sábado, 11 de mayo de 2013

EL ACOSADOR

Lugar: Brasil 
Palabra de Dios: 1 Pedro 5:8

El jaguar es el felino más grande de América, y es experto en acosar a su presa. Busca desde animales grandes, como vacas, caballos y ciervos, hasta animales más pequeños, como roedores, reptiles, monos y peces. No importa cuan grandes o pequeños sean, estos animales no tienen posibilidades contra el jaguar.
En la selva del Brasil hay otro grupo de expertos cazadores, los indios matis. Usando cerbatanas, pueden disparar con acierto desde unos treinta metros, y hasta pueden matar a un colibrí en pleno vuelo. Los indios matis tienen en alta estima al jaguar, y tratan de imitar su sigilo y su astucia. Estos indios no solo acosan a su presa de la misma manera que el jaguar, sino también, a veces, hasta se pintan bigotes en las mejillas o manchas sobre sus cuerpos.
Tanto el jaguar como los indios matis son expertos en acosar a sus presas. Observan cuidadosamente a los animales que persiguen y se acercan a ellos sigilosamente. Cuando el jaguar ataca finalmente o cuando los indios matis usan sus cerbatanas, todo acabó para el animal que estaban cazando.
La Biblia habla de otro acosador experto, Satanás, y también lo compara con un felino salvaje, el león. Esto es lo que dice la Biblia:
"Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar". ¿Puedes imaginarte un león grande acosando a su presa? Eso es exactamente lo que hace Satanás.
La mala noticia es que Satanás está buscándonos a ti y a mí. Nosotros somos su presa. La buena noticia es que Dios es más fuerte que Satanás y puede mantenernos a salvo. Así que, pide a Dios que esté cerca de ti hoy y que te guarde de caer en las manos de Satanás. Quizás esté rondando a tu alrededor como un león rugiente, ¡pero Dios puede cerrarle la boca!

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL FASCINANTE MUNDO DE DIOS

¡El Señor es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! [...] Porque tú eres el Señor Altísimo, por encima de toda la tierra. ¡Tú estás muy por encima de todos los dioses! Salmo 97:1,9

Era un sábado a la puesta de sol; acababa de pasar un día hermoso en comunión con Dios y con mis hermanas en un congreso de mujeres. Nos dirigimos, entonando cantos, hacia la playa; íbamos con los pies descalzos y la brisa marina nos acariciaba el rostro. Teníamos planes de terminar el sábado y comenzar la semana unidas en oración frente al mar. El entorno no podría haber sido mejor.
Respiré hondo y el olor a sal y a mar llenó mis pulmones. Me sentí agradecida a Dios por el enorme privilegio de permitirme estar allí. Sin embargo, él tenía un regalo aún más hermoso para todas nosotras. Cuando levantamos la vista hacia el horizonte pudimos ver la danza más extraordinaria que jamás habíamos visto ninguna de nosotras. Un grupo de delfines, uno tras otro en perfecta formación, se sumergían y emergían en las olas ondulantes del mar; y no únicamente eso, sino que un canto extraño y misterioso se dejaba escuchar en medio del sonido de las olas al atardecer. ¡Los delfines estaban cantando! Qué extraordinario...
Pensé por un momento en el inmenso mundo que Dios ha creado y en el honor que se nos ha concedido de formar parte de él. También me vinieron a la mente los miles de seres humanos que prefieren los placeres mundanos que cautivan los sentidos, esclavizan y enferman, en lugar de las experiencias sanas y naturales como la que yo estaba viviendo. Lo sublime, lo bello, lo inefable de la creación de Dios estaba al alcance de mis ojos para que yo pudiera verlo, y un poder infinitamente restaurador llenó cada célula de mi cuerpo. Casi pude tocar la mano de Dios.
Amiga, no permitas que la parte sombría de la vida de pecado te atrape. Levanta los ojos y observa cómo las nubes danzan en el cielo haciendo figuras caprichosas; escucha a la naturaleza alabar a Dios en un concierto de pájaros cantores; siente la suave textura de un pétalo de rosa y deja que el Señor se acerque a tu corazón. Ponte a tono con la naturaleza y, ¡alaba, alaba, alaba a tu Creador, porque eres la criatura más hermosa de la maravillosa creación de Dios!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

RECUERDA EL ÚNICO MANDAMIENTO CON PROMESA - 2

Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios (Éxodo 20:12).

Viktor Frankl, desconcertado, salió a caminar para resolver el dilema: partir a los Estados Unidos o quedarse con sus padres para sufrir a manos de los nazis. No veía la manera de hallar una solución cabal. «¿Cuál era mi responsabilidad? ¿Ocuparme de mis padres?» Luego dijo: «En un momento así uno espera una señal del cielo».
Regresó a su casa lleno de pesadumbre. Al entrar observó un pequeño pedazo de mármol sobre la repisa de la chimenea. Se dirigió a su padre:
—¿Qué es eso?
—¿Esto? Oh, lo he tomado hoy de unos escombros, allí donde antes se encontraba la sinagoga que han quemado. El pedazo de mármol es una parte de las tablas de los mandamientos. Si te interesa puedo decirte también de cuál de los mandamientos es el signo en hebreo que se encuentra allí grabado. Porque solo existe un mandamiento que lo lleva como inicial.
—¿Cuál es? —le insistí a mi padre.
Entonces me dio la respuesta:
—«Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios».
«Así es que me quedé en la tierra... junto a mis padres», confiesa Frankl.
Por eso, dejó caducar el visado para los Estados Unidos y sucedió lo previsible. Pocas semanas después la familia Frankl fue deportada al campo de concentración de Auschwitz. Allí se separó de su esposa, Tilly, de la que nada supo durante todo el tiempo del cautiverio. De su madre se despidió en el campo de concentración de Theresienstadt.
Al presagiar una despedida para siempre, le pidió su bendición. Así cuenta lo que ocurrió: «Nunca olvidaré cómo ella, con un grito que le brotaba de lo más profundo de su ser, y que solo puedo calificar de fervoroso, dijo: "Sí, sí, yo te bendigo", y luego me dio la bendición».
Pocos días antes había visto morir a su padre en el campo de concentración de Theresienstadt, en una agonía dolorosa. «Pero tenía la sensación más maravillosa que uno pueda imaginar: había hecho lo que tenía que hacer, permaneciendo en Viena por mis padres, acompañándolos hasta la muerte y evitando un sufrimiento mortal innecesario a mi padre».
Este mandamiento, el quinto, es muy importante. Es el único que tiene una promesa. Acuérdate del quinto mandamiento. Honra a tus padres. Ámalos. Obedécelos. Cuídalos en su vejez. Si ya han pasado al descanso, honra su memoria. Recuerda que Dios aprecia y valora lo que hagas por tus padres.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

EL ESPEJO DE DIOS


Por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos 3:20.

La ley de Dios es el espejo que le muestra al hombre los defectos de su carácter. Pero a los que se complacen en la injusticia no les es agradable ver su deformidad moral. No aprecian a este fiel espejo porque les revela sus pecados; por lo tanto, en vez de entrar en guerra contra sus mentes carnales, combaten contra el espejo verdadero y fiel que les dio Jehová precisamente con el propósito de que no sean engañados, sino para que se les revelen sus defectos de carácter.
El descubrimiento de estos defectos, ¿debiera inducirlos a odiar el espejo o a odiarse a sí mismos? ¿Debieran rechazar el espejo que descubre sus defectos? No. Los pecados en los que se complacen, que el fiel espejo les muestra que existen en su carácter, cerrarán ante ellos los portales del cielo a menos que sean desechados y lleguen a ser perfectos ante Dios.
Escuche las palabras del fiel apóstol: "Por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3:20). Estas personas que son celosas para abolir la ley harían mucho mejor si manifestaran su celo para abolir sus pecados...
El Señor hizo recta a la humanidad, pero hemos caído y nos hemos degradado porque nos negamos a rendir obediencia a las sagradas demandas que la ley de Dios requiere de nosotros. Todas nuestras pasiones, si se las controla apropiadamente y se las dirige correctamente, contribuirán a nuestra salud física y moral y nos asegurarán una gran medida de felicidad. El adúltero, el fornicador y el descuidado no disfrutan la vida. No puede haber un verdadero gozo para el transgresor de la ley de Dios. El Señor sabía esto; por lo tanto nos restringe. Él nos dirige, nos ordena y directamente nos prohíbe...
El pecado no parece tan pecaminoso a menos que se lo vea en el espejo fidedigno que Dios nos ha dado como una prueba de carácter. Cuando los hombres y las mujeres reconocen las exigencias de la ley de Dios y plantan sus pies sobre la plataforma de la verdad eterna, estarán donde el Señor les puede dar poder moral para dejar que su luz brille delante de los hombres, de manera que vean sus buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en el cielo.
Su camino estará marcado por la consistencia. No recibirán justamente la acusación de hipocresía y sensualismo. Pueden predicar a Cristo con poder, siendo imbuidos de su Espíritu. Pueden pronunciar verdades que derretirán y quemarán el camino al corazón de la gente.— Review and Herald, 8 de marzo de 1870; parcialmente en Comentario bíblico adventista, tomo 6, pp. 1076, 1077.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White