domingo, 7 de febrero de 2010

EL CARTERO HONESTO

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? (S.Lucas 16:10,11).
Casi setenta damas estaban reunidas alrededor de la piscina, en el patio trasero de mi casa, para el evento anual femenino, con el propósito de levantar fondos para las misiones. Las damas de la iglesia y sus amigas disfrutaban de la magia bajo un cielo lleno de estrellas. El entretenimiento incluía un grupo polinesio, que las divertía con sus costumbres tradicionales y otras actuaciones.
Antes de cerrar el programa, mostré un Power point con los proyectos de la misión realizados anteriormente. Cada año, como resultado de las generosas donaciones, obteníamos 1.500 dólares para financiar nuestros proyectos. Este año no fue la excepción; la oferta superaba los 1.600 dólares. Alabamos a Dios por abrir los corazones de esas damas hacia las misiones.
Puse el dinero en mi escritorio, dentro de un sobre con la inscripción: "Fondos para las misiones: 1.609 dólares en cheques y efectivo". Cuando llegó el momento de llevar el dinero al tesorero de la iglesia, lo puse junto con otras cosas que necesitaba para realizar algunos trámites ese mismo día, y borré el tema de mi mente. El dinero pronto estaría financiando proyectos en diferentes partes del mundo: campañas de alfabetización para mujeres de la India, láminas bíblicas de paño para escuelas sabáticas necesitadas en el Brasil, un refugio para las niñas de Kenya.
Cuatro días más tarde, escuché que alguien golpeaba a mi puerta. Era el cartero, que tenía en sus manos un sobre con la inscripción: "Fondos para las misiones: 1.609 dólares". Mi mente comenzó a dar vueltas. ¿Qué hacía él con el sobre que era para el tesorero de la iglesia? Él explicó que lo habían puesto en la casilla de correo hacía algunos días; no estaba seguro de a cuál casa pertenecía, ¡pero pensó que podría ser la mía!
Le agradecí inmensamente al cartero mientras abrazaba el sobre contra mi pecho. Dios había protegido nuestro dinero por medio de un hombre honesto. El versículo de hoy nos asegura que el que es fiel en lo muy poco también en lo más es fiel. Examinemos nuestra fidelidad el día de hoy, así Dios podrá confiarnos asuntos más grandes en la vida.

Nancy Van Pelt
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

PODER PARA MOVER VOLUNTADES

Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: "No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu", dice el Señor Todopoderoso». Zacarías 4:6.

¿En qué consiste el poder del Espíritu Santo? Alma Delia Ariza Castillo es estudiante de Contaduría Pública y este día cumple años. Ella testifica del poder del Espíritu en las siguientes áreas de su vida: Como estudiante, como hija (al ver sufrir a su padre por causa del cáncer), como colportora, y «en muchos aspectos de mi vida», según sus propias palabras.
¿Te has puesto a pensar en qué consiste realmente el poder del Espíritu? ¿Has tratado de convencer a algún compañero acerca de su mal proceder? ¿Has oído los ruegos de una madre a un hijo rebelde que, indiferente, se va sin prestar atención? ¿Has tratado de disuadir a un amigo para que deje las drogas? ¿Has argumentado y te concede razón, pero sigue en su mal camino? ¡Fuerza de voluntad!
A través de la historia se ha demostrado que un pequeño ejército con una gran voluntad puede derrotar a uno más poderoso. Frecuentemente se mira en los encuentros deportivos que un equipo con una gran voluntad es capaz de vencer a uno más completo, experimentado y poderoso. El Espíritu Santo es experto en mover voluntades. Jesús lo presentó a sus discípulos como un Ser que convencería al mundo (Juan 16: 8). Movió la voluntad de los grandes héroes de Dios, como José que no pudo ser derrotado en su misión por ningún poder egipcio. Movió la voluntad de David para hacerle frente a Goliat. También la voluntad de Nabucodonosor, el rey más poderoso de su tiempo, para retroceder en sus planes y adorar al Dios de los jóvenes hebreos, cuya voluntad templada también por el Espíritu, no pudo ser doblegada en el horno de fuego. Este puede ser un día importante para que ores al Espíritu, a fin de que mueva las voluntades de los seres que amas, y se entreguen a Cristo.
«El Señor Jesús actúa mediante el Espíritu Santo, pues este es su representante. Por su medio infunde vida espiritual en el alma, avivando sus energías para el bien». MJ 53


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

MALOS POR NATURALEZA

Las autoridades que están en ella son leones rugientes, sus gobernantes son lobos nocturnos que no dejan nada para la mañana (Sofonías 3: 3).

La biblia dice, y la experiencia humana confirma, que somos inherentemente malos. Esto, que es esencial para entender el evangelio, ha sido desafiado por el humanismo contemporáneo. Filósofos y pedagogos han tratado de convencernos de que somos naturalmente buenos. El mejor ejemplo moderno es el filósofo y pedagogo francés Jean-Jaques Rosseau, quien enseñó que el hombre es bueno por naturaleza. Muchos siguieron sus ideas hasta la Primera y Segunda Guerra Mundial. Durante ellas hubo tal exhibición de barbarie entre los seres humanos que muchos pensadores se desilusionaron con respecto a la bondad natural del hombre. Hubo un desencanto general, amargo y triste.
Hoy día las declaraciones bíblicas ya no parecen tan absurdas. El salmista decía: «Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre» (Sal. 51:5). El profeta declaraba: «Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio» (Jer. 17: 9). Lo mejor que tenemos está contaminado por el mal: «Todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia» (Isa. 64: 6). Nuestra condición natural es una podrida llaga: «Desde la planta del pie hasta la coronilla no les queda nada sano: todo en ellos es heridas, moretones y llagas abiertas, que no les han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite» (Isa. 1: 6). Cuando la Palabra de Dios quiere enfatizar la miseria moral de la humanidad, frecuentemente la compara con seres irracionales. Eso resalta la pérdida de la imagen divina en los seres humanos. El salmista, enfatizando nuestras malas intenciones, decía: «Afilan su lengua cual lengua de serpiente; ¡veneno de víbora hay en sus labios!» (Sal. 140: 3). A pesar del entendimiento que Dios nos dio, no queremos entender: «El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo; ¡pero Israel no conoce, mi pueblo no entiende!» (Isa. 1: 3). Por supuesto, muchas de estas declaraciones se referían al pueblo en general. Alguien podría decir que los dirigentes debieron ser mejores. Pero notemos: «Ciegos están todos los guardianes de Israel; ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar [...]. Son perros de voraz apetito; nunca parecen saciarse» (Isa. 56: 10, 11). ¡Qué cuadro tan triste de los que fueron una vez creados a imagen de Dios!

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C