Ángela Merkel en Alemania, Michelle Bachelet en Chile, o Cristina Fernández en Argentina. Mujeres que, en el mundo de la política, los negocios y las ciencias, han alcanzado puestos de poder, evidenciando sus habilidades naturales y sus capacidades adquiridas. Es posible que Gabriel García Márquez pensara en estos logros femeninos cuando dijo: “En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”.
Aplaudimos el desempeño de estas mujeres. Sin embargo, la aspiración de la mujer cristiana va mucho más allá. Nuestro anhelo no es ser poderosas, sino estar llenas de poder. No solo del que emana de nuestras capacidades, habilidades y talentos, sino especialmente del que proviene de Dios, que nos ayuda a cultivar un corazón ardiente para luchar contra el pecado y nos fortalece para transformar lo que no está de acuerdo con la voluntad de Dios en nuestro entorno. Elena de White escribió: “La influencia refinadora y suavizadora de las mujeres cristianas se necesita en la gran obra de predicar la verdad” (El evangelismo, cap. 14, p. 345).
Supliquemos con fervientes oraciones cotidianas el poder de Dios, y será derramado abundantemente a través del Espíritu Santo. Esta es una petición que complace al Señor. Él está dispuesto a hacerse cargo de la vida que dócilmente entrega su voluntad, doblega su yo, y se compromete con determinación a permanecer firme, aunque las circunstancias sean adversas.
Es innegable que vivimos tiempos difíciles. Las mujeres espiritualmente frágiles pueden sucumbir con mucha facilidad. En cambio, quienes estén llenas del poder de Dios lograrán superar cualquier circunstancia adversa, y así salvarán sus hogares y ayudarán a salvar al mundo para la eternidad. No trates de ser una mujer poderosa, mejor procura ser una mujer llena del poder de Dios, y todo lo demás vendrá por añadidura. Esa es la promesa del Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

LOS ÁNGELES SABÍAN CUÁL ERA EL MOMENTO EXACTO

Él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna (Salmo 91:11, 12).

Esta es una de las promesas más repetidas por los cristianos de todos los tiempos. Dios ha honrado la fe de millares de sus hijos fieles que reclamaron esta promesa. Una de esas ocasiones sucedió en uno de los incendios más pavorosos de la historia mundial de la hostelería. Ocurrió en el Hotel Winecoff de Atlanta, Georgia, el 7 de diciembre de 1946. En aquella ocasión, 119 personas perdieron la vida. Gregory Bojae fue uno de los sobrevivientes.
Era un cristiano empresario que realizaba sus transacciones como si estuviera en la presencia de Dios.
La noche del 6 de diciembre el señor Bojae llegó al Hotel Winecoff y pidió una habitación en uno de los pisos superiores para disfrutar de una buena vista panorámica. Se lo ubicó en el décimo piso. Antes de dormir analizó, como de costumbre, todas sus transacciones y actividades del día, incluyendo sus pensamientos y deseos, para ver si estaban en armonía con la voluntad divina. Luego se acostó.
El sonido de las sirenas de los camiones de bomberos lo despertó. Las llamas devoraban el hotel: varias veintenas de huéspedes, gritando, se lanzaban al vacío. En un primer momento Bojae quedó paralizado por el terror, pero luego recordó que estaba en manos de Dios. Las palabras del Salmo 91, versículos 11 y 12, lo tranquilizaron. Oró y esperó mientras se vestía. Luego se le ocurrió hacer una cuerda con sábanas, frazadas y colchas. Sabía que la cuerda no alcanzaría para llegar a la calle, pero escuchó las palabras: “Prepara la cuerda”. Ató un extremo a la cama y se preparó para bajar, pero la voz le dijo: “Todavía no”.
El humo ya penetraba en la habitación y sentía que el piso estaba caliente, pero la voz declaró:
“Espera un poco”.
De pronto oyó las palabras: “¡Ahora!” Salió en medio del humo en el preciso instante en que el cuarto estallaba en llamas. Se deslizó por la cuerda, pero aún faltaban ocho pisos para llegar a la calle. No sabía por cuánto tiempo podría sostenerse. Entonces, a su derecha, apareció un bombero que colocó una soga alrededor del cuerpo de Bojae y lo condujo a un lugar seguro. En ese instante la cuerda que había preparado se quemó.
Como nunca estamos seguros, hagamos lo que hizo Gregorio Bojae. Arreglar cuentas con Dios y con fe reclamar sus promesas antes de que las necesitemos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LA SALVACIÓN PROMETIDA

Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:22.

Cuando fueron creados, Adán y Eva tenían un conocimiento de la Ley original de Dios… Cuando transgredieron la Ley de Dios y cayeron de su estado de feliz inocencia, y se convirtieron en pecadores, el futuro de la raza caída no quedó aliviado por un solo rayo de esperanza. Por causa de la transgresión de la Ley divina, el paraíso fue perdido por la familia humana, se pronunció la maldición sobre la tierra y comenzó el reino de la muerte.
Cuando se pronunció la maldición sobre la tierra y sobre el hombre, hubo una promesa en relación con la maldición: que mediante Cristo había esperanza y perdón por la transgresión de la Ley de Dios. Aunque la lobreguez y la oscuridad pendían como una mortaja sobre el futuro, sin embargo -en la promesa del Redentor-, la Estrella de la esperanza alumbraba el lóbrego futuro.
La primera predicación del evangelio fue hecha por Cristo a Adán. Adán y Eva experimentaron sincero dolor y arrepentimiento por su culpa. Creyeron la preciosa promesa de Dios y fueron salvados de una ruina total…
Durante trescientos años [Enoc] caminó con Dios, dándole al mundo un ejemplo de una vida pura e intachable, una vida que guardaba un contraste marcado con la de sus contemporáneos en aquella generación voluntariosa y perversa, que ignoró abiertamente la Ley de Dios y se ufanó de ser libre de sus restricciones. Pero su testimonio y su ejemplo fueron igualmente ignorados, porque los hombres y las mujeres amaron el pecado antes que la santidad. Enoc sirvió a Dios con un corazón íntegro; y el Señor le comunicó su voluntad y le reveló los grandes eventos conectados con la segunda aparición de Cristo por medio de visiones. Entonces, este siervo favorecido del Señor fue llevado al cielo por los ángeles, sin ver la muerte.
Con el tiempo la maldad se tornó tan grande que Dios ya no pudo soportarla; y le dio a conocer a Noé que, debido a la transgresión continua de su Ley, él destruiría a quienes había creado mediante un diluvio que traería sobre la tierra.
Noé y su familia fueron obedientes a la Ley divina, y por su lealtad al Dios del cielo fueron salvados de la destrucción que abrumó al mundo impío que los rodeaba. Así el Señor se preservó para sí a un pueblo en cuyo corazón habitaba su Ley -Signs of the Times, 22 de abril de 1886; parcialmente en Comentario bíblico adventista, t. 1 p. 1.098..

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White