miércoles, 2 de marzo de 2011

UNA BELLEZA DIFERENTE

Apareció en el. cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (Apocalipsis 12:1).

Cuando Adán disfrutaba del paraíso junto a la compañía de miles de animales hermosísimos, simio que le faltaba algo, algo que no sabía qué era, pues aún no lo había encontrado, algo que lograra deslumbrar sus ojos, ya de por sí acostumbrados a deleitarse en la belleza. Dios era consciente de la necesidad de Adán, y en su plan estaba prevista la creación de la mujer.
La tierra fue testigo de la llegada de una obra maestra de contornos perfectos, de piel fina, de cabellos suaves y voz delicada. En el mundo animal, por lo general el macho es más hermoso que la hembra, pero no sucedería así con la humanidad. Eva fue dotada por Dios mismo de características de gran belleza para agradar completamente a Adán.
El pecado ha degradado esta belleza que Dios concedió a la mujer cuando salió de sus manos. No obstante, la mujer sigue siendo bella actualmente. Para un bebé, no hay persona más bella que su madre. Para un novio, no hay ser más deslumbrante que su amada. Para un hijo, no hay persona más hermosa que aquella que, castigada por el paso los años y peinando canas, está siempre presente para consolarlo y apoyarlo.
Detente a pensar por un momento: ¿Cuál es el «vestido de sol» que Dios ha preparado para ti? ¿Será tu físico, sujeto a cambios con el pasar del tiempo, o tu alma, tu interior, que puede ser moldeada por el Espíritu Santo? Tener el sol como vestimenta significa alumbrar en todo momento. Brindar ese calor humano, colmado de amor, que solo una mujer es capaz de entregar. Llevar la luna bajo de tus pies bien pudiera representar tu hogar, cuidado y protegido con tu vida, reflejando siempre la luz del Sol de justicia, que es Cristo.
Si Jesucristo se convierte cada día en tu vestimenta, en el generador de tu amor y de tus acciones, tu hogar nunca perderá su brillo y aportarás grandes cosas al mundo que te rodea. Ruega hoy: «Señor, sé tú el sol que embellece mi vida».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

TRABAJANDO CON AMOR

Así sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba. Génesis 29:20.

Siguiendo el consejo de su padre, Jacob había dejado su hogar y había viajado a Padan-aram, porque sabía que no debía buscar esposa en la tierra Canaán. Las mujeres cananeas desde hacía siglos se habían inclinado a la idolatría, pero en la tierra de Rebeca todavía se adoraba al Dios del cielo, y Jacob, obediente, realizó el viaje.
Labán, el tío Jacob, lo hospedó gentilmente, y después de un mes de trabajo le preguntó: "Dime cuál será tu salario". Si bien las dos hijas de Labán eran muy hermosas, "Jacob amó a Raquel" y entonces le contestó a su no: "yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor" (Gen. 29:15, 18).
¿Te animarías a trabajar siete años por la persona que amas? En los tiempos que vivimos parece un sacrificio exagerado, pero cuando se ama de verdad no se escatiman esfuerzos, y como Jacob realmente amaba a Raquel, enfrentó el desafío de "pagarle" a su tío con siete años de trabajo.
El principio contenido en esta historia es claro: todo lo que vale tiene un precio. En esta época en que vivimos parece que lo mejor es lo que viene regalado, y el amor no es una excepción. La ley del menor esfuerzo parece imponerse por todas partes: "Gánate un millón de dólares, juega al. . .", "disfruta de estas hermosas Vacaciones, participa del sorteo. . .", "obten un título en solo seis meses, estudia. . .".
Tristemente, incluso las personas parecen regalarse. Sienten desesperación o envidia porque otros tienen y disfrutan de una vida amorosa, y entonces se ofrecen como mercadería barata al primero que pasa. Este tipo de "amor regalado" es efímero, no tiene duración. Salvo rarísimas excepciones, no tiene futuro. Si bien no fue Raquel la que puso el precio, fue su padre quién sabía lo que valía y lo hizo respetar. Jacob, a su vez, conocía el valor de una mujer con principios, y "sirvió Jacob por Raquel siete años; y le parecieron como pocos días, porque la amaba".
El ejemplo del patriarca y de su esposa Raquel brilla hasta nuestros días para todos los que desean tener un amor duradero. Si te encuentras en el lugar de él, deberás trabajar con las herramientas de la amistad, la paciencia, el tacto, el sentido común y la fidelidad. Si te encuentras en el lugar de ella, recuerda que Jesús te dio un valor muy alto al morir por ti en la cruz, así que no te permitas regalarte o que alguien te rebaje en nombre del amor.
Dios te ama y te dio o te dará la posibilidad de compartir ese amor con alguien, por eso respeta los principios bíblicos y aprende a amar como Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

SABIDURÍA

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5.

La puerta se cerró, detrás de él, con fuerza. Fue un sonido seco como su corazón, carente de paz y de alegría. Otra oportunidad perdida; un empleo más, que no estaba "a su altura".
A los 32 años de edad, continuaba buscando el empleo ideal, acorde a su "capacidad y preparación". Ambiciones tenía; títulos, también, y de las mejores universidades. A veces, se creía un semidiós; tan distante de los simples mortales. Por eso sufría: las personas no lo veían de la misma forma.
Se llamaba Pedro Paulo; dos nombres bíblicos. Tal vez, porque sus padres hubiesen querido que siguiese el ejemplo de los héroes del cristianismo. Pero, al entrar en la universidad, creyó que no necesitaba más de Dios; se olvidó por completo de lo que había aprendido en su niñez.
Al cumplir 35 años, ebrio, intentó el suicidio. Algunos dicen que cayó accidentalmente; otros afirman que se arrojó intencionalmente. Como resultado, permaneció en una silla de ruedas por varios meses.
Fueron meses de reflexión. Un día, se miró en el espejo y percibió que la vida se le estaba yendo, y él no había hecho otra cosa que buscar el empleo ideal. Se preguntó por qué otros, con menor capacidad que él, vencían en la vida. E imperceptiblemente, en el silencio de sus pensamientos, vino a su memoria un versículo que había aprendido cuando era niño: "Si alguno tiene falta de sabiduría, pídala a Dios".
Sabiduría no es conocimiento. Pedro Paulo sabía mucho, pero carecía de sabiduría. ¿Cómo iba a tenerla, si Dios es la Fuente de la sabiduría y él había quitado a Dios por completo de su vida?
En humildad, volvió los ojos a Dios.
-Enséñame a usar lo que sé -le dijo al Señor, en su corazón.
Y la respuesta no se dejó esperar. Dios siempre da sabiduría en abundancia al que se lo pide; entonces, lo mucho o lo poco que sabes se transforma en un instrumento poderoso en tus manos.
Nunca conocí a Pedro Paulo. Un día, mientras realizaba una serie de reuniones en Albuquerque, alguien me entregó una carta. En el cuarto de mi hotel la leí, y agradecí a Dios por su misericordia, capaz de esperar, esperar y esperar a que el ser humano, un día, entienda que sin Dios no es nada.
Por eso, ve hoy por la vida seguro, sabiendo que "si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón