viernes, 2 de septiembre de 2011

LAS TRES DIMENSIONES - 2ª PARTE

Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola. (Deuteronomio 28:13)

Ayer hablábamos de las tres dimensiones en las que somos libres de realizar movimientos para ir definiendo los límites de nuestro carácter. ¿Pudiste situarte en alguna?
El versículo de hoy nos sitúa directamente en una dimensión, pues si el deseo de Dios es colocarnos por cabeza y no por cola, eso significa que desea que estemos encima, y no debajo. ¡Esa es la dimensión que Dios quiere darle a tu vida! Así como el pueblo de Israel ocupaba un lugar único en el espacio social de su época, Dios desea darte la cumbre del éxito, que alcances el lugar más alto que puedas alcanzar, desea que te desarrolles al máximo en el plano vertical.
Si te encuentras actualmente en la dimensión del topo, desesperada, despreciada, vacía y sin fuerzas para salir de ella, escucha lo que Dios tiene que decirte: «En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Rom. 8: 37). Son muchas las personas que se han encontrado en esta dimensión pero que, por la gracia divina, han logrado superarla. Si, por el contrario, te encuentras a merced del vaivén moderno, rodeada de admiradores que te halagan por tu forma de vestir, de hablar o de conducirte, recuerda que «ancha es la puerta y espacioso es el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella» (Mat. 7: 13). Y si anhelas la dimensión que requiere fuerza de voluntad, firmeza, lealtad y sólidos principios, escucharás las palabras: «Angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida» (Mat. 7: 14).
¿Te das cuenta de que todo depende de tus decisiones? No sé cuál es tu situación actual. Si te encuentras tratando de subir un peldaño en la vida, solo tienes que mirar hacia arriba. Si para María Magdalena, que se escondía bajo la tierra, hubo salida; si para la mujer que estuvo enferma muchos años, la esperanza se hizo realidad; si para la sirofenicia hubo oportunidad, confía en que tu caso no está perdido.
Busca tu espacio en las manos firmes de tu amante Salvador. Aférrate a la promesa: «Te pondré por cabeza y no por cola».

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

ORANDO EN TODO MOMENTO

Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17.

Desde que Flora llegó al colegio adventista, manifestó una atracción natural por los temas espirituales. Como alumna era excelente, y todo lo que aprendía en la materia "Historia Sagrada" era asumido con responsabilidad y dedicación.
Uno de los temas que más le impresionó fue el de la oración. Saber que en el cielo existe un Dios que nos escucha, en todo momento y lugar, y que está deseoso de responder las plegarias de nuestros labios, le fascinó desde un comienzo. Meses más tarde, en un campeonato de balonmano femenino, Flora le sugirió al equipo de su curso hacer una oración antes de empezar el partido. Sus compañeras se rieron y ridiculizaron la idea, pero como Flora tenía un carácter decidido y no le importaban los comentarios ajenos, oró sola y le pidió a Dios que le permitiera disfrutar el juego y tener un espíritu cristiano en todo momento.
Al día siguiente, Flora y el resto del equipo me buscaron para conversar en un recreo, y una de las preguntas que me hicieron fue: "¿Está bien orar antes de jugar un partido de balonmano?" Todas estaban interesadas en la respuesta, porque algunas de ellas pensaban que a Dios no había que molestarlo a cada momento con una oración; y Flora estaba convencida de que toda actividad debía comenzar con la bendición divina.
Como profesor y pastor debía dar una respuesta, y la más oportuna era la que brindaba la Escritura. ¡Qué bueno es saber que la Biblia tiene la respuesta para estas preguntas! En esta ocasión, el apóstol Pablo nos aconseja: "Orad sin cesar". En otras palabras, mantén un espíritu de oración todo el día y todos los días. Cuando comas, vayas al colegio, practiques un deporte, salgas con tus compañeros de estudio o con tu novia/o, estudies solo/a en tu casa, hagas las compras, etc. En todo momento hay un buen motivo para invitar a Jesús a que te haga compañía. No hay instante ni existe ocasión en que podamos cansarlo o agobiarlo con nuestro diálogo, sino que "nuestro Padre celestial está esperando para derramar sobre nosotros la plenitud de sus bendiciones. Es privilegio nuestro beber abundantemente en la fuente de amor infinito. ¡Qué extraño que oremos tan poco! Dios está pronto y dispuesto a oír la oración sincera del más humilde de sus hijos" (El camino a Cristo, p. 93).

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

SIEMPRE A TU LADO

Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles... Éxodo 13:21.

Aquella noche, Abril no durmió bien: fue atormentada por pesadillas y finalmente, el ruido del trueno la despertó. Miró el reloj: ya era hora de levantarse; tenía un día sobrecargado por delante. Sin embargo, notó que estaba bañada en sudor frío. Se tocó la frente, y percibió que ardía en fiebre.
Afuera, se había desatado una tormenta torrencial, y por la radio se recomendaba no tomar las carreteras vecinales. El viento y la lluvia golpeaban la ventana escandalosamente. Abril dudó en salir: ¿no sería arriesgado viajar en ese estado de salud y con ese clima? Lo sería, tal vez; pero hay ocasiones en que el deber llama y hay que obedecerlo.
La joven ejecutiva abrió su Biblia, meditó en un pasaje inspirador, conversó con Dios y, después de tomar un vaso de leche caliente y una aspirina, salió para la lucha del día encomendando su vida a Dios.
Todo iba bien al principio, pero la tormenta no disminuía y la carretera se hacía cada vez más peligrosa. En la radio, anunciaban que había trechos en que las aguas venidas de las montañas habían abierto zanjas, y la carretera estaba interrumpida. Abril condujo el auto hacia un lado de la carretera, y volvió a orar. Sudaba. La fiebre aumentaba: empezó a temblar y a sentir escalofríos.
Se acurrucó, envuelta en la casaca de cuero, y empezó a notar que se desvanecía. Al mismo tiempo, sintió una voz, en el corazón, que la guiaba: "Lleva el automóvil un poco más adelante". Ella no tenía ya más fuerzas pero, ante la insistencia de la voz interior, avanzó unos metros y se desplomó sobre el volante.
Al despertar, percibió que los bomberos la colocaban en una camilla. Temblaba. Uno de los bomberos le dijo: "Dos metros más, y usted estaría aplastada por el árbol, que cayó". Dios no le había hecho aparecer una antorcha de fuego ni una nube protectora pero, en medio del peligro, la voz de Dios le dijo: "Hija, lleva el automóvil más allá, antes de que te desmayes".
¡Cosas de Dios! Experiencias de fe. Gente que aprende a depender de Dios todos los días; personas que, antes de salir corriendo hacia la lucha de la vida, separan tiempo para decir a Dios: "En tus manos encomiendo mis caminos".
Haz de este un día de compañerismo con Jesús. Atrévete a vivir la dimensión de la fe. Si vas con él, sucederá contigo lo que sucedió con el pueblo de Israel: "Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles [...]".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón