miércoles, 12 de junio de 2013

EL SALVADOR LEVANTADO


Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario  que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:14,15.

Cristo comenzó su poderosa obra en humildad para elevar a la raza humana. Pasando de largo las ciudades y las renombradas sedes del aprendizaje, estableció su hogar en la aldea humilde y poco conocida de Nazaret. En este lugar, desde el cual se suponía que no podía salir nada bueno, el Redentor del mundo pasó la mayor parte de su vida trabajando en su profesión de carpintero. Su hogar estaba entre los pobres; su familia no era distinguida por sus conocimientos, sus riquezas o su posición. Mientras estuvo en la tierra, recorrió el camino que los pobres, los despreciados, los sufrientes debían andar, tomando sobre sí todas las penas que llevaban los afligidos.
Los judíos hacían alarde arrogante de que el Mesías habría de venir como un rey, a conquistar sus enemigos y pisotear a los paganos en su ira. Pero la misión de Cristo no era exaltar a los hombres y mujeres al apelar a su orgullo. El, el humilde Nazareno, podría haber despreciado el orgullo del mundo, porque él era el comandante de las cortes celestiales; pero vino en humildad, para mostrar que no son las riquezas, ni la posición ni la autoridad lo que respeta el Dios del cielo, sino que él honra al corazón humilde, contrito, que ha sido ennoblecido por el poder de la gracia de Cristo.
Cristo concluyó su vida de luchas y negaciones a favor nuestro por medio de un sacrificio supremo por nosotros... Cristo es un Salvador viviente. Hoy se sienta a la diestra de Dios como nuestro Abogado y hace intercesión por nosotros, y nos invita a contemplarlo y ser salvos. Pero el propósito firme del tentador siempre ha sido eclipsar a Jesús en la escena, para que seamos llevados a apoyarnos en el brazo de la humanidad en busca de ayuda y fortaleza. Él ha cumplido tan bien su propósito que nosotros dejamos de mirar a Jesús, en quien se centra toda esperanza de vida eterna, y miramos hacia nuestros congéneres para recibir ayuda y conducción...
Como la serpiente fue levantada en el desierto por Moisés, para que todos los que habían sido mordidos por las serpientes ardientes pudieran contemplarla y vivir, así sus siervos deberían levantar al Hijo de Dios ante el mundo. Cristo y este crucificado es el mensaje que Dios desearía que sus siervos proclamaran a lo largo y a lo ancho del mundo.— Review and Herald, 29 de septiembre de 1896.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

UNA GANANCIA DE CINCUENTA PESOS

Lugar: Pennsylvania, EE.UU. 
Palabra de Dios: Deuteronomio 25:15

Un día, un agricultor de Pennsylvania vio un caballo y quiso comprarlo. Fue a ver a su dueño, un vendedor de caballos local, y le preguntó:
-¿Cuánto pide por ese caballo?
El vendedor le explicó que había pagado, originalmente, 150 pesos por el caballo, y que pensaba ganar cincuenta pesos por él.
-Se lo vendo por doscientos pesos -le dijo.
El agricultor estuvo de acuerdo con el precio, y cerraron el negocio.
Algunas semanas más tarde, el agricultor recibió una carta del vendedor del caballo. "Le dije que había pagado 150 pesos por el caballo", decía la carta. "Cuando revisé mis registros, descubrí que había cometido un error, y que solo había pagado cien pesos por el animal. Como le dije que pensaba sacar una ganancia de cincuenta pesos, le estoy devolviendo cincuenta pesos, para arreglar las cosas". El sobre incluía un cheque por esa cantidad.
El vendedor del caballo podría haberse quedado callado. El agricultor nunca se habría enterado de que le había cobrado 50 pesos de más; y, aparentemente, estaba contento con su compra. Pero, el vendedor era un hombre honesto, que quería hacer lo correcto aunque eso significara perder cincuenta pesos. Estaba siguiendo las palabras de Deuteronomio: "Tendrás pesas y medidas precisas y justas, para que vivas mucho tiempo en la tierra que te da el Señor tu Dios".
Como puedes imaginar, el agricultor quedó muy impresionado por la honestidad del vendedor de caballos. Contó a todos sus conocidos lo que había sucedido, y pronto el vendedor vio aumentados sus negocios.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA GALLINA CIEGA

Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él. Colosenses 3:17.

Hace algún tiempo comencé a observar que una sección del césped de mi jardín había perdido su verdor. Se veía amarillento y pronto se marchitó hasta morir. En la siguiente visita que el jardinero hizo a mi casa le pregunté la razón de aquello. Él me dijo, después de reflexionar un poco: «Es por la gallina ciega». Ese es uno de los nombres con que se conoce a cierto escarabajo del género Phyllophaga. El jardinero me explicó que ataca la raíz de las plantas hasta hacerla morir. Durante algún tiempo estuve tratando de acabar con aquella plaga utilizando insecticidas. No obstante, aunque la situación mejoraba por un tiempo, el resultado era el mismo: la planta moría. Entonces, sin otro recurso, seguí el consejo del experto: quitar el césped enfermo y sembrar semillas nuevas.
Ese incidente doméstico me hizo pensar en el efecto de los malos hábitos sobre nuestra vida. Llegan a nosotras y se van introduciendo poco a poco en nuestra rutina diaria, hasta llegar a formar parte de nuestra personalidad. Una vez instalados ahí, hacen su trabajo silencioso aunque destructivo, hasta que llegan a formar parte de nuestro estilo de vida. Podríamos pensar que un mal hábito quizá desaparezca con algo de dominio propio, pero en ocasiones se tornará más fuerte hasta que se apodere de nuestra vida. Los estudiosos de la conducta humana aseguran que un mal hábito únicamente puede eliminarse si lo reemplazamos por otro. Es parecido a lo que sucedió en mi jardín: tuve que quitar de raíz la hierba y sembrar en su lugar nuevas plantas.
Los malos hábitos nos esclavizan, dominan nuestro comportamiento hasta llevarnos a la destrucción total. No intento ser sensacionalista, pero esta es la realidad, aunque nos parezca exagerada. Algunos mentirosos, ladrones, delincuentes y estafadores quizá comenzaron su mal proceder muy temprano en la vida, y todo ello se fue afianzando por medio de la repetición de dichos actos negativos.
Se dice que una acción repetida, continua y constante toma aproximadamente quince días para convertirse en un hábito. Cuanto más repitamos la misma conducta, más fuertes se volverán nuestros ismos. Por eso deseo invitarte a desarraigar, con la ayuda de Dios y con determinación personal, todo hábito pernicioso que pueda haber en tu vida antes de que te destruya.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL PODER DE UN VASO DE AGUA

Y quien dé siquiera un vaso de agua fresca a uno estos pequeños por tratarse de uno de mis discípulos, les aseguro que no perderá su recompensa (Mateo 9:41).

Es una gran recompensa por algo, al parecer, de muy poco valor. Dios es quien da ese valor a un vaso de agua. Pero, en cierta medida, el agua es algo sumamente poderoso y, aunque parezca increíble, ese poder es desconocido. El agua es, quizá, la sustancia más importante de la tierra. El papel que desempeñó durante los dos primeros días de la creación fue vital. Todos sabemos que sin agua no seríamos nada.
El 65% por ciento de nuestro cuerpo es agua. El 78% del cuerpo de una rana es agua. El 95% del cuerpo de una medusa es agua. Dependemos del agua para la regulación de la temperatura que sostiene la vida del planeta. El agua de los océanos absorbe una enorme cantidad de la energía solar que llega a la tierra. Si los océanos y los lagos del mundo no absorbieran mucha de la energía solar, por el día nos coceríamos con temperaturas de 148° C y por la noche nos congelaríamos. El agua es esencial para la vida.
Pensamos que sabemos mucho del agua, pero es mucho más lo que ignoramos de ella. Por ejemplo, ¿por qué las moléculas de agua se comportan de la forma en que lo hacen en situaciones diferentes? La mayoría de las sustancias se encogen cuando se enfrían, pero no ocurre lo mismo con el agua: se encoge hasta poco antes de congelarse y luego se dilata. La dilatación del agua congelada tiene poderes increíbles. Por ejemplo, si tomas una bola hueca de hierro cuyas paredes sean de poco más de medio centímetro de grueso, la llenas con agua y la congelas rápidamente en nitrógeno líquido, el globo explotará como una bomba y los trozos de metralla saldrán disparados con una fuerza tal que penetrarán profundamente en una gruesa plancha de acero.
Jesús usó el agua como ejemplo de su capacidad para dar y sostener la vida. Por supuesto, nuestro texto de hoy es una poderosa ilustración: un vaso de agua vale mucho. El que da un vaso de agua a un necesitado tendrá una recompensa eterna. ¿Por qué no iniciamos el día con el deseo de ser como Jesús, de dar y sostener la vida a las personas que nos rodean?

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez