martes, 28 de junio de 2011

EL PRINCIPIO Y EL FINAL

Yo soy Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. (Apocalipsis 1:8).

El famoso pintor, escultor, arquitecto y poeta renacentista Miguel Ángel, nació en 1475 en un pequeño pueblo italiano llamando Caprese. A la edad de 30 años este artista, por orden del papa Julio II, comenzó a pintar la bóveda de la Capilla Sixtina. Durante cuatro años trabajó sin descanso tumbado sobre un andamio. Las nueve escenas que plasmó con maestría sin igual pertenecen al libro del Génesis. El pintor sabía que el comienzo de la humanidad era importante. Después de todo, siempre es trascendental saber de dónde venimos. Pero, además de los personajes directamente relacionados con los pasajes representados, Miguel Ángel insertó otras figuras, como las sibilas, mujeres mitológicas que profetizaban el futuro.
El ser humano no se conforma con saber su pasado, sino que ansía conocer el futuro. Probablemente pensando en eso, unos treinta años más tarde este maestro del pincel regresó a la Capilla Sixtina para pintar en la pared del altar escenas del juicio final, obra que no solo es reconocida por su gran valor artístico, sino por su contenido dramático.
Sí, este hombre que se atrevió a pintar a Adán recién salido de las manos de Dios, ahora se proyectaba hacia el día en que todos tendremos que comparecer ante Dios. Condicionado por las creencias de su época, Miguel Ángel coloca a la Virgen junto a Cristo, al que sitúa en el centro, y en la parte izquierda a los condenados que son arrastrados por los demonios hasta el infierno.
Al colocar a Cristo en el centro, corrobora que, como leemos en las Escrituras, él es el principio y el fin. Cristo ha estado junio a la humanidad a lo largo de toda su historia, y ciertamente estará hasta el final. ¿Has permitido a Cristo acompañarle durante toda tu historia? ¿Es para ti el Creador, Sustentador, Redentor y Salvador? El Alfa y la Omega muy pronto vendrá a buscarnos.
«Velad, pues, orando en todo tiempo que seáis tenidos por dignos de escapar estas cosas que vendrán y de estar en pie delante del Hijo del hombre» (Lúe. 21: .36).

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¡ARRIBA EL ÁNIMO!

Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con ese pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Deuteronomio 31:7.

Otra de las características fundamentales para lograr el éxito en la vida estudiantil y laboral, es mantener siempre un buen estado de ánimo. Esta cualidad permite ver el futuro con optimismo, lidiar con los reveses y perseverar en procura de los objetivos propuestos.
Pero no todos poseen esta cualidad. Recuerdo un viaje que realicé "a dedo" desde mi ciudad natal hasta una ciudad turística, acompañado de una amiga. Debíamos recorrer algo más de quinientos kilómetros, y el día se adornaba con un sol radiante cuando iniciamos la gran aventura, pero lo que nunca imaginé, era que mi compañera de viaje tendría un ánimo tan negativo. Para que el viaje "a dedo" sea placentero, es necesario armarse de constancia y paciencia y siempre pensar "en positivo". Pero mi colega de aventura no tenía claros estos conceptos, y estar a su lado fue una tortura. Llegamos a destino de noche, contra todos los pronósticos lúgubres que ella realizó, y al día siguiente, ya más fresca y calmada, se disculpó reiteradamente por sus comentarios pesimistas.
Pero no solamente vemos personas desanimadas entre esta clase de viajeros, también es posible encontrarlas en el colegio, en la universidad, en la calle, en el trabajo y en la iglesia. Estas personas pintan todo de "negro", ven solamente los obstáculos y las penurias de la vida, y sus rostros tienen una expresión depresiva.
Las palabras optimistas de Moisés hacia Josué revelan la clase de ánimo que debe caracterizar a una persona. Con cariño lo exhortó: "Esfuérzate y anímate", para que enfrentara a las naciones cananeas con la mejor actitud, seguro de que la mano poderosa de Jehová estaba con él.
Querido joven, querida señorita, el mismo Dios que animó a Josué, también te dice a ti: "Esfuérzate y anímate". No te dejes abatir por los exámenes fallidos, por las distancias que debas recorrer para estudiar o por los problemas económicos. Recuerda que Dios te ordena que te esfuerces, y que la actitud animosa depende de ti, no de Dios. Por eso, a pesar de tus luchas, levanta la mirada y avanza con ánimo resuelto, que el Señor hará la parte que le corresponde.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

¿VACÍO?

Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma, no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28.

Dolores llegó a la casa cansada del trabajo, y encontró las luces apagadas, un silencio atemorizante, profundo; y las cosas bañadas de soledad. Antes de encender la luz, trató de escuchar. Nada. Solo el vacío; ese vacío que duele en el interior y va creciendo lentamente, hasta llegar a los ojos.
Hacía dos años que había salido de la casa de sus padres, esperando encontrar su "espacio". Ahora tenía "demasiado" espacio, aunque su departamento, de un solo ambiente, era pequeño.
Aquello que la joven abogada llamaba "su espacio", en realidad era libertad para vivir sin restricciones. Le molestaba que los padres le estuviesen hablando de lo que debía o no debía hacer. Se consideraba lo suficientemente grande como para escoger su propio camino. Y lo hizo.
Al principio, todo le parecía fascinante: tenía un buen empleo, automóvil propio, y estaba pagando el pequeño departamento que comprara. Vivía una vida sin reglas; no quería siquiera oír hablar de ellas. Se dejaba llevar por el instinto. Y empezó a experimentar sensaciones que jamás imaginó que existiesen.
Pero, los días fueron pasando. Y las cosas empezaron a parecerle demasiado huecas. Esto la llevó a continuar buscando nuevas sensaciones. Pero, su vida parecía una pompita de jabón: bella y atractiva por fuera, y nada por dentro.
El vacío de aquella tarde, al llegar a casa, en realidad era el vacío de su corazón. Físicamente, todo le iba bien; interiormente, se caía a pedazos, y se negaba a aceptarlo.
Cuando el Señor Jesús, en cierta ocasión, dijo que no se debía temer a los que matan el cuerpo, sino al que mata el espíritu, estaba hablando justamente de lo que Dolores sentía. Las grandes necesidades no son las del cuerpo. Lo que da sentido a las consecuciones materiales es la satisfacción interior. Y esa satisfacción solo puede proporcionarla Jesús.
La soledad del espíritu, el hambre del corazón y la sed del alma son experiencias tan traumáticas que transforman la vida en una rutina torturante y sin sentido, capaz de anular, incluso, las ganas de vivir.
Por eso, hoy, acuérdate de las palabras de Jesús: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón