viernes, 20 de abril de 2012

HERMOSOS POR DENTRO Y POR FUERA


«También había sofás de oro y plata sobre un piso de mosaicos de pórfido, mármol, madreperla y otras piedras preciosas» (Ester 1:6, NVI).

Aquí estamos de nuevo recorriendo el palacio del rey Asuero. Fíjate en todos los materiales hermosos que él usó para decorar el suelo del palacio.  "Uno de esos materiales era la madreperla. La madreperla se obtiene de un molusco conocido como «oreja de mar».
La oreja de mar vive en el océano. La apariencia externa de este molusco es rugosa y fea, pero si lo abres y miras en su interior encontrarás que por dentro tiene la textura más fina y hermosa. Este brillante material cambia de color cuando lo colocas bajo la luz. Es comprensible que Asuero haya querido usar madreperla o nácar para decorar el piso de su palacio.
A veces la gente puede lucir como la parte externa de la oreja de mar Su temperamento o sus malos hábitos los hacen parecer «rugosos» en su exterior Pero al igual que Dios, debes ver lo que está dentro del corazón de cada quien. Al hacerlo, encontrarás algo valioso en todas las personas que conozcas, Dios quiere que ayudes a otros a aprender más de él.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UN ESTILO DE LA VIDA DIFERENTE


En medio del ciclo vi volar otro ángel que tenía el evangelio cierno para predicarlo a tos habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Apocalipsis 14: 6).

Existe una estrecha relación entre la reforma a favor de la salud y el mensaje del tercer ángel de Apocalipsis 14.
El tercer ángel proclama la validez de los mandamientos de Dios y la justificación por la fe en Jesús, así como la necesidad de proclamar estas verdades a todo el mundo. Apocalipsis 14 presenta un mensaje especial para los que vivimos en el tiempo del fin. Ya que el principal propósito de este capítulo es «preparar a un pueblo para la venida del Señor», los mensajes angélicos forman una estructura ideal para enseñar hábitos de salud correctos.
Un estilo de vida saludable nos permite educar la mente para discernir las verdades divinas, de modo que el Señor pueda comunicarse con nosotras. De igual manera podrá preparar nuestros cuerpos, sus templos, para servirlo con mayor eficacia.
Las mujeres cristianas tenemos el desafío de alistarnos para la venida de Jesús, y de preparar a nuestra familia para ese acontecimiento tan maravilloso. Es por eso que el mensaje de salud es una excelente arma en las manos de una mujer.  Además de ser una bendición para su propio hogar, le permite compartir los beneficios de un estilo de vida diferente con sus amigas.
«Se me mostró que la reforma pro salud es parte del mensaje del tercer ángel, y está tan estrechamente relacionada con el como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano. [...] El pueblo de Dios no está preparado para el fuerte clamor del tercer ángel. Sus hijos tienen una tarea que hacer en favor de sí mismos que no debe dejar que Dios la haga por ellos. Él ha dejado esa obra para que ellos la lleven a cabo. Es una obra individual; nadie puede hacerla por otro. [...]
» A fin de estar listos para ser trasladados al cielo, los hijos de Dios tienen que conocerse a sí mismos. [...] Su apetito siempre debiera estar controlado por las facultades morales e intelectuales.  El cuerpo debe ser siervo de la mente y no la mente sierva del cuerpo» (Consejos sobre la alimentación, cap. 1 p. 26,35).
Oremos para que el Señor nos ayude a cumplir su propósito

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Janet Ribera de Diestre

EL BILLETE ARRUGADO


Nosotros somos ciudadanos del cielo. Filipenses 3:20

Si se te pidiera que escogieras un objeto con características similares a tu personalidad, ¿cuál escogerías?
Esta fue la pregunta que una profesora hizo a sus alumnos al dirigir una dinámica de grupos. «Debes describir un objeto —dijo a la clase— que posea características  parecidas a tu persona; y decir por qué ese objeto se parece a ti».
La profesora Amy Smith relata lo que sucedió en su clase ese día. Dice ella que la actividad se desarrolló normalmente hasta que le llegó el turno a Joana. Cuando Joana hablaba, todo mundo escuchaba. Tenía solo catorce años de edad, pero conocía bien el mundo de los adultos, incluyendo lo que significa un aborto.
Entonces Joana sacó de su bolsillo un billete de un dólar, arrugado y desgastado.  Lo exhibió ante la clase y dijo: «Mi vida es como la de este billete. Puedo ir a muchos lugares. Le gusto a todo el mundo. La gente me manosea y soy popular, exactamente como este billete».
Ahora le tocaba a sus compañeros reaccionar. Pero nadie se atrevió a hablar. Entonces se puso de pie un jovencito. Mirando fijamente a Joana, le dijo:
—Me da mucha pena que te consideres barata y manoseada, como ese billete.
Acto seguido, metió la mano en su bolsillo, sacó cuatro monedas, cada una de 25 centavos, y las entregó a Joana, a cambio del billete arrugado. Luego, mostrándole el billete, añadió:
—Al igual que este billete, tú también puedes cambiar. Eres valiosa, Joana. Todo depende de cómo tú te consideres.
Mientras el jovencito regresaba a su asiento, se escucharon los aplausos de los compañeros de clase. ¿Y Joana? Allí permaneció por unos instantes, mientras no podía evitar que las lágrimas le corrieron por las mejillas.
Cuenta la profesora que Joana no fue la misma después de escuchar esas palabras. Su concepto de sí misma cambió notablemente y hasta se relación mejor con sus compañeros (Women of Spirit | Mujeres de espíritu], noviembre-diciembre de 2004, pp. 6,7).
Y tú, ¿qué concepto tienes de ti mismo? Nunca pierdas de vista que tu Padre celestial es el Rey del universo. Tampoco permitas que nadie te robe tu dignidad porque eres un príncipe, una princesa, para Dios.
Gracias, Dios, porque soy un príncipe, una princesa, en la familia real de Jesucristo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

«EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO»


«Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Efesios 6:12).

Un niño discutía con su hermanita, cosa común entre hermanos. Pero cuando la hermana pequeña, llorando, corrió en busca de su madre, esta pensó que tenía que tomar cartas en el asunto.
—¿Qué pasa con ustedes dos? —preguntó—. José, le diste una bofetada a tu hermana y le has dejado la marca en la mejilla. ¿Qué tienes que decir?
José respondió en su defensa:
—Pues ella me devolvió el golpe...
No se dio cuenta de que su explicación revelaba a su madre que él había empezado la pelea.
Culpar a los demás por las cosas malas que hacemos es un juego muy antiguo que, en el cielo, cierto ángel empezó después de sentir que no se lo respetaba lo suficiente. Luego Adán culpó a Eva por comer del fruto prohibido y Eva culpó a la serpiente por haberla engañado. Desde entonces no hemos dejado de echarnos las culpas unos a otros.
Muchas veces, las personas sometidas a juicio aducen que se lo habían ordenado unas voces que había escuchado. A menudo declaran: «El diablo me dijo que lo hiciera». Sé que la posesión demoníaca existe. Pero dicho esto, también tengo que decir que creo que en mucho de lo que se le atribuye al diablo probablemente él no sea el responsable directo. Más bien sea el resultado de trastornos emocionales o psicológicos que, a menudo, se pueden aliviar con medicación.
Cuando Jesús envió a los setenta en su misión, les dio poder sobre los demonios. A su regreso exclamaron: «¡Hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre!» (Luc. 10:17). Presentar batalla al diablo despierta fascinación; cuando combatimos contra nuestros malos hábitos y nuestras debilidades, se nos dispara la adrenalina.
Pero, de hecho, no podemos recurrir a la excusa de que el diablo nos obligó a hacerlo, porque él es un enemigo que ya fue vencido. No puede obligarnos a hacer lo que hemos decidido que no haríamos. En Juan 12:31, Jesús declaró: Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera».
Jesús, como el segundo Adán, vino a destronar al diablo y ha tomado su lugar (Apoc.  11:15).  Satanás ya no tienes  poder sobre nosotros ¡Alabado sea el Señor!  Basado en Mateo 10: 5-15

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill