jueves, 25 de julio de 2013

PESCADO FRITO

Lugar: Holanda
Palabra de Dios: Lucas 7: 50

El olor a pescado frito flotaba en el aire. Luego de agitarse y dar vueltas, en su sueño, la dueña de casa finalmente abrió sus ojos.
Olfateó el aire, y se dio cuenta de que no estaba soñando. Había alguien en su casa.
Llamó inmediatamente a la policía y luego bajó con cuidado las escaleras, hacia la cocina. Allí, vio a un hombre de mediana edad de pie junto al horno. El hombre, aparentemente, había entrado en su casa y había decidido prepararse algo de comer. Desafortunadamente para él, el olor a pescado frito es bastante fuerte y despertó a la dueña de la casa.
Algunos olores son muy penetrantes y difíciles de ocultar; el del pescado frito es uno de ellos. También, pasa lo mismo con el perfume.
Es por eso que todos en la sala supieron cuando María derramó un perfume muy caro sobre los pies de Jesús.
Él estaba comiendo en la casa de un fariseo cuando María, quien había estado viviendo una vida llena de pecado, se acercó a él con un frasco de alabastro, lleno del perfume. Al pensar en lo que el Maestro había hecho por ella, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, hasta los pies de Jesús. María secó los pies del Señor con su cabello, los besó y derramó perfume sobre ellos. No prestando atención a lo que los demás pudieran decir, ella simplemente quería demostrar a Jesús cuánto apreciaba su amor y su perdón.
Si hubieras sido María, ¿habrías hecho lo mismo? ¿O hubieras mantenido el perfume cerrado, para que nadie se enterara? A veces, puedes sentir timidez por que otros sepan cuánto aprecias a Jesús; pero, no te preocupes por ellos o por lo que dirán. En lugar de ello, ¡deja que tu amor por Dios se desborde! Deja que impregne todo a tu alrededor. Jesús aprecia tu mensaje de amor y, tal como le dijo a María, te dirá también a ti: “TU fe te ha salvado… vete en paz’’.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

EL ESPOSO PERFECTO

Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva […]. Sé además que todo lo que Dios ha hecho permanece para siempre; que no hay nada que añadirle ni quitarle; y que Dios lo hizo así para que se le tema. Eclesiastés 3:12, 14

Creo que muchas de las lectoras de este libro devocional que están en edad casadera desean que alguna de las meditaciones diarias les provea orientación en la búsqueda de un compañero para sus vidas.
Cuando somos niñas, imaginamos con anhelo a nuestro príncipe azul, que vendrá a buscarnos sobre un corcel blanco para llevarnos a un hermoso palacio donde seremos felices para siempre. Este es un buen sueño; pero se trata sencillamente de eso, un sueño. Despertamos de él cuando la vida nos muestra que la sangre azul no existe, y que los palacios son cosa del pasado o parte de otra realidad.
Sin embargo, existe una realidad que es aún mejor que la de aquel sueño infantil: los hombres buenos existen y Dios, de acuerdo a su voluntad, hará provisión de un buen esposo para la señorita que se lo pida en oración. Las jovencitas han de casarse con hombres que hagan de la felicidad un hábito, una forma de ser, un estilo de vida. Quien es feliz hace felices a los demás, así de sencillo, así de fácil.
Seguramente ahora te preguntarás cómo es posible saber si el hombre que ha escogido tu corazón es alguien realmente feliz. Las señales de felicidad son claras y fáciles de descubrir. Una persona feliz:
• Teme a Dios y se deleita en obedecerlo.
• Ama la naturaleza y la disfruta.
• Es bondadoso con los animales.
• Es generoso con los necesitados.
• Colabora en proyectos ajenos sin sentir envidia.
• Respeta a sus padres y a las personas mayores.
• Cree en la igualdad de género pero respeta las diferencias individuales.
• Asume sus responsabilidades con seriedad.
• Es honesto en todo lo que hace y dice.
Amiga, la mujer que logra encontrar un hombre con estas cualidades, puedo decirte con poco temor a equivocarme, que ha encontrado a un hombre feliz y seguramente logrará que su compañera de la vida lo sea también.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

UNA NUEVA GENERACIÓN – 2

Les he escrito a ustedes, jóvenes, porque son fuertes, y la palabra de Dios permanece en ustedes, y han vencido al maligno (1 Juan 2:14).

La educación de Timoteo fue un éxito total. La educación del joven discípulo de Juan fue un completo fracaso. Según una antigua tradición, el obispo en algún momento descuidó al joven, que comenzó a juntarse con amigos desordenados. Al principio los amigos lo atraían pagándole la entrada a lugares exclusivos de entretenimiento y diversión.
Luego lo invitaron a que los acompañara en sus correrías nocturnas de robos y atracos.
Finalmente lo hicieron cómplice de delitos más graves. Empezó una vida de crímenes y delitos.
Como era un dirigente nato, pronto se convirtió en jefe de un grupo de bandoleros, el más violento y peligroso.
Un día llegó el apóstol Juan de visita. Después de atender los asuntos eclesiásticos, dijo al obispo:
-Hermano obispo, devuelve el depósito que Cristo y yo te confiamos.
Al principio el obispo se sintió confundido, pensando que Juan lo acusaba de apropiarse de algún dinero. Pero luego Juan añadió: -Demando de ti el joven que te confiamos.
El obispo suspiró profundamente y estalló en llanto.
-Murió -dijo.
-¿Cómo que murió? -preguntó Juan.
-Murió para Dios, porque se convirtió en alguien malvado y disoluto; se hizo ladrón. Y ahora, en vez de estar en la iglesia, vive en una montaña con un grupo de maleantes.
-¡Qué guardián dejé a cargo del alma de este joven! -dijo el apóstol, rasgando su ropa – Tráiganme un caballo y que alguien me muestre el camino.
Los forajidos tenían centinelas y tomaron preso al apóstol.
-Quiero ver a su jefe. Para eso he venido -les dijo.
Cuando el jefe lo reconoció, se dio la vuelta, esperando esconderse.
-¿Por qué, hijo mío, huyes de mí, de tu anciano padre que llega ante ti desarmado? No temas, arrepiéntete porque todavía hay esperanza para ti. Intercederé por ti ante Cristo. Detente y acepta que Cristo me ha enviado.
El criminal se detuvo. Comenzó a temblar, soltó su arma, y, llorando amargamente, de rodillas confesó sus pecados a Dios.
Dios llama a jóvenes fuertes, para educarlos para su servicio. No inviertas tu talento en una causa digna pero que no durará un instante después del milenio. Entrégate a Cristo, quien dio su vida por ti, para servir en una obra eterna que pronto triunfará.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

UNA CONFESIÓN FALSA Y UNA PROMESA

He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos. Éxodo 9:27.

“Mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en J-V-L recreos de reposo” (Isa. 32:18).
La única seguridad genuina para las naciones y los individuos radica en ser obedientes a la voz de Dios, y en estar siempre del lado de la verdad y la justicia.
Faraón ahora se humilló y dijo: “He pecado esta vez; Jehová es justo, y yo y mi pueblo impíos” (Éxo. 9:27). Les rogó a los siervos de Dios que intercedieran con él, para que cesaran los terribles truenos y relámpagos.
Moisés sabía que no había terminado la lucha, porque conocía el funcionamiento del corazón humano que se endurece en rebeldía arrogante contra Dios.
Las confesiones y las promesas de Faraón no fueron hechas porque hubiera cambio alguno en su mente o su corazón; sino que en ese momento el terror y la angustia lo impulsaron a ceder en su controversia con Dios. A pesar de esto, Moisés prometió concederle su pedido como si su confesión fuese genuina y su arrepentimiento sincero, porque no le daría otra oportunidad para una exhibición futura de terquedad…
Al salir de la ciudad, “extendió sus manos a Jehová, y cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra” (Éxo. 9:33). Pero tan pronto como cesaron las exhibiciones portentosas del poder divino, el corazón del rey regresó a su testarudez y rebelión.
El Señor estaba manifestando su poder para afirmar la fe de Israel en él como único Dios verdadero y viviente. Daría inequívocas pruebas de la diferencia que hacía entre ellos y los egipcios. Haría que todas las naciones supiesen que aunque los hebreos habían sido cargados con arduas labores y habían sido despreciados, él los había escogido como su pueblo peculiar y obraría para libertarlos de una manera maravillosa.
Por causa de su larga asociación con los egipcios y el contemplar continuamente el imponente culto a los ídolos, la idea hebrea de un Dios genuino y viviente se había degradado… Vieron a los egipcios idólatras que disfrutaban de una prosperidad abundante, en tanto que ellos eran continuamente acusados de que su Dios los había abandonado. Pero ahora -por medio de obras poderosas- el Señor enseñaría a su pueblo acerca de su carácter y autoridad divinas y les mostraría la total impotencia de los dioses falsos -Signs of the Times, 18 de marzo de 1880; ver texto similar en Patriarcas y profetas, pp. 275, 276.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White