lunes, 9 de mayo de 2011

EL CONSUELO DE SUS BRAZOS

Como aquel que consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros. (Isaías 66:13).
Si miras al pasado recordaras momentos en los que el consuelo fue un bálsamo para tus heridas. Es cierto que lo que algunos amigos entienden por palabras «consoladoras» se parece a lo que hicieron los «amigos» de Job, y que en tales casos lo único que han logrado es profundizar tus heridas. Sin embargo, Dios promete llegar a tu vida con un consuelo real.
Cuando somos pequeños, dependemos totalmente de nuestros padres para subsistir. Si sufrimos una calda, lloramos no tanto por el dolor físico que nos haya causado, sino más bien porque anhelamos el consuelo de nuestra madre. Mi pequeño viene a mí cada vez que le sucede algo, para que yo lo bese y lo cargue. Su problema termina cuando siente mi consuelo. Dios nos ve como bebes que, indefensos en medio de un mundo cruel, buscamos desesperadamente a alguien que escuche nuestro dolor, que comprenda nuestras lágrimas sin críticas ni censuras. Por eso nos dejó la magnífica promesa de su consuelo. Si, su consuelo estará presente en cada caída, en cada hora difícil, en cada instante de duda y temor. No temas si a tu alrededor la tempestad es devastadora.
En los lugares donde se producen tornados con frecuencia, la gente hace provisión para esconderse y preservar sus vidas. Ese sótano que se convierte en el refugio de salvación es la única vía de escape. Jesús es ese sótano que te cobija y te consuela cuando lodo a tu alrededor es destruido por el devastador tornado del pecado.
Frente a la tempestad que lucha por destruir tu vida y la de tu familia, refúgiate en sus brazos consoladores. No confíes en tu propia capacidad. Solo puedes tener vida si te refugias en él. Su consuelo te ensenara a consolar a los demás. Entonces podrás estar segura de que Dios está al mando de tu vida, así como de la de los tuyos, y de que no hay nada que se escape, a su poder. Camina completamente segura en sus brazos porque, en el peor de los momentos, él te cargará.
Los brazos de Dios están siempre dispuestos a cargarnos.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

RECREACIÓN EN LA IGLESIA (PARTE 2)

Seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. 1 Tesalonicenses 5:15, 16.

Si había un día y un momento que me encantaba de niño y de joven, eran los sábados de noche. Desde que nací, mis padres habían participado de los sociales que se hacían en la iglesia cada sábado, y aprendí a disfrutar esos momentos junto a aquellos de la misma edad que yo.
El predio de la iglesia estaba compuesto por el templo, numerosas aulas que en la semana operaban como escuela, y en la parte de atrás había una cancha de bochas, una cancha de voleibol y un patio amplio en el que los menores jugábamos al futbol.
En el salón que estaba al lado de la iglesia había dos mesas de ping pong, una mesa de billar, mesas con juegos de ingenio y una cocina donde se pre-paraban fabulosas pizzas y otros comestibles que ayudaban a que la velada fuera aún más agradable.
Esa iglesia sabía lo que era disfrutar de reuniones sociales; algunos participaban de los deportes o juegos, otros conversaban, y otros simplemente colaboraban en la cocina. Claro, no todo era color de rosa, porque a veces había enojos y discusiones; nunca faltaban los que hacían trampa para ganar algún partido. Pero más allá de estos pequeños conflictos, disfrutábamos aquellos plenamente, y dolía ver que el reloj avanzaba, y llegada la medianoche había que terminar. De paso, fue en uno de esos sábados de noche cuando sentí por primera vez que estaba enamorado de quien ahora es mi esposa.
,;Disfrutas de esos momentos con la gente de tu iglesia? Yo creo que si los primeros cristianos hubieran conocido la iglesia a la que yo fui, habrían participado de las actividades sociales de sábado de noche, porque "la multitud de los que habían creído era de un corazón y de un alma" (Hech. 4:32). Algunos piensan que seguir a Jesús es carecer de afecto, de simpatía o de alegría. Se cree que todo sentimiento de felicidad y de esparcimiento es evidencia de mundanalidad, y que la religión de Cristo prohíbe sonreír. Pero no es Dios quien motiva esos corazones. "Satanás siempre procura presentar la vida religiosa como una vida de tinieblas. Desea hacerla aparecer penosa y difícil; y cuando el cristiano, por su incredulidad, presenta en su vida la religión bajo este aspecto, secunda la falsedad de Satanás" (El camino a Cristo, p. 117).
En este día que comienzas, dale gracias al Señor por el amor que siente por ti, y permite que su felicidad inunde totalmente tu ser.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

AUN REBOSARAN

Clama aun, diciendo: así dice Jehová de los ejércitos: Aun rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aun consolará Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén. Zacarías 1:17.

Nada está perdido para los que se vuelven a Dios. Aunque las cosas no anden bien en tu vida, como consecuencia de tus errores, si te entregas a Dios con sinceridad de corazón, sus promesas continúan válidas.
Era eso lo que sucedía con el pueblo de Israel, en los tiempos de Zacarías. Habían abandonado al Señor. Habían tornado el control de su vida en las propias manos; creyeron que no necesitaban de Dios, que el les restringía la libertad. Y decidieron vivir solos, como si Dios no existiese.
Lo que me impresiona del amor divino es que los dejo ir. El precio del amor es la libertad. Es lamentable que, para entender esto, muchas veces es necesario llegar a la tierra de la esclavitud. Ahora, Israel sufría las consecuencias de sus decisiones equivocadas. Había permanecido mucho tiempo en el exilio babilónico; Jerusalén estaba destruida, sus campos, otrora floridos y productivos, estaban abandonados y sin vida.
Pero, en medio de la humillación y el sufrimiento, los hijos de Israel se acordaron de Dios, se arrepintieron, y clamaron al Dios eterno que los había sacado de la tierra de Egipto y los había conducido, milagrosamente, hacia la tierra de la libertad. Y Dios escucho su clamor. Un remanente volvió del exilio, y el Señor levanto al profeta Zacarías para decirles que, a pesar de todo lo que habían hecho y a despecho de como ellos habían pretendido arruinar el plan de Dios, sus promesas continuaban válidas.
Jerusalén todavía seria la gran capital de la fe, y en sus tierras correrían los hijos de Israel, conforme al plan original de Dios. Imagine como debió haberse sentido el enemigo, al comprobar que, pese a todo lo que hiciera con el objetivo de que las promesas divinas jamás se cumplieran, el plan de Dios continuaba en pie.
Pero, lo bueno es que esas promesas son también para ti. Si, por algún motivo, desaprovechaste el pasado o lo usaste para causarte dolor y destrucción, vuelve los ojos a Dios, en arrepentimiento, y escucha la voz del Señor: "Claman, diciendo: así dice Jehová de los ejércitos: Aun rebosaran mis ciudades con la abundancia del bien, y aun consolara Jehová a Sion, y escogerá todavía a Jerusalén".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón