sábado, 2 de marzo de 2013

DINERO GRANDE


Lugar: Yap 
Palabra de Dios: Hechos 8:20

¿Cuánto es lo máximo de dinero que has tenido alguna vez? No en valor, sino en tamaño. Quizás hayas tenido una moneda de un dólar de plata o de medio dólar, que son bastante grandes comparadas con otras. Si calculas la superficie, cualquier billete es más grande, aunque mucho más liviano que una moneda.
¿Te gustaría conocer el dinero más grande del mundo? Tendrías que hacer un viaje a la isla de Yap, en el Pacífico. Sería mucho más fácil que fuéramos hasta allá que traer el dinero con nosotros, porque no entra en una maleta, y es bastante pesado.
Aunque la isla utiliza ahora una forma más convencional de dinero, antes la gente fabricaba dinero con piedras. Estos pedazos de piedra tenían agujeros tallados en el centro, para que los dueños pudieran transportar el dinero en palos de madera.
Las piezas más pequeñas no eran tan difíciles de llevar; aunque podemos imaginarnos cómo sería andar con el bolsillo lleno de piedras. Pero, las piedras más grandes tenían cuatro metros de alto y pesaban más de una tonelada. Podemos entender por qué, generalmente, las dejaban frente a la casa del dueño original, aunque hubieran cambiado de dueño.
Pero, no importa cuán grande sea tu dinero o cuánto tengas, el dinero no puede comprar una cosa: la salvación. La razón es porque la salvación es un regalo que Dios te hace, ¡y no puedes comprar un regalo! Pero, el apóstol Pedro dijo a alguien que pensaba que podía comprar ese regalo: "¡Que tu dinero perezca contigo... porque intentaste comprar el don de Dios con dinero!" Así que, no pongas tu confianza en el dinero de este mundo, sino acepta con gratitud el don gratuito que Dios te ofrece.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

SER O NO SER


Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Filipenses 4:8.

Cada día, y con mayor frecuencia, nos encontramos con personas que usan el engaño como arma para alcanzar sus objetivos. Consideran que todo medio es legítimo para llegar a un fin. Es frecuente encontrase con personas que se enorgullecen de ser tramposas, y se ven a sí mismas como ingeniosas y listas, sin darse cuenta de que esa actitud las conducirá a la cauterización de la conciencia.
Dios desea usarnos como modelos de integridad dondequiera que nos movamos. El destino de nuestras familias está en nuestras manos y hemos de conducirlas a la patria celestial por la senda de la verdad y el decoro. En este asunto no existen medias tintas; no podemos actuar dependiendo de las circunstancias, y tampoco dejarnos guiar por las conveniencias personales. La línea que separa la honestidad de la deshonestidad debe estar bien clara a la hora de actuar y decidir.
Las madres hemos de evitar confundir a nuestros hijos enarbolando frente a ellos la bandera de la integridad mientras nos ven comportarnos fraudulentamente. Actuemos como esposas cristianas al mostrar una conducta intachable frente a nuestros esposos, y con más razón cuando estemos lejos de su vista. No seamos mujeres de doble ánimo ni conducta dudosa; al actuar así nos ponemos en camino peligroso y arriesgamos el bienestar de nuestras familias, y la pureza de la iglesia del Señor.
La honestidad no tiene niveles, ni depende de las circunstancias. Hemos de hacerla parte de nosotras y convertirla en un estilo de vida. En su Palabra, Dios nos impele a una vida recta mediante las palabras del apóstol Pablo: «Les digo esto por su propio bien, no para ponerles restricciones, sino para que vivan con decoro y plenamente dedicados al Señor» (1 Cor. 7:35).
¿Qué puede ser mejor, como carta de presentación ante el mundo, que mostrar a todos que eres una mujer honesta, veraz, confiable y honrada? Una hija de Dios hecha y derecha que todos los días da pasos firmes, incólume ante la incongruencia del entorno que la rodea. Camina hoy por la senda de la integridad y te sentirás aprobada por tu Señor y por todos los que observan tus actos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

MÁS CLARO, IMPOSIBLE


En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre (Mateo 24:36).

En el Nuevo Testamento hay una buena cantidad de textos que son difíciles de entender, pero este es uno de los más sencillos. Jesús nos advirtió claramente que nadie sabe la hora en que regresará. No escuches a quienes pretenden saberla. Muchos dirán que saben el día y la hora, pero son falsos profetas. Hay que velar, orar, estar alertas, porque el Señor llegará «como ladrón en la noche» (1 Tes. 5:2). Pese a todas estas advertencias, muchas personas han especulado hasta la saciedad con las fechas.
Todo comenzó con el anuncio de que Jesús vendría el 22 de octubre de 1844. Después se tuvo la esperanza de que volvería más o menos al mismo tiempo en 1845.
Después el pueblo adventista se preguntó: «¿Vendrá en 1851? ¿En 1894?» Siempre hallaban razones para creer que vendría en alguna de esas fechas. Posteriormente, la expectación se concentró en 1917. Luego en 1928, 1938 y 1964. Algunos cristianos calcularon los años del jubileo y creyeron que Jesús volvería en 1987.
Otros cálculos del jubileo fijaron su venida para 1991 y después 1994. Algunos dijeron que vendría en 1996 o 1998. Otros más hicieron cálculos del tiempo de la venida basados en siete ciclos de mil años cada uno. Por supuesto, muchos afirmaron que el Señor vendría en el año 2000. El pastor George Reid, expresidente del Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General, se refirió en una ponencia sobre el milenarismo que 63 grupos independientes, que se adscriben a nuestra iglesia, enseñan con diversos niveles de verdad y error refiriéndose a las profecías del tiempo del fin.
¡Cuán a menudo fieles miembros de la iglesia se «espacian» en las fechas! Alguien presenta una lista de textos bíblicos y citas de Elena G. de White y los utiliza para decirle a la iglesia lo que debe hacer. En “El Dios que dice sí”, Walter Scragg recoge dos ejemplos que algunos tomaron en serio en algún momento de nuestra historia reciente:
«El año 1964 es una fecha clave en los planes del Señor, pues Noé amonestó al mundo durante 120 años y el mensaje adventista se ha predicado durante el mismo tiempo, de modo que debemos estar atentos al año 1964». «El 22 de abril de 1984 será el comienzo de los tres años y medio de la era presente. Al final de ellos Jesús regresará».
Especulaciones como esas no deberían perturbarte. Jesús vendrá. Punto. Nadie lo sabe la hora, prepárate como si fuera a venir hoy. Punto.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

DIOS NOS USA PARA AYUDAR A OTROS


Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas.  Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. Proverbios 3:9,10 (NVI).

Dios es capaz de cumplir abundantemente sus promesas. Cada bien terrenal proviene de su mano. Los recursos del Señor son infinitos, y él los emplea todos en el cumplimiento de su propósito. Los mayordomos fieles, que emplean sabiamente los bienes que Dios les ha confiado para hacer que la verdad avance y bendecir a la sufriente humanidad, serán recompensados por hacer tal cosa. Dios derramará [bendiciones] en sus manos mientras ellos [las] dispensan a otros. Él está haciendo que su causa avance en la tierra a través de mayordomos comisionados con su capital. Hay quienes desean profundamente las riquezas, pero se arruinarían si las poseyeran. Dios ha probado a los individuos dándoles talentos y medios. Tenían la opción de malgastar el don o utilizarlo para la gloria de Dios... Han sido probados y hallados infieles en el uso de lo ajeno como si fuese propio. Dios no les confiará las riquezas eternas.
Quienes manejan de una manera juiciosa y desinteresada los bienes del Señor, identificando así su interés con el de la sufriente humanidad, serán prosperados por cumplir el papel que Dios quería que tuvieran en su propio sistema de beneficencia...
Todo bien en esta tierra nos fue dado como una expresión del amor de Dios. Él hace de su pueblo sus mayordomos y les da talentos de influencia y medios para emplearlos en el cumplimiento de su obra en la tierra. Nuestro Padre celestial propone conectar a los seres humanos finitos consigo mismo. Como obreros, pueden ser sus instrumentos en la salvación de las almas...
Los que caminan en la luz de la verdad emitirán luz a los que están a su alrededor. Son testigos vivientes de Cristo. No serán como el mundo, que vive en la oscuridad moral, amándose a sí mismos y a las cosas del mundo y buscando los tesoros terrenales... Dios nos ha hecho guardas de nuestros hermanos y nos tendrá por responsables de este gran legado. Dios nos ha tomado en unión consigo mismo, y ha planeado que obremos en armonía con él. Él ha provisto el sistema de beneficencia, de manera que los que él formó a su imagen podamos ser sacrificados en carácter, como él cuya naturaleza infinita es amor.— Review and Herald, 31 diciembre 1878.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White