miércoles, 23 de mayo de 2012

TAN ÚTIL COMO UN ÁRBOL PODRIDO


Hierro lo trata como a paja, y al bronce como a madera podrida» (Job 41:27, NVI).

Hoy vamos a caminar por el bosque. A mí me encanta e bosque, su aroma, los animales, las flores, los árboles podridos. ¿Qué? ¿Los árboles podridos? ¿A quién podrían gustarle los árboles podridos? No tienen ningún atractivo. No les crecen hojas y a veces huelen realmente mal. Bien, la verdad es que a mí sí me gustan los árboles podridos, y te voy a explicar por qué.
Aunque no lo creas, algunos insectos consideran a los árboles podridos como su hogar, pues viven de la podredumbre que hay dentro de ellos. Eso significa que muchos insectos pequeños crecerán y se convertirán en adultos gracias a los árboles podridos, y a su vez se convertirán en comida para los hermosos pájaros que tanto nos gusta ver en el bosque.
Otra de las razones por las que me gustan los árboles podridos es porque nutren el suelo. Estos se convierten en alimento para toda clase de plantas, incluyendo las flores y otros árboles.
Si los árboles pudieran pensar, tal vez creerían que cuando se pudren han fracasado. Después de todo, ya no están erguidos ni les brotan hojas. Pero los árboles podridos aún hacen toda clase de cosas buenas. ¿Verdad?
¿Qué haces tú cuando cometes un error y sientes que has fallado? ¿Te pones molesto? ¿Te sientes frustrado? A pesar de los errores, recuerda esto: de lo que podríamos considerar un fracaso hoy puede crecer la más bella de las flores. No te rindas. Dios te ayudará a crecer a través de los errores.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

FIELES Y LEALES


Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. (Rut 1:16).

El abnegado amor de Noemí por sus nueras; su vida repleta de ejemplos de fe, piedad, humildad y bondad, contribuyeron a que Rut deseara marchar con ella en vez de permanecer con su familia en Moab. Noemí instó a Orfa y a Rut a que se quedaran en su tierra, mientras que ella hacía planes de regresar a Belén, su pueblo natal. Pero Rut decidió romper todos sus vínculos familiares con el fin de acompañar a Noemí. La expresión «yo siento una gran pena por vosotras» es una muestra del bondadoso carácter de Noemí. Probablemente Rut se sintió aún más apegada a su suegra al escuchar aquellas palabras que denotaban una gran preocupación por los demás.
Aunque Noemí se sentía profundamente dolorida, aquella vivencia no había afectado negativamente su actitud ante la vida. Por otro lado, el único conocimiento que Rut tenía del Dios verdadero era el que había visto reflejado en Noemí. Con una última mirada a los fértiles campos de Moab, Rut dijo: «No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios». Fue así como Rut se unió con el pueblo de Israel y se convirtió no solo en adoradora del Dios verdadero, sino en parte de su historia vital.
Noemí consideraba su deber ayudar a su nuera, que con tanta lealtad y fidelidad la habla seguido, a encontrar un hogar. Por eso le explicó que podían pedirle a Booz que cumpliera con las costumbres relacionadas con los parientes más cercanos.
La lealtad de Rut la llevó a ser una de las progenitoras de David y del Mesías. Dios la llamó a ser una mujer fiel y leal, gracias al poder transformador del amor divino reflejado en la vida de su suegra. Noemí fue el mejor argumentó en favor de la verdad que Dios pudo presentarte 

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Coraduma Escobar de Villarreal

EL SERVICIO SECRETO DE DIOS


Pues él mandará que sus ángeles te cuiden por dondequiera que vayas. Salmo 91:11

Son invisibles. Son numerosos. Y son poderosos. ¿De quiénes estamos hablando? De los ángeles, los agentes secretos de Dios. Su misión es ayudar «a quienes han de recibir en herencia la salvación» (Heb. 1:14), como lo ilustra la historia de Joaquín, según la relata Marcia Hornok (Signs ofthe Times [Señales de los tiempos], noviembre de 2001, p. 32).
Joaquín se había trasladado a Salt Lake City, Utah, Estados Unidos, con el objeto de solicitar un trabajo como camionero, pero las cosas no salieron como él esperaba. De vuelta a la habitación del hotel, Joaquín cayó en un estado de depresión. A eso de las tres de la madrugada, salió rumbo a su camión dispuesto a quitarse la vida con una pistola que guardaba allí. Para su sorpresa, no pudo entrar porque la llave no funcionó. Entonces un extraño se acercó.
—¿Necesitas ayuda? —preguntó el desconocido.
—Usted no puede ofrecerme la clase de ayuda que necesito —respondió Joaquín. 
—¿Qué te parece si vamos a ese restaurante y ahí conversamos? —sugirió el extraño.
En el restaurante conversaron durante un buen rato hasta que el extraño tomó una servilleta y escribió en ella un número telefónico. Entonces se despidió con las siguientes palabras:
—Si al amanecer todavía necesitas ayuda, llama a este número. Alrededor de las nueve de la mañana Joaquín llamó. Era el número telefónico de una iglesia. El pastor atendió el llamado y escuchó que del otro lado de la línea le decían: «Me voy a suicidar. No aguanto más». Durante algunos minutos el pastor razonó con Joaquín hasta convencerlo de ir a buscar la ayuda de un profesional.
Cuando Joaquín, ya recuperado, llamó a su esposa para contarle lo sucedido, ella le dijo: «Esa noche algo me despertó a las tres de la mañana. Entonces oré a Dios pidiéndole que enviara a alguien en tu ayuda. Y creo que eso fue lo que hizo».
¿Quién despertó a la esposa de Joaquín exactamente a las tres de la mañana? ¿Y quién fue el desconocido que le dio a Joaquín el número telefónico de la iglesia? Todo parece indicar que fue un ángel de Dios.
Recuerda que durante el día de hoy un ángel estará cerca de ti. Su misión será cuidarte «dondequiera que vayas» (Sal. 91:11). Por eso, antes de salir de casa, ¿qué te parece si le das gracias a Dios por ese fiel compañero?
Gracias, Señor, por mi ángel guardián. Gracias porque nunca se ha apartado de mí

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

¡TESORO!


«Además el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene compra aquel campo» (Mateo 13:44).

¿Qué opinión le merecen los bancos? ¿Les deja su dinero en depósito? En otros tiempos solían pagar buenos intereses por el dinero que se depositaba en ellos. En la actualidad eso no es tan rentable, pero los bancos que participan en un fondo de garantía de depósitos son un lugar razonablemente seguro para guardar grandes sumas de dinero.
Tengo algunos ahorros de mi jubilación depositados en un banco de mi calle. Un día, no hace mucho, pasé por delante con mi automóvil y advertí que el nombre del banco era distinto. «¿Qué pasa?», me pregunté. Estacioné el vehículo ante el edificio y fui a investigar. De la noche a la mañana, mi banco había sido vendido a otra sociedad y ahora operaba con un nombre distinto. Aunque el personal me aseguró que mi dinero estaba seguro, no dejé de inquietarme.
En la antigüedad, la gente guardaba sus ahorros en un frasco o un cofre y luego los enterraba. No era raro que un agricultor, mientras araba, se topara con uno de esos recipientes que contenían viejas monedas y ornamentos de oro o plata. Quizá el dueño había olvidado dónde había escondido el tesoro o sus herederos desconocían su existencia.
El tesoro enterrado es un tema lo bastante interesante como para enseñar una lección con él. Jesús pudo haberse limitado a decir «La Biblia es muy importante, porque contiene la historia del evangelio, y por eso tienen que leerla». Sin embargo, no habría causado el mismo impacto que la historia de un tesoro enterrado.
La mayoría de los oyentes eran personas pobres y sencillas. La mayoría de ellos debió pensar: «Ojalá pudiera encontrar un tesoro escondido; así no tendría que trabajar tanto». Si el tesoro no hubiera sido de valor, no se lo habría ocultado para mantenerlo a buen recaudo. ¿Eran monedas antiguas? ¿O quizás adornos de oro o plata? ¿Acaso sabía ese Maestro dónde se encontraba ese tesoro?
Las historias de Jesús eran como enigmas que hay que resolver. Cada elemento de la historia representa algo. En esta historia, el tesoro es el evangelio y el campo donde se encontraba eran las Escrituras. ¿Considera usted que el evangelio es un tesoro? Si es así, usted tiene una fortuna. Basado en Mateo 13:44

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill