lunes, 31 de enero de 2011

¡ACTÍVATE!

Coloca las palabras en orden para que descubras el texto del día de hoy.

«VISERMOS ONC ZAREPU, ENNOCOMITOCI, TANCONSCIA Y BANDOD», 2 Corintios 6: 6.

La madre Teresa de Calcuta pasó a la historia debido a todo lo que hizo a favor de los desamparados. Su amor, dedicación y bondad hicieron que muchas de esas personas olvidadas y despreciadas pudieran sentir un poco de cariño humano.

Se cuenta que, en cierta ocasión, la madre Teresa pasaba cerca de una cloaca y vio algo que se movía. Se detuvo para ver qué era y se dio cuenta de que era una persona moribunda. Pidió que la ayudaran a levantar al pobre hombre y se lo llevó al albergue. Allí lo bañaron, le pusieron ropa limpia y pocas horas después murió. Pero antes de morir dijo: "He vivido mis ultimas horas como una verdadera persona".

Dicen que en otra ocasión, le regalaron un automóvil a la madre Teresa para que pudiera realizar mejor sus recorridos. Una de sus ayudantes se puso muy contenta y lo comentó a la religiosa, que respondió que también estaba contenta, porque gracias a ese regalo podía obtener una buena cantidad de dinero para ayudar a la gente; claro, vendiendo el vehículo.

Ella no prestaba atención a sus necesidades; deseaba satisfacer las de los demás. Si mantienes tu conexión con Jesús, podrás manifestar bondad a quienes te rodean.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

SU GRAN FIDELIDAD

Grande es hasta los cielos tu misericordia y hasta las nubes tu verdad (Salmos 57:10).

Cuando nos sentimos turbadas y desanimadas, por lo general miramos al cielo buscando ayuda. Y es que allí, en el cielo, se encuentran la inmensidad del amor divino y la única fuente de paz para el alma. Así como el espacio es infinito, el amor y la fidelidad de Dios tampoco conocen límites ni fronteras. Puede ser que todo a tu alrededor se desplome, o que murallas gigantes se alcen impidiéndote ver más allá del obstáculo o de la prueba más inmediatos, pero arriba siempre hay un cielo que no se puede ocultar. Hay un mundo de esperanza, de amor, de paz, de confianza y de fidelidad.
Si estás pasando por momentos de crisis, únete al salmista cuando dijo: «Oh Señor, por siempre cantaré la grandeza de tu amor; por todas las generaciones proclamará mi boca tu fidelidad. Declararé que tu amor permanece firme para siempre, que has afirmado en el cielo tu fidelidad» (Sal. 89: 1, 2).
¿Puedes comparar tu fidelidad con la del Señor Jesús? ¿Cuántas veces has hecho promesas de consagración y servicio, y cuántas veces las has roto? En cambio tu Dios, ¿te ha fallado alguna vez? En el libro de Lamentaciones encontramos una declaración interesante: «El gran amor de) Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!» (Lam. 3: 22, 23, NVI). En estas palabras podemos encontrar la respuesta a nuestra pregunta.
Aunque a veces todo te parezca mera teoría porque no puedes palpar su presencia, nunca dejes de confiar en el Dios que por amor a ti tomó forma de siervo y se humilló hasta la muerte. Si tú no fueras importante para él, su sangre no habría sido derramada bajo tanto sufrimiento. Allí, pendiendo del madero, Jesús sintió tu agonía, tu sufrimiento, tu incertidumbre, tu debilidad. Por ti oró y su ruego llega hasta hoy cada vez que presenta sus manos heridas como testigos de su gran amor y fidelidad hacia ti, y garantía de que tu victoria está segura en sus manos.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

CUIDADO AMOROSO

E Israel le dijo: Ve ahora, mira cómo están tus hermanos y cómo están las ovejas, y tráeme la respuesta. Génesis 37:14.

Dios, que es amor, creó a sus hijos a su imagen con la posibilidad de dar y recibir amor. Ese amor que poseen los padres se demuestra de muchas maneras, y una de ellas es a través de los cuidados y atenciones que ellos dedican a sus hijos.

Esos cuidados no siempre son bien interpretados. Ese fue el caso de Carolina. Ella ya tenía 18 años y estaba terminando el nivel medio para luego ingresar a la universidad. Tenía una buena relación con sus padres y hermanos, pero se encontraba algo cansada de tantas restricciones familiares. Lo había manifestado con palabras y con algunos hechos, pero su padre, mostrándose inflexible y sabiendo que les daba lo mejor, le habló de las bondades que Dios había derramado sobre la familia y que la religión no era algo pasajero. El problema es que Carolina se había propuesto asistir al baile de los egresados, tuviera o no tuviera el permiso familiar. La decisión ya estaba tomada, solo faltaba ejecutarla.
Sus padres no apoyaban en absoluto su decisión, y se generó una tensión que Carolina no deseaba tener. En busca de ayuda me comentó: "Yo quiero ir a ese baile, pero no consigo que mi padre me dé permiso. Si me llego a escapar, tendré castigo por más de un año, así que no sé qué hacer. Es ridículo que con más de 18 años quiera cuidarme como su fuera una bebé".
Jacob mostró una preocupación similar cuando envió a José para ver cómo estaban sus hermanos en el pastoreo de ovejas. Dios ha colocado en el corazón de los padres el deseo de que sus hijos estén bien, y esta solicitud se demuestra de muchas maneras: restringiendo la asistencia a ciertos lugares, fijando horarios, buscando saber información sobre las actividades de los hijos, ofreciéndoles consejo a sus hijos. Aunque a veces interpretes todo esto como una intromisión, generalmente son una manera de decirte: "te quiero mucho".
Aunque los hermanos de José ya eran hombres, Jacob se sentía responsable y deseaba cuidarlos como si fueran niños. De la misma manera muchos padres procuran cuidar a los suyos, porque a través de esa solicitud, es Dios quien está cuidando a los hijos. Por eso, al iniciar este día, dale gracias a Dios por sus cuidados, y por utilizar a tus padres para protegerte.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

VUESTRA LUZ

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:16.

De todas las órdenes dadas por Jesús, tal vez esta sea una de las que confunde al ser humano. No es que no le guste brillar; al contrario, vivimos en un mundo en que todos quedan deslumbrados por las luces. Cada año, miles se inscriben en programas de televisión, soñando con 15 minutos de fama. Multitudes hacen largas filas en búsqueda del nuevo celular que apareció en el mercado; se endeudan a fin de tener un automóvil último modelo, con la intención de ser vistos.
¿Quién no desea brillar? Desdichadamente, no es de ese tipo de brillo que habla la Biblia. El texto de hoy se refiere al carácter; a lo que soy cuando las luces se apagan; a lo que hago cuando nadie me ve. El carácter es el sello de la personalidad. Se manifiesta desde adentro hacia afuera. Es el resultado de algo que sucede en el interior. Se nutre de las horas de meditación, estudio de la Biblia, y de la oración.
Observa al cielo. ¿Qué ves? ¿El sol? El astro rey fue hecho para brillar. Es fuente de calor, luz y energía.
Mira otra vez al cielo. ¿Qué ves? ¿La luna? La luna también brilla, y proporciona luz.
¿Cuál es la diferencia entre ambos? El sol brilla porque es la fuente; la luna, porque refleja la luz del sol. Esta es la lección de hoy.
Si deseas brillar de verdad, necesitas comprender que eres luna, y no sol; que tu brillo no proviene de ti sino de Dios. Cuando recibes su luz, tu brillo es la consecuencia. De otro modo, tu vida se transforma en una permanente desesperación por aparecer; aunque, para eso, debas transitar caminos peligrosos que te conduzcan a la muerte.
No existe nada más triste que intentar brillar solo por fuera, aparentado y mostrando una faceta que solo existe en público.
Hoy, al comenzar un nuevo día, ve a Jesús. Permite que su presencia santifique tu vida; deja que su carácter se reproduzca en tu vida; que tus pensamientos sean los suyos y que tus acciones sean el resultado natural de tu compañerismo con él.
Búscalo de todo tu corazón, para que "así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

domingo, 30 de enero de 2011

HACER EL BIEN SIN MIRAR A QUIÉN

«Hagamos bien a todos», Calatas 6:10.

¿Has pensado todo el bien que puedes hacer con solamente una palabra, una sonrisa o un abrazo? Muchas veces pasamos por alto las cosas pequeñas, pero podemos hacer felices a las personas que nos rodean con un simple acto de bondad.
El pastor Dwight L. Moody cuenta que un día, llegó a su oficina un señor acompañado de un joven que deseaba presentarle para que lo ayudara, pues acababa de salir de la cárcel. Después de conocerse y hablar un poco, el pastor Moody creyó conveniente presentar al joven a su familia.
En eso llegó Emma, la pequeña hija del pastor Moody. Este presentó al muchacho como su amigo a la niña. La inocencia infantil y la sinceridad que caracteriza a los niños se hizo sentir inmediatamente, pues ella se acercó al joven y le dio un beso. Él se echó a llorar. El pastor Moody, asombrado, le preguntó qué le sucedía, a lo que el ex convicto respondió:
—Hace muchísimo tiempo que nadie me había besado. La última vez fue mi madre en su lecho de muerte.
Cuántas personas a tu alrededor quisieran que les extendieras la mano y las saludaras. Anhelan que alguien les preste un poco de atención, o que simplemente las escuchen. La bondad se puede manifestar de maneras muy sencillas. Conéctate con Jesús hoy para que puedas mostrar bondad a todo el mundo.

Escribe un acto de bondad que hayas realizado últimamente.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

UNA CRUZ DE GLORIA

Porque somos faenas participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza de principio (Hebreos 3:14).

Ser participantes de la vida de Cristo es algo realmente maravilloso, pero al mismo tiempo peligroso. ¿Por qué? Si vemos a Cristo como el Dios que lo tiene todo: poder, fama, riquezas, honra y dominio, podría despertar en nosotras el deseo que. nació en Eva de ser como él. Pero si contemplamos a ese Cristo humilde, nacido en un pesebre, rodeado de animales, necesitado, carente de afecto, traicionado, vendido, herido y crucificado, nuestros pies no caminaran en pos de su gloria. Y es que muchas veces creemos que seguir a Cristo colmará nuestra vida terrenal de beneficios.
La experiencia cristiana nos proporciona cien veces más aquí en la tierra y al final la vida eterna, pero las palabras: «Llevad mi yugo sobre vosotros» (Mat. 11: 28), también son reales. ¿Cuál es el yugo que debemos llevar? A veces pensamos que nuestro yugo es un defecto de carácter, soportar a un esposo malhumorado, o tener mala salud.
El poeta Pedro H. Rodríguez escribió "La cruz de hierro", poema que narra la leyenda de un pobre caminante que cargaba una pesada cruz de hierro. Un día, cansado, se detuvo para pedir a Dios que cambiara su pesada cruz por otra más liviana. Su deseo lúe concedido y se le otorgó una cruz de rosas. Al cargar aquella cruz, comenzó a notar que tenía espinas que lo herían sin piedad. Volvió a pedir otra cruz, esta vez de oro, y de nuevo le fue concedida su petición. Orgulloso, llevaba aquella cruz cuando fue asaltado y golpeado por unos ladrones que lo dejaron medio muerto. Por fin el peregrino, volviendo en sí, exclamó: «Dios mío, ya no quiero ni las rosas, ni el oro. Devuélveme mi cruz. ¡Qué tonto he sido! ¡Dame mi cruz de hierro, que es mi mayor tesoro!».
¿Puedes sacar ni misma la moraleja de esta historia? Nuestra vida en esta tierra es preciosa a los ojos de Dios. Si retenemos nuestra confianza en él hasta el fin, no temeremos llevar la cruz sobre nuestros hombros. Ser cristiana puede resultarte en ocasiones una cruz muy pesada, pero es tu mayor tesoro.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PADRES SEPARADOS

En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. Salmo 9:10.

Ayer nos referimos a cómo el pecado nos conduce a juzgar a los demás; hoy veremos cómo también afectó y manchó una institución creada por Dios: la familia. Todos soñamos con la familia perfecta, con ese hogar que debería ser un "pedacito del cielo aquí en la tierra", pero tristemente sabemos que no es así en todos los hogares, y que en muchos de ellos se enfrentan grandes luchas y problemas.
Este fue el caso en el hogar paterno de Flavio, un joven que había tenido una familia estable hasta los ocho años de edad. Luego, una infidelidad del padre descubierta por la madre convirtió el hogar en un campo de batalla donde se escuchaban gritos, insultos y reproches todos los días. Flavio creció con un padre que intentaba ocultar su error y una madre que no permitía que nadie en la familia lo perdonara, ya que ella no podía perdonar la infidelidad de su esposo. Con los años, el padre de este muchacho dejó de vivir con su familia para irse a vivir solo, pero aún así, cuando regresaba para ver a sus tres hijos, nuevamente volvían a surgir los pleitos y las iras.
Cuando Flavio me contaba todo el drama familiar, no podía evitar recordar con nostalgia lo que había sido su familia hasta sus ocho años de edad, y aunque añoraba esos tiempos de dicha, sabía que lo mejor para sus padres era estar separados. Ya no podían convivir. Ya no se toleraban ni intentaban volver a funcionar como matrimonio, simplemente los unían los hijos que tenían en común.
Desafortunadamente, esta es la situación de muchas familias. Los hijos que podrían haber tenido un hogar unido y feliz, terminan siendo el único hilo de unión entre sus padres, porque estos ya no pueden vivir bajo el mismo techo. Aún así hay algunas implicaciones relacionadas con todo esto.

1. Si tienes la bendición de que tus padres estén juntos todavía, agradécele a Dios y pídele que esa unión se conserve por toda la vida.
2. Si te sientes de alguna manera identificado con Flavio, recuerda que Dios no desampara a los que lo buscan.
3. El enemigo de Dios sabe que si trae dolor y desdicha a las familias tendrá hombres y mujeres desdichados en el futuro. Por eso, aunque hayan problemas en tu hogar, no dejes de buscar diariamente al Señor, ya que él es el amparo para sus hijos. Dios desea restaurar la felicidad de las familias, y si acudes a él, su amor suplirá la carencia del padre o la madre que te puedan faltar. No lo pienses dos veces, recurre hoy mismo a Dios, y él será tu fortaleza.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

SE ACABÓ

El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. 1 Samuel 16:14.

Saúl dijo no al Señor. Una y otra vez; varias veces, en repetidas ocasiones. Jugó con la misericordia divina: creyó que el Señor estaría siempre a su lado, que nunca lo dejaría ni lo abandonaría.
Saúl, como Sansón o como Judas, pensaba que podía decidir cuándo oír o no oír la voz de Dios. Creía que el amor de Dios siempre estaría a su disposición. Y lo estaba porque, en la Biblia, Dios afirma: "Con amor eterno te he amado".
Si el amor es eterno, no acaba nunca. Podrán secarse las fuentes de las aguas del mundo, y el amor de Dios continuará siendo el mismo; podrán desaparecer todas las montañas, y el amor de Dios continuará existiendo. Los seres humanos vendrán y se irán, y Dios los continuará amando. El problema no radica en el amor divino, ni en su paciencia ni en su misericordia, sino con el corazón humano.
Un día, amaneció como cualquier otro en la vida de Saúl; por lo menos, él pensaba así. Pero, no sabía que su corazón se había endurecido hasta el punto de no escuchar más la voz de Dios. El escritor bíblico, usando una expresión muy propia del ser humano, afirma: "El Espíritu de Dios se apartó de Saúl". La verdad era que Saúl había llegado al punto en que el trabajo del Espíritu Santo no tenía más ningún valor para él.
Y, como ninguna casa puede estar vacía, vino el enemigo y se apoderó del corazón del hombre que, un día, Dios escogiera para ser el rey de su pueblo. Y "lo atormentaba". La palabra hebrea para "atormentar" es bawat, que significa aterrorizar, desequilibrar, llenar de miedo.
Una vida embargada de miedo está condenada al fracaso. Ve fantasmas donde no existen; encuentra dificultades donde solo hay oportunidades. El problema de Saúl no era las sombras que aparecían en forma de figuras misteriosas, sino el hecho de que no oía más la voz de Dios. Había jugado tanto con la misericordia divina que, cuando la quiso de nuevo, descubrió que su alocado corazón ya no era capaz de creer en el amor de Dios.
Haz de este día un día de meditación y de reflexión. Escucha la voz de Dios, que te habla a través de su Palabra. No dejes a Jesús tocando en vano las puertas de tu rebelde corazón. Y recuerda que "el Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 29 de enero de 2011

EL MUNDO FUE CREADO HERMOSO

«Dios hizo todo hermoso en su momento», Edesiastés 3: 11.

A pesar del tiempo que ha pasado desde la creación, podemos contemplar mucha belleza en la tierra. Al estudiar la naturaleza te darás cuenta de lo hermoso que hizo Dios al mundo.
A Louis Pasteur, el famoso científico francés descubridor de la vacuna antirrábica y el método para purificar la leche, le gustaba contemplar las maravillas de la creación. Cierto día estaba en su laboratorio, donde pasaba muchas horas; uno de sus estudiantes entró al lugar para hablar con él. Pero cuando vio al científico con la cabeza inclinada y las manos juntas, el joven pensó que oraba, así que esperó en silencio hasta que ya pudiera hablarle.

Los minutos pasaron y entonces Pasteur cambió de posición. Entonces el estudiante se dio cuenta que su maestro no estaba orando, sino que observaba atentamente algo con el microscopio.
- Maestro no quise interrumpirlo porque creí que estaba orando
- Dijo el joven
- Estás en lo correcto —respondió Pasteur—. Platicaba con el creador del universo y le agradecía todo lo que ha hecho por mí, pero el me hablaba mediante sus obras sobre la belleza que ha creado para el hombre. ¿No te parece maravilloso?

Dedica tiempo para ver la belleza que Dios hizo para ti. La encontrarás en las flores de diferentes formas y colores; en las aves, con sus trinos y plumajes característicos; en las estrellas, las colinas, los árboles, la sonrisa de un bebé. En fin, por dondequiera que mires, podrás ver todavía vestigios de la belleza original que Dios creó para que sus hijos e hijas fueran felices. Conéctate con Jesús para que puedas prepararte y gozar de la belleza sin igual que habrá en la tierra nueva, en el Edén restaurado.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

¡VIVE, NO MUERAS!

Todo aquel que vive y me en mí, no moma eternamente, ¡Crees esto?(Juan 11:26)

En un colegio de educación primaria, una maestra explicaba la teoría de la evolución tratando de convencer a sus alumnos de que la tierra no había sido creada por Dios. Pidió a un niño que saliera al patio y trajera un informe de lo que viera en él. Cuando regresó, el pequeño contó con detalle todo lo que había visto. Al terminar, la maestra le preguntó: «¿Has visto a Dios en lo que has contemplado?». «No, maestra, no he visto a Dios», contestó el joven.
Una pequeña, que se movía intranquila en su asiento, pidió permiso para realizar unas cuantas preguntas a Juancito. Como si no hubiera presenciado la escena anterior, preguntó a su compañero: «¿Viste a Dios en los árboles?». «No», dijo él. «¿Lo viste en las flores?». «No», respondió de nuevo. «¿Ves a la maestra?», continuó preguntando ella. «Sí», afirmó el muchacho. «¿Ves el cerebro de la maestra?», fue la última pregunta. «Por supuesto que no». «Entonces -declaró enfáticamente la niña—, la conclusión de lo aprendido en clase, es que la maestra no tiene cerebro».
El versículo de hoy comienza diciendo: «Todo aquel que vive y cree en mí». Es interesante notar que no todo el que vive cree en Jesús. Aunque todos salimos de sus manos, nos movemos, respiramos y vivimos por su constante amor y poder, algunos prefieren borrar la mano invisible de un Dios visible en cada cosa creada.
Un alumno universitario intentaba demostrar a su profesor de ciencias que la galaxia a la que pertenecía era producto de explosiones producidas millones de años atrás. El alumno tomó una paleta y con productos químicos reprodujo cómo creía él que había sido la explosión primitiva. Orgulloso de su logro, esperó la respuesta de su profesor. Este, muy tranquilo, le dijo: «Todo esto es realmente asombroso, pero dime: ¿quién tomó la paleta y combinó toda esa materia?».
Querida hermana, tienes hoy la oportunidad de creer en el Dios de la vida. Sus manos te han hecho especial y desea compartir contigo la vida eterna, si tan solo crees en él.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

EVITA LAS CRÍTICAS

No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Lucas 6:37.

La gran diferencia entre los seres humanos y el resto de la creación es su capacidad de pensar, dada por Dios. Incluido en ese don se encuentra el discernimiento que nos permite evaluar y juzgar todas las cosas de acuerdo a los parámetros señalados por la Biblia, la sociedad o nosotros mismos.
Como parte de su efecto, el pecado también estropeó la capacidad de juzgar. En vez de juzgar las circunstancias, aprendemos a juzgar a las personas. Por eso el Señor Jesús impartió un principio que se aplica a la práctica de condenar a los demás: "No juzguéis para que no seáis juzgados".
Si bien este principio debería aplicarse a nuestra relación con toda persona, la experiencia de Miguel ilustra cómo aplicarlo en el caso de los padres. Este joven era el mayor de cuatro hermanos y había sido educado dentro de una familia cristiana. Había recibido desde pequeño los valores y el amor que lo hacían sentirse respaldado y protegido como hijo, pero no todo era perfecto en su familia.
A medida que creció, notó que el trato que sus padres daban a sus hermanos menores era muy diferente del que él había recibido. Por eso censuró duramente a sus padres. Era verdad que la disciplina que había recibido no era perfecta, que al paso de los años sus padres habían aprendido y modificado algunas conductas en relación con sus hijos. Ellos habían "aprendido" a ser padres, así como él había "aprendido" a ser hijo. En estas áreas nadie nace sabiendo y muchas veces se aprende por la experiencia adquirida. Este fue el caso de los padres de Miguel. Con el tiempo comprendió que todos cometemos errores en todos los ámbitos, ya que estamos en un mundo imperfecto y somos seres falibles.
A todo esto, hoy el Señor nos invita a no juzgar a nadie, y en especial a nuestros padres. Ellos seguramente dieron lo mejor dentro de sus posibilidades; y llevando el consejo de Jesús más lejos, podríamos preguntarnos: ¿Es justo demandar que ellos sean perfectos y libres de errores, cuando nosotros como hijos nos equivocamos muchas veces? La respuesta lógica es no, y eso nos tiene que llevar a comprenderlos y a perdonarlos con amor; con el mismo amor que recibimos de sus manos y que fue puesto por Dios en sus corazones. Por eso, agradécele a Dios por los padres que te dio, y lejos de criticarlos, anímalos para que se superen día a día.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡ME LIBRÓ!

Me libró de poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo. 2 Samuel 22:18.

Virginia pasea por la orilla del río. Mira hacia abajo. Busca alguna cosa. De vez en cuando se agacha, y mete algo en el bolsillo grande del delantal. Dejó su casa temprano, y ha caminado dos horas para llegar al río.
Bajo la sombra de un enorme sauce, se detiene a examinar el resultado de su búsqueda, y sonríe con sonrisa de Monalisa. Piedras. Muchas piedras. Grandes y pequeñas. Con el bolsillo lleno, camina, decidida, hacia el agua. Hacia adentro, hacia la corriente, hacia la parte más profunda.
Mira hacia el cielo, se hace la señal de la cruz y suspira. Siente el cosquilleo del pedregullo en sus pies; el frío, en sus pantorrillas. Sonríe nuevamente, al notar que su plan está funcionando: no le sucederá como la otra vez, que se adentró en el río pero salió flotando. Salió mojada y triste. Mojada de derrota. Y, al regresar a casa, tuvo que mentir al esposo y decirle que se había caído al río.
Esta vez, no tendrá que mentir; no flotará: ahora será definitivo. La muerte la espera allá, en el fondo del río. Fue así de simple que Virginia Woolf, una de las más extraordinarias escritoras inglesas del siglo pasado, cometió suicidio en 1941. Su cuerpo, ya en estado de descomposición, fue encontrado a la orilla del río por dos niños que jugaban, distraídos.
En la carta de despedida que dejó a su esposo, decía, entre otras cosas: "Me persiguen las voces, y no logro soportarlas".
¿Quién no se ha sentido perseguido alguna vez? En el lugar de trabajo, en la escuela, en el vecindario y hasta en la familia, ¿no has sentido la mirada sarcástica o hiriente de alguien al que no le simpatizas?
La vida de David, el autor del texto de hoy, fue también perseguida. Enemigos gratuitos aparecían todos los días; voces agresivas, maliciosas, calumniadoras. Su propio hijo Absalón se sublevó en contra de él, ambicionando el trono; solo que David, al contrario de Virginia, sabía adonde acudir en busca de ayuda.
No temas ante las voces que se levantan contra ti. No huyas; no busques salidas fáciles. El Dios de David es también el tuyo. Puede serlo si, en este momento, antes de partir hacia la lucha de la vida, tomas tiempo para arrodillarte y declarar, con confianza: "Me libró del poderoso enemigo, y de los que me aborrecían, aunque eran más fuertes que yo". Sí, la lucha todavía no comenzó, pero Dios ya te libró.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 28 de enero de 2011

¡ACTÍVATE!

Descubre el texto del día de hoy, eliminando las letras W, X, Y, 2. Escríbelo en los renglones de más abajo.

«ZLYOWSX ZHYIWJXOZSY WDXEY WDXIZOYSW XVZI-
YEWRXOZNY WQXUZEY WLXAZSY WHXIZJYAWSX ZDYEW
XLZOYSW XSZEYRWEXSZ YHWUXMZAYNWOXSZ
YEWRXAZNY WHXEZRYMWOXSZAYSW. XEZNYT
WOXNZCWEXSZ YTWOXMZAYRWOXNZ
YCWOXMZOY WMXUZJYEWRXEZSY WAX
ZTYOWDXAZSY WLXAZSY WQXUZEY
WDXEZSYEWAXRZOYNW», Génesis 6: 2.

No sé si alguna vez has prestado atención a este versículo. El pueblo que amaba a Dios se dejó llevar por las hijas de los hombres, solamente porque eran hermosas, y esa mezcla hizo que los hijos de Dios se olvidaran de él. La belleza en sí no da felicidad. La belleza que no proviene de Dios, no salva; por el contrario, te aparta de él, porque la vanidad hace que domine tu corazón.
No te dejes llevar por la belleza cuando tengas que tomar una decisión. Conserva tu conexión con Jesús para que puedas distinguir entre la belleza del mundo y la belleza celestial.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

ENCUENTRA TU LUGAR

Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él (Mateo 11:11).

Hoy es un día especial en Cuba, pues se conmemora el nacimiento de uno de sus pensadores y poetas más prominentes: José Martí. Nacido en 1853 en La Habana, hijo de españoles, dejó un legado literario, un pensamiento filosófico y convicciones tan firmes, que aun en nuestros días trasciende fronteras y épocas. Entre sus frases se encuentran algunas como: «A Dios no es necesario definirlo. La naturaleza lo define». «Jesús no murió en Palestina, sino que está vivo en cada hombre». «Para creer en el cielo que nuestra alma necesita, no es necesario creer en el infierno que nuestra razón reprueba». «La verdad se revela mejor a los pobres y a los que padecen». «Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer anuncia y garantiza los hombres que de ella han de surgir».
Son Hinchas las palabras escritas por su pluma que han convertido a este hombre en un paradigma de la sociedad. Sin embargo, su vida no fue larga. Murió en la plenitud de sus facultades físicas e intelectuales a la edad de 42 años, combatiendo por lo que había creído y defendido desde su más tierna edad.
La Biblia presenta a uno de los más grandes de la historia: Juan el Bautista. Aunque no contamos con una biografía amplia de él, sabemos que fue tal su entrega, que mereció el reconocimiento del mismo Cristo como el más grande nacido de mujer.
Ocupar un lugar prominente en la historia de este mundo es magnifico, aunque no deja de ser una gloria perecedera. ¡Cuánto más maravilloso será ver nuestro nombre escrito en el libro de la vida! Quizás tu pluma no sea tan profunda como la de Martí, o tal vez no seas una predicadora como Juan el Bautista, pero lo que Dios tiene para ti es formidable y grandioso. Descúbrelo. Vive para él, y disfrutarás la vida eterna.
Hay un lugar prominente para aquel que encuentra su cometido en la tierra.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¡LÍMITES!

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Proverbios 29:15.

Mariana era una de las nuevas alumnas de aquel año, y rápidamente entró en confianza con todos. Desde hacía días venía solicitando una entrevista, y cuando se dio la oportunidad ingresó a mi oficina sumamente enojada. Luego de un diálogo sin importancia, pregunté: "Mariana, ¿está todo bien en tu hogar?" Con el seño fruncido y como queriendo desahogarse conmigo, gruñó: "No, Capellán, estoy cansada de los límites. No vayas allá, vuelve antes de tal hora, a ese lugar puedes ir solo con tu hermano... ¿hasta cuándo van a tratarme como si fuera una niña?"
Los límites en la vida nos marcan el camino, nos dicen hasta dónde se puede avanzar y el peligro de traspasarlos. Si bien cada joven desearía vivir a su antojo y ser quien pone los límites, los padres son los encargados de establecerlos en el hogar. No es por capricho, no es para provecho personal, los padres simplemente desean que sus hijos no cometan los errores que ellos cometieron cuando eran jóvenes.
Un padre cristiano que luchó para dejar de fumar, es muy probable que haga todo lo posible para que sus hijos nunca prueben este vicio. Él vivió en carne propia lo que este hábito malsano hace a la voluntad y a la salud y no querrá ver que este error se vuelva a repetir en sus hijos.
Un padre convertido que antes vivió perdidamente en los placeres, luchará y cuidará a cada miembro de su familia para que no sean arrastrados por esta felicidad falsa. Intentará transferir lo que aprendió a sus hijos, pero se verá obligado a establecer un "cerco" llamado límite para que sus hijos no cometan los mismos errores que él.
Las Escrituras apoyan a cada padre que coloca límites bien definidos y uno de sus consejos es: "La vara y la corrección dan sabiduría". Una vara es sinónimo de firmeza, rectitud y reprensión. Una vara simboliza el límite que cada padre debe colocar a sus hijos para que sean sabios en esta vida. Quizá te preguntes: ¿Quién es sabio? La Biblia también nos responde: "El sabio teme y se aparta del mal; mas el insensato se muestra insolente y confiado" (Prov. 14:16). Por eso, procura aceptar con amor los límites que te señalan los que te aman, ya que los mismos son evidencia del amor que sienten por ti.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¿QUÉ HARÁS CON DlOS?

Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1 Crónicas 28:9.

Brillaba el sol, imponente, en el cielo azul. Miles de personas, reunidas en la plaza de Jerusalén, aguardaban el discurso del rey. Entre ellos, jefes de las tribus, comandantes de las divisiones de guerra, ministros de estado, oficiales poderosos y soldados.
Silencio sepulcral; siempre que el rey hablaba era así. ¿Qué tendría para decir? David ya era anciano. Había tenidos momentos de gloria; había probado, también, el sabor amargo de la derrota; había reído, llorado. En fin, había vivido.
Llegó el momento de entregar el reino a su sucesor. El elegido por Dios era Salomón, su hijo. El pueblo estaba reunido en la plaza, con motivo de oír el discurso de sucesión.
El texto de hoy fue extraído de esa disertación. El anciano rey miró al joven príncipe, y le recomendó: "Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario".
Según David, estos serían los secretos de un reinado feliz. En el hebreo, el verbo "reconocer" es Yadá, que significa "tener consciencia de". Si Salomón quisiera ser un rey próspero y feliz, debería tener consciencia permanente de Dios. Si, por esas cosas de la vida, el joven rey se olvidase de Dios, comenza¬ría su decadencia.
El otro secreto era: servir a Dios con corazón perfecto. La palabra hebrea para "perfecto" es Shalem, que connota integridad, totalidad, plenitud; pero, también significa paz. En otras palabras, no es posible tener paz en el corazón ni ser feliz, si no se sirve a Dios de manera completa e íntegra. Un servicio a medias destruye la paz del individuo: o eres o no eres. O lo sirves o no lo sirves. Servirlo por la mitad es destructivo; te roba la paz y la tranquilidad de espíritu.
El consejo de David a su hijo Salomón vale también para ti y para mí, hoy. No salgas de tu casa sin la seguridad de que el Señor Jesús va contigo. Sírvelo de manera íntegra, y sé feliz. Recuerda las palabras de David: "Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

jueves, 27 de enero de 2011

¡QUE NO TE DESANIME TU APARIENCIA!

«Pero el Señor le dijo a Samuel: "No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón"», 1 Samuel 16: 7.

Parece que la madre de Charles William Eiiot conocía bien el versículo de hoy. Charles nació con un defecto muy grande en el rostro. Cuando era joven quiso que le arreglaran ese problema por medio de una cirugía, pero los médicos le dijeron que nada podía hacerse para ayudarle. Charles se desilusionó. Comentó con un amigo que había sido el momento más | oscuro de su vida.
Su madre, al verlo tan desanimado, le dijo: —¡Hijo mío, hemos consultado a los mejores cirujanos y dicen que no es posible quitarte ese defecto! ¡Pero sí es posible, con la ayuda de Dios, llegar a tener una mente y un alma tan grandes que la gente se olvide de mirarte a la cara!
Charles siguió el consejo de su madre y fue rector de la Universidad de Harvard durante muchos años. Puedes lograr grandes cosas con la ayuda de Dios, no importa que tengas algún defecto físico, o tu belleza sea inferior a la de los demás. Conéctate con Jesús y canta hoy el corito que dice:
Mora en mí la belleza del Salvador,
su pureza tener pueda y fervor.
Oh, divino Jesús,
mora en todo mi ser,
y que puedan en mí tu belleza ver.

Esa es la belleza que vale la pena buscar cada día.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

UN PEQUEÑO GIGANTE

El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fie. (Mateo 6:26)

Muy a menudo soñamos con hacer grandes cosas. Pensamos: ¡Oh, si tuviera mucho dinero, mitigaría el hambre de tantas personas y haría tantas obras de caridad! ¡Oh, si tuviera grandes conocimientos científicos, trabajaría incansablemente hasta hallar el antídoto contra el cáncer o la cura del sida! ¡Oh, si tuviera...! La lista podría ser interminable. Pero, ¿te has parado a pensar qué estás haciendo con lo que tienes a mano?
Son las cosas pequeñas las que dan más sentido a la vida. Tu cuerpo, sin ir más lejos, está formado por partículas microscópicas sin las cuales no podrías existir ni realizar las actividades más simples. A Dios le agradó crear cosas pequeñas a las que les ha dado una importancia extraordinaria. Por supuesto, podía haberlas creado con otro tamaño, pero sabía que debíamos aprender grandes lecciones de lo pequeño y aparentemente in¬significante.
El ingeniero francés Gustave Eiffel proyectó la construcción de una torre para la Exposición Universal de París de 1889. Para llevar a cabo un proyecto de semejante envergadura se emplearon unas 6,300 toneladas de hierro. ¡Imagínate la cantidad de tornillos y tuercas que fueron necesarios para terminar ese monumento! ¿Te haces idea de la cantidad de pequeños elementos que lleva, que parecen insignificantes y sin los cuales la torre Eiffel nunca hubiera sido una realidad?
Dios, el más formidable ingeniero, quiere hacer de tu vida una torre majestuosa, llena de belleza, donde tanto tú como los que te rodean puedan encontrar sosiego, paz y mucho amor. La Torre Eiffel cuenta con escaleras y ascensores, miradores, un restaurante, una estación meteorológica, una estación de radio, una antena de televisión y habitaciones en las cuales vivió el mismo Eiffel. ¿Te has preguntado cuántas pequeñas cosas quiere poner Dios en tu vida, si permites que tu arquitectura lo resista?
No permitas que lo único que te motive en la vida sea hacer grandes cosas, sino que, ante las pequeñas cosas que la vida te pida, decide ser fiel y realizarlas con la mayor diligencia. Entonces tu carácter se elevará más allá de las nubes, porque Cristo mismo será tu ingeniero. La mano divina te hará alcanzar grandes alturas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

MALOS PADRES, BUENOS HIJOS

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda. 2 Reyes 22:2.

Manases se caracterizó por ser un monarca sumamente pagano y sanguinario. Este rey edificó los altares idolátricos llamados "lugares altos" que el rey anterior había derribado, levantó altares a Baal, hizo una imagen de Asera y "adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas" (2 Rey. 21:3). Además edificó altares dentro del templo de Jehová, pasó a su hijo por fuego, se entregó para consultar los horóscopos, se hizo adivino e instituyó hechiceros por toda la nación. "Fuera de esto, derramó Manases mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo" (vers. 16).
Su hijo Amón no fue muy diferente, porque aunque tuvo un corto reinado, "hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manases su padre. Y anduvo en todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió a rodos los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró" (vers. 21, 22).
Aparentemente Josías, el hijo de Amón y nieto de Manases, estaba condenado a seguir con esa línea de liderazgo político; tenía todas las posibilidades de vivir una vida perdida y apartada de Dios. Pero pese a las probabilidades en contra, no fue así. Este joven rey, que comenzó a reinar a los ocho años, "hizo lo recto ante los ojos de Jehová... sin apartarse a derecha ni a izquierda". Con amor trabajó incansablemente para que su pueblo se volviera "al Dios de sus padres", para reconstruir el deteriorado templo y restablecer el sistema de adoración abandonado décadas atrás.
Sí, Josías podría haber continuado con los errores de su padre y su abuelo, pero decidió cambiar y seguir sus propias convicciones. No se estancó en las críticas a las fallas de los reyes anteriores. Su conciencia y "el libro de la ley" hallado en el templo le dieron una dirección a su vida espiritual, y accedió con valor y fe.
Es posible que al crecer notemos los errores que nuestros padres han cometido al educarnos o los yerros de su vida espiritual, incluso pueden ser errores tan groseros que contradigan lo que sus palabras intentaron enseñarnos. Pero el ejemplo de Josías nos sirve a todos como una antorcha que nos alumbra desde la antigüedad: No te aferres a los errores de los que te precedieron. Mira con optimismo hacia el futuro, y confía en el poder de Dios para que tu vida no repita los errores del pasado, y en los registros celestiales se escriba de ti: "Hizo lo recto ante los ojos de Jehová".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡LIBRES!

Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:14.

Ni siquiera el azul esmeralda del mar del Caribe es capaz de arrancar la tristeza de su corazón. Olavo mira al mar, y su visión se pierde en el infinito, en aquel punto donde parece que el cielo y el mar se vuelven una sábana de terciopelo que se eleva hacia alturas insondables.
¡Cielo! ¡Ah, cielo! Qué distante le parece; tan ajeno. Él no merece nada de eso. Su vida, llena de errores, lo atormenta de forma implacable. Últimamente, no logra dormir: el martilleo de la conciencia lo golpea de día y de noche. Se siente sucio, pecador, inmundo.
Olavo ignora que todos los seres humanos estamos condenados, porque todos pecamos. No hay justo, ni siquiera uno. La paga del pecado es muerte: no hay salida para la tragedia humana. Mejor dicho, no la habría, si no fuese por el amor maravilloso de Dios, que permitió que el Señor Jesucristo se hiciese hombre y viniese a este mundo, a morir en lugar del pecador.
En la cruz del Calvario, Jesús pagó, con su muerte, el pecado de todos los tiempos, de todos los seres humanos. Lo único que necesitas hoy es apoderarte de ese sacrificio, y aceptarlo como tuyo.
¿Cuánto pagas por eso? Nada; absolutamente nada. Es de gracia. Gracia es el don de Dios mediante el cual aceptas la salvación, sin merecerla. Por causa de su misericordia, no recibes lo que mereces: la muerte; por su gracia, recibes lo que no mereces: la vida. La ley dictamina: "El que pecare ciertamente morirá". La gracia proclama: "Tú pecaste y mereces morir, pero Jesús sufrió la muerte que merecías y, si crees en él, eres salvo".
Cuando no conocías a Jesús, estabas bajo la condenación de la ley; al aceptar al Señor como tu Salvador, ya no vives más bajo la ley sino bajo la gracia. La gracia no te libera de la ley; te libera de las consecuencias del pecado, de la condenación de la ley. La gracia existe porque existe la ley; si acabas con la ley, acabas con la gracia.
Hoy puede ser un día diferente en tu vida. Un día de gracia, de amor y de misericordia. Hoy puede ser un día sin el tormento de la culpa; un día de libertad, de victoria y de realización. Las cosas viejas pasaron. Con Jesús, todo puede empezar de nuevo. Cada día es una nueva oportunidad de victoria, "porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

miércoles, 26 de enero de 2011

UN CHAT CON RAQUEL

«Lea tenía los ojos apagados, mientras que Raquel era una mujer muy hermosa», Génesis 29: 17.

Tú: Oye Raquel, ¿podrías platicar tantito conmigo?
Raquel: ¡Claro! ¿En qué te puedo ayudar?
Tú: Mira, estoy haciendo un trabajo y mi tema es la belleza. Dime: ¿Qué se siente ser una mujer tan bella como te describe la Biblia?
Raquel: Bueno, aunque no lo creas, ese tema no es muy agradable para mí. Pensé que querías preguntarme algo más importante.
Tú: No, es que estamos estudiando la autoestima en la escuela, y quiero saber qué tan importante es ser una persona bonita.
Raquel: Supongo que leíste en Génesis la historia de cómo llegó Jacob a la casa de mi padre buscando esposa, ¿verdad? Tú: Sí.
Raquel: Yo tenía una hermana mayor, Lea, pero Jacob se enamoró de mí. Tú: ¡Qué romántico!
Raquel: Pues te diré, eso de la belleza no es gran cosa. Realmente yo no hice nada para ser guapa. Así nací.
Tú: Sí, ¿verdad? Los rasgos son hereditarios.
Raquel: Pero tu vida la puedes embellecer construyendo un lindo carácter amable y bondadoso. Eso es mucho mejor que ser la más bella, pero que nadie te aguante.

Tú: Gracias, Raquel. Eso voy a decir mañana. Me parece que tus comentarios son muy buenos.
Raquel: ¡Que tengas suerte! Saludos a tus compañeros.
Tú: Sí, y también les hablaré de la verdadera belleza que debemos tener, la del carácter.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

CADA MAÑANA TE BUSCO

Yo, Señor, te mego que me ayudes; par la mañana busco tu presencia en oración (Salmos 88:13).

Cuando tecleé la frase «de mañana» para buscarla en la Biblioteca Electrónica, me percaté de que muchos personajes, con disímiles propósitos, se levantaron de mañana para lograr sus objetivos. Por ejemplo: Abimelec se levantó de mañana y reprendió a Abraham por su conducía equivocada. También fue de mañana cuando el patriarca, años más tarde, lomó un odre de agua y lo colocó en las manos de Agar, a quien despidió junto a su hijo. Labán besó a sus hijos y se despidió de ellos de mañana. De mañana, Moisés se presentó con un mensaje solemne ante el faraón.
Aunque hay personas a las que por naturaleza les gusta dormir toda la mañana, no es menos cierto que también por naturaleza el ser humano ha sido creado para realizar su actividad durante las horas de luz. Por lo que levantarse temprano por la mañana, con la frescura de la brisa, cuando todavía el sol no se ha convertido en ese verdugo implacable que hace brotar gruesas gotas de sudor, cuando nuestra mente está más descansada y nuestras fuerzas renovadas, resulta una gran bendición.
Si estás leyendo estas páginas durante las primeras horas del día, antes de dirigirte a tu trabajo o a tu escuela, o antes de comenzar las tareas diarias, tómate un par de minutos para sentir la presencia de Dios junto a ti y recrearte en ella. Si comienzas el día entregándote incondicionalmente en las manos de tu Salvador, obtendrás grandes victorias a lo largo de la jornada, pues tu mente estará bien enfocada en todo momento. Si aún es de noche cuando abras este libro, proponte tener una experiencia nueva mañana por la mañana y prepara tu despertador para ello. Estoy segura de que Dios te estará esperando, porque él quiere tener un encuentro personal contigo cada mañana, antes de que comiences tus actividades.
El sol que despierta el día te anuncia un nuevo encuentro con tu Dios. No faltes a la cita, pues saldrás de tu hogar fortalecida y te esperarán grandes bendiciones a lo largo de, la jornada.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

AMORES EQUIVOCADOS

Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda. Mateo 20:21.

De las familias mencionadas en los Evangelios, una de las más notables fue la familia de Zebedeo. Santiago y Juan eran los hijos de este noble pescador, y trabajaron con él en la pesca hasta que el Señor los llamó (Mat. 4:21, 22). Zebedeo no se opuso al llamamiento, sino que le permitió al Maestro de Galilea que adoctrinara a sus hijos.
Estos dos hermanos formaron parte del círculo íntimo de Jesús, presenciaron sus impresionantes milagros, escucharon sus grandes enseñanzas y anhelaban estar cerca de su amado Maestro cuando Jesús formara su gobierno. El tema de quién era el mayor y más destacado entre los doce discípulos había ocasionado constantes disputas entre ellos, pero nunca habían llegado a ponerse de acuerdo. Cada discípulo creía merecer el segundo lugar después de Jesús. Por eso, la familia de Zebedeo ideó un plan: al ver que Jesús atendía a las madres y las valoraba grandemente, sería la madre de los discípulos la encargada de pedirle al Mesías que les diera los lugares de honor al lado de su trono.
Cuando la ocasión así lo propició, esta piadosa madre se acercó al Maestro junto con sus dos hijos, Santiago y Juan. Entonces Jesús le preguntó: "¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda". Los otros diez discípulos apenas creían lo que estaban oyendo. Se sintieron indignados y enojados. Entonces el Señor, con toda paciencia, les explicó las bases de su gobierno.
Aunque la madre de Juan y Santiago anhelaba lo mejor para sus hijos, su pedido reflejaba un entendimiento equivocado de la misión de Jesús y un deseo egoísta y estrecho. El reino de los cielos no responde a las ambiciones políticas de los hombres, ni tampoco establece estructuras de poder para beneficiar a sus ocupantes. Lo que esa madre debió haber deseado era que sus hijos permanecieran con Jesús y participaran de su ministerio. Con el tiempo, ambos hombres cumplieron funciones extraordinarias en la formación del gran movimiento cristiano, pero solo cuando comprendieron la naturaleza espiritual del reino de Dios.
Ahora bien, más allá de si estaba bien o no el pedido de esta madre, podemos ver detrás de esta historia una enseñanza que repercute hasta el presente: la unidad familiar. Estos padres se unieron para que sus hijos permanecieran al lado de Jesús, y esta unidad debería estar presente en cada hogar de esta tierra.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

EL CLAMOR DE MI PUEBLO

Dijo Dios Jehová: bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores, pues he conocido sus angustias. Éxodo 3:7.

Felipe llega temprano al trabajo, todos los días. Realiza más de lo que su responsabilidad demanda. Es siempre el último en salir. Cualquier empresa disputaría los servicios de Felipe. ¿Quién no desea un empleado inteligente, comedido y listo a ir más allá de sus obligaciones?
Sin embargo, el jefe de Felipe le dificulta la vida. Lo provoca y trata de irritarlo, para ver si pierde la paciencia. Últimamente, Felipe anda desanima¬do. Cree que, de cierta manera, Dios está siendo injusto con él. -Parece que Dios se olvidó de mí -se queja.
Regresa a casa cansado, frustrado y a punto de explotar. Pero, el texto de hoy afirma que "Dios ve la aflicción de su pueblo". Siempre. Aunque parezca que no. Siglos atrás, Israel, como Felipe, sufría por causa de sus exactores. ¿Sabes a qué se dedica un exactor? A exacerbar, a irritar y a causar enfado, sin motivo. Tú puedes hacer lo mejor, con la mejor buena voluntad pero, para el exactor, nada de lo que haces está bien. A él no le importa tu trabajo: lo que desea es sacarte de tus casillas; y, si tú reaccionas, él se vale de tu reacción para decir que no vales.
Encuentras a los exactores en todos los lugares y en cualquier circunstancia. En el lugar donde trabajas, en tu hogar, en la escuela y hasta en la iglesia. Están siempre a tu alrededor, perturbando tu paz.
Frente a esas injusticias, haz lo que Israel hacía: clama a tu Dios. No te quejes ni te lamentes; los lamentos satisfacen el hambre del exactor.
Dios dijo a Moisés: "Bien he visto la aflicción de mi pueblo y he conocido su clamor y he conocido sus angustias". Nada está oculto a los ojos de Dios. A veces, te puede dar la impresión de que cerró sus ojos, tapó sus oídos y cruzó los brazos; no es verdad: Dios está siempre atento, esperando el mejor momento para entrar en acción.
¿Cuál es el mejor momento? Cuando hayas crecido, madurado y aprendido. Nada triste ocurre en tu vida sin un propósito didáctico. Tu exactor quiere destruirte, pero Dios toma las circunstancias difíciles y las transforma en instrumentos de edificación y crecimiento.
Solo necesitas esperar y aprender. Entonces, Dios declarará: "He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto y he oído su clamor a causa de sus exactores, pues he conocido sus angustias".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

martes, 25 de enero de 2011

¿QUÉ, TE CREES MUCHO?

«En todo Israel no había ningún hombre tan admirado como Absalón por su hermosura; era perfecto de pies a cabeza», 2 Samuel 14:25.

Uno de los hijos que tuvo David fue Absalón. Su madre fue Maaca, hija del rey de Guesur. El texto de esta mañana nos dice que era muy hermoso. Todo mundo le decía que estaba muy bien. Tenía una cabellera muy abundante. Imagínate, cada año se cortaba hasta dos kilos de cabello. Además era perfecto; aparentemente no tenía ningún defecto. Si viviera hoy, de seguro sería un modelo muy exitoso.
Pocas veces se puede hablar así de la apariencia física de alguien. Lamentablemente, pienso que su perdición fue confiar demasiado en su belleza y las alabanzas de las personas que lo rodeaban: «¡Qué guapo estás, Absalón! ¡Todas se pelean por ti!»
¿Qué fue de su vida? Traicionó a su padre. Quiso reinar en lugar de David. Dividió el reino entre los que estaban a su favor, y los que estaban todavia con el rey. Salió a pelear y lamentablemente murió, como consecuencia de su rebelión.
Me gustaría que la historia tuviera otro final. ¿A ti no? Me pregunto, ¿de qué le sirvió la belleza? Tampoco creas que la causa de su error fue su atractivo físico. Digo, eso no tiene algo de malo. A todos nos gustaría tener un cuerpo de ensueño, pero eso no es lo más importante de la vida. Absalón olvidó cultivar valores de lealtad, amor, integridad y compromiso. Le falló al rey, que además era su padre. ¡Qué triste final!

Manten tu conexión con Jesús todo el día. Cuando te veas en el espejo, que la imagen que contemples refleje la paz y la belleza interior que solamente Cristo te puede dar.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

TAREA QUE VIVES, PERO ESTÁS MUERTO

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto (Apocalipsis 3: 1).

Hay personas que durante años viven con un corazón que late únicamente porque está conectado a aparatos que luchan contra la muerte. A veces, nosotras también nos parecemos a esos muertos en vida: tenemos corazón, pero no lo ponemos a trabajar. Simplemente un elemento externo lo mantiene latiendo, pero no hay verdadera vida en él.
«Yo conozco tus obras», nos dice Dios. ¿Qué obras? Él conoce, el porqué de cada acción, y el más profundo de tus sentimientos. Sabe qué es lo que te impulsa a involucrarte en tu iglesia. Discierne los pensamientos y las intenciones más ocultas de tu corazón, y se da cuenta de que estás muerta en vida. ¡Qué triste es pensar que podemos estar cantando, predicando, dando estudios bíblicos e incluso aliviando el dolor ajeno, y sin embargo, permanecer muertas! Las devastadoras palabras finales «no os conozco» serán dirigidas a aquellas personas que decidieron convertirse en muertos vivientes, que jugaron a ser cristianos a medias, que no dejaron que Jesús entrara en su corazón para darle vida.
Puedes creer que con tu estilo de vida estás siendo sincera contigo misma, con los demás e incluso con Dios. Pero tu corazón te engaña. El pecado lo ha atrapado de tal modo que, aun las cosas que son buenas en sí mismas, actúan como agentes destructores de tu propia espiritualidad. La rutina y la inercia que te mueven en cada acción carecen del amor de Dios, fuente del verdadero latido de la vida cristiana.
¿Te ha dado Dios grandes talentos? ¿Qué haces con ellos? ¿Es realmente tu vida un canal por el cual el Espíritu Santo puede obrar, o solo lo aparentas? ¿Qué te mueve a aportar tus talentos a la iglesia? ¿Oras antes de hacerlo? ¿Cuál es el contenido de esa oración?
Si nos proponemos que. todo lo que hagamos sea solo para Dios, nuestro corazón latirá, no bombeando una sangre manchada por el pecado, sino con el mismo ritmo celestial. Estás viva solo si tus obras son motivadas por el Autor de la vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

PADRES VS. AMIGOS

He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová. Isaías 8:18.

Si tuvieras que elegir entre lo que tus padres te enseñaron y lo que te sugieren tus amigos, ¿qué elegirías? Sería hermoso pensar que no existe pugna entre padres y amigos, pero tristemente se puede ver en muchos casos que la siembra de los padres es estropeada de repente por la influencia de amigos no cristianos.
Después de predicar un sábado en una de las iglesias de Buenos Aires, una madre se me acercó para contarme su problema y pedirme que hablara con su hija para que entrara en razón. La hija, de unos 16 años de edad, había discutido fuertemente con ella el viernes anterior, porque no le permitía salir a bailar. "¿Por qué yo no puedo y todas mis amigas sí? Las otras madres no ven mal que sus hijas salgan y vuelvan a las cinco o seis de la mañana ¿Por qué yo siempre tengo que ser la que no dejan hacer nada?" La madre, que entre sollozos y lágrimas me relataba el drama familiar, no veía una solución que complaciera a su hija adolescente y a la vez cumpliera el deber que sentía, como educadora cristiana, de negarle que asistiera a lugares inconvenientes.
Todo padre cristiano intenta transmitir su experiencia cristiana a sus hijos, no por egoísmo o por imposición, sino porque desea que su hijo disfrute de la salvación que solo se encuentra en una relación con Dios. Por esta razón, los padres cristianos procuran, además de brindar lo mejor a sus hijos, evitar toda influencia contraria a los principios cristianos, y tristemente, a veces son los amigos de los hijos los que atentan contra la educación ofrecida por los padres. Por eso, vuelve a plantearte: entre tus padres y amigos, ¿a quién eliges como modelo de vida? ¿Cómo respondes a tus amigos cuando te ofrecen alguna bebida alcohólica o tabaco? ¿Qué les contestas cuando te invitan a participar de fiestas o bailes, y sabes que tus padres se niegan a que asistas a esos lugares? ¿Qué haces cuando tus amigos están mirando pornografía en Internet? ¿La miras con ellos o lo evitas? Estoy seguro de que nunca mirarías ese material con tus padres.
Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que tus padres hacen todo lo posible para que sigas el camino de la Biblia. ¿Por qué? Porque ellos desean presentarse cuando venga Jesús con sus manos llenas y decirle: "He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová". En verdad, eres tú el que eliges; por eso te invito a que valores el sacrificio que ellos hacen para guiarte por el camino cristiano. Yo ignoro cuál es el propósito de tus amigos en el presente, pero me atrevo a adivinar lo que tus padres desean para ti: que seas salvo.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡CLAMA!

Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. Salmo 57:2.

Genaro fue despedido del empleo hace un mes. La esposa, deprimida, fue a parar al hospital: los exámenes médicos revelaron que ella tenía un cáncer terrible, y no lo sabía. Para completar el cuadro de tragedia, este es el cuarto mes que Genaro no paga al banco el préstamo de la casa, y está amenazado de perder el inmueble.
Hay momentos así en la vida. Tú sales a la calle; las personas corren de un lugar a otro, en pos de sus sueños, pero a nadie le importa lo que te sucede a ti. Te sientes solo, y olvidado hasta de Dios.
Es natural. El salmista también pasó por momentos difíciles en su vida; todos los pasamos. A veces, el sol brilla esplendoroso, el cielo azul no trae ni una nube que opaque la belleza de tu día; pero de repente, cuando menos lo esperas, parece que todo se pone cabeza abajo y pierdes el control de la situación.
Cuando la noche envolvió la vida del salmista, afirmó: "Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece". El verbo "favorecer", en el original hebreo, es Gamar, que literalmente significa realizar todo, hacer todo.
El Dios del salmista es un Dios altísimo, que puede hacerlo todo; ese Dios no duerme en las páginas de la Biblia. Es también tu Dios, vivo y actuante. Por tanto, Genaro, clama a tu Dios. El verbo clamar, en hebreo, es qara. Connota la idea de llorar a gritos; derramar el alma a Dios; reconocer, como un niño indefenso, que necesitas la ayuda del padre.
A veces, Dios permite que lleguemos a una situación sin perspectivas, sin salidas, sin ventanas, a fin de que solos, en la oscuridad de nuestros temores, en el dolor de nuestras heridas y en la desesperación de nuestra incapacidad, aprendamos a depender del Dios altísimo.
Amaneció un nuevo día. Mira por la ventana. ¿Solo ves nubes negras y tormenta? No importa: detrás de esas nubes oscuras, brilla un sol indestructible; ninguna tormenta será capaz de apagar su llama viva. Pero, el sol es apenas un astro. Más allá de los planetas y de las estrellas; por encima del cosmos inaccesible, está el Creador del sol: es tu Dios Altísimo. Clama a él, sin miedo. Te entenderá y te oirá porque, un día, lo dejó todo y vino a buscarte en la persona maravillosa de Jesús.
Antes de iniciar la carrera de la vida hoy, arrodíllate, y di en tu corazón: "Clamaré al Dios altísimo, al Dios que me favorece".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

lunes, 24 de enero de 2011

¡ACTÍVATE!

«Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza», Proverbios 37:30.

Haz un círculo alrededor de una V si la frase es verdadera, o de una F si es falsa.

F V Dios hizo un mundo hermoso

F V Dios hizo al hombre y a la mujer perfectos

F V A Dios le interesas si tienes bonita cara

F V Dios mira nuestras facciones,pero también conoce nuestro corazón

F V Absalón no tenía defectos físicos

Consulta los siguientes versículos para que compruebes las respuestas: 2 Samuel 14: 25; Génesis 1:31; Génesis 1: 27; 1 Samuel 16: 7. El ser humano por lo general se deja llevar por la belleza. Cuando nos presentan a un bebé, comentamos qué bonito está; o si el hermano mayor tiene novia y la presenta en casa, opinamos si está guapa o no.
En general, las personas con rasgos atractivos reciben durante su vida muchos halagos. Eso puede ser malo si concentran toda su atención en lo que les dicen. Ahora bien, vamos a pensar: ¿Qué hizo esa persona para tener un físico hermoso? Nada, así le tocó. Menos mérito tiene si se hizo cirugía. Cada quien se debe aceptar como es.

El texto de hoy, aunque menciona a la mujer particularmente, también se puede aplicar a los hombres. Nos dice que la belleza es pasajera, y temer a Dios es lo que verdaderamente es más importante. Dios te ama como te formó. Agradécele este día porque así eres.

Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez

LEVÁNTATE, TE LLAMA

¡No tengas miedo! Ven, que el te llama¡(Marcos 10:49).

Como mujeres modernas que enfrentamos los interminables retos que nos presenta esta vida tan agitada, en ocasiones nos damos cuenta de que nuestro ánimo decae, y nos sentimos deprimidas, hasta el punto de considerar que nada de lo que hacemos vale la pena. Pero experimentar este tipo de sentimientos no es patrimonio exclusivo de la mujer. El sabio Salomón expresó esto mismo cuando afirmó: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad» (Ecl. 1:2).
Si vemos la vida desde esa perspectiva, caeremos en el pesimismo, que nos hundirá en el profundo mar de nuestros propios pensamientos derrotistas. Sin embargo, cuando logramos mirar a través del cristal divino, comprendemos que cada fracaso, cada lágrima, cada desconsuelo, tienen como propósito fortalecernos en la conquista de la Canaán celestial. Esta perspectiva espiritual dará sentido a todas las circunstancias que debamos afrontar en la vida.
José Martí, el pensador y poeta cubano, declaró: «Nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino». Obviamente, nuestra vida no está desprovista de la amargura de los problemas, los conflictos, el sufrimiento y la decepción, pero también es cierto que las palabras de Jesús quieren y pueden marcar la diferencia y, lo que es más, hacer el milagro.
Querida amiga, si hoy te encuentras pasando por momentos difíciles y piensas que todo a tu alrededor se desploma, agudiza tu oído y escucha estas maravillosas palabras: «¡No tengas miedo! Ven que él le llama» (Mar. 10: 49). Tu Dios no te ha abandonado. Él sabe de qué tienes necesidad. El puede escuchar el lamento más profundo de tu corazón y desenredar la madeja de tu vida. Solamente confía en él. No estás sola. A tu lado va aquel que levanta al caído, transforma los corazones y da paz y sosiego al alma.
Jesús se detiene hoy en tu camino. Sí, precisamente en ese punto en que piensas que vas a sucumbir. Él se detiene para ser tu apoyo. Levántate, no te quedes agonizando. Ve a Jesús. Él conoce tu nombre, y te llama. Si tienes confianza, él te levantará, para acompañarte en cada paso del resto del camino.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

JESÚS Y SU MADRE

Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Juan 19:26.

La vida de Jesús fue impactante desde todo punto de vista. Incluso quienes no lo aceptan como Salvador y ni siquiera se llaman cristianos, admiten que fue un hombre extraordinario. ¿Qué lo hizo un ser tan admirable? Que vivió lo que enseñó.
Presta atención. Es fácil decir: "Cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra" y también "orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mat. 5:39, 44), pero es sumamente difícil llevarlo a los hechos. Nuestra naturaleza nos empuja a devolver mal por mal, y por eso, cuando se sufre una herida, inmediatamente se desea devolver con "la misma moneda".
En cuanto a esto, Jesús fue un ejemplo perfecto, porque su enseñanza fue llevada a la práctica. Mientras lo crucificaban, no procuró hacerle daño a sus agresores, sino que con paciencia sufrió el ultraje y oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Luc. 23:34).
Esta no fue la única enseñanza de Jesús que luego confirmó con sus hechos. El mandó honrar a los padres a lo largo de las Escrituras, y el cuidado y la importancia que le dio a su madre (ya que se cree que su padre terrenal no vivía) incluso en el momento de la crucifixión arranca elogios al Maestro de Galilea. Pasó por alto el abuso que recibió tanto de judíos como de romanos, ignoró sus heridas y su propio sufrimiento, para centrar su atención en su madre y decirle: "Mujer, he ahí tu hijo" y conferirle al apóstol Juan el cuidado de esa mujer virtuosa.
También en nuestro tiempo son necesarios jóvenes y señoritas que se animen a vivir la fe que profesan, que no teman hacer lo que predican y que confirmen con sus hechos que son realmente cristianos. También en nuestros días es necesario que las familias se unan en amor y en apoyo, ya que esta sociedad en colapso atenta contra los vínculos que el Señor formó en la creación, a saber, la familia. Tú y yo tenemos el sagrado deber de amar como lo hizo nuestro Maestro mientras vivió en este mundo, y hoy es el día indicado para comenzar. ¡Muéstrales tu amor a todos en tu familia!

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

¡UNIDOS!

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. 1 Pedro 3:8.

La terminal del ómnibus está colmada de personas, esta mañana fría de invierno, en las calles del barrio Chacarita, en la ciudad de Buenos Aires. Max no ve a la gente. Su cuerpo está allí, pero su mente vaga sin rumbo, por los agrestes campos minados de los conflictos familiares. Cree no resistir más; piensa que, tal vez, la separación sea la única salida. Lo que lo incomoda y lo confunde es el hecho de que ama a su esposa, y no entiende por qué dos personas que se aman no pueden vivir en armonía.
El conflicto de hoy comenzó porque no había leche para el desayuno:
-Te dije que la compraras anoche -casi gritó ella, encolerizada.
-¿Y por qué, en lugar de pedirme, no la compraste tú? -respondió él, en el mismo tono.
A partir de allí, se dijeron cosas terribles, se echaron en cara errores del pasado y, finalmente, él salió de casa golpeando la puerta.
En el texto de hoy, Pedro aconseja que los cónyuges deben tener "un mismo sentir"; deben ser "compasivos y misericordiosos" el uno con el otro. Parece una meta distante, imposible de ser alcanzada; por lo menos, para Max y su joven esposa. Lo que ellos ignoran es que el matrimonio es la única escuela en que te matriculas, pero nunca te gradúas. La vida en pareja es una vida de constante aprendizaje.
Mucha gente se desespera porque no sabe distinguir los problemas de los conflictos. La vida es la permanente solución de problemas: desde que te levantas hasta que te acuestas por la noche, estás solucionando problemas; cada hora, cada minuto. No existe vida sin problemas. Pero, los problemas no son cataclismos destructores, sino desafíos de crecimiento. Un problema mal resuelto sí se transforma en conflicto. Y los conflictos pueden ser fatales.
Lo que la esposa de Max podría haber hecho esta mañana es preguntar:
-Querido, ¿compraste leche?
Creo que Max hubiese respondido:
-No, mi amor; pero la compro en un minuto.
Después, más calmos, podrían sentarse a conversar sobre los constantes "olvidos" de Max.
Antes de iniciar tus actividades de hoy, recuerda: "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón