miércoles, 9 de noviembre de 2011

LAS TRES DIMENSIONES - 3ª PARTE

¡Miserable de mí! ¿Quién me librara de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24)

La tercera dimensión es el pecado que cometemos porque somos pecadores. El pastor Alejandro Bullón compara al pecador con un lobo que anhela ser oveja. Él sabe que es un lobo, pero quiere ser una oveja, así que se viste de oveja, vive entre ellas, aprende sus costumbres e incluso trata de vivir como ellas. Come su comida, se recuesta sobre la hierba y rumia, pero no deja de ser un lobo que necesita saciar su instinto de lobo. Después vuelve arrepentido, y este ciclo se repite una y otra vez.
¿Cuántas de nosotras nos parecemos a ese lobo? Luchamos contra nuestras inclinaciones pecaminosas, intentamos hacernos pasar por ovejas dóciles, obedientes y buenas, pero de pronto el instinto nos hace actuar corno lo que en realidad somos.
El apóstol Pablo era uno de esos «lobos» que luchaba por ser oveja. «Realmente no entiendo lo que me pasa -decía él- porque no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, de manera que ya no soy yo quien obra, sino el pecado que hay en mí. Sé que por mí mismo no puedo hacer el bien. Sí quiero hacerlo, pero no soy capaz y finalmente no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero» (ver Rom. 7: 15-19).
¿Pecas a pesar de que aborreces el pecado? No te desesperes. Pablo encontró la solución para este problema: «Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí» (Gal. 2: 20).
El Espíritu de Profecía nos dice: «Cuando estemos revestidos por la justicia de Cristo, no tendremos ningún gusto por el pecado, pues Cristo obrará dentro de nosotros. Quizá cometamos errores, pero aborreceremos el pecado que causó los sufrimientos del Hijo de Dios» (Mensajes selectos, t. 1, p. 422). ¿Entiendes ahora? Si pecas por ignorancia, Dios te perdona y te enseña sus caminos. Si lo haces porque te gusta el pecado, te insta a salir de él; y si pecas por ser pecadora, su gracia te transforma. ¡Hay solución para el pecado!

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

FUEGO EXTRAÑO

Grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Éxodo 28:36.

En cierta ocasión, los sacerdotes Nadab y Abiú entraron al santuario para realizar su oficio. Eran los más honrados por Dios, después de Moisés y Aarón, y esa honra iba acompañada de la gran responsabilidad que debían desempeñar. Por estar ebrios no se percataron de la solemnidad de su trabajo, y "tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó". La justicia divina no se hizo esperar: "Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová" (Lev. 10:1, 2).
Al igual que los israelitas, cada sábado nosotros debemos prepararnos para el encuentro con nuestro Creador. Así como el pueblo lavó sus vestiduras, también a nosotros "la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" (1 Juan 1:7). En nuestros días no se manifiesta visiblemente la gloria de Dios como en el Israel de Moisés, pero su presencia está tan ciertamente en nuestro medio como lo estuvo antiguamente. El deseo de Dios de habitar entre su pueblo es el mismo, y sus requerimientos sobre la santidad que debe reinar entre sus hijos a la hora de adorarlo en grupo siguen teniendo el mismo rigor que antes.
También nosotros corremos el riesgo de presentar "fuego extraño" ante su santa presencia si dejamos que las modas y la ostentación mundana embriaguen nuestra mente y nuestros sentidos. El enemigo de las almas hará lo imposible para que la triste historia de Nadab y Abiú se vuelva a repetir, y que al igual que ellos no seamos capaces de distinguir entre lo santo y lo profano.
En este momento, al ver que Dios observa nuestra apariencia en su templo, es necesario que te preguntes: ¿represento a Jesús con mi vestimenta? Y si el examen de conciencia lo queremos hacer más exhaustivo y proseguimos, es posible que entonces reflexionemos: ¿es la conversación con mis amigos en el templo extraña para Dios, o es de edificación y exhortación para mí y para los que me rodean? ¿Es la parte musical una alabanza de adoración al gran Yo SOY, o la música, la letra y el conjunto transmiten otros valores que simbolizan una "música extraña"?
Hemos sido elegidos por el Padre como su real sacerdocio, su nación santa, su pueblo escogido; por lo tanto, demostrémosle al mundo y a Dios que sabemos apreciar ese enorme privilegio cuando entramos en la iglesia.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

EL REINO DE DIOS

Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros. Lucas 17:20,21.

De acuerdo con la declaración de Jesús, el Reino de los cielos ya está entre nosotros. ¿A qué se refería? A su propia persona. Quien tiene a Jesús en su corazón, ya tiene el Reino de los cielos.
Es verdad que solo iremos al cielo cuando Jesús vuelva; pero también existe otra verdad que no puede ser ignorada: para los cristianos, el Reino de los cielos empieza en esta tierra; Jesús lo dijo. Y, tal vez, Pablo nos ayude a entenderlo mejor, al asegurar que aquellos que nacieron en Cristo han pasado de muerte a vida. En el momento que aceptas a Jesús, ya empiezas a disfrutar de los beneficios de la vida eterna, que recibirás en su plenitud cuando Jesús vuelva.
¿Por qué en su plenitud? Porque, mientras vivas en esta tierra, todavía vas a envejecer, vas a perder a tus seres queridos, te vas a enfermar o vas a ser tocado por la muerte.
Pero, por otro lado, al conocer la verdad y los consejos bíblicos, empiezas a vivir con mejor calidad de vida: dejas de fumar, de beber, de comer desordenadamente... Sigues los consejos divinos, con el fin de ser un buen esposo, o esposa, o patrón o empleado. Y todo eso te conduce a una vida más saludable, realizada y feliz.
La pregunta que debes responderte es: ¿Estás viviendo una mejor vida desde que conociste a Jesús? ¿O solo cambiaron tus conceptos religiosos, pero no cambió tu vida?
¿Eres feliz y disfrutas de una vida abundante, o vives ansioso por cumplir lo que has aprendido y angustiado porque no lo logras?
Si tu experiencia es esta última, debes rever tu concepto de la vida cristiana. Porque, con toda seguridad, en el cielo no habrá ansiedad ni angustia, y en esta tierra ya debes vivir un preámbulo del cielo.
Hoy tienes delante de ti un nuevo día. Pero, también, una nueva oportunidad de vivir la vida cristiana victoriosa y feliz. Haz de Jesús no solo tu Salvador, sino también tu amigo y compañero, a lo largo de la jornada de este día. Y recuerda: "Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón