miércoles, 10 de febrero de 2010

EL CASO MÁS DESESPERADO

Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse (Lucas 15: 7).

Es importante tener una comprensión adecuada de la naturaleza humana y su corrupción inherente, a fin de que el evangelio pueda tener sentido en nuestra vida. Quienes no comprenden este asunto y deforman la opinión bíblica y divina de lo que es realmente el ser humano, se colocan fuera del alcance de la salvación y del poder del evangelio.
Por eso, los héroes en la enseñanza de Jesús no eran las personas que pensaban bien de sí mismas. Al contrario, el foco de su enseñanza giraba alrededor de quienes podríamos pensar eran gente mala. Los héroes de Jesús eran los pobres, los pródigos, los publícanos y las rameras.
Diríamos, la peor ralea de sus días. Si Jesús viviera hoy, sin duda que incluiría en su mensaje a drogadictos, homosexuales, pandilleros, secuestradores y violadores de niños. A los ortodoxos de sus días, les dijo: «Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios» (Mat. 21: 31). No quiere decir que Jesús admirara o solapara el mal. Lo que indica es que Jesús admiraba a las personas que reconocían su condición pecaminosa, sin importar quiénes fueran. Él sabía que esa gente era tierra fértil para el evangelio que predicaba.
El principio básico que subyace en el evangelio lo expresó el Señor cuando dijo: «No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos [...]. No he venido a llamar a justos sino a pecadores» (Lúe. 5: 31-32). El caso más desesperado para él era el de aquel que no reconocía su condición pecaminosa. Porque es como el que se está ahogando, pero cree que nada placenteramente; como aquel que se cree sano, pero un cáncer le corroe las entrañas. Reconocer nuestra condición es vital para entender el mensaje de la justificación por fe, que es la esencia del evangelio. Por eso Dios ha enviado su Espíritu para convencernos de nuestra condición (Juan 16: 8). Tristemente, hay muchos que no lo dejamos hacer su obra.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

¿A DÓNDE SE FUERON?

Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por eso también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial (2 Corintios 5:1,2).

Abrí la correspondencia, y descubrí una carta que esperaba con anticipación. La reunión de los cincuenta años de egresados de secundaria se llevaría a cabo en junio. Recientemente vi fotos de tres personas que había conocido en mi adolescencia. ¡Cómo envejecieron!, pensé. Inmediatamente me di cuenta de cuan tonta sonaba mi observación. Me miro al espejo cada mañana, pero afortunadamente el envejecimiento de una misma sobreviene lentamente. Así que, a pesar de las arrugas, me estoy preparando para asistir A la reunión de los cincuenta años de egresados.
Los edificios del campus se parecían muy poco a lo que eran en mis días; sin embargo, algunas visitas que realicé me dejaron siempre con buenos recuerdos y el deseo de estar en la Tierra Nueva con mis amigos, donde disfrutaremos de pasatiempos indescriptibles que el Señor nos tiene reservados. Hoy también recibí un sobre que contiene un resumen de la vida de varios de mis antiguos compañeros. Se me pidió que escribiera una página para un libro de recuerdos que están preparando para la reunión. Allí se cuenta acera de los días de escuela, los hijos, viajes, los nietos... y algunos sufrimientos también. Siento como si cada historia de vida se comparara a una manta llena de retazos: algunos retazos hermosos de lluvias y bodas, algunos más pequeños de cuando llegaron los hijos, y algunos difíciles y dolorosos.
Aunque son un recordatorio de que otro año o década pasó, las reuniones son una bendición. Me doy cuenta de que voy a encontrar un poco de tristeza en el campus. Algunos de mis amigos han perdido sus cónyuges; otros están luchando con problemas de salud, pero disfrutaremos el momento juntos.
Mientras sigamos viviendo seguiremos agregando retazos a nuestras mantas personales y luego descansaremos hasta que Jesús nos llame por nombre. Y a través de la eternidad disfrutaremos de cuerpos y mentes rejuvenecidos. Prepárate para estar con nosotros allá, donde todos seremos jóvenes otra vez.

Rose Otis
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

UN LÍDER QUE COLOCA SU CONFIANZA EN DIOS

Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, Cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion. Salmos 84:5-7.

Transformación». ¿Has oído esta palabra para calificar al liderazgo efectivo? Sí, frecuentemente el líder es desafiado con el cambio. Un líder preparado para el cambio debe saber cuál es la fuente de más prodigiosas transformaciones en el mundo. Ahora mira de nuevo el versículo de hoy e imagínatelo escrito en la agenda donde los líderes anotan sus tareas para el año, mes, semana y día.
El texto de hoy está en el centro de un Salmo que se cantaba cuando se iba en alegre y gozosa peregrinación a la casa de Dios. Imagínate el comienzo de la marcha mientras se escucha: «¡Cuan hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso!» (vers. 1). En la secuencia del canto aparecen los verbos «anhelar», «cantar», «habitar», «alabar», «atravesar», «ver», «escoger», «confiar». Todos estos verbos perfilan la formación espiritual que necesitan los líderes para cumplir su misión.
Por cierto, ¿has reflexionado en cuanto a la enorme trascendencia de adorar en la casa de Dios? En su canto, David envidia al gorrión y a la golondrina, que hacen sus nidos en el templo y llama «dichosos» a los que viven en la iglesia (vers. 3, 4). Le concede más valor a un día en los atrios del templo que mil fuera de ellos (vers. 10). Todas estas exclamaciones desembocan en una reflexión que señala a los líderes la fuente de su poder: «Dichosos los que en ti confian» (vers. 12).
En referencia concreta al texto de hoy, Obed Jair Canela Calderón, que celebra su cumpleaños hoy, escribe lo que estas palabras han significado para él: «Cada gota de lágrima que derrama el que confía en Dios, es una bendición que llena el estanque vacío de nuestros corazones». ¡Tu mayor desafío en este día es desarrollar un gran liderazgo!
«El estudiante que aprende constantemente los caminos y las obras de Dios recibe la sabiduría y el conocimiento de Dios». MJ 187

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna